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agresores sexuales sin tratamiento


[Jason Grotto] Una falla del sistema que facilita la delincuencia sexual.
John Archer dice que empezó a merodear niños de su propia edad cuando tenía 7 años.
Creció pero se siguió sintiendo atraído por ellos por razones que los médicos todavía no comprenden.

Dice que puede haber empezado cuando abusaron de él a los 4 años. También es posible que haya tenido un defecto cerebral al nacer.
Cualquiera que sea la razón, lo arrestaron por meter la mano dentro de los calzones de una niñita de 5 años durante una excursión de pesca en Holiday, Florida, en 1985.
Tenía 20 años.
Archer admitió haber abusado de la niña en otras ocasiones y le hizo una extraña solicitud al juez: que lo ayudaran con su enfermedad.
Se suponía que se iba a inscribir en un programa especial para delincuentes sexuales, uno de los primeros de su tipo en el país.
Inclusive el juez lo exhortó a buscar terapia en la cárcel, ``para que cuando salga pueda llevar una vida buena y fructífera’’.
Pero dos meses antes de entrar en el programa de tratamiento, el gobernador Bob Martínez y la legislatura estatal decidieron cancelarlo.
Veinte años más tarde, el balance de la vida de John Archer luce así: otras cuatro víctimas menores de 12 años, dos nuevas convicciones y casi 19 años tras las rejas. Ahora, con 47 años, es un residente del Florida Civil Commitment Center.
La falta de tratamiento en prisión para Archer y otros como él es una importante falla del sistema estatal de tratamiento de los delincuentes sexuales, los individuos que plantean la mayor amenaza para las mujeres y los niños, según ha descubierto una investigación del Miami Herald.
Expertos dijeron que la terapia para los depredadores necesita empezar en prisión, mucho antes de que los individuos sean considerados para la ley estatal de compromiso civil. Esto es así por varias razones:
A diferencia de los programas de compromiso civil, a los presos se les puede ordenar someterse a un asesoramiento como condición para su liberación anticipada.
Los estados tienen mejores posibilidades de seleccionar a los delincuentes que califiquen para el compromiso civil si ya han sido tratados y examinados en la cárcel.
El tratamiento en prisión garantiza que hasta los que no sean seleccionados para compromiso civil reciban algún tipo de terapia antes de salir de la cárcel. Numerosos estudios muestran que hasta un poco de asesoramiento disminuye los riesgos de cometer nuevos delitos sexuales.
Es más barato tratar hombres que ya están en prisión, en vez de pagar por años adicionales de confinamiento cuando cumplan sus condenas.
La mayoría de los 16 estados con programas de compromiso civil ofrecen extensos programas de tratamiento en prisión, incluyendo California, Washington, Wisconsin y Minnesota.
Pero en Florida, los más de 520 hombres en el centro estatal de tratamiento pasaron colectivamente más de 3.000 años en prisión con poco o ningún tratamiento antes de entrar en el centro.
’’Es una locura’’, dijo Ted Shaw, el psicólogo que dirigía el programa floridano de Delicuentes Sexuales Perturbados Mentalmente antes de que fuera cerrado. "Ya están (en prisión). El tratamiento sólo cuesta un poquito más que simplemente retenerlos".
 
El Castigo No Ayuda
Sin terapia disponible en la cárcel, el compromiso civil se convierte en el único lugar donde el estado puede tratar a los delincuentes sexuales mientras están en confinamiento.
Aunque los legisladores se concentran en las sanciones -- incluyendo restricciones sobre dónde vivir y condenas de cárcel más duras -- no hay pruebas de que las medidas punitivas realmente disuadan a los delincuentes sexuales de violar y molestar. La razón es que los peores depredadores sufren de perturbaciones mentales llamadas parafilias, que crean poderosos impulsos que son difíciles de controlar sin tratamiento, dicen los expertos.
"Los adultos que se sienten atraídos a los niños no han decidido eso’’, dijo Fred Berlin, un profesor asociado de psiquiatría de la Universidad John Hopkins y fundador del Instituto Nacional para el Estudio, Prevención y Tratamiento de Traumas Sexuales en Baltimore.
"Eso no significa que uno los vaya a excusar cuando violen la ley. Pero en el interés de proteger al público, tenemos que garantizar que a ese gente se les de tratamiento como si fueran un problema de salud pública".
Las herramientas usados por los clínicos: sesiones de terapia con nombres como Control de Excitación y Empatía con la Víctima, exámenes con detectores de mentiras, instrumentos que miden el flujo sanguíneo hacia los órganos sexuales y medicamentos que inhiben la libido.
Según docenas de entrevistas con expertos y estudios psicológicos, el uso de métodos y drogas disminuye el índice de reincidencia de los depredadores.
 
Expertos En Desacuerdo Con Premisa
Parte del problema con el programa floridano de compromiso civil puede rastrearse a la ley que lo creó, dicen los expertos. La Ley Jimmy Rice dice: "La prognosis para la rehabilitación de los depredadores sexuales violentos en prisión es pobre". Pero expertos nacionales, muchos estudios y hasta funcionarios de otros programas estatales no están de acuerdo.
En realidad, el tratamiento en prisión es la primera recomendación para las leyes de compromiso civil hecha por la Asociación para el Tratamiento de Abusadores Sexuales (ATSA), la mayor organización nacional de investigadores y terapeutas de los delincuentes sexuales.
Jill Levenson, una psicóloga floridana y miembro de la junta de la ATSA, dijo que el problema empieza con los legisladores.
"Los legisladores que redactan estas leyes no son los expertos", dijo. "Algunas veces buscan asesoría antes de redactar la ley pero generalmente no lo hacen".
No siempre ha sido así. Durante veinte años, la Florida fue pionera en el tratamiento de los delincuentes sexuales en prisión con lo que era conocido como el programa para Delicuentes Sexuales Mentalmente Perturbados.
Pero el gobernador Martínez y los legisladores estatales le retiraron los fondos al programa en 1989 para ahorrarle a los contribuyentes $7.3 millones anuales tras ajustar para la inflación. Esto es menos de un tercio de lo que ahora cuesta tratar a esos delincuentes más allá de sus condenas de cárcel.
Cuando estaba funcionando, los delincuentes recibían entre 20 y 30 horas de terapia intensiva a la semana.
En la actualidad, algunas prisiones de la Florida ofrecen una breve curso introductorio para delincuentes sexuales: una hora de tratamiento semanal durante 12 semanas. Pero eso es lo más que van a a recibir.
Cuando la legislatura redactó la ley de compromiso civil en 1998, el capítulo de la Florida de la ATSA exhortó a los legisladores a "considerar tomar medidas correctivas, preventivas ahora, re-instituyendo un programa de tratamiento basado en la prisión".

3 de febrero de 2006

©nuevo herald

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