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fbi describe torturas


[Neil A. Lewis y David Johnston] Agentes del FBI describen torturas realizadas por personal militar estadounidense en Iraq y Bahía Guantánamo.
Washington, Estados Unidos. Memoranda del FBI describen torturas de prisioneros a manos de personal militar estadounidense en Iraq. Los prisioneros fueron golpeados y ahogados y algunos se les encendieron cigarrillos en los oídos, de acuerdo a documentos del gobierno dados a conocer hace poco.
Los documentos, liberados el lunes en relación con una denuncia acusando al gobierno de complicidad en la tortura, también incluye informes de agentes del FBI que dijeron que habían visto a detenidos en Bahía Guantánamo, Cuba, que eran encadenados en posiciones incómodas por períodos de hasta 24 horas y que eran dejados a que se orinaran y defecaran sobre sí mismos. Un agente escribió que en un caso un detenido que estaba casi inconsciente se había arrancado casi todo el cabello durante la noche.
Uno de los memoranda liberados el lunes se dirigía a Robert S. Mueller III, director del FBI y otros funcionarios de alto rango de la agencia, y entregaba un informe sobre "alguien que observó serios maltratos físicos a civiles detenidos" en Iraq. El memorándum, fechado el 24 de junio de este año, era un ‘Informe urgente', lo que quiere decir que el remitente lo consideraba una prioridad. Dijo que el testigo "describió maltratos que incluían estrangulamiento, golpizas, colocación de cigarrillos encendidos en los oídos e interrogatorios no autorizados".
El memorándum no dejó claro si el testigo era un agente o un informante, y dijo que hubo intentos de encubrir los maltratos. El escritor del memorándum dijo que Mueller debería estar al tanto de lo que pasaba debido "al potencial y significativo interés del público, de los medios de comunicación y del Congreso, que puede generar llamados al director". El documento no proporciona mayores detalles sobre las torturas, pero sugiere que ese tratamiento de los prisioneros en Iraq fue el tema de una investigación realizada por la oficina de Sacramento de la agencia.
Más allá de proporcionar nuevos detalles sobre la naturaleza y alcance de los maltratos, si no las fechas y lugares exactos, los documentos recientemente conocidos son los últimos en mostrar que esas actividades eran conocidas por un amplio círculo de funcionarios de gobierno.
Los documentos, en su mayor parte memoranda escritos por agentes a superiores en Washington el año pasado, también incluyen denuncias de que algunos interrogadores militares se habían hecho pasar por agentes del FBI mientras usaban métodos duros con los detenidos, tanto en Iraq como en Bahía Guantánamo.
En un memorándum, fechado al 5 de diciembre de 2003, un agente cuyo nombre había sido borrado del documento, expresaba su preocupación sobre interrogadores militares que se hacían pasar por agentes del FBI en el campamento de Guantánamo.
El agente escribió que el memorándum era un documento oficial de la conducta de los interrogadores porque "si este detenido sale alguna vez en libertad o si su historia se hace conocida al público de alguna manera, los interrogadores del ministerio de Defensa no serán llamados a rendir cuentas porque estas torturas fueron realizadas por interrogadores del ‘FBI'. Es el FBI el que deberá rendir cuentas".
Interrogado sobre la posible usurpación de personalidad de agentes del FBI por personal militar, Bryan Whitman, el portavoz del Pentágono, dijo el lunes que "es difícil determinar a partir de una descripción de segunda mano si esas técnicas" eran permisibles.
El Pentágono no ofreció comentarios a las descripciones de las supuestas torturas. Pero dijo en respuesta a otras recientes revelaciones que el ministerio de Defensa no permitía tácticas de abuso y algunas de las acusaciones contenidas en esos documentos estaban siendo investigadas.
Los documentos fueron la última partida de documentos liberados por el gobierno en respuesta a una querella interpuesta por la American Civil Liberties Union ACLU y otros grupos para determinar el alcance, si alguno, de la participación norteamericana en los maltratos de prisioneros. Los documentos son los más recientes en una serie de revelaciones que contradicen cada vez más las declaraciones militares de que el maltrato de prisioneros sólo se limitó a casos limitados y aislados.
Anthony D. Romero, director ejecutivo de la ACLU dijo que los documentos indicaban que "los funcionarios de alto rango del gobierno ya no pueden ocultarse del escrutinio público señalando a algunos soldados de baja jerarquía".
Otro mensaje enviado por funcionarios del FBI incluyendo a Valerie E. Caproni, el abogado más importante de la agencia, recordó haber visto en Guantánamo a detenidos encadenados en salas de interrogatorio, donde se retiene a unos 550 prisioneros.
El agente, cuyo nombre fue borrado del documento, escribió el 29 de julio de 2004: "En un par de ocasiones entré a salas de interrogatorio y encontré a detenidos encadenados de pies y manos, en posición fetal en el suelo, sin una silla, alimentos o agua. La mayoría de las veces se habían orinado y defecado en esa posición y habían sido dejados allí por períodos de entre 18 y 24 horas y más".
El agente dijo que en otra ocasión el aire acondicionado había sido subido tanto que un detenido encadenado estaba tiritando. El agente dijo que la policía militar había explicado que los interrogadores del día anterior había ordenado ese tratamiento y "que el detenido no debía ser trasladado".
El agente también escribió: "En otra ocasión, el aire acondicionado había sido apagado, haciendo que la temperatura en el cuarto no ventilado estuviera por sobre los 38 grados. El detenido estaba casi inconsciente en el suelo, con una pila de pelo junto a él. Aparentemente se había arrancado el pelo durante la noche".
Como en memoranda dados a conocer previamente en el caso, funcionarios del FBI expresaron su profunda preocupación de constatar el uso de técnicas de interrogatorio que eran prohibidas en sus propias investigaciones.
El 5 de diciembre de 2003, el memorándum en el que un agente se queja de que el FBI tenga que "pagar el pato", dice también que las amenazas y maltratos de un detenido no produjeron ningún dato que pudiera ayudar a prevenir un atentado. Además, el memorándum dice que otros agentes de la agencia creían que las duras técnicas de interrogatorio habrían significado que las posibilidades de procesar al individuo se destruían, debido a que las evidencias habrían tenido que ser desechadas ante el tribunal porque habían sido obtenidas bajo coerción.
El problema de los interrogadores militares usando la identidad de agentes del FBI era especialmente inquietante para los agentes de la agencia, de acuerdo a los memoranda, en primer lugar porque no lograron convencer a los militares de que pusieran fin a esas prácticas.

21 de diciembre de 2004
23 de diciembre de 2004
©new york times
©traducción mQh

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