EJÉRCITO NORTEAMERICANO EN IRAQ MAL APROVISIONADO - thomas e. ricks
Además de la incompetente conducción de la guerra contra Iraq por parte del gobierno de Bush, las tropas sufren problemas de aprovisionamiento que afectan su capacidad de combate. El año pasado familiares enviaron materiales de protección personal de mejor calidad a sus hijos en el frente.
Según un documento oficial que fue conocido recién ayer, el comandante de las tropas estadounidenses en Iraq se quejó en el invierno pasado ante el Pentágono que la situación de aprovisionamiento era tan precaria que ponía en peligro la capacidad de combate de las tropas del Ejército.
La falta de repuestos claves de maquinarias que son vitales para las operaciones de combate, tales como tanques y helicópteros, estaba causando problemas tan serios, escribió el teniente general del Ejército, Ricardo S. Sánchez, en una carta a oficiales de alto nivel del Ejército, que "no puedo continuar operaciones de combate prolongadas con tasas [de aprovisionamiento] tan bajas".
Oficiales del Ejército dijeron que la mayor parte de las preocupaciones de Sánchez han sido solucionadas en los últimos meses, pero que ellos continúan supervisando estrechamente los problemas que identificó el teniente general. La situación ha "mejorado substancialmente" ahora, dijo Gary Motsek, subdirector de operaciones del Mando Logístico del Ejército.
Sánchez, que fue el comandante de mayor jerarquía en el terreno en Iraq desde el verano de 2003 hasta el verano de 2004, dijo en su carta que las unidades del Ejército en Iraq estaban "esforzándose para mantener solamente... tasas relativamente bajas de preparación" en sistemas de combate claves, tales los tanques M-1 Abrams, los vehículos de combate Bradley, los radares anti-morteros y los helicópteros Black Hawk.
También dijo que las unidades tenían que esperar un promedio de 40 días antes de recibir repuestos vitales, lo que, observó, es casi tres veces el promedio del Ejército. Dijo que en algunos depósitos de aprovisionamiento del Ejército en Iraq, el 40 por ciento de los repuestos claves estaban a "balance cero", lo que quiere decir que no se encontraban en las estanterías de los depósitos.
También protestó en su carta, enviada el 4 de diciembre al segundo oficial a cargo del Ejército, con copias a otros oficiales de mayor jerarquía, que sus soldados todavía necesitaban rellenos protectores para mejorar 36.000 piezas de chalecos antibalas, pero que su entrega había sido pospuesta dos veces en el mes previo a su carta. En ese momento había 131.000 tropas estadounidenses en Iraq.
En lo que parece ser una súplica a los oficiales de mayor jerarquía para espolear la burocracia para que responda con más rapidez, Sánchez concluyó: "No puedo mantener la preparación de las tropas sin una intervención del Ejército".
Sánchez, que desde entonces volvió a su base permanente en Alemania, no respondió llamadas telefónicas ni mensajes por correo electrónico donde pedíamos su comentario.
Su carta de preocupación ha salido a la luz después de repetidas declaraciones del presidente Bush de que está determinado a asegurar que las tropas estadounidenses que luchan en Iraq tengan todo lo que necesitan para llevar a cabo sus misiones. "Yo he jurado, como también el ministro de Defensa, dar a nuestras tropas todo lo que sea necesario para que completen sus misiones con la mayor seguridad posible", dijo en mayo. Antes este mes, en Manchester, NewHampshire, dijo: "Cuando Estados Unidos enviamos tropas al campo de batalla, creo que merecen el mejor adiestramiento, el mejor equipo y todo el apoyo de nuestro gobierno".
Una copia de la carta de Sánchez fue entregada al Washington Post por una persona familiarizada con la situación que estaba consternada de que las tropas en el frente no fueran aprovisionadas adecuadamente. Esa persona no aprueba la conducción de la guerra de Iraq por el gobierno de Bush, pero dijo que eso no hacía parte de sus motivos para dar a conocer la carta.
