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investigan a asesino de van gogh


[Craig S. Smith] Las informaciones son muy rudimentarias, y el servicio secreto holandés es poco fiable. Pero hay indicios de que el grupo al que pertenecía asesino de cineasta tiene lazos con terroristas en otros países.
Ámsterdam, Holanda. Cinco días después de que un holandés de origen marroquí asesinara al polémico cineasta Theo van Gogh a plena luz del día aquí, agentes de inteligencia dicen que están investigando una posible dimensión internacional de lo que mucha gente considera el primer atentado terrorista musulmán en el país.
Mientras los agentes de inteligencia advirtieron que no hay evidencias para sospechar la implicación de una organización más grande en el asesinato de van Gogh, se han concentrado sin embargo en la asociación pasada del asesino con gente de la que se sospecha que han estado conspirando para atentar con bombas y pueden tener vínculos con organizaciones terroristas en el extranjero.
"Hay lazos con la red internacional Al Qaeda", dijo Vincent van Steen, un agente holandés de inteligencia. "Pero es difícil determinar su extensión".
El asesinato de van Gogh ha sacudido al país de 16 millones de habitantes y alarmado al gobierno, que ya debe enfrentarse con amenazas de muerte a algunos de sus políticos, incluyendo a dos diputados que han sido trasladados a casas de seguridad. Mucha gente dice que Holanda, en el pasado la sociedad más tolerante de Europa, se ha transformado en un escenario de actividades terroristas islámicas y en el núcleo de una floja red militante que se extiende por toda Europa y África del Norte.
Muhammad Bouyeri, 26, el holandés-marroquí acusado de degollar a van Gogh después de haberle disparado repetidas veces, había llamado la atención de agentes de inteligencia holandeses antes cuando estaban investigando a otro joven holandés-marroquí, Samir Azzouz. Ambos visitaban cinco apartamentos en los suburbios del oeste de la ciudad que eran frecuentados por extremistas musulmanes y diarios holandeses han informado que los dos fueron vistos juntos.
Azzouz, ahora de 18 años, se hizo conocido de la policía hace casi dos años, cuando fue detenido en Ucrania mientras trataba de llegar a Chechenia, diciendo que quería unirse a la guerra contra Rusia.
Volvió a Holanda, pero fue arrestado nuevamente junto a cuatro hombres en octubre de 2003 por sospechas de preparar un atentado terrorista después de que el servicio secreto holandés interceptara "comunicaciones en clave" entre los detenidos y un marroquí en España identificado como Naoufel.
Agentes de inteligencia sospecha que Naoufel estuvo implicado en los atentados suicidas de Casablanca, Marruecos, en el que murieron el año pasado 45 personas. En casa de Azzouz se encontraron elementos que podían ser usados para hacer una bomba, dijeron las autoridades holandesas.
Azzouz y sus compañeros fueron finalmente dejados en libertad por falta de pruebas, pero fue nuevamente arrestado en junio de 2003 con ingredientes más completos para hacer una bomba y mapas y planos de la única planta nuclear del país, así como del aeropuerto de Ámsterdam, Schiphol, el Parlamento, el ministerio de Defensa y varios otros edificios públicos de La Haya. Está en prisión a la espera de su juicio.
Bouyeri creció en un apartamento de cinco pisos salpicado de antenas de televisión en el suburbio de Slotervaart, en Ámsterdam, un barrio de edificios bajos entre parques y lagos. El suburbio fue construido en terrenos pantanosos recuperados durante los años cincuenta y sesenta para proporcionar a los obreros industriales de la posguerra ambientes más espaciosos y verdes.
Según la mayoría de los informes, Bouyeri era un joven estudioso y responsable que completó su enseñanza secundaria, trabajó en el centro cultural del barrio y como asesor juvenil. Pero muchos conocidos dicen que cambió tras la muerte de su madre hace dos años, de cáncer.
El diario de más tiraje del país, De Telegraaf, informó que estuvo dos veces en Arabia Saudí, un camino ahora cada vez más popular para los jóvenes marroquíes descontentos que redescubren su religión.
Bouyeri empezó a llevar ropas árabes y abandonó la casa familiar para alquilar un cuarto en un jardín en un edificio de dos pisos en la calle de Marianne Philips, informó De Telegraaf.
Ese apartamento era uno de los cinco que el nuevo servicio secreto holandés investigó durante las pesquisas sobre Azzouz. Los vecinos dicen que el cuarto en planta baja, y uno idéntico al lado, se transformó en el hogar de varios jóvenes marroquíes y era visitado por muchos más.
"Entraban y salían todos los días, hasta las dos de la mañana, todos vestidos con ropas tradicionales", dice Tiny Reyne, que vive en un apartamento vecino.
Cinco apartamentos asociados con los detenidos después del asesinato de van Gogh fueron allanados. Ocho personas encontradas en los apartamentos fueron detenidas. Cuatro de ellos han sido dejados en libertad; los demás han sido acusados de conspiración para cometer un delito terrorista bajo la nueva ley anti-terrorista. Bouyeri también fue acusado del asesinato de van Gogh.
