EL CAOS TRAS INVASIÓN HA AUMENTADO LA PRODUCCIÓN DE OPIO - t. christian miller
La producción de opio en Afganistán ha alcanzado un nuevo récord. En Iraq ha aumentado el tráfico y el consumo.
Washington, Estados Unidos. La producción de opio en Afganistán romperá este año todos los récords, con un aumento que superará los altos niveles que se alcanzaron durante el régimen talibán, dijeron funcionarios norteamericanos y extranjeros de organizaciones de anti-narcóticos.
Al mismo tiempo, funcionarios de Naciones Unidas y Estados Unidos están cada vez más preocupados por señales que apuntan a un naciente comercio de drogas en Iraq, donde los contrabandistas están sacando ventajas del continuo caos y las fronteras no custodiadas.
La inestabilidad en la secuela de las invasiones norteamericanas de Afganistán e Iraq ha resultado en un bullente mercado para la producción de drogas, y en un segundo mercado potencial para la venta y tráfico de narcóticos, dijeron funcionarios.
"Todas las situaciones después de un conflicto, así sea en Iraq o Afganistán, se caracterizan por un importante aumento de la adicción a las drogas", dijo Antonio María Costa, director de la Oficina de Fiscalización de las Drogas y Prevención del Delito. "Definitivamente, hay un problema".
En su testimonio del mes pasado, Robert B. Charles, secretario de estado adjunto que encabeza la Oficina para los Asuntos Relacionados con el Narcotráfico Internacional y la Aplicación de la Ley, del ministerio de Asuntos Exteriores, dijo al Congreso que las estadísticas de la CIA, de las que se espera que serán dadas a conocer de aquí a unas semanas, muestran que el cultivo de opio de Afganistán abarca ahora 100.000 hectáreas, un aumento de más de un 60 por ciento con respecto a 2003.
En una entrevista la semana pasada, Charles reconoció que los niveles de cultivo exceden aparentemente el récord previo de unas 65.000 hectáreas de amapolas alcanzado en 2000. Los talibanes promovían agresivamente el cultivo de amapola en esa época para financiar sus operaciones militares, pero la prohibieron más tarde ese mismo año por razones religiosas.
Afganistán es el principal proveedor de opio del mundo, el que puede ser procesado en una variedad de narcóticos, incluyendo la heroína. La mayor parte de la heroína afgana es exportada a Europa y países circundantes; menos del 10 por ciento llega a Estados Unidos.
Charles dijo que aunque había un creciente ímpetu detrás de los esfuerzos para detener la producción, Estados Unidos continuaba temiendo el desarrollo de una economía basada en la producción de narcóticos que podría empantanar la naciente democracia afgana.
"Hay una oscura sombra que planea sobre el país", dijo Charles. "Si no hacemos lo correcto para abordar esta economía potencialmente peligrosa basada en la heroína, seguramente lo vamos a lamentar".
El explosivo aumento en la producción de drogas del país se ha transformado en un problema en la campaña presidencial de Estados Unidos. En el debate del martes en Florida, el candidato demócrata John F. Kerry mencionó la bullente producción de opio como una prueba del "colosal error de juicio" del presidente Bush al desviar la atención de Afganistán para hacer la guerra en Iraq.
Repitiendo una estimación de Naciones Unidas, Kerry dijo que la producción de heroína representa entre un 40 y 60 por ciento del producto nacional bruto afgano. Naciones Unidas y la Unidad de Inteligencia de la revista The Economist han estimado que el valor de la producción de heroína y opio en Afganistán varía entre un billón y 2.3 billones de dólares -el equivalente de todo el paquete de ayudas prometidas por Estados Unidos en la conferencia de donantes de Berlín en marzo pasado.
"Iraq ni siquiera está en el centro del foco de la guerra contra el terrorismo; el centro es Afganistán", dijo Kerry.
En realidad, Estados Unidos, Naciones Unidas y funcionarios afganos creen que el contrabando de opio es una fuente de financiamiento para los insurgentes talibanes, terroristas de Al Qaeda y bandas criminales que operan en Afganistán e Iraq.
La mayor parte del opio es exportada a través de la ingobernable región fronteriza entre Afganistán y Pakistán donde se cree que se oculta el cabecilla de Al Qaeda, Osama bin Laden, dijeron funcioanrios. Los insurgentes estimutan a los pequeños granjeros en áreas controladas por ellos para cultivar drogas y cobrar un impuesto por su transporte.
