REBELDES ATACAN EN EL CENTRO Y NORTE DE IRAK - edward wong y james glanz
Antes aún de que Faluya cayera en poder de los norteamericanos, la resistencia comenzó una fuerte contraofensiva en otras ciudades. Los ataques también han dañado las exportaciones de petróleo.
Bagdad, Iraq. Este lunes una contraofensiva rebelde se extendió en todo el centro y norte de Iraq mientra tropas norteamericanas intentaban sacar de sus escondites a los últimos insurgentes de las calles llenas de escombros de Faluya.
Milicianos en Baquba, Mosul, Kirkuk y Suwaira asaltaron comisarías de policías, prendieron fuego a pozos de petróleo y atacaron convoyes militares norteamericanos con coches-bomba kamikaze, causando la desbandada de las fuerzas de seguridad iraquíes con varios asaltos coordinados y dañando seriamente partes de la infraestructura económica petrolera del país.
El lunes en la mañana estalló en las secciones más al sur de Faluya una batalla que se prolongó durante cinco horas, un día después de que tanques y otros vehículos blindados se hicieran camino en el área y aplastaran aparentemente lo que quedaba de la resistencia después de la ofensiva que ha durado ya una semana. Pero algunos rebeldes se habían escondido en el derruido paisaje del distrito y emergieron a combatir al amanecer, matando al menos a dos marines.
"Claramente, están luchando hasta el último hombre", dijo el teniente coronel Gareth Brandl, comandante del Primer Batallón del Regimiento Nº8 de la Primera Fuerza Expedicionaria de la Infantería de Marina.
La ola de ataques a través del territorio musulmán sunní sugiere que los guerrilleros están dispuestos a continuar la batalla a pesar de la pérdida de su refugio en Faluya. Los enfrentamientos más intensos tomaron lugar en Baquba, en la mañana, al nordeste de la capital. Los insurgentes tendieron una emboscada a las tropas norteamericanas en las cercanías de la comisaría de policía en el centro de la ciudad y sitiaron otra comisaría en un barrio del sur.
Mientras los norteamericanos combatían cerca de la primera comisaría, más insurgentes comenzaron a dispararles desde una mezquita cercana, dijo el capitán Bill Coppernoll, portavoz de la Primera División de Infantería del Ejército. El combate fue tan intenso que aviones norteamericanos arrojaron bombas de 250 kilos sobre los insurgentes, matando a 20 milicianos, dijo.
Durante la noche, los insurgentes atacaron un tanque de almacenamiento de petróleo en el norte y prendieron fuego a cuatro pozos de petróleo. En Mosul, desgarrada por una atrevida revuelta que empezó la semana pasada, los milicianos trataron de aplastar a una patrulla norteamericana y un puesto de control con coches-bomba kamikaze, hiriendo al menos a cinco soldados. El ministro del Interior interino, Falah al-Naqib, dijo que pensaba que los rebeldes montarían ataques todavía más ambiciosos.
"Hoy ha estado más tranquilo en Mosul, pero esperamos un aumento de los ataques en los próximos dos días", dijo en una rueda de prensa en Bagdad.
El domingo, dijo, los insurgentes sacaron a un agente de policía herido de su cama en el hospital, lo mataron y mutilaron y colgaron su cuerpo en un área pública.
Desde el principio de la invasión de Iraq encabezada por los norteamericanos hace 19 meses, los insurgentes han dado muestras de una impresionante capacidad de adaptación frente a la enorme superioridad de fuego de los norteamericanos. Los comandantes norteamericanos reconocen que los líderes rebeldes huyeron de Faluya en los días previos a la invasión y están probablemente organizando la actual contraofensiva.
El lunes por la tarde, en una grabación de audio atribuida al más buscado de los líderes militantes del país, Abu Musab al-Zarqawi exhortó a los combatientes en Bagdad y en el Triángulo Sunní a continuar la guerra contra los norteamericanos.
"Cuando terminen en Faluya, les atacarán a ustedes", dijo Zarqawi. "No hay que dejarles que se salgan con la suya".
"La guerra será muy larga y debéis pensar siempre que esto es sólo el comienzo", dijo. "Y haced que el enemigo piense siempre que ayer fue mejor que hoy".
