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SITUACIÓN DE EMIGRANTES CAUSA CONMOCIÓN EN ISLA ITALIANA - ian fisher y richard bernstein


Miles de africanos han desembarcado en Lampedusa, la diminuta isla italiana, pidiendo asilo. El gobierno los ha devuelto a Libia, su puerto de partida, negándose a examinar la veracidad de sus historias. Grupos de derechos humanos temen que los refugiados legítimos sean afectados por estas deportaciones. En los últimos diez años han muerto 5.000 personas cuando trataban de llegar a Europa.
Roma, Italia. Cientos de emigrantes de África en botes destartalados han atracado en los últimos días en Lampedusa, una pequeña isla italiana, y el gobierno italiano ha reaccionado rápida y polémicamente enviándoles casi de inmediato, en avión, de vuelta a Libia.
La travesía hacia Italia es peligrosa para los miles de pobres y desesperados emigrantes que arriesgan la vida cada año en las no menos de 110 kilómetros de mar abierto en el Mediterráneo.
El fin de semana pasado, al menos 17 personas se ahogaron frente a la costa de Túnez en su intento por llegar a Italia, informó el lunes la agencia de noticias oficial de Túnez. Otras 47, un barco con 70 marroquíes y 5 tunecinos a bordo, fueron declarados desaparecidos.
Los incidentes subrayan el serio problema que los gobiernos europeos han tratado de resolver, hasta el momento sin éxito. Se trata de qué hacer con el flujo de solicitantes de asilo que llegan a Europa, la mayoría de ellos de Asia y África, muchos cientos de los cuales se han ahogado tratando de cruzar el Mediterráneo después de echarse a la mar en embarcaciones no aptas para navegar en que son transportados por traficantes de personas.
En las últimas semanas, los presidentes europeos han estado discutiendo un plan propuesto por el ministro del Interior alemán, Otto Schily, para frenar el flujo construyendo centro de retención en África del Norte y permitir su viaje a Europa sólo a aquellos cuyas solicitudes de asilo sean aprobadas.
"Es un ofrecimiento de ayuda a aquellos que están en peligro", dijo Schily, diciendo que su plan perseguía, entre otras cosas, ayudarles a evitar los peligros de un viaje por mar.
La idea de Schily, tratada la semana pasada en una reunión de los ministros de Interior europeos en Holanda, ha tenido una tibia recepción. Italia, que ha recibido la cantidad más grande de refugiados africanos, anunció hace varias semanas su apoyo del plan. Representantes de Portugal y España dijeron tras la reunión que el plan debía ser estudiado.
Pero funcionarios de Francia, Bélgica y Suecia objetaron que los campamentos fueran habilitados en países que no tienen buenos antecedentes en lo que se refiere a la protección de los derechos de los refugiados. Grupos de derechos humanos y Naciones Unidas han advertido que la propuesta podría cerrar las puertas de Europa a los solicitantes de asilo legítimos.
"No apoyamos ese plan", dijo la ministro de Interior francesa, Dominique de Villepin, informó Associated Press.
Al hacer la propuesta, Schily replanteó una idea lanzada por primera vez el año pasado por el primer ministro Tony Blair, que la retiró rápidamente cuando la mayoría de los países europeos se opusieron a ella. Luego, en el verano pasado, la difícil situación de los solicitantes de refugio fue puesta de relieve cuando 37 africanos fueron rescatados en alta mar por un barco de Cap Anamur, un grupo de ayuda alemán. Los emigrantes pasaron semanas en el Mediterráneo buscando un puerto que los admitiera. Cuando finalmente fueron admitidos en Sicilia, el gobierno italiano los deportó.
Schily dijo que el incidente le había afectado mucho, en parte porque los emigrantes dijeron que huían de la guerra civil en la región de Darfur, Sudán. Se reveló luego que todos ellos provenían de Nigeria y Gana, y ninguno de Sudán.