La revelación de las preocupaciones de Sánchez se produce tras recientes comentarios del antiguo embajador L. Paul Bremer, la contraparte civil de Sánchez en la gestión de la ocupación estadounidense de Iraq, de que creía que se necesitaban más tropas en Iraq y había pedido al gobierno de Bush que las enviara.
El teniente general Claude V. Christianson, el oficial de logística de mayor jerarquía en el mando del Ejército en el Pentágono, dijo que los problemas de preparación en Iraq llegaron a un máximo el otoño pasado, pero que han sido en gran parte solucionados. Dijo que fueron causados por una combinación de problemas en la línea de aprovisionamiento y un inesperado ritmo de operaciones de combate cuando estalló la insurrección iraquí el año pasado.
"De repente, a fines de julio [de 2003], los insurgentes empezaron sus operaciones AEI en todo Iraq", observó, usando las siglas para artefactos explosivos improvisados', el término utilizado por los militares para referirse a las bombas en los bordes de las calles. En respuesta, el ritmo o tempo operacional' de las tropas estadounidenses aumentó fuertemente, obligándolas a usar sus tanques y otros vehículos blindados a ritmos mucho más altos de lo que se había calculado.
"Los tanques están operando a 5.000 y 6.50 kilómetros al año", dijo Christianson, lo que, observó, es casi cinco veces la tasa que tenían cuando fueron usados en el adiestramiento en sus bases. La tasa de disponibilidad de los tanques M-1 Abrams cayó a un 78 por ciento en octubre pasado, dijo, comparado con lo que es normal en el Ejército de 90 por ciento. Motsek, del Mando Logístico del Ejército, dijo que debido a la intensidad de las operaciones recientes la tasa de disponibilidad de los tanques descendió recientemente de 95 a 83 por ciento.
Las tasas de preparación también disminuyeron en general la primavera pasada cuando los insurgentes destruyeron siete puentes a lo largo de la principal ruta de aprovisionamiento desde Kuwait a Bagdad, dijo Christianson. En algunos casos, dijo, las provisiones fueron interrumpidas durante "varios días".
Pero dijo que la situación de aprovisionamiento ha mejorado desde entonces, incluso si el ritmo de las operaciones de combate estadounidenses ha seguido siendo intenso. El tiempo de espera de repuestos claves en Iraq ahora es de 24 días, casi la mitad de lo que era cuando Sánchez escribió su carta, dijo Christianson.
El problema de los chalecos antibala -que se ha transformado en un problema candente con el Congreso después de que algunas familias compraran privadamente chalecos antibala y las embarcaran a sus familiares en el Ejército en Iraq- fue solucionado más pronto, observó Christianson, y todas las tropas en Iraq han sido equipadas con material de última generación a fines de enero, unas siete semanas después de que Sánchez escribiera su carta.
Christianson dijo que Sánchez sólo envió una carta con sus preocupaciones sobre Iraq. "Es la única que recibimos de Rick que tuviera algo que ver con la disponibilidad de combate", dijo. Dijo que no le había impresionado la carta porque los encargados de logística del Ejército estaban conscientes de los problemas, concordaban con la evaluación de Sánchez y ya habían tomado medidas para remediarlos.
Motsek dijo que la preparación de los sistemas de combate en el terreno, tales como tanques y vehículos de combate Bradley sigue siendo una preocupación, pero que ya no debe ser tratada como un problema "urgente", ya que las llantas de oruga y otros repuestos pesados están siendo transportados por aire. "Ahora hemos alcanzado el punto en que podemos enviar llantas de oruga sobre bases rutinarias" por vía marítima, que es mucho menos caro, dijo. Eso se debe principalmente a que la capacidad de producción de llantas de oruga ha sido aumentada para satisfacer la inesperada demanda provocada por los combates en Iraq, dijo.
