FISCAL IRANÍ CIERRA DOS DIARIOS - karl vick
El asesinato bajo tortura de la periodista canadiense Zhara Kazemi en una cárcel iraní y la posterior exculpación de su autor enfatiza una vez más la urgente necesidad de reformas en esa parte del mundo.
Estambul, Turquía. Un fiscal iraní ha ordenado el cierre de dos diarios que informaron la semana pasada sobre un juicio en el que supuestamente está él mismo involucrado.
El fiscal, Said Mortazavi, cerró el diario Jomhouriat, que había salido sólo doce días, y el diario Vagjayeh Ettefaghieh por la cobertura del juicio de un agente secreto acusado de golpear y asesinar a una fotógrafa iraní-canadiense en una prisión en la capital iraní, Teherán, el año pasado.
Mortazavi, que supervisaba el interrogatorio en la prisión, ha sido acusado por las autoridades canadienses de participar en el asesinato. Sin embargo, el único acusado fue el agente, Mohammad Reza Aghdam Ahmadi.
El sábado, un tribunal de Teherán exculpó a Ahmadi, y el poder judicial, que apoya la línea dura de Irán, declaró subsecuentemente que el caso no sería resuelto nunca.
El cierre de los diarios sirvió como un advertencia a otros medios iraníes, dijeron fuentes en Teherán. De acuerdo a las fuentes, que dijeron que habían sido advertidos por la oficina de Mortazavi no dar entrevistas a la prensa extranjera, pero que pasaron información a través de intermediarios, los diarios podrán reabrir en agosto.
"Demuestra que Mortazavi ha hecho todo lo posible por ocultar y encubrir la evidencia", dijo Stephan Hachemi, hijo de la reportera gráfica asesinada, Zahra Kazemi. "No hay ninguna esperanza. Han demostrado que Irán no tiene intención alguna de hacer justicia en el caso de Zahra Kazemi".
Cuando Kazemi murió bajo custodia después de recibir un golpe en la cabeza, Mortazavi ordenó a funcionarios iraníes anunciar que había muerto de causas naturales, de acuerdo a dos investigaciones independientes. Más tarde se estableció que murió a causa de una hemorragia cerebral causada por una fractura en el cráneo.
El laureado Premio Nobel de la Paz, Shirin Ebadi, un abogado que representa a la familia de Kazemi, amenazó con llevar el caso a tribunales internacionales.
Los reformistas iraníes acogieron el caso de Kazemi, una ciudadana canadiense nacida en Irán, ampliamente considerada como símbolo de los nacionales iraníes que desapareció en un sistema judicial que sólo obedece al clérigo más importante de la teocracia. Pero la indignación sobre el caso se extendió más allá de las fronteras del país.
Canadá retiró a su embajador después de que se le negara un prometido lugar en el juicio. El enviado fue también retirado el verano pasado después de que el cuerpo de Kazemi fuera enterrado en Irán sin brindar la oportunidad de una autopsia independiente en el extranjero.
"Este juicio no ha hecho nada para responder las preguntas pertinentes sobre cómo murió Zahra Kazemi o para llevar a los autores de su asesinato a justicia", dijo el ministro de Asuntos Exteriores, Pierre Pettigrew, en una declaración.
Periodistas Sin Fronteras, un grupo de abogados basado en París, denunció el juicio como "una farsa de justicia orquestada por las autoridades iraníes" y llamó a la Unión Europea a imponer sanciones. El grupo también protestó por el cierre de los dos diarios.
En un gesto público, alrededor de 300 periodistas se ataron de las manos el lunes para protestar contra las crecientes restricciones de la libertad de expresión. Ebadi asistió al congreso de la Asociación Profesional de Periodistas.
Para el ala dura en Irán, el poder judicial ha servido siempre tanto como una plaza fuerte como un santuario, donde los conservadores han sido capaces de frustrar los esfuerzos de los reformistas elegidos. Mortazavi ha sido su agente más notorio, cerrando más de cien diarios que cuestionaron el régimen autoritario iraní.
Pero después de 25 años como uno de los países más aislados del mundo, Irán también ha mostrado un apetito por cultivar relaciones económicas y diplomáticas con el extranjero. La decisión de abrir su oscuro programa nuclear a los inspectores internacionales fue asociada a promesas de lazos comerciales con Europa.
Las presiones externas obligaron al poder judicial iraní a continuar con el juicio, que sólo podía poner en una situación embarazosa al ala dura, de acuerdo a diplomáticos extranjeros en Irán. Después de que Ahmadi fuera exculpado, el estado ofreció una indemnización por el asesinato a la familia de Kazemi, "ya que la ley estipula... para un musulmán bajo responsabilidad del estado cuando los autores de un crimen no son identificados", dijo la judicatura en una declaración publicada por la agencia de noticias oficial de Irán.
Hachemi, hijo de la víctima, se burló de la propuesta y pidió a Canadá romper relaciones diplomáticas con Teherán, como hizo Washington en 1979 después de la toma de la embajada norteamericana allá. "No tenemos ningún diálogo con Irán, ¿de qué nos sirve tener allá a un embajador?", dijo.
Entretanto, un portavoz de la facción reformista del gobierno repitió el lunes una propuesta a la judicatura de que realice "una investigación exhaustiva y transparente".
