Blogia
mQh

ES DEFINITIVO: IRAQ NO TENÍA ARMAS DE DESTRUCCIÓN MASIVA


Por enésima vez nos enteramos que Iraq no tenía armas de destrucción masiva, cuya supuesta amenaza fue usada por Bush para hacer la guerra a Iraq. También sabemos que el presidente inventó las informaciones que justificarían la invasión. La guerra contra Iraq la decidió con independencia de la capacidad real de ataque de ese país.
Las sanciones fueron efectivas. Las inspecciones de armas dieron sus frutos. Este es el balance final del largamente esperado informe sobre las armas de destrucción masiva de Iraq, escrito por el investigador que fue nombrado personalmente por el presidente Bush.
En los 18 meses que han pasado desde que el presidente Bush ordenara la invasión de Iraq, justificando esa decisión diciendo que Saddam Hussein era una "amenaza en formación" de Estados Unidos, los estadounidenses se han enterado finalmente que Iraq no tenía armas químicas, ni nucleares ni biológicas. Pero el informe dado a conocer ayer va aun más lejos. Dice que Iraq tampoco tenía fábricas para producir armas ilícitas y que su capacidad para reiniciar la producción de esas armas era cada vez más débil. Hussein conservaba sus sueños de volver algún día a producir armas químicas, pero su objetivo era Irán, no Estados Unidos.
El informe muestra que las sanciones internacionales que Bush desdeñó y despreció antes de la guerra -y aún hoy- fueron sorprendentemente efectivas. Hussein esperaba eludir las sanciones, y el autor del informe, Charles Duelfer, contó ayer al Congreso honestamente que él había pensado que eso pudo haber ocurrido. Pero su informe dice que los iraquíes carecían incluso de una estrategia formal o de un plan para reconstituir sus programas de armamento, si lo hubiesen querido.
Durante meses, funcionarios del gobierno han tratado de desviar las acusaciones de que invadieron Iraq con pretextos falsos y han pedido a los críticos que esperaran el veredicto de Duelfer sobre la búsqueda de las armas. Las concluyentes conclusiones de su Grupo de Investigación sobre Iraq han dejado por los suelos la justificación del gobierno para declarar la guerra. Revela que Iraq destruyó todos los arsenales de armas ilícitas hace más de una década y no poseía instalaciones de producción de gran escala después de 1996, siete años antes de la invasión. Esto fue una decisión de Saddam Hussein, que buscaba desesperadamente poner fin a las sanciones y temía que cualquier plan para armarse, si eran descubiertos por los inspectores, sólo las continuaría.
Incluso después de que los inspectores de Naciones Unidas abandonaran Iraq en 1998, un período en el que los expertos de los servicios de inteligencia occidentales pensaron que podía pasar lo peor, el régimen de Hussein no hizo ningún esfuerzo activo para producir nuevas armas de destrucción masiva. La muy temida amenaza nuclear -ese ominoso hongo atómico conjurada por el gobierno para empujar al Congreso a autorizar precipitadamente la invasión- era una fantasía. Duelfer reveló que incluso si Iraq hubiese tratado de reiniciar su caduco programa nuclear en 2003, le habría tomado años producir una bomba atómica.
Dado que cualquier observador objetivo habrá ya asimilado la idea de que Iraq no representaba una amenaza inminente para nadie, menos todavía para Estados Unidos, fue inquietante oír esta semana al presidente Bush y al vice-presidente Dick Cheney seguir tratando de justificar la invasión sobre la base de que después del 11 de septiembre de 2001 Iraq era claramente en lugar más probable para que los terroristas se hicieran con armas ilícitas. Incluso si Hussein hubiese querido armar a esos grupos, no tener nada que ofrecerles.
Funcionarios de la administración señalarán sin duda esas partes del informe en que se menciona a empresas ilegales que estaban aprovisionando a Iraq de materiales prohibidos, y que Iraq tenía el dinero y los especialistas que podían ser utilizados para fabricar esas armas. También señalarán la especulación de Duelfer de que el apoyo a las sanciones se estaba deteriorando. Pero nada en el voluminoso informe proporciona a Bush la justificación que buscaba de una guerra preventiva; simplemente los programa de armamento no existían. Y a medida que la guerra continúa empantanándose, con cada días que pasa el poder de las sanciones internacionales no violentas parece todavía más efectivo.

8 de octubre de 2004
©new york times
©traducción mQh

0 comentarios