La carta de Sánchez fue enviada después de la más intensa ofensiva insurreccional contra las fuerzas de la ocupación estadounidense hasta ese momento. En una serie de ataques que coincidieron con el inicio del mes sagrado musulmán de Ramadán a fines de octubre del año pasado, perdieron la vida 87 miembros de las fuerzas estadounidenses. Según el calendario lunar de los musulmanes, el Ramadán este año comenzó hace unos días.
Mike Allen contribuyó a este reportaje.
19 de octubre de 2004
©washington post
©traducción mQh
La falta de repuestos claves de maquinarias que son vitales para las operaciones de combate, tales como tanques y helicópteros, estaba causando problemas tan serios, escribió el teniente general del Ejército, Ricardo S. Sánchez, en una carta a oficiales de alto nivel del Ejército, que "no puedo continuar operaciones de combate prolongadas con tasas [de aprovisionamiento] tan bajas".
Oficiales del Ejército dijeron que la mayor parte de las preocupaciones de Sánchez han sido solucionadas en los últimos meses, pero que ellos continúan supervisando estrechamente los problemas que identificó el teniente general. La situación ha "mejorado substancialmente" ahora, dijo Gary Motsek, subdirector de operaciones del Mando Logístico del Ejército.
Sánchez, que fue el comandante de mayor jerarquía en el terreno en Iraq desde el verano de 2003 hasta el verano de 2004, dijo en su carta que las unidades del Ejército en Iraq estaban "esforzándose para mantener solamente... tasas relativamente bajas de preparación" en sistemas de combate claves, tales los tanques M-1 Abrams, los vehículos de combate Bradley, los radares anti-morteros y los helicópteros Black Hawk.
También dijo que las unidades tenían que esperar un promedio de 40 días antes de recibir repuestos vitales, lo que, observó, es casi tres veces el promedio del Ejército. Dijo que en algunos depósitos de aprovisionamiento del Ejército en Iraq, el 40 por ciento de los repuestos claves estaban a "balance cero", lo que quiere decir que no se encontraban en las estanterías de los depósitos.
También protestó en su carta, enviada el 4 de diciembre al segundo oficial a cargo del Ejército, con copias a otros oficiales de mayor jerarquía, que sus soldados todavía necesitaban rellenos protectores para mejorar 36.000 piezas de chalecos antibalas, pero que su entrega había sido pospuesta dos veces en el mes previo a su carta. En ese momento había 131.000 tropas estadounidenses en Iraq.
En lo que parece ser una súplica a los oficiales de mayor jerarquía para espolear la burocracia para que responda con más rapidez, Sánchez concluyó: "No puedo mantener la preparación de las tropas sin una intervención del Ejército".
Sánchez, que desde entonces volvió a su base permanente en Alemania, no respondió llamadas telefónicas ni mensajes por correo electrónico donde pedíamos su comentario.
Su carta de preocupación ha salido a la luz después de repetidas declaraciones del presidente Bush de que está determinado a asegurar que las tropas estadounidenses que luchan en Iraq tengan todo lo que necesitan para llevar a cabo sus misiones. "Yo he jurado, como también el ministro de Defensa, dar a nuestras tropas todo lo que sea necesario para que completen sus misiones con la mayor seguridad posible", dijo en mayo. Antes este mes, en Manchester, NewHampshire, dijo: "Cuando Estados Unidos enviamos tropas al campo de batalla, creo que merecen el mejor adiestramiento, el mejor equipo y todo el apoyo de nuestro gobierno".
Una copia de la carta de Sánchez fue entregada al Washington Post por una persona familiarizada con la situación que estaba consternada de que las tropas en el frente no fueran aprovisionadas adecuadamente. Esa persona no aprueba la conducción de la guerra de Iraq por el gobierno de Bush, pero dijo que eso no hacía parte de sus motivos para dar a conocer la carta.
La revelación de las preocupaciones de Sánchez se produce tras recientes comentarios del antiguo embajador L. Paul Bremer, la contraparte civil de Sánchez en la gestión de la ocupación estadounidense de Iraq, de que creía que se necesitaban más tropas en Iraq y había pedido al gobierno de Bush que las enviara.
