cárceles privadas en kabul
No hay demasiadas informaciones sobre la reciente revelación de la existencia de cárceles privadas en Iraq y Afganistán. En la primera nota (de newsday.com) el ejército norteamericano reconoce haber trabajado con Idema, el antiguo soldado que montó una cárcel privada en Kabul, pero niega incoherentemente haber sabido que no pertenecía a ninguna fuerza del ejército. En el segundo reportaje, de Los Angeles Times, la historia del soldado, y su detención del presidente de la Corte Suprema de Kabul.
Kabul, Afganistán. Las fuerzas norteamericanas reconocieron el miércoles que en mayo habían recibido a un prisionero afgano de manos de tres civiles norteamericanos ahora sospechosos de ser vigilantes, y de manejar su propia cárcel privada.
El reconocimiento se produjo después de alegatos del líder del trío de que tenían vínculos con el departamento de Defensa -lazos que el Pentágono niega- y fue otra fuente de incomodidad para los funcionarios norteamericanos todavía ocupados con su propio escándalo sobre los maltratos en las cárceles.
Los militares norteamericanos insisten en que los hombres actuaron por cuenta propia y han tratado de distanciarse de ellos y su jefe, Jonathan Ideam, un antiguo soldado y ex convicto por fraude.
Idema, de Fayetteville, Carolina del Norte, fue procesado el miércoles en un tribunal afgano junto con Edward Caraballo, de Nueva York, y Brent Bennett, también supuestamente de Fayetteville. Están acusados con delitos que van desde secuestro a tortura y posesión ilegal de armas.
Un portavoz del ejército reconoció que el 3 de mayo los militares habían recibido a un detenido afgano de manos del grupo de Idema en la Base Aérea de Bagram, al norte de Kabul.
Pero el portavoz, el mayor Jon Siepmann, dij: "Eso no quiere decir que en esa época estuviéramos al tanto de todos los antecedentes de Idema y de las cosas en las que estaba involucrado. Era una persona que nos entregó a un individuo que creíamos que estaba en nuestra lista de terroristas, y lo recibimos".
Insistió en que "nosotros no le pedimos que saliera a buscar terroristas".
Una declaración del ejército norteamericano ayer dijo que el afgano fue dejado en libertad la primera semana de julio. El 4 de julio el ejército acusó a Idema de ser un impostor, a pesar de sus alegatos de que es miembro de una unidad anti-terrorista ultra-secreta.
Las fuerzas de seguridad afganas capturaron a los tres norteamericanos y cuatro afganos que trabajaban con ellos el 5 de julio después de dejar en libertad a los ocho prisioneros de la cárcel improvisada en Kabul.
Las detenciones ocurrieron después de que tropas de intervención de la NATO informaron a los militares norteamericanos de sus sospechas sobre el grupo de Idema, que engañó a las tropas de la NATO, haciéndolas participar en tres redadas el pasado mes.
Los norteamericanos no declararon el miércoles, pero Idema dijo a los periodistas en el tribunal que tenía contacto diario con funcionarios norteamericanos del "más alto nivel", incluyendo el despacho del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld.
"Las autoridades norteamericanas aprueban completamente lo que hicimos. Apoyan absolutamente lo que hicimos", dijo Idema.
23 de julio de 2004
24 de julio de 2004
©traducción mQh
©newsday
VIGILANTE NORTEAMERICANO, HOMBRE MISTERIOSO - nicholas riccardi
Kabul, Afganistán. Los norteamericanos, en tenida de combate, patearon la puerta de la casa del presidente de la Corte Suprema afgana, hicieron tiros de advertencia contra las paredes, amarraron al juez y a otros siete hombres y los llevaron a toda prisa a la cárcel.
Allá, contó uno de los detenidos, los hombres fueron empapados con agua fría, privados de alimentos y engrillados y acusados de ser terroristas.
Sin embargo, no era una redada corriente. Los hombres que agarraron a los sospechosos están también en prisión, acusados de hacerse pasar por soldados norteamericanos y de encarcelar a inocentes en una cárcel privada, como parte de una campaña contra los vigilantes ilegales en Afganistán.