Los detenidos que han sido acusados y otros miembros de un grupo más amplio son sospechados de estar en contacto con alguno de las personas que aparecen en la cambiante lista -de unos 150 a 200 individuos- de terrorista del servicio secreto holandés, la mayoría de ellos de origen norafricano con lazos con extremistas afganos u otros radicales en Europa, dijeron agentes de inteligencia.
"No es un grupo; son varias redes", dijo van Steen.
Excepto Bouyeri, todos los detenidos en conexión con el asesinato de van Gogh son extranjeros. Seis de los ocho que fueron arrestados originalmente son marroquíes, uno de argelino y un tercero es un marroquí con pasaporte español. Otro marroquí fue detenido el sábado.
Aparte el vínculo entre Azzouz y el detenido identificado como Naoufel, hay otros lazos inquietantes entre el terrorista marroquí español y Holanda.
Entre los 18 hombres detenidos por las autoridades españolas el mes pasado en conexión con una conspiración para volar el principal tribunal anti-terrorista de España se encontraba un hombre de origen marroquí con pasaporte holandés llamado Abdol Ghaffar Hashemi.
Otro sospechoso arrestado en el caso, Mourad Yala, fue detenido en la ciudad holandesa de Geleen en abril de 2003, por sospechas de falsificación de pasaportes. Fue dejado en libertad este año y deportado a España.
El Telegraaf informó el mes pasado que investigadores españoles creen que Hashemi y Yala desarrollaron tecnología para convertir ordenadores portátiles en bombas de tiempo mientras estaban en Holanda.
Un tercer vínculo es el sospechoso cabecilla de un grupo español, conocido como Muhammad Achraf, del que se dice que giró dinero a cómplices en Holanda en varias ocasiones. Fue detenido en Suiza en agosto y se espera que sea extraditado a España.
Holanda ha sido un cruce de caminos para militantes musulmanes en el pasado: Mohamed Atta, que pilotó uno de los aviones que se estrellaron contra el World Trade Center el 11 de septiembre de 2001 visitó supuestamente una mezquita militante en Eindhoven.
El terrorista frustrado Richard Reid compró en Ámsterdam los zapatos en los que introdujo luego explosivos. También un francés convertido al islam, Jérôme Courtailler, se encuentra en una prisión holandesa cumpliendo una pena por ayudar a preparar un atentado contra la embajada norteamericana en París mientras vivía en Rótterdam.
Durante años ha habido una creciente preocupación de que los extremistas estén reclutando combatientes entre la juventud descontenta marroquí de Holanda. Van Steen dijo que extranjeros que han luchado o recibido adiestramiento en Afganistán y que ahora viven en Holanda han participado en el reclutamiento. "Esa gente tiene mucha influencia entre los jóvenes radicales, que los ven como modelos", dijo.
A principios de 2003, 12 militantes musulmanes fueron detenidos en Rótterdam como sospechosos de una campaña de reclutamiento para varios frentes en el exterior.
Los doce fueron absueltos sobre bases formales, pero el servicio de inteligencia informó en el juicio que uno de los sospechosos y otros jóvenes musulmanes han seguido lecciones de submarinismo, aumentando la preocupación de que los hombres pueden haber estado planeando un ataque por mar similar al atentado con bomba contra el destructor norteamericano Cole en Yemen en 2000.
Hay algunas evidencias de que ha hecho algunos reclutamiento, dijeron agentes de inteligencia, mencionando a dos ciudadanos holandeses de origen marroquí que murieron en Cachemir en 2001, en el territorio disputado por India y Pakistán. Los hombres, Ahmed el-Bakioli, 22, y Khalid el-Hassnoui, 21, eran de Eindhoven.
Los agentes de inteligencia también sospechan que haya jóvenes que pueden haber sido reclutados en Holanda para unirse a la resistencia anti-norteamericana en Iraq.
Se sabe poco de las actividades de Bouyeri en los meses previos al asesinato, cuando se subió a una bicicleta con una pistola y cruzó la ciudad para llegar hasta el barrio donde vivía y trabajaba van Gogh. De acuerdo a la policía y a relatos publicados de testigos, Bouyeri se ubicó junto a la bicicleta de van Gogh y le disparó a poca distancia. Van Gogh cayó de su bicicleta pero logró cruzar la calle hacia el edificio donde trabajaba antes de caer al suelo. Bouyeri lo siguió a pie y se inclinó sobre el cineasta para cortarle la garganta. Luego le clavó un cuchillo en el pecho con una extensa carta de cinco carillas, antes de alejarse tranquilamente hacia un parque cercano, de acuerdo a informes publicados de testigos.
Bouyeri aparentemente esperaba morir en una balacera con la policía, disparándole a los agentes que llegaron pocos minutos después. Fue herido sin embargo en una pierna y detenido. Una carta de suicidio fue encontrado en uno de sus bolsillos llamando a otros militantes musulmanes a "continuar la lucha".

8 de noviembre de 2004
©new york times
©traducción mQh

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