MALESTAR EN EL CAMPO CHINO Y DURA REPRESIÓN POLICIAL -philip p. pan
En los últimos meses se han descubierto escalofriantes realidades chinas, a que las autoridades recién ahora prestan atención -como los centros de trabajo forzado esclavo, eliminados recién el mes pasado- o de las que son sus causantes directos -cuando los funcionarios del partido expropian tierras nacionales para venderlas.
Shijiahe, China. Cientos de agentes de policía entraron a esta aldea de China central antes del amanecer el sábado pasado y dispararon con balas de caucho contra enormes multitudes de campesinos desarmados que habían amenazado con montar una protesta en la capital provincial, hiriendo a decenas de ellos en uno de los choques más violentos ocurridos en el campo chino en los últimos años.
No murió ningún aldeano, pero los vecinos dicen que cerca de diez fueron hospitalizados con heridas graves, incluyendo a una mujer que fue herida nueve veces en la espalda y otra que fue impactada cinco veces. Alrededor de cincuenta aldeanos sufrieron heridas leves, dijeron los residentes, y un doctor local dijo que decenas de agentes resultaron heridos.
Cientos de funcionarios de gobierno han sido enviados a esta aldea en las afueras de Zhengzhou, la capital de la provincia de Henan, para aliviar las tensiones después del incidente del 31 de julio y echarle tierra. Pero testigos contaron lo que había pasado en entrevistas clandestinas en sus casas el jueves, y otros proporcionaron detalles por teléfono o en Zhengzhou. Un vecino facilitó fotos digitales de sus ensangrentados vecinos y los cascos de bala recogidos en la calle el día siguiente.
El choque es un recordatorio del duro reto que plantea el malestar rural al Partido Comunista, que se hizo con el poder en China hace 55 años en una revolución campesina, pero está luchando ahora para contener la indignación en el campo por los altos impuestos, la corrupción oficial e ingresos de las granjas que se estancan incluso cuando la economía nacional atraviesa un período de crecimiento.
Aquí en Shijiahe, un villorrio relativamente próspero de granjas de maizales y verduras a alrededor de 640 kilómetros al suroeste de Pekín, los campesinos protestan por otro problema que ha emergido como un explosivo problema en la China rural: la apropiación de tierra agrícola por funcionarios para construir caminos, diques, fábricas o proyectos de urbanización, a menudo a beneficio personal.
En parte debido a que el estado todavía posee toda la tierra en China y ha otorgado a los campesinos solamente arriendos de largo plazo de sus terrenos, los funcionarios locales se las han ingeniado para controlar ilegalmente al menos 300.000 acres de 1.5 millones de granjeros entre 1999 y 2992, de acuerdo a cálculos conservadores del ministerio de Tierra y Recursos Naturales. Y las estadísticas policiales oficiales muestran una creciente ola de protestas sobre esos traspasos de tierras.
Los vecinos dijeron que cientos de campesinos montaron hace unas semanas dos protestas en Zhengzhou, a unos kilómetros de distancia, contra los planes del jefe del partido de la aldea de expropiar 80 acres de tierra, que reduciría los terrenos de cada familia en alrededor de un tercio. El jefe del partido se había apropiado de cerca de 250 acres de los seis mil habitantes de la aldea desde 1996, dijeron, vendiendo algunas a cambio de grande sumas de dinero.
Autoridades del ayuntamiento enviaron a mediados de julio a un equipo a investigar después de la segunda protesta, cuando 400 campesinos interrumpieron el tráfico en el centro de Zhengzhou. Pero los investigadores parecían poco interesados en las quejas de los manifestantes, y los aldeanos amenazaron el 30 de julio con volver a protestar al día siguiente.
Poco después de las 2 de la mañana del 31 de julio, entre quinientos y mil agentes de policía con uniforme anti-disturbios en un convoy de más de 50 vehículos blindados entraron al pueblo a la búsqueda de los organizadores de las protestas. Uno de los detenidos, un doctor de 46 años, de la aldea, que como otros vecinos pidió conservar el anonimato por temor a ser detenido, dijo que los agentes echaron abajo casi todas las puertas de su casa y rompieron todas las ventanas antes de obligarlos a subir, a él y a su hijo, a uno de los vehículos.
