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nuevo líder iraquí igual al anterior


[Louise Roug] Maliki es uno de los políticos que depende del apoyo de grupos armados, que Estados Unidos y otros consideran que desestabilizan al país.
Bagdad, Iraq. El designado primer ministro de Iraq continuó enviando señales contradictorias sobre las milicias, aunque el embajador estadounidense dijo el domingo que el desmantelamiento de los grupos armados era el paso más importante para impedir la guerra civil.
Jawad Maliki, una importante figura política chií que fue aprobado el sábado por el parlamento como el primer ministro, tiene treinta días para formar un gabinete que cuente con la aprobación del cuerpo elegido. Pero mientras los políticos empiezan a regatear influencias y a pelearse por importantes funciones de gobierno, el problema de las milicias ya ha emergido como el reto más grande.
En uno de sus primeros discursos públicos después de su aprobación, Maliki prometió refrenar las milicias, pero dijo que lo haría implementando un polémica ley que las convierte en parte de las fuerzas de seguridad del gobierno.
"Es un mensaje en dos direcciones", dijo Hassan Bazzaz, un analista político en Bagdad. "Uno para los que temen a las milicias, y otro para los milicianos, diciéndoles que no los dejará caer".
Una ola de asesinatos cometidos por escuadrones de la muerte presuntamente vinculados a las fuerzas de seguridad ha estremecido al país. Algunos sospechan que el aumento de los asesinatos selectivos de sunníes es responsabilidad de milicianos chiíes con lazos con poderosos partidos políticos y con el ministerio del Interior.
El embajador de Estados Unidos, Zalmay Khalilzad, dijo el domingo a periodistas que las milicias y otros grupos armados no autorizados representaban "una seria amenaza a la estabilidad de Iraq, a la construcción de un país exitoso basado en el imperio de la ley".
"Se necesita el desmantelamiento, la desmovilización y la reintegración de esas milicias no autorizadas para que el monopolio de la fuerza quede en manos de personas autorizadas por el gobierno iraquí", dijo en una rueda de prensa en la norteña ciudad de Irbil, informó la Associated Press.
Pero quitar las armas a los políticos sigue siendo un reto en un país donde las ascendientes fuerzas políticas han formado grupos armados para respaldar sus programas. La propia coalición política de Maliki es apoyada por dos milicias chiíes, la Brigada Báder, pro-iraní, y el Ejército Al Mahdi, del radical clérigo Moqtada Sáder.
Incluso el presidente kurdo pro-americano del país no parece inclinado a deponer las armas. El domingo, Jalal Talabani, hablando con periodistas en Irbil, defendió la milicia peshmerga de 70 mil hombres como una "fuerza regulada". "Parece que los kurdos quieren una excepción", dijo Izzat Shahbandar, un diputado laico de la antigua lista electoral del primer ministro Iyad Allawi.
Muchos políticos chiíes, que controlan la mayoría de escaños en el parlamento, se niegan a referirse a sus brazos armados como milicias, y desechan las acusaciones de que miembros de las fuerzas de seguridad iraquíes sean más leales a clérigos chiíes como Sáder que a Bagdad.
Ali Adib, un importante miembro del Partido Islámico Dawa y miembro chií del parlamento de la Alianza Unida Iraquí, el principal bloque chií, dijo el domingo en una entrevista que el problema de la milicia estaba "exagerado".
Además, "nosotros no somos los únicos responsables de la seguridad", dijo. Funcionarios estadounidenses "retuvieron a elementos del régimen pasado en las fuerzas de seguridad. Incluso criminales liberados de las cárceles fueron admitidos en las fuerzas de seguridad. Necesitamos desinfectar y purgar a las fuerzas de seguridad".
Las declaraciones anteriores de Maliki sobre temas de seguridad han estado rara vez de acuerdo con los intentos de Estados Unidos de refrenar los abusos. Maliki a menudo tomó partido por el ministerio del Interior, dijo Adib. "Se quejó de que ellos no tenían autoridad para realizar operaciones y trató de dar más autoridad al ministerio del Interior".
Maliki ha propuesto que los milicianos reciban cargos en las fuerzas de seguridad iraquíes de modo que las armas "queden solamente en manos del gobierno".
Algunos políticos sunníes, que ayudaron a dimitir al ex primer ministro Ibrahim Jafari, dicen que Malaki hace política con un tema explosivo.
"Anunció que fusionará las milicias con las fuerzas de seguridad en lugar de llevar a la justicia a los que han cometido crímenes y atrocidades", dijo Mohammed Bashar Amin, portavoz de la Asociación de Clérigos Musulmanes, un grupo sunní. "Miles de iraquíes han sido asesinados por esas milicias. Sus palabras son decepcionantes e indican que seguirá el mismo camino que Jafari".
Al mismo tiempo, el futuro político de Maliki depende del apoyo de Sáder, cuya milicia Al Mahdi, según creen funcionarios estadounidenses, es la que ha llevado a cabo la campaña de asesinatos de sunníes.
"Tiene anti sí una tarea muy difícil, especialmente la de tratar el asunto de la milicia", dijo Salman Jamaili, portavoz del Partido Islámico Iraquí, un importante grupo político sunní. "La facción de Sáder lo apoya, pero tiene que desactivar su milicia... para realizar el proyecto de unidad nacional".
El predecesor de Maliki, Jafari, fue criticado por estadounidenses, sunníes y políticos iraquíes laicos, por ser demasiado sectario, y finalmente fue rechazado como jefe del siguiente gobierno.
El mensaje de Maliki sobre las milicias delata a un político en proceso de maduración, que trabaja en un ambiente difícil, que entiende que su nuevo trabajo exige más que retórica, dijo Bazzaz, el analista.
"Tiene que ser más elástico sobre las cosas. No puede hablar en el mismo tono" que antes, dijo Bazzaz. "La política es la política, aquí como en Washington".
A pesar de las declaraciones sobre un gobierno de unidad nacional, continúan las matanzas religiosas y los ataques de los rebeldes.
Tres soldados estadounidense murieron el domingo cuando su vehículo detonó una bomba improvisada al noroeste de Bagdad, de acuerdo a los militares. A la entrada de la Zona Verde de la capital, un proyectil mató a cinco personas e hirió a tres más, declaró la policía.
Las autoridades han recuperado los cuerpos de dos hombres, ejecutados y arrojados cerca de un hospital en el barrio de Ciudad Sáder en Bagdad. En otro lugar en la capital se encontraron los cuerpos de seis hombres en los maleteros de dos coches. Habían sido vendados y esposados y parecían haber sido torturados.
Al sur de Bagdad, en Mahmoudiya, una bomba improvisada mató a un adulto y a un niño y dejó a siete niños heridos, dijeron militares estadounidenses.

Saif Hameed, Raheem Salman, Zainab Hussein y Borzou Daragahi en Baghdad contribuyeron a este reportaje.

25 de abril de 2006
©los angeles times
©traducción mQh
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