El teniente general Claude V. Christianson, el oficial de logística de mayor jerarquía en el mando del Ejército en el Pentágono, dijo que los problemas de preparación en Iraq llegaron a un máximo el otoño pasado, pero que han sido en gran parte solucionados. Dijo que fueron causados por una combinación de problemas en la línea de aprovisionamiento y un inesperado ritmo de operaciones de combate cuando estalló la insurrección iraquí el año pasado.
"De repente, a fines de julio [de 2003], los insurgentes empezaron sus operaciones AEI en todo Iraq", observó, usando las siglas para artefactos explosivos improvisados', el término utilizado por los militares para referirse a las bombas en los bordes de las calles. En respuesta, el ritmo o tempo operacional' de las tropas estadounidenses aumentó fuertemente, obligándolas a usar sus tanques y otros vehículos blindados a ritmos mucho más altos de lo que se había calculado.
"Los tanques están operando a 5.000 y 6.50 kilómetros al año", dijo Christianson, lo que, observó, es casi cinco veces la tasa que tenían cuando fueron usados en el adiestramiento en sus bases. La tasa de disponibilidad de los tanques M-1 Abrams cayó a un 78 por ciento en octubre pasado, dijo, comparado con lo que es normal en el Ejército de 90 por ciento. Motsek, del Mando Logístico del Ejército, dijo que debido a la intensidad de las operaciones recientes la tasa de disponibilidad de los tanques descendió recientemente de 95 a 83 por ciento.
Las tasas de preparación también disminuyeron en general la primavera pasada cuando los insurgentes destruyeron siete puentes a lo largo de la principal ruta de aprovisionamiento desde Kuwait a Bagdad, dijo Christianson. En algunos casos, dijo, las provisiones fueron interrumpidas durante "varios días".
Pero dijo que la situación de aprovisionamiento ha mejorado desde entonces, incluso si el ritmo de las operaciones de combate estadounidenses ha seguido siendo intenso. El tiempo de espera de repuestos claves en Iraq ahora es de 24 días, casi la mitad de lo que era cuando Sánchez escribió su carta, dijo Christianson.
El problema de los chalecos antibala -que se ha transformado en un problema candente con el Congreso después de que algunas familias compraran privadamente chalecos antibala y las embarcaran a sus familiares en el Ejército en Iraq- fue solucionado más pronto, observó Christianson, y todas las tropas en Iraq han sido equipadas con material de última generación a fines de enero, unas siete semanas después de que Sánchez escribiera su carta.
Christianson dijo que Sánchez sólo envió una carta con sus preocupaciones sobre Iraq. "Es la única que recibimos de Rick que tuviera algo que ver con la disponibilidad de combate", dijo. Dijo que no le había impresionado la carta porque los encargados de logística del Ejército estaban conscientes de los problemas, concordaban con la evaluación de Sánchez y ya habían tomado medidas para remediarlos.
Motsek dijo que la preparación de los sistemas de combate en el terreno, tales como tanques y vehículos de combate Bradley sigue siendo una preocupación, pero que ya no debe ser tratada como un problema "urgente", ya que las llantas de oruga y otros repuestos pesados están siendo transportados por aire. "Ahora hemos alcanzado el punto en que podemos enviar llantas de oruga sobre bases rutinarias" por vía marítima, que es mucho menos caro, dijo. Eso se debe principalmente a que la capacidad de producción de llantas de oruga ha sido aumentada para satisfacer la inesperada demanda provocada por los combates en Iraq, dijo.
La carta de Sánchez fue enviada después de la más intensa ofensiva insurreccional contra las fuerzas de la ocupación estadounidense hasta ese momento. En una serie de ataques que coincidieron con el inicio del mes sagrado musulmán de Ramadán a fines de octubre del año pasado, perdieron la vida 87 miembros de las fuerzas estadounidenses. Según el calendario lunar de los musulmanes, el Ramadán este año comenzó hace unos días.
Mike Allen contribuyó a este reportaje.
19 de octubre de 2004
©washington post
©traducción mQh
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