Los vecinos dijeron que el ruido los había despertado, y cuando se asomaron a indagar qué ocurría la policía los golpearon con porras y les dijeron que se metieran en casa. Pero cuando los campesinos se dieron cuenta de que era la policía tratando de llevarse a sus representantes, se echaron a la calle.
"Trataron de meternos en casa a empujones, pero muchos campesinos rompieron el cerco", dijo un campesino de 32 años, que vio cómo la policía golpeaba a dos mujeres que habían intentado bloquear un vehículo blindado parándose en su camino. "La gente de aquí le empezó a gritar a la policía que detuvieran a los verdaderos criminales, no a la gente inocente".
En un cruce, una multitud de más de 200 campesinos rodearon y lograron detener a tres vehículos blindados y a un grupo de unos cien agentes de policía, dijeron testigos. La policía hizo varios disparos al aire, y cuando la multitud se negó a dispersarse, los agentes usaron gas lacrimógeno. Los asombrados aldeanos comenzaron a replegarse, pero cuando lo hacían la policía comenzó a disparar contra la multitud, dijeron testigos.
"Todos corrieron", recordó una mujer de 58 años, sosteniendo una blusa manchada de sangre. "La policía sólo quería desaparecer. Nos dejaron aquí con todos esos campesinos sangrando y no hicieron nada para ayudarlos".
Testigos dijeron que enfrentamientos similares han tomado lugar en otras secciones de la aldea. Algunos vecinos trataron de bloquear a la policía pacíficamente, pero otros les arrojaron piedras.
"Cuando trataron de llevarse a nuestra gente, los campesinos se pusieron furiosos y empezaron a rodear a la policía y a atacarlos con piedras y todo lo que tenían a mano", dijo un vecino de 24 años. "Les dijimos que no se los podían llevar porque ellos no nos habían mostrado sus placas ni ninguna orden de detención".
El choque duró unos 45 minutos y la policía abandonó el pueblo con cuatro detenidos. Cinco otros fueron arrestados en las afueras de la aldea, dijeron los vecinos.
Un agente de policía de Zhengzhou se negó a comentar lo ocurrido en Shijiahe, diciendo: "Todo lo que le puedo decir es que seguíamos órdenes del ayuntamiento y del comité del partido de la ciudad".
Li Guiling, un funcionario del comité del partido, dijo que el ayuntamiento había informado a Pekín de los enfrentamientos y que tanto las autoridades provinciales como centrales habían prohibido a los medios de comunicación chinos informar sobre el incidente. "Los campesinos causaron los problemas y se comportaron deliberadamente de manera provocativa", dijo.
Pero en un gesto en el que los funcionarios locales se dan cuenta de que los tiroteos podrían enfurecer aún más a los campesinos, la policía ha dejado en libertad a todos, excepto uno, de los organizadores de la protesta y el jefe del partido de Zhengzhou visitó Shijiahe, prometiendo investigar las acusaciones sobre los traspasos de tierra. Otros funcionarios del partido visitaron a los campesinos heridos en los hospitales y les ofrecieron regalos de arroz, harina y medicinas.
Los campesinos dijeron que no están satisfechos. "Nos dicen que no deberíamos apelar al gobierno provincial, que no debemos causar desorden público y que todo fue culpa nuestra", dijo el vecino de 24 años.
Ha habido relativamente pocos casos en que la policía china haya disparado contra multitudes desarmadas, incluso con balas de caucho, en los últimos años. En un caso excepcional, la policía entró a un pueblo en la provincia de Jiangxi en abril de 2001 y abrió fuego contra una multitud de campesinos que se negaban a pagar impuestos ilegales, y mató a dos de ellos e hirió a otros 18.
Murray Scot Tanner, un cientista político de la RAND Corporation que estudia tácticas policiales chinas, dijo que el ataque a Shijahe violaba recientes directrices de Pekín para que la policía use métodos menos violentos y menos agresivos de disuasión para calmar las protestas e impedir que se extiendan.
"La idea que defiende la policía en los últimos años es tratar de resolver los problemas por los que se preocupan los manifestantes", dijo. "En este caso, suena como si la policía de Zhengzhou no estuviera interesada en resolver el problema... Entrar con tal cantidad de hombres a la aldea en mitad de la noche era una táctica para intimidar a los vecinos".