El tema tomó otro giro este fin de semana cuando unas 1.200 personas ganaron tierra en Lampedusa, e Italia se apresuró a embarcar a 800 de ellos en aviones con destino a Libia, aparentemente su puerto de partida.
El gobierno italiano dijo que era una medida de emergencia. El centro de acogida de Lampedusa sólo puede recibir a 200 personas, dijeron funcionarios, y estaba ya peligrosamente atestado.
Pero el gobierno conservador del primer ministro Silvio Berlusconi también parece determinado a desalentar a otros refugiados que quieran arriesgarse a hacer la travesía.
"Las personas desesperadas que piensan que pueden desembarcar ilegalmente en Italia deben saber que serán enviados de vuelta a sus puntos de partida tan pronto como hayan recibido los primeros auxilios", dijo en una declaración el ministro del Interior, Giuseppe Pisanau.
Pero la medida fue inmediata y duramente criticada. Italia, dijeron los críticos, se ha resistido durante demasiado tiempo a formular una política comprehensiva de inmigración dentro de la Unión Europea. Y al retornar inmediatamente a los emigrantes, dijeron, el gobierno no puede identificar a la gente que busca asilo genuinamente.
Esta última ola de emigrantes a Lampedusa, de sólo 30 kilómetros cuadrados de superficie y que está más cerca de África que de Europa, comenzó el viernes, cuando, de acuerdo a informaciones de la prensa italiana, llegaron a la isla unas 600 personas. Durante el fin de semana llegaron otras 600 más. La prensa italiana informó que el gobierno empezó a retornarlos rápidamente a Libia, primero en aviones alquilados a Alitalia y Air Adriatic, y luego en aviones militares.
Aparentemente una combinación de factores ha causado este inusual, enorme número de emigrantes este fin de semana. El principal factor, especuló un funcionario de gobierno, es que los traficantes quieren evitar los efectos de nuevos acuerdos entre Italia y Libia que frena la emigración ilegal y la probable suspensión del largo embargo europeo de Libia. El fin del embargo dará a Libia acceso a equipos como barcos, helicópteros y aparatos infrarrojos para impedir que las embarcaciones crucen hacia Italia.
Pero mientras el debate sobre la inmigración ilegal sigue creciendo, las cantidades de emigrantes están en realidad disminuyendo, tanto en Italia, uno de los principales puertos de llegada, y en Europa como un todo. La cantidad de solicitantes de asilo que llegan a Europa ha disminuido de casi 400.000 al año a comienzos de los años noventa, a cerca de 65.000 ahora. Los emigrantes que lograron llegar a Sicilia, de la que Lampedusa es una parte remota, descendieron de 18.000 en 2002 a algo menos de 9.700 en los primeros meses de este año.
Al mismo tiempo, la mayor fuente de emigrantes ha girado de Asia y los Balcanes a África, con lo que ha aumentado la posibilidad de accidentes mortales durante la travesía por el Mediterráneo. De acuerdo al alto comisionado para los refugiados de Naciones Unidas alrededor de 5.000 personas que han tratado de llegar a Europa por mar se han ahogado en la última década.
Schily rechaza las críticas de que la habilitación de centros de acogida en África del Norte violaría los derechos humanos de los refugiados. Dice que el hecho de que los refugiados mueran en el mar tratando de cruzar el océano es una negación de los derechos humanos mucho más grave que acogerlos en campamentos provisionales, donde, presumiblemente, la Unión Europea sería capaz de controlar sus motivos.
A pesar de todas las polémicas que ha suscitado, el plan de Schily parece ser de momento el único en la mesa europea.
"No tengo la ilusión de que la emigración se frene a raíz de esta propuesta", dijo. "Continuará durante tanto tiempo como la situación en África siga siendo como es. La propuesta trata sólo de aliviar un poco la situación, de hacerla tratable".

Ian Fisher informó desde Roma y Richard Bernstein desde Berlín.
5 de octubre de 2004
7 de octubre de 2004
©new york times
©traducción mQh

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