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cárcel tras delación anónima


[Jutta Chorus y Ahmet Olgun] Las leyes anti-musulmanas decretadas por el gobierno holandés comienzan a dar sus frutos. Un ciudadano ha pasado un mes prisión tras una delación anónima. Mientras, los terroristas fascistas siguen libres, y cometiendo atentados.
Ámsterdam, Holanda. El 5 de diciembre, a las 7 de la tarde, entró por primera vez en casa de la familia E., que vive hace 11 años en el barrio este de Ámsterdam [Indische buurt], un perro. Era un perro policial. La madre, Naïma, y su hija Bousra, 13, estaban mirando televisión. Estaban preocupadas porque Youssouf, 18, todavía no volvía de la escuela. Alguien abrió al puerta de calle con una llave y de pronto el pasillo se llenó de agentes, diez en total. Los primeros llevaban cascos y metralletas. Y un perro. La madre y su hija debieron esperar seis horas en la calle, mientras los agentes realizaban el allanamiento.
La familia E. no quiere que se mencione su apellido en el diario, por temor a que sean reconocidos. Una hora después del allanamiento, llegó su hija Maryam. Había ido a la comisaría de policía a preguntar por su hermano Youssouf. Los vecinos habían visto, poco antes del allanamiento, que unos hombres de paisano lo habían agarrado y secuestrado. ¿Había sido detenido, o secuestrado por un grupo racista en venganza por el asesinato de Theo van Gogh tres días antes? Pero Youssouf estaba en la puerta. Tuvo que indicar su propia casa a la policía. "Buscamos a tu hermano", dijo el juez instructor a Maryam. "¿Cuál hermano?", preguntó ella. La policía se había llevado al hermano equivocado, y la policía reconoció rápidamente su error. Youssouf fue dejado en libertad, y la búsqueda prosiguió. "Bilal", dijo el juez instructor. "No está aquí. No vive aquí", dijo ella.
Esa noche la policía allanó el cuarto de estudiante de Bilal E., que estudia para asistente de médico. Cuando volvió a casa tarde por la noche después de visitar a su novia en La Haya, Bilal cayó derechamente en brazos de la policía. Se volvió y corrió. Ya había sido arrestado dos veces antes por robo de coches. ¿Por qué lo buscaban ahora? Había pasado el fin de semana con su novia. El lunes se entregó voluntariamente por consejo de su abogado U. Sarikaya. Descubrió que lo sospechaban de haber amenazado al diputado [fascista] Geert Wilders.
Volvió a casa el 1 de diciembre. La policía no encontró indicios de que Bilal E. haya estado implicado en la amenaza, dijo un portavoz de la fiscalía nacional. ¿Por qué entonces le sospecharon? El 16 de agosto una persona que firmó como "clérigo musulmán" envió una carta a la embajada israelí, denunciando que se cometería un atentado terrorista. En la carta dijo que E. le había pedido 6.000 euros para preparar un atentado contra objetivos estadounidenses e israelíes en Holanda. Durante meses E. no notó nada de la vigilancia policial. Sólo después del asesinato de Theo van Gogh apareció en la lista de sospechosos de Investigaciones [Nationale Recherche]. Bilal no sabe quién pudo transformarlo en blanco de la policía. "Debe ser alguien que me odia mucho".
De "muy curiosa" calificó el abogado Sarikaya la detención de Bilal E. "Arrestar a alguien sin tener la menor prueba lo dice todo sobre Holanda del año 2004". El abogado cree que su cliente no habría detenido nunca si Theo van Gogh no hubiese sido asesinado. Investigaciones conocía hace meses la delación contra Bilal E.
Bilal está con sus padres y hermanas en la sala de recibo. Contra las paredes hay largos sofás cubiertos de tela de brocado; junto a la cuarta pared hay un armario con la vajilla. Las mujeres llevan túnicas blancas y pañuelos de cabeza también blancos. "Si me hubiesen detenido a mí", dice Maryam, maestra de la escuela básica musulmana de As-Siddieq. "Yo sería una terrorista, más que él. Yo soy una musulmana practicante, Bilal no lo es". Con esto quiere decir que hoy en Holanda todos los musulmanes son considerados terroristas. La madre Naïma sonríe amargamente. "Bilal reza dos veces al año: al fin del mes de ayuno y para la fiesta del año nuevo musulmán". El padre, Layachi, 58, que trabaja como carnicero en el mercado de Albert Cuyp de Ámsterdam desde hace 28 años, sacude la cabeza. No está entristecido; más bien, asombrado. "Bilal puede meterse en peleas; a lo mejor, puede robar. ¿Pero, terrorista? Eso no". Bilal: "Cuando me entregué, me dijeron en la policía: ‘Sospechamos que tienes actividades terroristas'. Pensé: entonces todo saldrá bien".
Desde el allanamiento, los vecinos evitan a la familia. Eso es lo peor, opina la madre. "Tienen miedo de ser conocidos de un terrorista", dice Maryam. "No hay nadie que dice: no pasa nada, les creemos". Naïma tenía una buena relación con los vecinos de arriba, pero ahora la vecina marroquí sólo se limita a saludarla. Bilal no pudo terminar su práctica en un centro de salud en Almere porque lo detuvieron repentinamente por un mes.
La madre de Bilal L., otro sospechoso de haber amenazado a Wilders que todavía sigue en prisión, asiste con Naïma a clases de holandés. Llamó a Naïma días después del allanamiento. "Me enteré de que también han detenido a su hijo. ¡Es horrible!" Las mujeres dejaron de asistir a clases. No se atreven a hablar con nadie sobre sus hijos.
"Si me llamara Jantje", dice Bilal, "y no fuera musulmán, no habría habido nunca un allanamiento. Pero tengo la mala suerte de llamarme Bilal. Aunque esté integrado, no soy aceptado". Su padre aclara: "No es grave que alguien me llame marroquí. Yo soy marroquí. Pero que alguien insulte a mi hijo por ser marroquí, es terrible para él. Él no es marroquí".

9 de diciembre de 2004
nrc-handelsblad
©traducción mQh

2 comentarios

ricky -

Sin embargo, el principal peligro en Holanda no es el terrorismo musulmán, sino el terrorismo de extrema derecha, que viene actuando con impunidad desde hace cinco años. A pesar de los intentos de asesinato, amenazas e incendios de mezquitas y escuelas en estos últimos años (pues no son cosa de después del asesinato de van Gohg), el gobierno desgraciadamente no considera terroristas a los delincuentes de extrema derecha.

Pontifex -

Suele pasar. El miedo genera este tipo de comportamientos y de conductas. No las apruebo evidentemente, pero sí que las comprendo. Las religiones, en su mayor parte, no son más que un cáncer en la sociedad del bienestar actual.

Antes movían montañas, ahora generan integrismo.