"Pero lo que han hecho ha indignado todavía más a los campesinos, y eso es justamente lo que se supone que tienen que evitar".
Jin Ling y Zhang Jing contribuyeron a este reportaje.
7 de agosto de 2004
©traducción mQh
©washingtonpost
No murió ningún aldeano, pero los vecinos dicen que cerca de diez fueron hospitalizados con heridas graves, incluyendo a una mujer que fue herida nueve veces en la espalda y otra que fue impactada cinco veces. Alrededor de cincuenta aldeanos sufrieron heridas leves, dijeron los residentes, y un doctor local dijo que decenas de agentes resultaron heridos.
Cientos de funcionarios de gobierno han sido enviados a esta aldea en las afueras de Zhengzhou, la capital de la provincia de Henan, para aliviar las tensiones después del incidente del 31 de julio y echarle tierra. Pero testigos contaron lo que había pasado en entrevistas clandestinas en sus casas el jueves, y otros proporcionaron detalles por teléfono o en Zhengzhou. Un vecino facilitó fotos digitales de sus ensangrentados vecinos y los cascos de bala recogidos en la calle el día siguiente.
El choque es un recordatorio del duro reto que plantea el malestar rural al Partido Comunista, que se hizo con el poder en China hace 55 años en una revolución campesina, pero está luchando ahora para contener la indignación en el campo por los altos impuestos, la corrupción oficial e ingresos de las granjas que se estancan incluso cuando la economía nacional atraviesa un período de crecimiento.
Aquí en Shijiahe, un villorrio relativamente próspero de granjas de maizales y verduras a alrededor de 640 kilómetros al suroeste de Pekín, los campesinos protestan por otro problema que ha emergido como un explosivo problema en la China rural: la apropiación de tierra agrícola por funcionarios para construir caminos, diques, fábricas o proyectos de urbanización, a menudo a beneficio personal.
En parte debido a que el estado todavía posee toda la tierra en China y ha otorgado a los campesinos solamente arriendos de largo plazo de sus terrenos, los funcionarios locales se las han ingeniado para controlar ilegalmente al menos 300.000 acres de 1.5 millones de granjeros entre 1999 y 2992, de acuerdo a cálculos conservadores del ministerio de Tierra y Recursos Naturales. Y las estadísticas policiales oficiales muestran una creciente ola de protestas sobre esos traspasos de tierras.
Los vecinos dijeron que cientos de campesinos montaron hace unas semanas dos protestas en Zhengzhou, a unos kilómetros de distancia, contra los planes del jefe del partido de la aldea de expropiar 80 acres de tierra, que reduciría los terrenos de cada familia en alrededor de un tercio. El jefe del partido se había apropiado de cerca de 250 acres de los seis mil habitantes de la aldea desde 1996, dijeron, vendiendo algunas a cambio de grande sumas de dinero.
Autoridades del ayuntamiento enviaron a mediados de julio a un equipo a investigar después de la segunda protesta, cuando 400 campesinos interrumpieron el tráfico en el centro de Zhengzhou. Pero los investigadores parecían poco interesados en las quejas de los manifestantes, y los aldeanos amenazaron el 30 de julio con volver a protestar al día siguiente.
Poco después de las 2 de la mañana del 31 de julio, entre quinientos y mil agentes de policía con uniforme anti-disturbios en un convoy de más de 50 vehículos blindados entraron al pueblo a la búsqueda de los organizadores de las protestas. Uno de los detenidos, un doctor de 46 años, de la aldea, que como otros vecinos pidió conservar el anonimato por temor a ser detenido, dijo que los agentes echaron abajo casi todas las puertas de su casa y rompieron todas las ventanas antes de obligarlos a subir, a él y a su hijo, a uno de los vehículos.
Los vecinos dijeron que el ruido los había despertado, y cuando se asomaron a indagar qué ocurría la policía los golpearon con porras y les dijeron que se metieran en casa. Pero cuando los campesinos se dieron cuenta de que era la policía tratando de llevarse a sus representantes, se echaron a la calle.
