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fiscalía pide prisión para marine asesino


El militar holandés Erik O. mató a tiros al civil irakí Abdullah Moushar Aadhafa, ante la sorpresa de sus propios subordinados, encargados, como él mismo, de vigilar un contenedor, y que no se explican las razones del militar. La fiscal del Estado pide seis meses de prisión y 240 horas de trabajo social. El sindicato militar pide la absolución del militar.
Arnhem, Holanda. La fiscalía exigió el lunes, ante la sala de lo militar de los juzgados de Arnhem, seis meses de detención militar condicional y 240 horas de trabajo social para el marine Erik O.
Según la fiscal E. Van Dusschoten, Erik O., de 43 años, en contradicción con las instrucciones aplicables a los militares holandeses destacados en Iraq, dio un disparo de advertencia en dirección a un grupo de iraquíes. El disparo, según la fiscal, alcanzó a Abdullah Moushar Aadhafa, de 32 años. Este hombre, también llamado Abdullah Al-Mashaalawi, murió más tarde a consecuencia de las heridas causadas. "Fue un disparo dirigido a un grupo de civiles. El acusado sabía que estaba haciendo algo muy arriesgado. No se trataba de un caso de vida o muerte", afirma Van Dusschoten. Esa misma mañana el grupo de iraquíes había saqueado un convoy y esperaba la nueva oportunidad de vaciar un remolque y un contenedor. Los militares holandeses se encontraban allí para custodiar el contenedor. La víctima, según el querellante, era un mero viandante, sin ninguna mala intención.
Según la Fiscalía esta condena está en su lugar, pues E. O. disparó contra un inocente civil iraquí, mientras que el militar es un "experimentado militar y tirador". El acusado, que además es instructor de tiro, tuvo que haber sabido lo peligroso que es un disparo de advertencia contra el suelo. Además se ha tenido en cuenta que el acusado a menudo debió realizar su trabajo en Iraq en difíciles condiciones. Por otro lado, Erik. O. ha sufrido "todo el aparato publicitario que se creó en torno a este caso", según Van Dusschoten. La fiscal esbozó en su acusación una imagen según la cual el 27 de diciembre no hubo situación de amenaza alguna. Los testigos holandeses declararon que el grupo de iraquíes se encontraba a gran distancia, no portaban armas o piedras, y no mostraban actitud amenazante alguna. La mayoría de los iraquíes estaba en cuclillas, a unos cien metros de los militares holandeses. "Para nada se trataba de una situación de amenaza hacia personas o bienes. Tampoco se puede hablar de actos de enemistad de parte de los iraquíes. Para ello es necesario algo más que la idea que se le pase a un comandante por la cabeza de que la situación se puede escapar de las manos", según Van Dusschoten. Según ella, unos cuantos iraquíes sólo caminaron vacilantes en dirección a los holandeses, y tenían planes en torno al remolque, y no a los militares holandeses.
Erik O. declaró la semana pasada ante los tribunales que sí se trataba de una situación con riesgo de muerte. Su unidad pudo haber sido sobrepasada por un grupo de iraquíes. Según Erik O., sus colegas, aún jóvenes e inexpertos, no podían apreciar el verdadero peligro de la situación.
El acusador, a su vez, señala las difíciles circunstancias en las que la Fiscalía y la policía militar tuvieron que realizar la investigación. Poco después del incidente, los militares hablaron sobre lo ocurrido en una sesión informativa. Según la parte acusadora, los subordinados de Erik O. debido a ello no fueron estimulados en tal marco a hablar abierta y sinceramente sobre sus experiencias, lo que dificultó mucho la toma de declaraciones de los testigos. La Fiscalía tampoco pudo analizar el cuerpo de la víctima, ya que la familia se lo había llevado para enterrarlo.
Van Dusschoten en su acusación menciona además la conmoción que ha causado durante los últimos nueve meses las sospechas de la Fiscalía. "Pero de lo que se trata ahora es de los hechos. El sospechoso no estaba autorizado a realizar el disparo en cuestión. Se trata de un grave hecho. Por ello resultó muerto innecesariamente una víctima inocente".
Según ella no ha quedado claro por qué O. disparó. El hecho de no haber querido colaborar, no permitiendo que un psiquiatra o un experto en rehabilitación lo examinasen, también juega un papel. Por ello la Fiscalía no puede señalar si hay posibilidad de que vaya a reincidir.
Al sindicato militar VBM/NOV le ha decepcionado la demanda de la fiscal. "Sólo puede haber una condena adecuada: la absolución", opina el portavoz J. Debie. Según el sindicalista, durante la audiencia resultó, por ejemplo, que sí había una situación de peligro cuando Erik O. disparó. Debie espera que el juez absuelva al soldado.
3 de octubre de 2004
5 de octubre de 2004
©volkskrant
©traducción mQh

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