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el poder de la mirada fija


[Laurie Goering]Residentes de Sea Point, un balneario de Ciudad del Cabo, patrullan las calles, esperando que su presencia ahuyente a prostitutas, traficantes de drogas y bandas.
Ciudad del Cabo, Sudáfrica. Hasta las narices de los traficantes y la prostitución en su distrito junto a la playa, los residentes de Sea Point, de Ciudad del Cabo, han descubierto una interesante nueva arma en la lucha contra la delincuencia: la mirada fija.
Varias noches a la semana los vecinos se reúnen en el estacionamiento del ayuntamiento, se ponen camisetas amarillas y entran en la calle. Nada más ver una prostituta o traficante, simplemente se paran y miran fijamente, todos juntos, hasta que los pecadores se retiren -o al menos todos o algunos de sus clientes.
"¡Oye, oye, para eso!", grita una rubia teñida con una cazadora de cuero negro al grupo que la sigue por Main Street, la principal avenida comercial de Sea Point. Finalmente, hace parar a un taxi y escapa.
Misión cumplida.
"Pueden volver después de que nos vayamos a casa, pero sus clientes no saben si estarán ellas o no, así que quizás se vayan a otra parte. Y eso es todo lo que queremos", dijo Heather Taeger, directora del Foro Policial del Balneario de Sea Point.
Hace cuatro meses, los vecinos, preocupados por el cada vez más sórdido giro comercial y el valor de las propiedades cayendo a pique, decidieron hacer algo. Los nuevos centros comerciales de Ciudad del Cano han terminado con las tiendas de Sea Point. Hay 70 escaparates vacantes en Main Street. Han llegado las bandas, las drogas y la prostitución y los vecinos ya no se sienten seguros de salir de noche por una hamburguesa o una cocinería para-llevar india.

El Nacimiento De Una Patrulla De Ciudadanos
J.P. Smith, concejal de Sea Point que ha oído historias de triunfos de las patrullas de vecinos en Estados Unidos, llamó a la policía y les propuso formar un frente unido contra la delincuencia.
"Nuestra policía hace un trabajo espectacular, pero no es suficiente para hacer frente a los problemas. La gente tiene que involucrarse", dijo.
Así, con una enorme linterna y una pareja de agentes de policía detrás como apoyo, él y un puñado de dueños de tiendas, agentes inmobiliarios, jubilados y simplemente vecinos se echaron a la calle en una lucha contra el crimen con elementos gandhianos.
Primero se acercaron a las prostitutas que ejercían su profesión y comenzaron a mirarlas desde cerca. Las confundidas mujeres, después de esperar unos minutos, preguntó cuándo se marcharían.
"Dijeron: ‘Los clientes no se acercan cuando ustedes están aquí', recordó Smith. Les dijimos: ‘Esa es la idea'".
Finalmente, sin poder deshacerse de sus acosadores, las mujeres decidieron marcharse a casa, aparentemente a mirar televisión. Smith las animó a que trataran el canal educativo.
Desde entonces, el grupo ha arruinado las tardes de decenas de lo que Smith llama ‘damas de afecto negociable', espantando a sus clientes.
"No es una cruzada moral. Es solamente algo práctico", dijo. "Todo lo que estamos haciendo es abollarles el negocio".
La policía dice que la iniciativa está dando resultado. Desde que empezaron las patrullas, la delincuencia "muestra una tendencia a la baja", dijo el capitán Eugene Sitzer, portavoz del Departamento de Policía de Sudáfrica.
En una noche típica, hacia las nueve de la noche un grupo de una docena o más de peatones en camiseta amarilla sale a dar un paseo por Main Street. Una de sus primeras paradas normales es la esquina de Firmount con Main, donde merodeaban treinta o más traficantes de drogas. Ahora el lugar está vacío.
Una cuadra más adelante, hombres y mujeres que esperan en los portales avistan al grupo y salen como flechas. Las llantas chirrían cuando unos posibles clientes se marchan a toda velocidad.
K.C. Bhatt, que abrió en febrero su restaurante indio Kabab Mahal en la plagada esquina, dijo que la patrulla le ha salvado el negocio.
"La situación estaba muy mal", recordó. Ahora, "la calle ha cambiado completamente".
Dijo que piensa que la filosofía poco agresiva del grupo es la manera correcta para combatir a los traficantes de drogas que han bajado el nivel del barrio en los últimos años.
"Si ellos pueden cambiar las cosas, ¿por qué no podemos nosotros?", dijo.

Momentos Cómicos
Los joviales paseantes, que están siempre juntos y pueden llamar a los agentes para que detengan a cualquiera de esos delincuentes, han vivido más momentos cómicos que de peligro.
Una tarde uno del grupo apuntó una linterna a un carrito boca abajo sólo para hallar a un vagabundo acurrucado debajo con un gorro de baño con adornos. Se había metido debajo del gigantesco carrito con cortinas y un colchón y simplemente se levantó y se marchó empujando su cama mientras el grupo miraba.
Los paseantes también han encontrado droga escondida entre los arbustos, ayudado a los vagabundos a dirigirse a refugios y sido insultados de todos los modos imaginables de parte de las mujeres de la vida.
"Uno oye cosas despectivas sobre la madre de uno, pero todos las hemos oído antes", dijo John Ford, dueño de un tienda de delicadeces.
Miembros voluntarios de la patrulla dicen que el esfuerzo compensa -más allá de evitar una aburrida noche mirando televisión en casa. Los precios de las casas están comenzando a remontar desde que comenzaron las patrullas, casas que no podían ser vendidas ahora tienen compradores y las tiendas vacías en la franja comercial han disminuido en un 40 por ciento, dijo Alex Nagel, director de la asociación de comerciantes detallistas de Sea Point.
"El crimen afecta directamente nuestra subsistencia, así que ponemos toda nuestra fuerza detrás de ello", dijo. "Cuando se trabaja juntos, se puede hacer algo para parar la degradación del área".

9 de agosto de 2004
©traducción mQh
©chicagotribune

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