Su jefe es Johathan Keith Idema, conocido como Jack'. Es un personaje bien conocido desde la guerra afgana de 2001 y un casi internacional hombre misterioso. Ex-convicto, el antiguo soldado de las Fuerzas Especiales y demandante contra Fox News y la compañía DreamWorks, de Steven Spielberg, Idema se defiende diciendo que él y su equipo de norteamericanos y afganos estaban cercando al líder de Al Qaeda, Osama Bien Laden. Entre los arrestados con él por la policía afgana hace dos semanas se encontraba un antiguo camarógrafo de noticias que llegó a Afganistán para grabar las hazañas de Idema.
El abogado de Idema dijo que su cliente había estado entregando sospechosos de terrorismo a las Fuerzas Especiales norteamericanas durante meses, y negó terminantemente que alguno de los sospechosos retenidos por el equipo de Idema haya sido maltratado. El domingo, en un tribunal de Kabul, Idema dijo que el Pentágono sabía nada de sus actividades.
Pidió que el camarógrafo dejara de filmarlo porque, dijo, Bin Laden había puesto un precio sobre su cabeza.
El juez a cargo del caso dijo que cinco de los prisioneros afganos originales, incluyendo al presidente del Tribunal Supremo, estaban todavía siendo retenidos "para obtener informaciones adicionales" y serían dejados en libertad pronto, según informó Associated Press.
El caso surge en momento en que Estados Unidos está tratando de dejar atrás los escándalos carcelarios en Afganistán e Iraq. El ejército norteamericano está investigando la muerte de tres prisioneros en instalaciones penitenciarias afganas, y los rumores sobre maltratos han sacudido a Afganistán. El rumor más reciente, negado por los militares norteamericanos y el gobierno afgano, pero ampliamente repetido en todo Kabul por indignados residentes, es que los soldados norteamericanos violaron a cinco afganos que trabajaban como intérpretes.
El gobierno norteamericano se ha distanciado de Idema, 48, diciendo que este había actuado por su cuenta. Después de anunciar su detención y declarar que todos los afganos detenidos durante la redada serían dejados en libertad, el gobierno afgano ha guardado silencio sobre el asunto.
Todo esto confunde a Ansarullah Said, el encargado del despacho del presidente de la Corte Suprema afgana, que ha pasado varias semanas tratando de elucidar por qué fue detenido el juez Siddiq Ullah, y por qué sigue todavía detenido.
"No sabemos quiénes son estos norteamericanos desconocidos que han venido a Afganistán. ¿Quiénes son?", pregunta Said. "¿Qué quieren? La mayoría de los afganos estamos muy descontentos con esto".
La situación también deja perplejos a muchos de los aliados locales de Idema de la guerra de 2001 contra los talibanes, influyentes señores de la guerra en el nuevo gobierno afgano, que pelearon lado a lado con el antiguo soldado y dieron por sentado que estaba trabajando para el servicio secreto norteamericano.
Gul Haider, que peleó junto a Idema durante tres años y es ahora cabildero en Kabul, la capital afgana, dijo que los norteamericanos normalmente paraban en este recinto a beber té. "Sus únicas palabras fueron: ¿Dónde está Al Qaeda?", dijo Haider. "Me dijo que había detenido a un grupo de gente de Al Qaeda, pero nunca le pregunté dónde los había dejado".
Idema no es extraño al candelero ni a los tribunales. El nativo de Poughhkeepsie, Nueva York, sirvió tres años en una unidad de las Fuerzas Especiales antes de abandonarlas y comenzar una empresa de elementos militares y para juegos de guerra. Las autoridades federales lo acusaron de engañar a sus proveedores para mantener en pie el negocio, y de acuerdo a informes de prensa, Idema fue condenado por fraude y sentenciado en 1994 a cuatro años de cárcel.
Timothy Connolly, el subsecretario de Defensa, pidió al juez un trato indulgente para Idema, de acuerdo al abogado del antiguo soldado, John Tiffany, y a boletines de prensa. Idema estuvo tres años en prisión.
Tiffany sostiene que a Idema agentes federales envidiosos de sus conexiones (con la inteligencia y hoja de servicio trazando armas nucleares ingresadas de contrabando a Lituania) le tendieron una trampa. (Fue el capítulo en su vida que condujo a la demanda del antiguo soldado contra DreamWorks, por basar supuestamente su thriller nuclear de 1997, con George Clooney, The Peacemaker', en las investigaciones de Idema).
