la tentación de los toques
[Lucero Almanza Escalante] Ciudad de México, México. Hasta el más macho de los mexicanos se retuerce, pero no resiste la tentación de darse "unos toques", una fuerte descarga eléctrica, todo para probar su valor. Someterse a esta prueba es una costumbre en las cantinas de la Ciudad de México, donde la curiosidad hace que incluso unos recién casados españoles jueguen a electrocutarse.
Juan Badillo es un adicto a los toques, acepta que "no parece lógico, pero se trata de un juego de machos" por lo que no pierde oportunidad para reunirse con los amigos y darse unos toques, tomarse una cerveza o un buen tequila, todo con el fondo musical del mariachi.
Este hombre, que trabaja como profesor universitario, y que tiene 36 años contó a Univision Online que someterse a las descargas es una diversión, pero lo realmente importante es demostrar valentía y resistencia, "sin que haya una razón más".
El escenario es la tradicional cantina el Tenampa, donde cantaron Pedro Infante y José Alfredo Jiménez, pero ahora le pertenece a Juan Badillo, quien paciente espera la llegada del "toquero", con una cosa en mente, que los voltios sacudan su cuerpo y mente. "Me gusta la sensación, a pesar de que al final, cuando ya no aguantas más sí duele un poco", afirmó con una cerveza en la mano.
La mayoría llega a darse toques "más bien es curiosidad", dijo don Tomás quien desde hace 17 años trabaja como "toquero" en el Tenampa de la Plaza de Garibaldi, lugar donde cada noche se reúnen decenas de mariachis en el centro de la ciudad de México.
"En el ambiente de las cantinas es como un juego, a la gente le gusta echar competencias y demostrar quién aguanta más", narró.
Recién casados y llegados de España, Lucía y Octavio son atrapados por el morbo y terminaron retorciéndose con las descargas que les suministra don Tomas, que maneja con destreza la "caja de los voltios" hasta que los enamorados sienten como se les acalambran los brazos.
Al principio, la pareja española no podía creer que alguien disfrutara de descargas eléctricas.
Una pequeña caja de madera, seis pilas de un voltio y medio, un par de cables y dos cilindros de cobre, que actúen como conductores de la energía, son suficientes para la aventura.
El poder máximo de don Tomás es de hasta 120 voltios, por cada descarga cobra diez pesos (un dólar), y cada noche "saca" (gana) entre 300 y 500 pesos (30 y 50 dólares).
El valor se mide por voltios, don Tomás afirmó que hay hombres que aguantan descargas de 70 voltios, aunque por lo regular apenas resisten entre 40 y 50.
En esta prueba no hay discriminación, edad ni clase social, ya que tanto hombres como mujeres, se dan toques como parte de la fiesta, rememora el "toquero".
Don Tomas ha visto pasar por el Tenampa, la cantina de mayor tradición de México, a personalidades como Ricardo Arjona o Alicia Villarreal, quienes no resistieron la curiosidad de darse una descarga.
Los "toqueros" están seguros de que las descargas que dan con sus cajas no representan riesgo para las personas, ya que una electrocución mortal se sufre con un golpe superior a los 1,000 voltios.
"En realidad (los toques) no hacen daño, hasta sirven para relajar los nervios", aseguró don Tomás, señalando que para aquellos que ya "están cuetes (ebrios) les sirve para bajarse la borrachera".
Nadie sabe cuando apareció el primer "toquero", pero hoy son personajes de la cantina. "Mi papá duró 20 años en este negocio. Yo sabía que se dedicaba a esto y empecé a trabajar en las calles para pagar mis estudios de secundaria", dijo Tomás.
Con orgullo añadió que la caja de toques, con la cual trabaja, es herencia de su padre.
3 de julio de 2004
video
©univisión
Juan Badillo es un adicto a los toques, acepta que "no parece lógico, pero se trata de un juego de machos" por lo que no pierde oportunidad para reunirse con los amigos y darse unos toques, tomarse una cerveza o un buen tequila, todo con el fondo musical del mariachi.
Este hombre, que trabaja como profesor universitario, y que tiene 36 años contó a Univision Online que someterse a las descargas es una diversión, pero lo realmente importante es demostrar valentía y resistencia, "sin que haya una razón más".
El escenario es la tradicional cantina el Tenampa, donde cantaron Pedro Infante y José Alfredo Jiménez, pero ahora le pertenece a Juan Badillo, quien paciente espera la llegada del "toquero", con una cosa en mente, que los voltios sacudan su cuerpo y mente. "Me gusta la sensación, a pesar de que al final, cuando ya no aguantas más sí duele un poco", afirmó con una cerveza en la mano.
La mayoría llega a darse toques "más bien es curiosidad", dijo don Tomás quien desde hace 17 años trabaja como "toquero" en el Tenampa de la Plaza de Garibaldi, lugar donde cada noche se reúnen decenas de mariachis en el centro de la ciudad de México.
"En el ambiente de las cantinas es como un juego, a la gente le gusta echar competencias y demostrar quién aguanta más", narró.
Recién casados y llegados de España, Lucía y Octavio son atrapados por el morbo y terminaron retorciéndose con las descargas que les suministra don Tomas, que maneja con destreza la "caja de los voltios" hasta que los enamorados sienten como se les acalambran los brazos.
Al principio, la pareja española no podía creer que alguien disfrutara de descargas eléctricas.
Una pequeña caja de madera, seis pilas de un voltio y medio, un par de cables y dos cilindros de cobre, que actúen como conductores de la energía, son suficientes para la aventura.
El poder máximo de don Tomás es de hasta 120 voltios, por cada descarga cobra diez pesos (un dólar), y cada noche "saca" (gana) entre 300 y 500 pesos (30 y 50 dólares).
El valor se mide por voltios, don Tomás afirmó que hay hombres que aguantan descargas de 70 voltios, aunque por lo regular apenas resisten entre 40 y 50.
En esta prueba no hay discriminación, edad ni clase social, ya que tanto hombres como mujeres, se dan toques como parte de la fiesta, rememora el "toquero".
Don Tomas ha visto pasar por el Tenampa, la cantina de mayor tradición de México, a personalidades como Ricardo Arjona o Alicia Villarreal, quienes no resistieron la curiosidad de darse una descarga.
Los "toqueros" están seguros de que las descargas que dan con sus cajas no representan riesgo para las personas, ya que una electrocución mortal se sufre con un golpe superior a los 1,000 voltios.
"En realidad (los toques) no hacen daño, hasta sirven para relajar los nervios", aseguró don Tomás, señalando que para aquellos que ya "están cuetes (ebrios) les sirve para bajarse la borrachera".
Nadie sabe cuando apareció el primer "toquero", pero hoy son personajes de la cantina. "Mi papá duró 20 años en este negocio. Yo sabía que se dedicaba a esto y empecé a trabajar en las calles para pagar mis estudios de secundaria", dijo Tomás.
Con orgullo añadió que la caja de toques, con la cual trabaja, es herencia de su padre.
3 de julio de 2004
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ARMANDO SUÁREZ -