RETIRAN ACUSACIONES DE ESPIONAJE CONTRA SOLDADOS ESTADOUNIDENSES MUSULMANES - john mintz
El gobierno retiró ayer las acusaciones de espionaje contra un intérprete de origen sirio de la prisión militar de Bahía de Guantánamo. Es la tercera vez en los últimos meses que los investigadores han retirado cargos relacionados con la seguridad interior contra un militar en el centro de detención de sospechosos de ser miembros de Al Qaeda y de combatientes talibanes.
En un acuerdo con los fiscales militares, el veterano soldado de la Fuerza Aérea Ahmad Halabi, que había sido acusado de treinta cargos de espionaje y de colaborar con el enemigo que pudieron haberle significado una condena a la pena de muerte, se declaró culpable de cuatro delitos menores.
Halabi es el segundo soldado musulmán de la base -y el tercero en total- de ser liberado de acusaciones graves en casos que llevaron a las autoridades a sospechar que existía una extensa red de espionaje en la prisión en la base naval norteamericana en Cuba. En marzo, un capellán musulmán de la prisión, el capitán del Ejército James Yee, fue liberado de los cargos de espionaje y sedición.
Antes este mes el Ejército dejó caer las acusaciones contra el coronel reservista Jackie Duane Farr, un oficial del servicio de inteligencia en la Bahía de Guantánamo que había sido acusado de tratar de sacar documentos secretos de la base.
La corte marcial de Halabi, un oficinista de la sección de suministros de la Fuerza Aérea que trabajó durante ocho meses como traductor de árabe en la prisión de Bahía de Guantánamo, comenzará esta semana en la base de la Fuerza Aérea de Travis, en California.
Halabi fue detenido en julio de 2003 en una base naval de Florida cuando se dirigía hacia Siria para casarse después de su período de servicio en la Bahía de Guantánamo. Agentes federales descubrieron en sus maletas cientos de documentos, incluyendo 180 cartas en su ordenador portátil -cartas que habían sido enviadas previamente por los detenidos a sus familias. Otros documentos incluían una lista de los nombres de los detenidos y un plano de la prisión.
El gobierno afirmó que Halabi, nacido en Siria y que se mudó a Detroit cuando era adolescente, planeaba durante su viaje entregar los documentos a "enemigos" no identificados.
Fue inicialmente acusado de 30 cargos, incluyendo espionaje y colaboración con el enemigo, pero más tarde el gobierno retiró casi la mitad de esas acusaciones. Pasó más de nueve meses en prisión ante de que se le permitiera en mayo pasado volver a su trabajo como oficinista de suministros en una base en las afueras de Sacramento.
El caso estuvo plagado de irregularidades. Mientras registraban las pertenencias de Halabi un investigador novato de la Fuerza Aérea bebió cerveza y olvidó ponerse guantes a la hora de abrir una caja de documentos, como quedó en claro posteriormente en los testimonios. Luego volvió a coger la caja y se puso los guantes antes de filmar en video su re-apertura de la caja.
En varias ocasiones, oficiales militares tradujeron mal documentos en árabe, y también se reveló que agentes de la Fuerza Aérea se habían equivocado al afirmar que Halabi había enviado por correo electrónico material clasificado a destinatarios no autorizados.
A comienzos de mes la Fuerza Aérea retiró su alegato de que cientos de los documentos hallados entre las pertenencias de Halabi, incluyendo cartas de los detenidos, eran documentos clasificados. Concluyeron que sólo uno de los documentos pertenecía a esa categoría.
La coronel Jennifer Cassidy, portavoz de la acusación, dijo ayer que "había otras cosas raras" en el caso, pero agregó que "este caso demuestra que el sistema de justicia militar es imparcial y justo. A medida que se fueron conociendo las evidencias, los cargos fueron retirados... No es un trabajo que va en una sola vía".