"Trataron de meternos en casa a empujones, pero muchos campesinos rompieron el cerco", dijo un campesino de 32 años, que vio cómo la policía golpeaba a dos mujeres que habían intentado bloquear un vehículo blindado parándose en su camino. "La gente de aquí le empezó a gritar a la policía que detuvieran a los verdaderos criminales, no a la gente inocente".
En un cruce, una multitud de más de 200 campesinos rodearon y lograron detener a tres vehículos blindados y a un grupo de unos cien agentes de policía, dijeron testigos. La policía hizo varios disparos al aire, y cuando la multitud se negó a dispersarse, los agentes usaron gas lacrimógeno. Los asombrados aldeanos comenzaron a replegarse, pero cuando lo hacían la policía comenzó a disparar contra la multitud, dijeron testigos.
"Todos corrieron", recordó una mujer de 58 años, sosteniendo una blusa manchada de sangre. "La policía sólo quería desaparecer. Nos dejaron aquí con todos esos campesinos sangrando y no hicieron nada para ayudarlos".
Testigos dijeron que enfrentamientos similares han tomado lugar en otras secciones de la aldea. Algunos vecinos trataron de bloquear a la policía pacíficamente, pero otros les arrojaron piedras.
"Cuando trataron de llevarse a nuestra gente, los campesinos se pusieron furiosos y empezaron a rodear a la policía y a atacarlos con piedras y todo lo que tenían a mano", dijo un vecino de 24 años. "Les dijimos que no se los podían llevar porque ellos no nos habían mostrado sus placas ni ninguna orden de detención".
El choque duró unos 45 minutos y la policía abandonó el pueblo con cuatro detenidos. Cinco otros fueron arrestados en las afueras de la aldea, dijeron los vecinos.
Un agente de policía de Zhengzhou se negó a comentar lo ocurrido en Shijiahe, diciendo: "Todo lo que le puedo decir es que seguíamos órdenes del ayuntamiento y del comité del partido de la ciudad".
Li Guiling, un funcionario del comité del partido, dijo que el ayuntamiento había informado a Pekín de los enfrentamientos y que tanto las autoridades provinciales como centrales habían prohibido a los medios de comunicación chinos informar sobre el incidente. "Los campesinos causaron los problemas y se comportaron deliberadamente de manera provocativa", dijo.
Pero en un gesto en el que los funcionarios locales se dan cuenta de que los tiroteos podrían enfurecer aún más a los campesinos, la policía ha dejado en libertad a todos, excepto uno, de los organizadores de la protesta y el jefe del partido de Zhengzhou visitó Shijiahe, prometiendo investigar las acusaciones sobre los traspasos de tierra. Otros funcionarios del partido visitaron a los campesinos heridos en los hospitales y les ofrecieron regalos de arroz, harina y medicinas.
Los campesinos dijeron que no están satisfechos. "Nos dicen que no deberíamos apelar al gobierno provincial, que no debemos causar desorden público y que todo fue culpa nuestra", dijo el vecino de 24 años.
Ha habido relativamente pocos casos en que la policía china haya disparado contra multitudes desarmadas, incluso con balas de caucho, en los últimos años. En un caso excepcional, la policía entró a un pueblo en la provincia de Jiangxi en abril de 2001 y abrió fuego contra una multitud de campesinos que se negaban a pagar impuestos ilegales, y mató a dos de ellos e hirió a otros 18.
Murray Scot Tanner, un cientista político de la RAND Corporation que estudia tácticas policiales chinas, dijo que el ataque a Shijahe violaba recientes directrices de Pekín para que la policía use métodos menos violentos y menos agresivos de disuasión para calmar las protestas e impedir que se extiendan.
"La idea que defiende la policía en los últimos años es tratar de resolver los problemas por los que se preocupan los manifestantes", dijo. "En este caso, suena como si la policía de Zhengzhou no estuviera interesada en resolver el problema... Entrar con tal cantidad de hombres a la aldea en mitad de la noche era una táctica para intimidar a los vecinos".
"Pero lo que han hecho ha indignado todavía más a los campesinos, y eso es justamente lo que se supone que tienen que evitar".
Jin Ling y Zhang Jing contribuyeron a este reportaje.
7 de agosto de 2004
©traducción mQh
©washingtonpost
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