Blogia
mQh

descifrando el comunismo chino


Un editorial hoy de The New York Times denuncia la insólita detención de un periodista chino. Está acusado de divulgar a extranjeros supuestos secretos de estado.
Las muchas interrogantes que rodean la abrupta consolidación del poder del jefe del Partido Comunista, Hu Jintao, sugieren que es demasiado temprano aún como para concluir que la libertad de hacer dinero en la China de hoy también se extiende a otras libertades. Una desalentadora indicación fue la detención de un periodista chino, aparentemente bajo sospecha de haber ayudado a un reportero del New York Times a obtener una exclusiva sobre los cambios políticos.
El 19 de septiembre, Jiang Zemin, el antiguo presidente del partido, cedió aparentemente la última de sus funciones oficiales, el comando efectivo de las fuerzas armadas, a Hu. Si Hu ha de verdad emergido como el principal líder del país, es la primera vez que la transferencia de poder en China ha transcurrido de manera tan ordenada. No está claro qué significa.
Hu parece a veces más populista y moderno que Jiang, como cuando despidió a funcionarios de sanidad de alto rango por encubrir la epidemia de neumonía atípica. Pero ha demostrado carecer de intenciones de introducir reformas democráticas, refiriéndose a la democracia como un "callejón sin salida" y reforzando el control de los medios de comunicación. En lo que se refiere a eso, tampoco está claro si Jiang efectivamente ha sido alejado del poder.
Dos días antes de que fuera anunciado el traspaso de poder, las autoridades de Shangai detuvieron al periodista chino Zhao Yan, un asistente en el despacho de Pekín del New York Times y previamente reportero del diario China Reform. Dos días más tarde, se comunicó a la familia de Zhao que el periodista estaba acusado de "proporcionar secretos de estado a extranjeros". Aparentemente, los ‘secretos de estado' en este caso fue un informe preliminar de que Jiang estaba a punto de retirarse. El Times ha dicho que Zhao, que debe aún recibir la visita de un abogado, no tenía nada que ver con el artículo. Pero la mera sugerencia de que asuntos políticos rutinarios sean vistos como secretos de estado dice todo y mal sobre el estado del comunismo chino. Si Hu quisiera demostrar otra cosa, debería ordenar la inmediata puesta en libertad de Zhao.

5 de octubre de 2004
©new york times
©traducción mQh

0 comentarios