El lunes, en una declaración escrita el primer ministro Ayad Allawi dijo que se había detenido al líder de un grupo militante llamado el Ejército de Maoma. Dijo que el detenido era Moayed Ahmed Yassin.
Se cree que el Ejército de Maoma es responsable de la decapitación de varios rehenes iraquíes y extranjeros y es el brazo armado de un grupo creado por Saddam Hussein para luchar por el retorno de su Partido Baaz, dijo Allawi.
El despacho del primer ministro confirmó el lunes que dos mujeres de la familia de Allawai habían sido liberadas por sus captores. El martes pasado los insurgentes capturaron al primo de Allawi, Ghazi Majeed Allawi, 75, a la esposa de su primo y a su nuera. Al día siguiente, un grupo llamado Ansar al Jihad puso un mensaje en internet diciendo que los tres serían decapitados a menos que Allawi suspendiera el sitio de Faluya y liberara a todos los presos en Iraq.
Las dos mujeres han sido liberadas, pero se desconoce el destino del primo, Ghazi Allawi.
Pistoleros llevaron a cabo ataques casi simultáneos contra una comisaría de policía y una comisaría de la Guardia Nacional Iraquí en la ciudad de Suwaira, a 40 kilómetros al sur de la capital, informó la Associated Press. Cinco guardias y dos agentes de policía fueron matados, entre ellos al mayor Hadi Refeidi, jefe de la comisaría de policía de Suwaira.
En una entrevista telefónica con periodistas en el Pentágono, el coronel Michael Regner, el oficial de operaciones de la Primera Fuerza Expedicionaria de la Infantería de la Marina, dijo el lunes que las tropas norteamericanas tenían bajo control toda la ciudad de Faluya, pero estaban todavía combatiendo contra bandas de insurgentes recalcitrantes en los derruidos edificios y serpenteantes callejones.
"La ciudad está totalmente controlada", dijo el coronel Regner, agregando que las tropas norteamericanas e iraquíes "pueden entrar a todas partes en cualquier momento en toda la ciudad".
Pero incluso después de la batalla el fuego de francotiradores, este lunes en Shuhada, el barrio del sur que era el último bastión de la resistencia, detuvo esporádicamente a las tropas y se pudieron oír balaceras.
El coronel Regner se negó a proporcionar cifras sobre las bajas de los insurgentes, diciendo: "No es la imagen verdadera del éxito que hemos tenido en esta batalla".
Comandantes en Iraq deben informar sobre las estimaciones del número de bajas de los combatientes que han causado sus tropas, pero se trata a menudo de cifras inexactas. Algunos cálculos se derivan de conteos de cadáveres, pero otros calculando cuántos combatientes había en un edificio antes de que fuera pulverizado por una bomba o ante de sus restos fueran retirados para ser rápidamente enterrados, como requiere la tradición musulmana.
Pero el coronel Regner dijo que el lunes en la tarde se había capturado a 1.052 insurgentes, todos ellos iraquíes, excepto una o dos docenas. Los otros eran milicianos extranjeros que no identificó.
Dijo que en la operación de Faluya habían muerto 38 soldados norteamericanos, y 320 resultaron heridos. De los heridos, 134 retornaron a sus deberes. Dijo que había 6 soldados iraquíes muertos en acción y 28 heridos; dos de ellos habían retornado a sus deberes.
Ahora el peligro para las tropas, dijo, provenía de pequeños grupos de combatientes, que forman grupos de hasta una docena, que emergen de "madrigueras" y disparan a las tropas norteamericanas en la espalda o piernas. "Están peleando hasta la muerte", dijo.
El coronel Regner afirmó que la ayuda de primeros auxilios estaba comenzando a entrar a Faluya y que los ingenieros estaban ahora en la ciudad, estudiando cómo reiniciar la electricidad. Los programas militares para proporcionar ayuda y reparar la infraestructura se han atascado en otras ciudades, como Nayaf, donde los asaltos norteamericanos causaron enormes daños.
Incluso mientras se reducían los enfrentamientos en Faluya, la violencia en la cercana Ramadi había aumentado, dijo el coronel. Dijo que "desde hace una semana en Ramadi se ha puesto más difícil" que antes de que comenzara la ofensiva en Faluya.