Pero expertos en derecho militar fueron más críticos. "Este caso, para mi pesar, hace que la justicia militar se vea mal", dijo Gary Solis, un antiguo fiscal de la Marina que enseña sobre leyes de guerra en la Universidad de Georgetown.
El abogado defensor de Yee, Eugene Fidell, dijo que la "gente que debería saberlo mejor son los que aprietan con demasiada ligereza el gatillo a la hora de meter soldados en prisión", refiriéndose a Halabi y Yee. "Casos en los que se han hecho acusaciones gravísimas han terminado en fracasos... Y esto conduce a que la opinión pública pierda confianza en la administración de justicia en una época en que no podemos permitírnoslo".
Cuando fue detenido el año pasado en Florida, Halabi se declaró culpable de haber tomado fotografías no autorizadas en la prisión, de transportar ilegalmente documentos clasificados a su cuartel, de mentir a los investigadores y de poseer documentos no autorizados sobre el funcionamiento de la prisión.
Uno de los abogados de Halabi, Donald Rehkopf, dijo ayer a periodistas que esas eran "infracciones menores", de acuerdo a informaciones de servicios de prensa. Pero Cassidy no lo cree. "Las acusaciones eran bastante serias, en términos del tipo de documentos" que tenía Halabi, dijo. "La Fuerza Aérea cree que hay cláusulas [en el acuerdo] que serán beneficiosas para la Fuerza Aérea".
Cassidy se negó a revelar los términos del acuerdo de culpabilidad, pero dijo que una de sus provisiones es un acuerdo sobre la sentencia máxima. El juez, la coronel Barbara Strand, dictará sentencia dentro de unos días.
A Yee, un licenciado de la academia de West Point que estuvo detenido durante 76 días, se le dijo que sería acusado de espionaje. Pero finalmente fue acusado de cargos menores, incluyendo el uso inapropiado de documentos. Sólo fue encontrado culpable de adulterio y de guardar fotografías pornográficas en un ordenador del gobierno. Las reprimendas formales por esas infracciones fueron posteriormente retiradas.
Ahmed Fathy Mehalba, musulmán y antiguo intérprete civil en la Bahía de Guantánamo está todavía en prisión y será procesado por un tribunal federal en Boston. Fue detenido el año pasado por mentir a agentes federales sobre documentos clasificados aparentemente hallados en disquetes en su posesión cuando volvía a Estados Unidos después de un viaje por Egipto.
24 de septiembre de 2004
©washingtonpost
©traducción mQh
Halabi es el segundo soldado musulmán de la base -y el tercero en total- de ser liberado de acusaciones graves en casos que llevaron a las autoridades a sospechar que existía una extensa red de espionaje en la prisión en la base naval norteamericana en Cuba. En marzo, un capellán musulmán de la prisión, el capitán del Ejército James Yee, fue liberado de los cargos de espionaje y sedición.
Antes este mes el Ejército dejó caer las acusaciones contra el coronel reservista Jackie Duane Farr, un oficial del servicio de inteligencia en la Bahía de Guantánamo que había sido acusado de tratar de sacar documentos secretos de la base.
La corte marcial de Halabi, un oficinista de la sección de suministros de la Fuerza Aérea que trabajó durante ocho meses como traductor de árabe en la prisión de Bahía de Guantánamo, comenzará esta semana en la base de la Fuerza Aérea de Travis, en California.
Halabi fue detenido en julio de 2003 en una base naval de Florida cuando se dirigía hacia Siria para casarse después de su período de servicio en la Bahía de Guantánamo. Agentes federales descubrieron en sus maletas cientos de documentos, incluyendo 180 cartas en su ordenador portátil -cartas que habían sido enviadas previamente por los detenidos a sus familias. Otros documentos incluían una lista de los nombres de los detenidos y un plano de la prisión.
El gobierno afirmó que Halabi, nacido en Siria y que se mudó a Detroit cuando era adolescente, planeaba durante su viaje entregar los documentos a "enemigos" no identificados.