Durante una visita sorpresa a Afganistán en agosto, el ministro de Defensa, Donald H. Rumsfeld describió el auge de la droga como una de las más serias amenazas a la democracia de Afganistán, donde se sostendrán elecciones presidenciales este sábado.
"En la medida en que la demanda de drogas continúe produciendo cientos de millones de dólares de beneficios... para delincuentes implicados en el tráfico de drogas, es perjudicial", dijo Rumsfeld. "Sabemos lo que pasa en países donde eso ocurre. Es corrosivo. Puede afectar todo el proceso político. Conduce a otros tipos de delitos y corrupción. Es algo verdaderamente peligroso". Hasta el momento, los planes para contener el auge de la producción han sido ineficaz. Los británicos han tomado la delantera en Afganistán en los programas de erradicación y requisado unas 34 toneladas de opiatos este año -un uno por ciento de la producción estimada.
Los planes de las fuerzas afganas y de la coalición para convencer a los granjeros que renuncien al cultivo de la amapola tampoco han dado resultado. En un país cuya economía sigue siendo un desastre, el cultivo representa una de las pocas actividades rentables.
Estados Unidos se ha referido a Colombia, donde guerrillas de izquierda y militantes de extrema derecha también trafican en narcóticos para financiar sus operaciones, como un modelo de los planes de reducción de drogas. La producción de coca ha disminuido en un 21 por ciento en Colombia, que sigue siendo el proveedor más importante de la cocaína consumida en Estados Unidos. Estados Unidos ha asignado más de 3 billones de dólares en los programas de erradicación de la droga en Colombia, cuyo componente clave es una agresiva campaña de fumigación aérea. No hay planes semejantes en Afganistán.
"Se ha hecho muy poco para detener" el cultivo de opio en Afganistán, dijo Bathsheba Crocker, una investigadora del independiente Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos, en Washington, que ha estudiado los esfuerzos de reconstrucción en Afganistán e Iraq. "No ha habido nada parecido a un esfuerzo serio o importante". Entretanto, en Iraq tanto funcionarios de Estados Unidos como de Naciones Unidas están inquietos sobre recientes evidencias anecdóticas de un aumento del tráfico y consumo de drogas. Se cree que Iraq estuvo relativamente libre de drogas durante el régimen de Saddam Hussein.
Expertos en anti-narcóticos del ministerio de Asuntos Exteriores creen que traficantes sirios están utilizando las mal custodiadas fronteras de Iraq para transportar fenetilina, una droga sintética conocida más comúnmente como captagon', que es similar a la anfetamina.
La droga es favorita entre los ricos jóvenes parranderos de Arabia Saudí y los estados del Golfo. Tropas de la Primera División de Infantería del Ejército norteamericano encontraron recientemente una "gran" cantidad de drogas e instrumentos para su uso durante redadas contra insurgentes en el centro de Iraq, dijo el sargento maestre Robert Powell, un portavoz de la unidad. Dijo que los detalles de la operación no estaban aún disponibles.
Costa, el funcionario de Naciones Unidas, dijo que los investigadores han detectado signos de tráfico de drogas en Iraq el año pasado, durante una visita poco antes del atentado contra la sede central de Naciones Unidas en Bagdad en agosto de 2003.
Una década de sanciones ha creado una vasta red de contrabandistas en Iraq que vendían petróleo en el mercado mundial. Tras la invasión norteamericana, sin embargo, las exportaciones de petróleo se hicieron legales y miles -quizás decenas de miles- de personas implicadas en las bandas de contrabandistas se vieron repentinamente sin trabajo, dijo Costa. Se cree que muchos han volcado sus habilidades al transporte de otras substancias ilícitas.
"No son solamente drogas. Estamos hablando de tráfico de armas, de artefactos, de bienes saqueados", dijo Mustafa Alani, el director de estudios sobre seguridad y terrorismo del Centro de Investigaciones sobre el Golfo, un laboratorio ideológico en Dubai, Emiratos Árabes Unidos. "No hay control de las fronteras". Los planes para combatir las drogas en Iraq son inexistentes, y los esfuerzos de Estados Unidos e Iraq se concentran en controlar la insurgencia.
Hasta el momento, sólo un puñado de agentes de policía iraquíes han recibido adiestramiento en anti-narcóticos. El ministerio de Asuntos Exteriores cuenta con cinco expertos en drogas en Iraq, pero su misión se concentra sólo parcialmente en el tráfico. Y los militares no consideran la lucha anti-narcóticos como parte de su misión en Iraq, dijo un portavoz del Pentágono.
De momento el comercio de drogas en Iraq es limitado, pero existen pocos controles policiales para impedir que crezca.