Dijo que se había enviado un segundo batallón de marines a Ramadi para reformar al batallón estacionado allá y que las tropas norteamericanas estaban matando o capturando a un número indeterminado de insurgentes, algunos de los cuales habían huido de Faluya, y requisando armas en toda la ciudad.
La batalla en Baquba, a 56 kilómetros al nordeste de Bagdad, comenzó a las 7 de la mañana cuando insurgentes con rifles Kalashnikov y lanzagranadas atacaron a las tropas norteamericanas en una rotonda en el centro de la ciudad y una comisaría de policía. Los guerrilleros también dispararon contra los norteamericanos desde una mezquita, dijo el capitán Coppernoll.
Una vez que las tropas norteamericanas y iraquíes mataron o desbandaron a los insurgentes, dijo, revisaron el área en torno a la mezquita y encontraron tres lanzagranadas, 29 rondas de granadas, 2 artefactos de mortero, 10 rondas de morteros y cientos de balas.
Al mismo tiempo, los insurgentes atacaron una comisaría de policía en el barrio del sur de Buhriz, que ha sido durante mucho tiempo una sección problemática, y quemaron cuatro coches de policía.
A las 7:50 de la tarde, en Baquba Vieja, al menos 15 insurgentes descendieron de un bus y tomaron posiciones en un tejado, dijo el capitán Coppernoll. Colocaron bombas impidiendo el paso de los vehículos hacia el oeste. Cuando se produjo una balacera, los norteamericanos pidieron la ayuda de un avión de guerra que bombardeó la sección con bombas de 250 kilos sobre los combatientes reunidos en un área abierta, dijo el capitán.
Al menos 20 insurgentes murieron en el bombardeo y cuatro soldados norteamericanos quedaron heridos, dijo. Un médico en el Hospital de Baquba dijo a Reuters que habían recibido a ocho muertos en los enfrentamientos.
Más al norte, los guerrilleros prendieron fuego a cuatro pozos de petróleo cerca de los campos de Kirkuk. También hicieron estallar un oleoducto que se conecta con la refinería de Bayji, la más grande de Iraq. Otros milicianos atacaron un tanque de almacenamiento de petróleo junto al oleoducto de exportación que va de Kirkuk al puerto turco de Ceyhan.
El atentado contra el tanque de almacenamiento tomó lugar al sudoeste de Mosul, donde fuerzas norteamericanas e iraquíes tratan de recuperarse de una revuelta que comenzó el jueves, cuando los insurgentes arrasaron con una media docena de comisarías de policía y se hicieron con armas, chalecos antibala y coches patrulleros. Cientos de policías huyeron. Al menos 7 policías y 30 milicianos han muerto en los últimos enfrentamientos, dijo Naqib, el ministro del Interior.
Insurgentes que conducían dos coches-bomba kamikaze atacaron una patrulla norteamericana en el camino a Tal Afar, un bastión de la guerrilla al oeste de Mosul, dijo el teniente coronel Paul Hastings, un portavoz de la Task Force Olympia, las unidades encargadas de controlar el norte de Iraq. El primer coche-bomba erró en su ataque contra un vehículo Stryker de blindado ligero y explotó, hiriendo a cinco soldados. El segundo fue destruido a tiros.
Los guerrilleros han utilizado recientemente coches-bomba en tándem, dijo el coronel Hastings. El número de coches-bomba en Mosul se ha al menos duplicado durante el mes de ayuno de ramadán, que terminó el martes, dijo el coronel Hastings.
Se produjeron otros enfrentamientos en los alrededores de Mosul. Una bomba estalló debajo de un coche de policía en la comisaría de policía de Zahoor, una de las comisarías saqueadas y quemadas por los rebeldes el jueves. Pero desde entonces la violencia ha amainado, y se pudo ver a niños jugando en algunos parques.
En un jardín Amin Muhammad, 10, y sus amigos corrían con armas de plástico. "Nos dividimos en dos equipos", dijo. "Los muyahedines contra las tropas norteamericanas".
Y en sus batallas, dijo, los muyahedines siempre ganan.