Un diplomático en Teherán dijo que una pesquisa semejante es altamente improbable después de que Mortazavi y otros duros frustraran dos investigaciones anteriores, aunque agregó que el caso "no va a tener una muerte fácil".
26 de julio de 2004
31 de julio de 2004
©traducción mQh
©washingtonpost
El fiscal, Said Mortazavi, cerró el diario Jomhouriat, que había salido sólo doce días, y el diario Vagjayeh Ettefaghieh por la cobertura del juicio de un agente secreto acusado de golpear y asesinar a una fotógrafa iraní-canadiense en una prisión en la capital iraní, Teherán, el año pasado.
Mortazavi, que supervisaba el interrogatorio en la prisión, ha sido acusado por las autoridades canadienses de participar en el asesinato. Sin embargo, el único acusado fue el agente, Mohammad Reza Aghdam Ahmadi.
El sábado, un tribunal de Teherán exculpó a Ahmadi, y el poder judicial, que apoya la línea dura de Irán, declaró subsecuentemente que el caso no sería resuelto nunca.
El cierre de los diarios sirvió como un advertencia a otros medios iraníes, dijeron fuentes en Teherán. De acuerdo a las fuentes, que dijeron que habían sido advertidos por la oficina de Mortazavi no dar entrevistas a la prensa extranjera, pero que pasaron información a través de intermediarios, los diarios podrán reabrir en agosto.
"Demuestra que Mortazavi ha hecho todo lo posible por ocultar y encubrir la evidencia", dijo Stephan Hachemi, hijo de la reportera gráfica asesinada, Zahra Kazemi. "No hay ninguna esperanza. Han demostrado que Irán no tiene intención alguna de hacer justicia en el caso de Zahra Kazemi".
Cuando Kazemi murió bajo custodia después de recibir un golpe en la cabeza, Mortazavi ordenó a funcionarios iraníes anunciar que había muerto de causas naturales, de acuerdo a dos investigaciones independientes. Más tarde se estableció que murió a causa de una hemorragia cerebral causada por una fractura en el cráneo.
El laureado Premio Nobel de la Paz, Shirin Ebadi, un abogado que representa a la familia de Kazemi, amenazó con llevar el caso a tribunales internacionales.
Los reformistas iraníes acogieron el caso de Kazemi, una ciudadana canadiense nacida en Irán, ampliamente considerada como símbolo de los nacionales iraníes que desapareció en un sistema judicial que sólo obedece al clérigo más importante de la teocracia. Pero la indignación sobre el caso se extendió más allá de las fronteras del país.
Canadá retiró a su embajador después de que se le negara un prometido lugar en el juicio. El enviado fue también retirado el verano pasado después de que el cuerpo de Kazemi fuera enterrado en Irán sin brindar la oportunidad de una autopsia independiente en el extranjero.
"Este juicio no ha hecho nada para responder las preguntas pertinentes sobre cómo murió Zahra Kazemi o para llevar a los autores de su asesinato a justicia", dijo el ministro de Asuntos Exteriores, Pierre Pettigrew, en una declaración.
Periodistas Sin Fronteras, un grupo de abogados basado en París, denunció el juicio como "una farsa de justicia orquestada por las autoridades iraníes" y llamó a la Unión Europea a imponer sanciones. El grupo también protestó por el cierre de los dos diarios.
En un gesto público, alrededor de 300 periodistas se ataron de las manos el lunes para protestar contra las crecientes restricciones de la libertad de expresión. Ebadi asistió al congreso de la Asociación Profesional de Periodistas.
Para el ala dura en Irán, el poder judicial ha servido siempre tanto como una plaza fuerte como un santuario, donde los conservadores han sido capaces de frustrar los esfuerzos de los reformistas elegidos. Mortazavi ha sido su agente más notorio, cerrando más de cien diarios que cuestionaron el régimen autoritario iraní.
Pero después de 25 años como uno de los países más aislados del mundo, Irán también ha mostrado un apetito por cultivar relaciones económicas y diplomáticas con el extranjero. La decisión de abrir su oscuro programa nuclear a los inspectores internacionales fue asociada a promesas de lazos comerciales con Europa.
Las presiones externas obligaron al poder judicial iraní a continuar con el juicio, que sólo podía poner en una situación embarazosa al ala dura, de acuerdo a diplomáticos extranjeros en Irán. Después de que Ahmadi fuera exculpado, el estado ofreció una indemnización por el asesinato a la familia de Kazemi, "ya que la ley estipula... para un musulmán bajo responsabilidad del estado cuando los autores de un crimen no son identificados", dijo la judicatura en una declaración publicada por la agencia de noticias oficial de Irán.
Hachemi, hijo de la víctima, se burló de la propuesta y pidió a Canadá romper relaciones diplomáticas con Teherán, como hizo Washington en 1979 después de la toma de la embajada norteamericana allá. "No tenemos ningún diálogo con Irán, ¿de qué nos sirve tener allá a un embajador?", dijo.
Entretanto, un portavoz de la facción reformista del gobierno repitió el lunes una propuesta a la judicatura de que realice "una investigación exhaustiva y transparente".
Un diplomático en Teherán dijo que una pesquisa semejante es altamente improbable después de que Mortazavi y otros duros frustraran dos investigaciones anteriores, aunque agregó que el caso "no va a tener una muerte fácil".
26 de julio de 2004
31 de julio de 2004
©traducción mQh
©washingtonpost
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