severa ley de inmigración en alemania
Berlín Alemania. El Parlamento de Alemania aprobó el jueves en Berlín la nueva ley de inmigración que prevé, entre otras, medidas más severas contra presuntos terroristas, como los fundamentalistas islámicos.
Tras cuatro años de tire y afloja entre el gobierno del canciller alemán, Gerhard Schroeder, y la oposición, la ley fue apoyada por abrumadora mayoría por los diputados de la Cámara Baja (Bundestag).
La nueva norma regula la inmigración de trabajadores de terceros países (fuera de la Unión Europea -UE-) y al mismo tiempo propugna el mejoramiento de la integración de los extranjeros residentes en Alemania.
También el derecho humanitario de los refugiados se reforma con esta nueva legislación, fruto de prolongadas negociaciones entre los socialdemócratas y verdes que respaldan a Schroeder y los democristianos y liberales de la oposición parlamentaria.
En vista de la creciente amenaza terrorista en Europa, tras los atentados del 11 de marzo de este año en Madrid, España, la ley prescribe medidas de seguridad más severas, especialmente en lo que concierne al derecho de residencia en Alemania.
Se quiere privar de refugio a los fundamentalistas islámicos peligrosos que amparándose en el laberinto jurídico de la legislación alemana se burlan de las autoridades impidiendo hábilmente su expulsión, como el connotado caso del turco Metin Kaplan, el autoproclamado "Califa de Colonia" (oeste de Alemania).
La cuestión inquieta al país desde los reiterados descubrimientos de la "pista alemana" en numerosos atentados perpetrados por islamistas, comenzando por los del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, probablemente preparado desde Hamburgo (norte).
Como en la mayoría de los países europeos, la eficacia de la lucha contra el terrorismo se ve limitada por las garantías del Estado de derecho.
Además, como país traumatizado por las violaciones de los derechos durante el Tercer Reich, Alemania ejerce una protección puntillosa de las minorías.
"El Estado de derecho sufre de una explotación desmesurada de su nombre, su prestigio y sus ideas", estimó Paul Kirchhof, experto en derecho constitucional.
Para el también constitucionalista Josef Isensee, el flujo continuo de nuevas leyes y decretos teje una trama tan densa "que impide toda flexibilidad".
En ese laberinto legislativo y bajo la protección del sacrosanto estado de derecho, todos los medios son buenos para escapar a la expulsión, dijo.
Entre los más hábiles figuran precisamente los islamistas peligrosos, que disponen de una diligente red de ayuda en todos los trámites administrativos y jurídicos, aseveró.
Se estima que su número en Alemania asciende a 300 individuos, según el servicio secreto interior (Bundeverfassungsschutz) que los observa sin poder actuar.
Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, Alemania multiplicó las medidas de seguridad. Desde entonces fueron expulsados de este país 26,500 extranjeros, pero ningún islamista peligroso de notoriedad, excepto un caso en el estado federado de Hesse (centro), según el semanario Der Spiegel.
3 de julio de 2004
©univisión
Tras cuatro años de tire y afloja entre el gobierno del canciller alemán, Gerhard Schroeder, y la oposición, la ley fue apoyada por abrumadora mayoría por los diputados de la Cámara Baja (Bundestag).
La nueva norma regula la inmigración de trabajadores de terceros países (fuera de la Unión Europea -UE-) y al mismo tiempo propugna el mejoramiento de la integración de los extranjeros residentes en Alemania.
También el derecho humanitario de los refugiados se reforma con esta nueva legislación, fruto de prolongadas negociaciones entre los socialdemócratas y verdes que respaldan a Schroeder y los democristianos y liberales de la oposición parlamentaria.
En vista de la creciente amenaza terrorista en Europa, tras los atentados del 11 de marzo de este año en Madrid, España, la ley prescribe medidas de seguridad más severas, especialmente en lo que concierne al derecho de residencia en Alemania.
Se quiere privar de refugio a los fundamentalistas islámicos peligrosos que amparándose en el laberinto jurídico de la legislación alemana se burlan de las autoridades impidiendo hábilmente su expulsión, como el connotado caso del turco Metin Kaplan, el autoproclamado "Califa de Colonia" (oeste de Alemania).
La cuestión inquieta al país desde los reiterados descubrimientos de la "pista alemana" en numerosos atentados perpetrados por islamistas, comenzando por los del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, probablemente preparado desde Hamburgo (norte).
Como en la mayoría de los países europeos, la eficacia de la lucha contra el terrorismo se ve limitada por las garantías del Estado de derecho.
Además, como país traumatizado por las violaciones de los derechos durante el Tercer Reich, Alemania ejerce una protección puntillosa de las minorías.
"El Estado de derecho sufre de una explotación desmesurada de su nombre, su prestigio y sus ideas", estimó Paul Kirchhof, experto en derecho constitucional.
Para el también constitucionalista Josef Isensee, el flujo continuo de nuevas leyes y decretos teje una trama tan densa "que impide toda flexibilidad".
En ese laberinto legislativo y bajo la protección del sacrosanto estado de derecho, todos los medios son buenos para escapar a la expulsión, dijo.
Entre los más hábiles figuran precisamente los islamistas peligrosos, que disponen de una diligente red de ayuda en todos los trámites administrativos y jurídicos, aseveró.
Se estima que su número en Alemania asciende a 300 individuos, según el servicio secreto interior (Bundeverfassungsschutz) que los observa sin poder actuar.
Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, Alemania multiplicó las medidas de seguridad. Desde entonces fueron expulsados de este país 26,500 extranjeros, pero ningún islamista peligroso de notoriedad, excepto un caso en el estado federado de Hesse (centro), según el semanario Der Spiegel.
3 de julio de 2004
©univisión
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