"Tenemos que mantener los ojos abiertos", dijo Charles, el funcionario del ministerio de Asuntos Exteriores. "Se puede transformar en un problema mucho más serio".
4 de octubre de 2004
6 de octubre de 2004
©angeles times
©traducción mQh
Al mismo tiempo, funcionarios de Naciones Unidas y Estados Unidos están cada vez más preocupados por señales que apuntan a un naciente comercio de drogas en Iraq, donde los contrabandistas están sacando ventajas del continuo caos y las fronteras no custodiadas.
La inestabilidad en la secuela de las invasiones norteamericanas de Afganistán e Iraq ha resultado en un bullente mercado para la producción de drogas, y en un segundo mercado potencial para la venta y tráfico de narcóticos, dijeron funcionarios.
"Todas las situaciones después de un conflicto, así sea en Iraq o Afganistán, se caracterizan por un importante aumento de la adicción a las drogas", dijo Antonio María Costa, director de la Oficina de Fiscalización de las Drogas y Prevención del Delito. "Definitivamente, hay un problema".
En su testimonio del mes pasado, Robert B. Charles, secretario de estado adjunto que encabeza la Oficina para los Asuntos Relacionados con el Narcotráfico Internacional y la Aplicación de la Ley, del ministerio de Asuntos Exteriores, dijo al Congreso que las estadísticas de la CIA, de las que se espera que serán dadas a conocer de aquí a unas semanas, muestran que el cultivo de opio de Afganistán abarca ahora 100.000 hectáreas, un aumento de más de un 60 por ciento con respecto a 2003.
En una entrevista la semana pasada, Charles reconoció que los niveles de cultivo exceden aparentemente el récord previo de unas 65.000 hectáreas de amapolas alcanzado en 2000. Los talibanes promovían agresivamente el cultivo de amapola en esa época para financiar sus operaciones militares, pero la prohibieron más tarde ese mismo año por razones religiosas.
Afganistán es el principal proveedor de opio del mundo, el que puede ser procesado en una variedad de narcóticos, incluyendo la heroína. La mayor parte de la heroína afgana es exportada a Europa y países circundantes; menos del 10 por ciento llega a Estados Unidos.
Charles dijo que aunque había un creciente ímpetu detrás de los esfuerzos para detener la producción, Estados Unidos continuaba temiendo el desarrollo de una economía basada en la producción de narcóticos que podría empantanar la naciente democracia afgana.
"Hay una oscura sombra que planea sobre el país", dijo Charles. "Si no hacemos lo correcto para abordar esta economía potencialmente peligrosa basada en la heroína, seguramente lo vamos a lamentar".
El explosivo aumento en la producción de drogas del país se ha transformado en un problema en la campaña presidencial de Estados Unidos. En el debate del martes en Florida, el candidato demócrata John F. Kerry mencionó la bullente producción de opio como una prueba del "colosal error de juicio" del presidente Bush al desviar la atención de Afganistán para hacer la guerra en Iraq.
Repitiendo una estimación de Naciones Unidas, Kerry dijo que la producción de heroína representa entre un 40 y 60 por ciento del producto nacional bruto afgano. Naciones Unidas y la Unidad de Inteligencia de la revista The Economist han estimado que el valor de la producción de heroína y opio en Afganistán varía entre un billón y 2.3 billones de dólares -el equivalente de todo el paquete de ayudas prometidas por Estados Unidos en la conferencia de donantes de Berlín en marzo pasado.
"Iraq ni siquiera está en el centro del foco de la guerra contra el terrorismo; el centro es Afganistán", dijo Kerry.
En realidad, Estados Unidos, Naciones Unidas y funcionarios afganos creen que el contrabando de opio es una fuente de financiamiento para los insurgentes talibanes, terroristas de Al Qaeda y bandas criminales que operan en Afganistán e Iraq.
La mayor parte del opio es exportada a través de la ingobernable región fronteriza entre Afganistán y Pakistán donde se cree que se oculta el cabecilla de Al Qaeda, Osama bin Laden, dijeron funcioanrios. Los insurgentes estimutan a los pequeños granjeros en áreas controladas por ellos para cultivar drogas y cobrar un impuesto por su transporte.
Durante una visita sorpresa a Afganistán en agosto, el ministro de Defensa, Donald H. Rumsfeld describió el auge de la droga como una de las más serias amenazas a la democracia de Afganistán, donde se sostendrán elecciones presidenciales este sábado.