Después de los atentados del 11 de septiembre, Idema trató de volver a alistarse, según su abogado. Cuando los militares empezaron a dar largas al asunto, Idema se marchó a Afganistán por propia cuenta y ofreció sus servicios a la Alianza del Norte, una coalición afgana aliada de Estados Unidos en la guerra de 2001.
Idema se transformó una figura familiar entre los periodistas de Kabul, ofreciéndose para organizar convoyes hacia el reducto montañoso de Tora Bora, donde supuestamente se había amadrigado Bin Laden, y apareció en el programa 60 Minutes' para promover un video sobre un campo de adiestramiento de Al Qaeda que dijo que había encontrado. Su demanda contra Fox News sostiene que el video fue emitido más veces de lo acordado. La fotografía de Idema con el torso desnudo adornó la cubierta de un libro con gran éxito de ventas sobre los Boinas Verdes en Afganistán, The Hunt for Bin Laden' [La Cacería de Bin Laden], cuyo guión, según se comenta, ayudó a escribir.
Tiffany dijo que Idema volvió a Afganistán el año pasado para reemprender la cacería. "Toda afirmación de que [las autoridades norteamericanas y afganas] no sabían lo que estaba haciendo Jack en Afganistán es ridícula", dijo Tiffany en una conferencia telefónica desde Nueva York. "Todo el mundo conoce a Jack".
Tropas de la NATO ayudaron a Idema en al menos tres redadas a fines del mes pasado, a la búsqueda de explosivos. Encontraron huellas en dos casas allanadas por el equipo de Idema y equipos electrónicos "poco comunes" en una tercera, según el comandante Chris Anderson, un portavoz de las fuerzas pacificadoras de la NATO en Afganistán.
Pero Henderson dijo que las tropas de la NATO fueron embaucadas y les hicieron creer que Idema y su equipo hacían parte del ejército norteamericano. A principios de mes, aparecieron carteles en todo Kabul advirtiendo que Idema se hacía pasar como parte de las fuerzas norteamericanas.
Henderson dijo que la NATO no estaba involucrada en el allanamiento de la casa de Ullah, el presidente de la Corte Suprema.
Hacia las seis de la mañana, el equipo de Idema irrumpió por la puerta principal del recinto de ladrillos y barro del juez, junto a una mezquita en el barrio de Yakatoot, Kabul.
Mohammed Hanif, 19, dijo que había llegado en ese momento a ayudar a Ullah a construir un nuevo cuarto cuando él y otros siete afganos fueron empujados contra la pared por los norteamericanos.
Hanif dijo les ataron las manos y que pasaron horas así parados primero en la sala de recibo, luego en el soleado patio, antes de que les cubrieran la cabeza con capuchas y trasladados a otro lugar.
Los prisioneros llegaron a una casa, fueron tendidos en el suelo y empapados con agua fría, dijo Hanif. Marcaron el tiempo por las llamadas a la oración de la mezquita. Les dieron comida por primera vez después de cuatro días de detención. Un día, dijo Hanif, oyeron cómo golpeaban a un hombre en un cuarto cercano. El hombre gritaba que su nombre era Sher Ali, pero los carceleros subieron el volumen de un casete para apagar su voz. Hanif dijo que nadie del grupo vio al prisionero.
Una semana más tarde, dijo Hanif, fue separado de los otros prisioneros y a través de un intérprete le preguntaron por qué estaba en casa de Ullah ese día. Luego los norteamericanos le preguntaron qué pensaba de los talibanes -"mal", dijo Hanif- y de los norteamericanos -"muy bien", dijo.
Hanif dijo que le habían puesto una venda en los ojos, conducido a un cruce en Kabul y dejado en libertad con algo de dinero para pagar un taxi.
"No sé por qué llegaron, ni por qué nos arrestaron, ni por qué los otros siguen todavía en la cárcel", dijo Hanif.
Funcionarios del tribunal y vecinos dijeron que las autoridades les habían dicho que Ullah y los otros habían sido detenidos por el servicio secreto afgano.
