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GOBIERNO ESTADOUNIDENSE NIEGA A LAS TROPAS DERECHO A VOTAR EN SECRETO


Un inquietante editorial de The New York Times advierte sobre los peligros que acechan las elecciones próximas en Estados Unidos. Para poder votar, los soldados deben renunciar a su derecho a votar en secreto. La compañía privada encargada se niega a permitir controles externos del manejo de las papeletas de votación y es abiertamente partidaria del presidente Bush. Vistos los antecedentes de fraude electoral cometidos por Bush en la elección anterior, son noticias preocupantes.
Los miembros de las fuerzas armadas podrán votar este año enviando sus papeletas por correo electrónico o fax, después de renunciar a su derecho a votar en secreto. Además de esta exigencia no democrática, el Electronic Transmission Service tiene demasiados problemas como para ser confiable, comenzando por la toma de partido política de la compañía privada encargada. El departamento de Defensa hace las cosas todavía peor al ocultar informaciones básicas sobre el servicio, y debería ser suspendido de inmediato.
El departamento de Defensa está animando a los soldados a enviar cuando posible las papeletas de votación por correo o por fax directamente a los funcionarios locales. Pero también sugiere una alternativa: Omega Technologies, una compañía privada, aceptará las papeletas de los soldados enviadas por correo electrónico o fax mediante un teléfono gratuito, y las re-enviará luego a las oficinas electorales correspondientes. El manejo de las papeletas es siempre algo delicado, y especialmente cuando, como en este programa, no son secretas. Una preocupación obvia es que los votos a favor de algún candidato pueden ser reportados como extraviados en el camino, o incluso alterados.
Omega Technologies no constituye una opción aceptable para operar este programa. Su directora ejecutiva, Patricia Williams, ha donado 6.600 dólares en estas ciclo electoral al Comité Parlamentario Nacional Republicano, y es miembro del comité asesor en asuntos comerciales. Y mientras que todo lo que tenga que ver con el desarrollo de las elecciones debería estar abierto al escrutinio público, en la compañía Omega hay demasiado sigilo. En una entrevista, Williams se negó a decir quién manejaría los votos de los militares y si los encargados podían o no tener actividades políticas partidarias. "No permitiré que el público invada la intimidad de los empleados de Omega", dijo.
El carácter secreto de los votos puede ser violado en varios momentos: cuando son enviados desde el terreno por fax o por correo electrónico, cuando llegan a manos de la compañía gestora y cuando son recibidos por los funcionarios locales. El Pentágono no ha explicado por qué sería aceptable, o legal, pedir a los soldados que renuncien a su derecho a votar en secreto.
Laughlin McDonald, director del Voting Rights Project de la American Civil Liberties Union dice que no recuerda que se haya pedido a ningún grupo de votantes que renuncien a su derecho a votar en secreto. Dice que es particularmente inapropiado en el caso de los soldados, que están bajo el control directo del departamento de Defensa.
Tampoco está claro si es legal que se pueda votar sin conservar el secreto del voto. En Missouri, uno de los dos estados que permitirá que se vote por correo electrónico a través del Pentágono este año, la Corte Suprema de Missouri resolvió ya en 1895 que su Constitución exige que la votación sea secreta. North Dakota también aprobó el uso de la votación por correo electrónico para el personal militar; cerca de 20 estados permitirán que se vote por fax.
El Electronic Tranmission Service [Servicio de Transmisión Electrónica] opera con una falta de transparencia que es inaceptable en elecciones. El Pentágono permite a Omega mantener en secreto la identidad del personal encargado. No hay reglamentos para que los partidos o los candidatos inspeccionen las operaciones de Omega o controlen la transmisión de los votos. El Pentágono dice que los procedimientos para controlar la votación se encuentren especificados en "un documento de trabajo interno" que se niega a hacer público, y no hace público tampoco cuántos votos son procesados por este sistema cada año. El Electronic Transmission Service operó en 2000 y en 2002, y en elecciones anteriores, pero Williams dice que Omega no manejó las papeletas en esos años. El Pentágono se niega a decir quién lo hizo.
El departamento de Defensa ha pedido que se confíe en él. Los soldados tienen que confiar en que sus superiores no tratarán de informarse sobre sus opciones políticas para usarlas luego contra ellos, y que los funcionarios electorales locales en casa no revelarán esas opciones. Los votantes tienen que confiar en que nadie de la compañía encargada ni en el Pentágono cometerá errores, ni alterará conscientemente las papeletas de votación. En una democracia, asuntos como estos no deben ser dejados en manos de la buena fe.

4 de septiembre de 2004
©newyorktimes©traducción mQh

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