Dexter Filkins contribuyó desde Falluja a este artículo, Eric Schmitt desde Washington y un empleado iraquí del New York Times desde Mosul.
15 de noviembre de 2004
17 de noviembre de 2004
©new york times
©traducción mQh
Milicianos en Baquba, Mosul, Kirkuk y Suwaira asaltaron comisarías de policías, prendieron fuego a pozos de petróleo y atacaron convoyes militares norteamericanos con coches-bomba kamikaze, causando la desbandada de las fuerzas de seguridad iraquíes con varios asaltos coordinados y dañando seriamente partes de la infraestructura económica petrolera del país.
El lunes en la mañana estalló en las secciones más al sur de Faluya una batalla que se prolongó durante cinco horas, un día después de que tanques y otros vehículos blindados se hicieran camino en el área y aplastaran aparentemente lo que quedaba de la resistencia después de la ofensiva que ha durado ya una semana. Pero algunos rebeldes se habían escondido en el derruido paisaje del distrito y emergieron a combatir al amanecer, matando al menos a dos marines.
"Claramente, están luchando hasta el último hombre", dijo el teniente coronel Gareth Brandl, comandante del Primer Batallón del Regimiento Nº8 de la Primera Fuerza Expedicionaria de la Infantería de Marina.
La ola de ataques a través del territorio musulmán sunní sugiere que los guerrilleros están dispuestos a continuar la batalla a pesar de la pérdida de su refugio en Faluya. Los enfrentamientos más intensos tomaron lugar en Baquba, en la mañana, al nordeste de la capital. Los insurgentes tendieron una emboscada a las tropas norteamericanas en las cercanías de la comisaría de policía en el centro de la ciudad y sitiaron otra comisaría en un barrio del sur.
Mientras los norteamericanos combatían cerca de la primera comisaría, más insurgentes comenzaron a dispararles desde una mezquita cercana, dijo el capitán Bill Coppernoll, portavoz de la Primera División de Infantería del Ejército. El combate fue tan intenso que aviones norteamericanos arrojaron bombas de 250 kilos sobre los insurgentes, matando a 20 milicianos, dijo.
Durante la noche, los insurgentes atacaron un tanque de almacenamiento de petróleo en el norte y prendieron fuego a cuatro pozos de petróleo. En Mosul, desgarrada por una atrevida revuelta que empezó la semana pasada, los milicianos trataron de aplastar a una patrulla norteamericana y un puesto de control con coches-bomba kamikaze, hiriendo al menos a cinco soldados. El ministro del Interior interino, Falah al-Naqib, dijo que pensaba que los rebeldes montarían ataques todavía más ambiciosos.
"Hoy ha estado más tranquilo en Mosul, pero esperamos un aumento de los ataques en los próximos dos días", dijo en una rueda de prensa en Bagdad.
El domingo, dijo, los insurgentes sacaron a un agente de policía herido de su cama en el hospital, lo mataron y mutilaron y colgaron su cuerpo en un área pública.
Desde el principio de la invasión de Iraq encabezada por los norteamericanos hace 19 meses, los insurgentes han dado muestras de una impresionante capacidad de adaptación frente a la enorme superioridad de fuego de los norteamericanos. Los comandantes norteamericanos reconocen que los líderes rebeldes huyeron de Faluya en los días previos a la invasión y están probablemente organizando la actual contraofensiva.
El lunes por la tarde, en una grabación de audio atribuida al más buscado de los líderes militantes del país, Abu Musab al-Zarqawi exhortó a los combatientes en Bagdad y en el Triángulo Sunní a continuar la guerra contra los norteamericanos.
"Cuando terminen en Faluya, les atacarán a ustedes", dijo Zarqawi. "No hay que dejarles que se salgan con la suya".
"La guerra será muy larga y debéis pensar siempre que esto es sólo el comienzo", dijo. "Y haced que el enemigo piense siempre que ayer fue mejor que hoy".
El lunes, en una declaración escrita el primer ministro Ayad Allawi dijo que se había detenido al líder de un grupo militante llamado el Ejército de Maoma. Dijo que el detenido era Moayed Ahmed Yassin.