Se dice que Ullah fue alguna vez miembro de Hezb-i-Islami, un grupo extremista del que se sospecha que está detrás de algunos de los ataques contra tropas de la coalición en Afganistán. Pero amigos y vecinos dijeron que el juez no simpatizaba con los terroristas, y que había tenido que escapar de los talibanes.
19 de julio de 2004
24 de julio de 2004
©traducción mQh
©losangelestimes
El reconocimiento se produjo después de alegatos del líder del trío de que tenían vínculos con el departamento de Defensa -lazos que el Pentágono niega- y fue otra fuente de incomodidad para los funcionarios norteamericanos todavía ocupados con su propio escándalo sobre los maltratos en las cárceles.
Los militares norteamericanos insisten en que los hombres actuaron por cuenta propia y han tratado de distanciarse de ellos y su jefe, Jonathan Ideam, un antiguo soldado y ex convicto por fraude.
Idema, de Fayetteville, Carolina del Norte, fue procesado el miércoles en un tribunal afgano junto con Edward Caraballo, de Nueva York, y Brent Bennett, también supuestamente de Fayetteville. Están acusados con delitos que van desde secuestro a tortura y posesión ilegal de armas.
Un portavoz del ejército reconoció que el 3 de mayo los militares habían recibido a un detenido afgano de manos del grupo de Idema en la Base Aérea de Bagram, al norte de Kabul.
Pero el portavoz, el mayor Jon Siepmann, dij: "Eso no quiere decir que en esa época estuviéramos al tanto de todos los antecedentes de Idema y de las cosas en las que estaba involucrado. Era una persona que nos entregó a un individuo que creíamos que estaba en nuestra lista de terroristas, y lo recibimos".
Insistió en que "nosotros no le pedimos que saliera a buscar terroristas".
Una declaración del ejército norteamericano ayer dijo que el afgano fue dejado en libertad la primera semana de julio. El 4 de julio el ejército acusó a Idema de ser un impostor, a pesar de sus alegatos de que es miembro de una unidad anti-terrorista ultra-secreta.
Las fuerzas de seguridad afganas capturaron a los tres norteamericanos y cuatro afganos que trabajaban con ellos el 5 de julio después de dejar en libertad a los ocho prisioneros de la cárcel improvisada en Kabul.
Las detenciones ocurrieron después de que tropas de intervención de la NATO informaron a los militares norteamericanos de sus sospechas sobre el grupo de Idema, que engañó a las tropas de la NATO, haciéndolas participar en tres redadas el pasado mes.
Los norteamericanos no declararon el miércoles, pero Idema dijo a los periodistas en el tribunal que tenía contacto diario con funcionarios norteamericanos del "más alto nivel", incluyendo el despacho del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld.
"Las autoridades norteamericanas aprueban completamente lo que hicimos. Apoyan absolutamente lo que hicimos", dijo Idema.
23 de julio de 2004
24 de julio de 2004
©traducción mQh
©newsday
VIGILANTE NORTEAMERICANO, HOMBRE MISTERIOSO - nicholas riccardi
Kabul, Afganistán. Los norteamericanos, en tenida de combate, patearon la puerta de la casa del presidente de la Corte Suprema afgana, hicieron tiros de advertencia contra las paredes, amarraron al juez y a otros siete hombres y los llevaron a toda prisa a la cárcel.
Allá, contó uno de los detenidos, los hombres fueron empapados con agua fría, privados de alimentos y engrillados y acusados de ser terroristas.
Sin embargo, no era una redada corriente. Los hombres que agarraron a los sospechosos están también en prisión, acusados de hacerse pasar por soldados norteamericanos y de encarcelar a inocentes en una cárcel privada, como parte de una campaña contra los vigilantes ilegales en Afganistán.
Su jefe es Johathan Keith Idema, conocido como Jack'. Es un personaje bien conocido desde la guerra afgana de 2001 y un casi internacional hombre misterioso. Ex-convicto, el antiguo soldado de las Fuerzas Especiales y demandante contra Fox News y la compañía DreamWorks, de Steven Spielberg, Idema se defiende diciendo que él y su equipo de norteamericanos y afganos estaban cercando al líder de Al Qaeda, Osama Bien Laden. Entre los arrestados con él por la policía afgana hace dos semanas se encontraba un antiguo camarógrafo de noticias que llegó a Afganistán para grabar las hazañas de Idema.