"En la medida en que la demanda de drogas continúe produciendo cientos de millones de dólares de beneficios... para delincuentes implicados en el tráfico de drogas, es perjudicial", dijo Rumsfeld. "Sabemos lo que pasa en países donde eso ocurre. Es corrosivo. Puede afectar todo el proceso político. Conduce a otros tipos de delitos y corrupción. Es algo verdaderamente peligroso". Hasta el momento, los planes para contener el auge de la producción han sido ineficaz. Los británicos han tomado la delantera en Afganistán en los programas de erradicación y requisado unas 34 toneladas de opiatos este año -un uno por ciento de la producción estimada.
Los planes de las fuerzas afganas y de la coalición para convencer a los granjeros que renuncien al cultivo de la amapola tampoco han dado resultado. En un país cuya economía sigue siendo un desastre, el cultivo representa una de las pocas actividades rentables.
Estados Unidos se ha referido a Colombia, donde guerrillas de izquierda y militantes de extrema derecha también trafican en narcóticos para financiar sus operaciones, como un modelo de los planes de reducción de drogas. La producción de coca ha disminuido en un 21 por ciento en Colombia, que sigue siendo el proveedor más importante de la cocaína consumida en Estados Unidos. Estados Unidos ha asignado más de 3 billones de dólares en los programas de erradicación de la droga en Colombia, cuyo componente clave es una agresiva campaña de fumigación aérea. No hay planes semejantes en Afganistán.
"Se ha hecho muy poco para detener" el cultivo de opio en Afganistán, dijo Bathsheba Crocker, una investigadora del independiente Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos, en Washington, que ha estudiado los esfuerzos de reconstrucción en Afganistán e Iraq. "No ha habido nada parecido a un esfuerzo serio o importante". Entretanto, en Iraq tanto funcionarios de Estados Unidos como de Naciones Unidas están inquietos sobre recientes evidencias anecdóticas de un aumento del tráfico y consumo de drogas. Se cree que Iraq estuvo relativamente libre de drogas durante el régimen de Saddam Hussein.
Expertos en anti-narcóticos del ministerio de Asuntos Exteriores creen que traficantes sirios están utilizando las mal custodiadas fronteras de Iraq para transportar fenetilina, una droga sintética conocida más comúnmente como captagon', que es similar a la anfetamina.
La droga es favorita entre los ricos jóvenes parranderos de Arabia Saudí y los estados del Golfo. Tropas de la Primera División de Infantería del Ejército norteamericano encontraron recientemente una "gran" cantidad de drogas e instrumentos para su uso durante redadas contra insurgentes en el centro de Iraq, dijo el sargento maestre Robert Powell, un portavoz de la unidad. Dijo que los detalles de la operación no estaban aún disponibles.
Costa, el funcionario de Naciones Unidas, dijo que los investigadores han detectado signos de tráfico de drogas en Iraq el año pasado, durante una visita poco antes del atentado contra la sede central de Naciones Unidas en Bagdad en agosto de 2003.
Una década de sanciones ha creado una vasta red de contrabandistas en Iraq que vendían petróleo en el mercado mundial. Tras la invasión norteamericana, sin embargo, las exportaciones de petróleo se hicieron legales y miles -quizás decenas de miles- de personas implicadas en las bandas de contrabandistas se vieron repentinamente sin trabajo, dijo Costa. Se cree que muchos han volcado sus habilidades al transporte de otras substancias ilícitas.
"No son solamente drogas. Estamos hablando de tráfico de armas, de artefactos, de bienes saqueados", dijo Mustafa Alani, el director de estudios sobre seguridad y terrorismo del Centro de Investigaciones sobre el Golfo, un laboratorio ideológico en Dubai, Emiratos Árabes Unidos. "No hay control de las fronteras". Los planes para combatir las drogas en Iraq son inexistentes, y los esfuerzos de Estados Unidos e Iraq se concentran en controlar la insurgencia.
Hasta el momento, sólo un puñado de agentes de policía iraquíes han recibido adiestramiento en anti-narcóticos. El ministerio de Asuntos Exteriores cuenta con cinco expertos en drogas en Iraq, pero su misión se concentra sólo parcialmente en el tráfico. Y los militares no consideran la lucha anti-narcóticos como parte de su misión en Iraq, dijo un portavoz del Pentágono.
De momento el comercio de drogas en Iraq es limitado, pero existen pocos controles policiales para impedir que crezca.
"Tenemos que mantener los ojos abiertos", dijo Charles, el funcionario del ministerio de Asuntos Exteriores. "Se puede transformar en un problema mucho más serio".
4 de octubre de 2004
6 de octubre de 2004
©angeles times
©traducción mQh
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