PARLAMENTARIO NEO-NAZI SE OPONE AL INGRESO DE TURQUÍA EN LA UE - abi daruvalla
Expulsado de un partido liberal' de extrema derecha, el diputado Wilders forma facción de claros rasgos neo-nazis. Creyendo que Holanda hace parte del corazón de Occidente, pretende dejar fuera a Turquía por ser un país musulmán.
Muchos políticos insisten en que una recomendación positiva de la Comisión Europea no significa automáticamente que Turquía será admitida en la Unión. Pero la indecisión no le va a todo el mundo. "Turqía en la Unión Europea, ¡nunca!", proclama el nuevo gurú de la extrema derecha de la política holandesa, Geert Wilders.
"Turquía es un país musulmán y como tal no pertenece a la Unión Europea. Yo preferiría que entrasen Australia o Canadá", dice Wilders, que fue expulsado del VVD [extrema derecha, uno de los partidos de gobierno] el mes pasado debido a su vociferante oposición a la política de su partido sobre la admisión de Turquía en la Unión Europea.
Impertérrito e impenitente, Wilders formó de inmediato una facción de un solo miembro, el Grupo Wilders', aunque una encuesta del 14 de septiembre indicó que ganaría 12 escaños parlamentarios si se realizasen elecciones hoy. De acuerdo a una reciente encuesta de NIPO, el 41 por ciento de los holandeses está contra la integración de Turquía en la Unión y un 21 por ciento, a favor; 30 por ciento declara no tener opinión.
Wilders ha recibido también reacciones negativas. La última es una poco convincente amenaza de muerte aparecida en un cartel en una página web. El texto dice: "No votes a este racista" y "Con seis balas se le matará". Fue supuestamente publicado en la red por un grupo de nombre improbable: los stalinistas internacionales'.
El gobierno holandés, actualmente en la presidencia de la Unión Europea, se ha mostrado extremadamente discreto sobre el tema de la admisión de Turquía en la Unión. Un portavoz dijo que Holanda apoyaría las negociaciones si Turquía satisfacía los Criterios de Copenhagen (un conjunto de condiciones, tales como un mejoramiento de los derechos humanos, y reformas legales y económicas).
La principal objeción de Wilders a la entrada de Turquía en la Unión es el temor de que su integración aumente el número de inmigrantes turcos en Europa, y especialmente en Holanda, donde los turcos conforman el mayor grupo de inmigrantes (352.000, en una población total de 16 millones de habitantes).
Wilders: "El flujo de turcos es ya muy alto. Llegan unas 30.000 personas no occidentales a Holanda cada año sólo sobre la base de matrimonios y reunificación familiar. Quiero que se prohíba el ingreso de turcos en los próximos cinco años.
"Hay un gran problema con la integración de los inmigrantes en Holanda. Los inmigrantes están en los primeros lugares en lo que se refiere a criminalidad, desempleo, seguridad social, violencia intra-familiar... Son hechos objetivos". Y la situación no mejorará si se permite que Turquía ingrese en la Unión. "Mejor nos concentramos en resolver los problemas que ya tenemos con los inmigrantes".
Su segunda objeción es que el ingreso de Turquía costará dinero al contribuyente holandés. "Holanda es ya uno de los principales contribuidores de la Unión y de acuerdo a Fischer, la integración de Turquía costará 11 billones de euros solamente en subsidios agrícolas".
La tercera objeción es que al permitir el ingreso de Turquía se sienta un precedente para el ingreso de países no-occidentales. "Antes de que nos demos cuenta, tendremos una Unión Europea musulmana. Yo no quiero eso".
También está preocupado de que Turquía sea el país miembro más grande de la Unión en términos de su población de aquí a 10-20 años y como tal (según la nueva constitución europea) tendrá una mayor influencia en la nueva legislación. "No quiero que Turquía influya la legislación en Europa, y menos en Holanda".
Wilders rechaza la idea de que Turquía formará un puente entre dos culturas, diciendo que Turquía no tiene influencia y que tiene "malas relaciones" con sus vecinos musulmanes.
Wilders se opone sin reparos al islam. Como Pim Fortuyn -el asesinado populista con quien se le compara a menudo- llama "atrasados" a los musulmanes por sus culturas políticas. Los musulmanes, dice, deben adherir a normas y valores occidentales porque estos provienen "de una civilización más alta, mejor, más simpática y más humana".
Aunque la mayoría de los políticos holandeses se han mostrado muy discretos sobre la integración de Turquía en la Unión, no se pronuncian en principio contra la entrada de Turquía. Hay algún descontento en el antiguo partido de Wilders, VVD, pero ha sido aplacado por el partido, que ha llamado a convocar un referéndum en 2016 antes de que se tome una decisión definitiva sobre el ingreso de Turquía en la Unión.
Pero Wilders, por supuesto, no está solo en su oposición. Otras figuras políticas mucho más poderosas en Europa se han pronunciado contra la integración turca, incluyendo al primer ministro francés Jean-Pierre Raffarin, Jacques Delors y Helmut Schmidt.