Se cree que el Ejército de Maoma es responsable de la decapitación de varios rehenes iraquíes y extranjeros y es el brazo armado de un grupo creado por Saddam Hussein para luchar por el retorno de su Partido Baaz, dijo Allawi.
El despacho del primer ministro confirmó el lunes que dos mujeres de la familia de Allawai habían sido liberadas por sus captores. El martes pasado los insurgentes capturaron al primo de Allawi, Ghazi Majeed Allawi, 75, a la esposa de su primo y a su nuera. Al día siguiente, un grupo llamado Ansar al Jihad puso un mensaje en internet diciendo que los tres serían decapitados a menos que Allawi suspendiera el sitio de Faluya y liberara a todos los presos en Iraq.
Las dos mujeres han sido liberadas, pero se desconoce el destino del primo, Ghazi Allawi.
Pistoleros llevaron a cabo ataques casi simultáneos contra una comisaría de policía y una comisaría de la Guardia Nacional Iraquí en la ciudad de Suwaira, a 40 kilómetros al sur de la capital, informó la Associated Press. Cinco guardias y dos agentes de policía fueron matados, entre ellos al mayor Hadi Refeidi, jefe de la comisaría de policía de Suwaira.
En una entrevista telefónica con periodistas en el Pentágono, el coronel Michael Regner, el oficial de operaciones de la Primera Fuerza Expedicionaria de la Infantería de la Marina, dijo el lunes que las tropas norteamericanas tenían bajo control toda la ciudad de Faluya, pero estaban todavía combatiendo contra bandas de insurgentes recalcitrantes en los derruidos edificios y serpenteantes callejones.
"La ciudad está totalmente controlada", dijo el coronel Regner, agregando que las tropas norteamericanas e iraquíes "pueden entrar a todas partes en cualquier momento en toda la ciudad".
Pero incluso después de la batalla el fuego de francotiradores, este lunes en Shuhada, el barrio del sur que era el último bastión de la resistencia, detuvo esporádicamente a las tropas y se pudieron oír balaceras.
El coronel Regner se negó a proporcionar cifras sobre las bajas de los insurgentes, diciendo: "No es la imagen verdadera del éxito que hemos tenido en esta batalla".
Comandantes en Iraq deben informar sobre las estimaciones del número de bajas de los combatientes que han causado sus tropas, pero se trata a menudo de cifras inexactas. Algunos cálculos se derivan de conteos de cadáveres, pero otros calculando cuántos combatientes había en un edificio antes de que fuera pulverizado por una bomba o ante de sus restos fueran retirados para ser rápidamente enterrados, como requiere la tradición musulmana.
Pero el coronel Regner dijo que el lunes en la tarde se había capturado a 1.052 insurgentes, todos ellos iraquíes, excepto una o dos docenas. Los otros eran milicianos extranjeros que no identificó.
Dijo que en la operación de Faluya habían muerto 38 soldados norteamericanos, y 320 resultaron heridos. De los heridos, 134 retornaron a sus deberes. Dijo que había 6 soldados iraquíes muertos en acción y 28 heridos; dos de ellos habían retornado a sus deberes.
Ahora el peligro para las tropas, dijo, provenía de pequeños grupos de combatientes, que forman grupos de hasta una docena, que emergen de "madrigueras" y disparan a las tropas norteamericanas en la espalda o piernas. "Están peleando hasta la muerte", dijo.
El coronel Regner afirmó que la ayuda de primeros auxilios estaba comenzando a entrar a Faluya y que los ingenieros estaban ahora en la ciudad, estudiando cómo reiniciar la electricidad. Los programas militares para proporcionar ayuda y reparar la infraestructura se han atascado en otras ciudades, como Nayaf, donde los asaltos norteamericanos causaron enormes daños.
Incluso mientras se reducían los enfrentamientos en Faluya, la violencia en la cercana Ramadi había aumentado, dijo el coronel. Dijo que "desde hace una semana en Ramadi se ha puesto más difícil" que antes de que comenzara la ofensiva en Faluya.
Dijo que se había enviado un segundo batallón de marines a Ramadi para reformar al batallón estacionado allá y que las tropas norteamericanas estaban matando o capturando a un número indeterminado de insurgentes, algunos de los cuales habían huido de Faluya, y requisando armas en toda la ciudad.