Fue inicialmente acusado de 30 cargos, incluyendo espionaje y colaboración con el enemigo, pero más tarde el gobierno retiró casi la mitad de esas acusaciones. Pasó más de nueve meses en prisión ante de que se le permitiera en mayo pasado volver a su trabajo como oficinista de suministros en una base en las afueras de Sacramento.
El caso estuvo plagado de irregularidades. Mientras registraban las pertenencias de Halabi un investigador novato de la Fuerza Aérea bebió cerveza y olvidó ponerse guantes a la hora de abrir una caja de documentos, como quedó en claro posteriormente en los testimonios. Luego volvió a coger la caja y se puso los guantes antes de filmar en video su re-apertura de la caja.
En varias ocasiones, oficiales militares tradujeron mal documentos en árabe, y también se reveló que agentes de la Fuerza Aérea se habían equivocado al afirmar que Halabi había enviado por correo electrónico material clasificado a destinatarios no autorizados.
A comienzos de mes la Fuerza Aérea retiró su alegato de que cientos de los documentos hallados entre las pertenencias de Halabi, incluyendo cartas de los detenidos, eran documentos clasificados. Concluyeron que sólo uno de los documentos pertenecía a esa categoría.
La coronel Jennifer Cassidy, portavoz de la acusación, dijo ayer que "había otras cosas raras" en el caso, pero agregó que "este caso demuestra que el sistema de justicia militar es imparcial y justo. A medida que se fueron conociendo las evidencias, los cargos fueron retirados... No es un trabajo que va en una sola vía".
Pero expertos en derecho militar fueron más críticos. "Este caso, para mi pesar, hace que la justicia militar se vea mal", dijo Gary Solis, un antiguo fiscal de la Marina que enseña sobre leyes de guerra en la Universidad de Georgetown.
El abogado defensor de Yee, Eugene Fidell, dijo que la "gente que debería saberlo mejor son los que aprietan con demasiada ligereza el gatillo a la hora de meter soldados en prisión", refiriéndose a Halabi y Yee. "Casos en los que se han hecho acusaciones gravísimas han terminado en fracasos... Y esto conduce a que la opinión pública pierda confianza en la administración de justicia en una época en que no podemos permitírnoslo".
Cuando fue detenido el año pasado en Florida, Halabi se declaró culpable de haber tomado fotografías no autorizadas en la prisión, de transportar ilegalmente documentos clasificados a su cuartel, de mentir a los investigadores y de poseer documentos no autorizados sobre el funcionamiento de la prisión.
Uno de los abogados de Halabi, Donald Rehkopf, dijo ayer a periodistas que esas eran "infracciones menores", de acuerdo a informaciones de servicios de prensa. Pero Cassidy no lo cree. "Las acusaciones eran bastante serias, en términos del tipo de documentos" que tenía Halabi, dijo. "La Fuerza Aérea cree que hay cláusulas [en el acuerdo] que serán beneficiosas para la Fuerza Aérea".
Cassidy se negó a revelar los términos del acuerdo de culpabilidad, pero dijo que una de sus provisiones es un acuerdo sobre la sentencia máxima. El juez, la coronel Barbara Strand, dictará sentencia dentro de unos días.
A Yee, un licenciado de la academia de West Point que estuvo detenido durante 76 días, se le dijo que sería acusado de espionaje. Pero finalmente fue acusado de cargos menores, incluyendo el uso inapropiado de documentos. Sólo fue encontrado culpable de adulterio y de guardar fotografías pornográficas en un ordenador del gobierno. Las reprimendas formales por esas infracciones fueron posteriormente retiradas.
Ahmed Fathy Mehalba, musulmán y antiguo intérprete civil en la Bahía de Guantánamo está todavía en prisión y será procesado por un tribunal federal en Boston. Fue detenido el año pasado por mentir a agentes federales sobre documentos clasificados aparentemente hallados en disquetes en su posesión cuando volvía a Estados Unidos después de un viaje por Egipto.
24 de septiembre de 2004
©washingtonpost
©traducción mQh
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