La CE se inclina a apoyar la apertura de negociaciones. Los ministros de la Unión deben tomar una decisión sobre estas acerca de la integración de Turquía en la cumbre de Bruselas el 17 de diciembre.
5 de octubre de 2004
11 de octubre de 2004
©expatica
©traducción mQh
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"Turquía es un país musulmán y como tal no pertenece a la Unión Europea. Yo preferiría que entrasen Australia o Canadá", dice Wilders, que fue expulsado del VVD [extrema derecha, uno de los partidos de gobierno] el mes pasado debido a su vociferante oposición a la política de su partido sobre la admisión de Turquía en la Unión Europea.
Impertérrito e impenitente, Wilders formó de inmediato una facción de un solo miembro, el Grupo Wilders', aunque una encuesta del 14 de septiembre indicó que ganaría 12 escaños parlamentarios si se realizasen elecciones hoy. De acuerdo a una reciente encuesta de NIPO, el 41 por ciento de los holandeses está contra la integración de Turquía en la Unión y un 21 por ciento, a favor; 30 por ciento declara no tener opinión.
Wilders ha recibido también reacciones negativas. La última es una poco convincente amenaza de muerte aparecida en un cartel en una página web. El texto dice: "No votes a este racista" y "Con seis balas se le matará". Fue supuestamente publicado en la red por un grupo de nombre improbable: los stalinistas internacionales'.
El gobierno holandés, actualmente en la presidencia de la Unión Europea, se ha mostrado extremadamente discreto sobre el tema de la admisión de Turquía en la Unión. Un portavoz dijo que Holanda apoyaría las negociaciones si Turquía satisfacía los Criterios de Copenhagen (un conjunto de condiciones, tales como un mejoramiento de los derechos humanos, y reformas legales y económicas).
La principal objeción de Wilders a la entrada de Turquía en la Unión es el temor de que su integración aumente el número de inmigrantes turcos en Europa, y especialmente en Holanda, donde los turcos conforman el mayor grupo de inmigrantes (352.000, en una población total de 16 millones de habitantes).
Wilders: "El flujo de turcos es ya muy alto. Llegan unas 30.000 personas no occidentales a Holanda cada año sólo sobre la base de matrimonios y reunificación familiar. Quiero que se prohíba el ingreso de turcos en los próximos cinco años.
"Hay un gran problema con la integración de los inmigrantes en Holanda. Los inmigrantes están en los primeros lugares en lo que se refiere a criminalidad, desempleo, seguridad social, violencia intra-familiar... Son hechos objetivos". Y la situación no mejorará si se permite que Turquía ingrese en la Unión. "Mejor nos concentramos en resolver los problemas que ya tenemos con los inmigrantes".
Su segunda objeción es que el ingreso de Turquía costará dinero al contribuyente holandés. "Holanda es ya uno de los principales contribuidores de la Unión y de acuerdo a Fischer, la integración de Turquía costará 11 billones de euros solamente en subsidios agrícolas".
La tercera objeción es que al permitir el ingreso de Turquía se sienta un precedente para el ingreso de países no-occidentales. "Antes de que nos demos cuenta, tendremos una Unión Europea musulmana. Yo no quiero eso".
También está preocupado de que Turquía sea el país miembro más grande de la Unión en términos de su población de aquí a 10-20 años y como tal (según la nueva constitución europea) tendrá una mayor influencia en la nueva legislación. "No quiero que Turquía influya la legislación en Europa, y menos en Holanda".
Wilders rechaza la idea de que Turquía formará un puente entre dos culturas, diciendo que Turquía no tiene influencia y que tiene "malas relaciones" con sus vecinos musulmanes.
Wilders se opone sin reparos al islam. Como Pim Fortuyn -el asesinado populista con quien se le compara a menudo- llama "atrasados" a los musulmanes por sus culturas políticas. Los musulmanes, dice, deben adherir a normas y valores occidentales porque estos provienen "de una civilización más alta, mejor, más simpática y más humana".
Aunque la mayoría de los políticos holandeses se han mostrado muy discretos sobre la integración de Turquía en la Unión, no se pronuncian en principio contra la entrada de Turquía. Hay algún descontento en el antiguo partido de Wilders, VVD, pero ha sido aplacado por el partido, que ha llamado a convocar un referéndum en 2016 antes de que se tome una decisión definitiva sobre el ingreso de Turquía en la Unión.
Pero Wilders, por supuesto, no está solo en su oposición. Otras figuras políticas mucho más poderosas en Europa se han pronunciado contra la integración turca, incluyendo al primer ministro francés Jean-Pierre Raffarin, Jacques Delors y Helmut Schmidt.
La CE se inclina a apoyar la apertura de negociaciones. Los ministros de la Unión deben tomar una decisión sobre estas acerca de la integración de Turquía en la cumbre de Bruselas el 17 de diciembre.
5 de octubre de 2004
11 de octubre de 2004
©expatica
©traducción mQh
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