La batalla en Baquba, a 56 kilómetros al nordeste de Bagdad, comenzó a las 7 de la mañana cuando insurgentes con rifles Kalashnikov y lanzagranadas atacaron a las tropas norteamericanas en una rotonda en el centro de la ciudad y una comisaría de policía. Los guerrilleros también dispararon contra los norteamericanos desde una mezquita, dijo el capitán Coppernoll.
Una vez que las tropas norteamericanas y iraquíes mataron o desbandaron a los insurgentes, dijo, revisaron el área en torno a la mezquita y encontraron tres lanzagranadas, 29 rondas de granadas, 2 artefactos de mortero, 10 rondas de morteros y cientos de balas.
Al mismo tiempo, los insurgentes atacaron una comisaría de policía en el barrio del sur de Buhriz, que ha sido durante mucho tiempo una sección problemática, y quemaron cuatro coches de policía.
A las 7:50 de la tarde, en Baquba Vieja, al menos 15 insurgentes descendieron de un bus y tomaron posiciones en un tejado, dijo el capitán Coppernoll. Colocaron bombas impidiendo el paso de los vehículos hacia el oeste. Cuando se produjo una balacera, los norteamericanos pidieron la ayuda de un avión de guerra que bombardeó la sección con bombas de 250 kilos sobre los combatientes reunidos en un área abierta, dijo el capitán.
Al menos 20 insurgentes murieron en el bombardeo y cuatro soldados norteamericanos quedaron heridos, dijo. Un médico en el Hospital de Baquba dijo a Reuters que habían recibido a ocho muertos en los enfrentamientos.
Más al norte, los guerrilleros prendieron fuego a cuatro pozos de petróleo cerca de los campos de Kirkuk. También hicieron estallar un oleoducto que se conecta con la refinería de Bayji, la más grande de Iraq. Otros milicianos atacaron un tanque de almacenamiento de petróleo junto al oleoducto de exportación que va de Kirkuk al puerto turco de Ceyhan.
El atentado contra el tanque de almacenamiento tomó lugar al sudoeste de Mosul, donde fuerzas norteamericanas e iraquíes tratan de recuperarse de una revuelta que comenzó el jueves, cuando los insurgentes arrasaron con una media docena de comisarías de policía y se hicieron con armas, chalecos antibala y coches patrulleros. Cientos de policías huyeron. Al menos 7 policías y 30 milicianos han muerto en los últimos enfrentamientos, dijo Naqib, el ministro del Interior.
Insurgentes que conducían dos coches-bomba kamikaze atacaron una patrulla norteamericana en el camino a Tal Afar, un bastión de la guerrilla al oeste de Mosul, dijo el teniente coronel Paul Hastings, un portavoz de la Task Force Olympia, las unidades encargadas de controlar el norte de Iraq. El primer coche-bomba erró en su ataque contra un vehículo Stryker de blindado ligero y explotó, hiriendo a cinco soldados. El segundo fue destruido a tiros.
Los guerrilleros han utilizado recientemente coches-bomba en tándem, dijo el coronel Hastings. El número de coches-bomba en Mosul se ha al menos duplicado durante el mes de ayuno de ramadán, que terminó el martes, dijo el coronel Hastings.
Se produjeron otros enfrentamientos en los alrededores de Mosul. Una bomba estalló debajo de un coche de policía en la comisaría de policía de Zahoor, una de las comisarías saqueadas y quemadas por los rebeldes el jueves. Pero desde entonces la violencia ha amainado, y se pudo ver a niños jugando en algunos parques.
En un jardín Amin Muhammad, 10, y sus amigos corrían con armas de plástico. "Nos dividimos en dos equipos", dijo. "Los muyahedines contra las tropas norteamericanas".
Y en sus batallas, dijo, los muyahedines siempre ganan.
Dexter Filkins contribuyó desde Falluja a este artículo, Eric Schmitt desde Washington y un empleado iraquí del New York Times desde Mosul.
15 de noviembre de 2004
17 de noviembre de 2004
©new york times
©traducción mQh
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