El abogado de Idema dijo que su cliente había estado entregando sospechosos de terrorismo a las Fuerzas Especiales norteamericanas durante meses, y negó terminantemente que alguno de los sospechosos retenidos por el equipo de Idema haya sido maltratado. El domingo, en un tribunal de Kabul, Idema dijo que el Pentágono sabía nada de sus actividades.
Pidió que el camarógrafo dejara de filmarlo porque, dijo, Bin Laden había puesto un precio sobre su cabeza.
El juez a cargo del caso dijo que cinco de los prisioneros afganos originales, incluyendo al presidente del Tribunal Supremo, estaban todavía siendo retenidos "para obtener informaciones adicionales" y serían dejados en libertad pronto, según informó Associated Press.
El caso surge en momento en que Estados Unidos está tratando de dejar atrás los escándalos carcelarios en Afganistán e Iraq. El ejército norteamericano está investigando la muerte de tres prisioneros en instalaciones penitenciarias afganas, y los rumores sobre maltratos han sacudido a Afganistán. El rumor más reciente, negado por los militares norteamericanos y el gobierno afgano, pero ampliamente repetido en todo Kabul por indignados residentes, es que los soldados norteamericanos violaron a cinco afganos que trabajaban como intérpretes.
El gobierno norteamericano se ha distanciado de Idema, 48, diciendo que este había actuado por su cuenta. Después de anunciar su detención y declarar que todos los afganos detenidos durante la redada serían dejados en libertad, el gobierno afgano ha guardado silencio sobre el asunto.
Todo esto confunde a Ansarullah Said, el encargado del despacho del presidente de la Corte Suprema afgana, que ha pasado varias semanas tratando de elucidar por qué fue detenido el juez Siddiq Ullah, y por qué sigue todavía detenido.
"No sabemos quiénes son estos norteamericanos desconocidos que han venido a Afganistán. ¿Quiénes son?", pregunta Said. "¿Qué quieren? La mayoría de los afganos estamos muy descontentos con esto".
La situación también deja perplejos a muchos de los aliados locales de Idema de la guerra de 2001 contra los talibanes, influyentes señores de la guerra en el nuevo gobierno afgano, que pelearon lado a lado con el antiguo soldado y dieron por sentado que estaba trabajando para el servicio secreto norteamericano.
Gul Haider, que peleó junto a Idema durante tres años y es ahora cabildero en Kabul, la capital afgana, dijo que los norteamericanos normalmente paraban en este recinto a beber té. "Sus únicas palabras fueron: ¿Dónde está Al Qaeda?", dijo Haider. "Me dijo que había detenido a un grupo de gente de Al Qaeda, pero nunca le pregunté dónde los había dejado".
Idema no es extraño al candelero ni a los tribunales. El nativo de Poughhkeepsie, Nueva York, sirvió tres años en una unidad de las Fuerzas Especiales antes de abandonarlas y comenzar una empresa de elementos militares y para juegos de guerra. Las autoridades federales lo acusaron de engañar a sus proveedores para mantener en pie el negocio, y de acuerdo a informes de prensa, Idema fue condenado por fraude y sentenciado en 1994 a cuatro años de cárcel.
Timothy Connolly, el subsecretario de Defensa, pidió al juez un trato indulgente para Idema, de acuerdo al abogado del antiguo soldado, John Tiffany, y a boletines de prensa. Idema estuvo tres años en prisión.
Tiffany sostiene que a Idema agentes federales envidiosos de sus conexiones (con la inteligencia y hoja de servicio trazando armas nucleares ingresadas de contrabando a Lituania) le tendieron una trampa. (Fue el capítulo en su vida que condujo a la demanda del antiguo soldado contra DreamWorks, por basar supuestamente su thriller nuclear de 1997, con George Clooney, The Peacemaker', en las investigaciones de Idema).
Después de los atentados del 11 de septiembre, Idema trató de volver a alistarse, según su abogado. Cuando los militares empezaron a dar largas al asunto, Idema se marchó a Afganistán por propia cuenta y ofreció sus servicios a la Alianza del Norte, una coalición afgana aliada de Estados Unidos en la guerra de 2001.
Idema se transformó una figura familiar entre los periodistas de Kabul, ofreciéndose para organizar convoyes hacia el reducto montañoso de Tora Bora, donde supuestamente se había amadrigado Bin Laden, y apareció en el programa 60 Minutes' para promover un video sobre un campo de adiestramiento de Al Qaeda que dijo que había encontrado. Su demanda contra Fox News sostiene que el video fue emitido más veces de lo acordado. La fotografía de Idema con el torso desnudo adornó la cubierta de un libro con gran éxito de ventas sobre los Boinas Verdes en Afganistán, The Hunt for Bin Laden' [La Cacería de Bin Laden], cuyo guión, según se comenta, ayudó a escribir.
Tiffany dijo que Idema volvió a Afganistán el año pasado para reemprender la cacería. "Toda afirmación de que [las autoridades norteamericanas y afganas] no sabían lo que estaba haciendo Jack en Afganistán es ridícula", dijo Tiffany en una conferencia telefónica desde Nueva York. "Todo el mundo conoce a Jack".
Tropas de la NATO ayudaron a Idema en al menos tres redadas a fines del mes pasado, a la búsqueda de explosivos. Encontraron huellas en dos casas allanadas por el equipo de Idema y equipos electrónicos "poco comunes" en una tercera, según el comandante Chris Anderson, un portavoz de las fuerzas pacificadoras de la NATO en Afganistán.
Pero Henderson dijo que las tropas de la NATO fueron embaucadas y les hicieron creer que Idema y su equipo hacían parte del ejército norteamericano. A principios de mes, aparecieron carteles en todo Kabul advirtiendo que Idema se hacía pasar como parte de las fuerzas norteamericanas.
Henderson dijo que la NATO no estaba involucrada en el allanamiento de la casa de Ullah, el presidente de la Corte Suprema.
Hacia las seis de la mañana, el equipo de Idema irrumpió por la puerta principal del recinto de ladrillos y barro del juez, junto a una mezquita en el barrio de Yakatoot, Kabul.
Mohammed Hanif, 19, dijo que había llegado en ese momento a ayudar a Ullah a construir un nuevo cuarto cuando él y otros siete afganos fueron empujados contra la pared por los norteamericanos.
Hanif dijo les ataron las manos y que pasaron horas así parados primero en la sala de recibo, luego en el soleado patio, antes de que les cubrieran la cabeza con capuchas y trasladados a otro lugar.
Los prisioneros llegaron a una casa, fueron tendidos en el suelo y empapados con agua fría, dijo Hanif. Marcaron el tiempo por las llamadas a la oración de la mezquita. Les dieron comida por primera vez después de cuatro días de detención. Un día, dijo Hanif, oyeron cómo golpeaban a un hombre en un cuarto cercano. El hombre gritaba que su nombre era Sher Ali, pero los carceleros subieron el volumen de un casete para apagar su voz. Hanif dijo que nadie del grupo vio al prisionero.
Una semana más tarde, dijo Hanif, fue separado de los otros prisioneros y a través de un intérprete le preguntaron por qué estaba en casa de Ullah ese día. Luego los norteamericanos le preguntaron qué pensaba de los talibanes -"mal", dijo Hanif- y de los norteamericanos -"muy bien", dijo.
Hanif dijo que le habían puesto una venda en los ojos, conducido a un cruce en Kabul y dejado en libertad con algo de dinero para pagar un taxi.
"No sé por qué llegaron, ni por qué nos arrestaron, ni por qué los otros siguen todavía en la cárcel", dijo Hanif.
Funcionarios del tribunal y vecinos dijeron que las autoridades les habían dicho que Ullah y los otros habían sido detenidos por el servicio secreto afgano.
Se dice que Ullah fue alguna vez miembro de Hezb-i-Islami, un grupo extremista del que se sospecha que está detrás de algunos de los ataques contra tropas de la coalición en Afganistán. Pero amigos y vecinos dijeron que el juez no simpatizaba con los terroristas, y que había tenido que escapar de los talibanes.
19 de julio de 2004
24 de julio de 2004
©traducción mQh
©losangelestimes
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