muere tom wesselmann
Pionero del pop art, murió a los 73 años de edad. El hombre que hacía languidecer a todas las mujeres.
Tras descubrir su vocación en forma tardía, el autor se hizo famoso por las sensuales chicas desnudas que protagonizan buena parte de su obra. Creador de luminosos y estimulantes desnudos femeninos y de impresionantes collages en los que sus ilustraciones convivían con pesados objetos reales, el artista estadounidense Tom Wesselmann falleció el viernes, a la edad de 73 años, en una clínica de Nueva York, debido a las complicaciones que experimentó tras someterse a una operación al corazón. La noticia del deceso fue entregada ayer por la viuda del autor.
Considerado, junto a Andy Warhol y Roy Lichtenstein, como uno de los más importantes pioneros del pop art, el hombre se mantuvo completamente ajeno al arte durante los primeros veinte años de su vida. El asunto cambió en 1952, cuando fue llamado a combatir en la guerra de Corea: mientras sufría el aburrimiento y los rigores de la vida militar, empezó a dibujar caricaturas en las que satirizaba el mundo castrense.
Wesselmann, en todo caso, nunca llegó al frente de batalla. Destinado a Fort Riley, en Kansas, tuvo tiempo para incursionar en todos los temas propios de la historieta mientras, en sus horas de servicio, se adiestraba en los secretos de la interpretación de fotografías aéreas. Tras abandonar el ejército entró a la Academia de Bellas Artes de su ciudad natal, Cincinatti, y en esa misma época logró que diversas publicaciones compraran sus tiras cómicas.
En su primera exposición individual, que se presentó en Nueva York en 1961, exhibió los provocativos desnudos que lo llevarían a la fama: sus composiciones tenían como protagonistas a mujeres de pezones duros que posaban con las piernas y las bocas abiertas, en actitudes de lánguida entrega sexual. Más adelante, el autor enriqueció sus trabajos con los colores y las estrellas de la bandera estadounidense y con íconos como la Estatua de la Libertad, la botella de Coca- Cola y los cigarrillos Marlboro.
Preocupado siempre por concebir una propuesta única e inconfundible, el artista empezó a incorporar objetos tridimensionales a sus collages en obras como "Gran desnudo americano número 48" o la serie de "Collages de la bañera". De esa manera, sus ilustraciones se insertaron en escenarios planos que, armados con papel de periódico, afiches de películas o carteles publicitarios, adquirieron un gran realismo gracias a la presencia de artículos como radios, televisores, frigoríficos y puertas de baños.
La Lucha Por Ser Único
A principios de los años sesenta, y ansioso por generar una propuesta original y diferente de todas las demás, Tom Wesselmann empezó a recortar objetos de carteles publicitarios para incluir esas imágenes en sus composiciones. Obviamente, no se alegró mucho cuando supo que sus colegas Roy Lichtenstein y James Rosenquist estaban aplicando ese mismo recurso en sus trabajos.
Al autor tampoco le complacía mucho ser vinculado al arte pop, y por ello empuñó la pluma para crear una monografía en la que explicitaba sus planteamientos estéticos. Publicado en 1980, el texto tenía la genial peculiaridad de estar escrito en tercera persona y de estar firmado por un tal Slim Stealingworth.
Incansable experimentador, el artista se volcó, a partir de 1983, a la escultura en metal recortado. Ese material le permitió explorar nuevas dimensiones de sus temas habituales -desnudos y bodegones- y también le dio la oportunidad de incursionar por primera vez en el paisaje.
22 de diciembre de 2004
24 de diciembre de 2004
©las últimas noticias
Considerado, junto a Andy Warhol y Roy Lichtenstein, como uno de los más importantes pioneros del pop art, el hombre se mantuvo completamente ajeno al arte durante los primeros veinte años de su vida. El asunto cambió en 1952, cuando fue llamado a combatir en la guerra de Corea: mientras sufría el aburrimiento y los rigores de la vida militar, empezó a dibujar caricaturas en las que satirizaba el mundo castrense.
Wesselmann, en todo caso, nunca llegó al frente de batalla. Destinado a Fort Riley, en Kansas, tuvo tiempo para incursionar en todos los temas propios de la historieta mientras, en sus horas de servicio, se adiestraba en los secretos de la interpretación de fotografías aéreas. Tras abandonar el ejército entró a la Academia de Bellas Artes de su ciudad natal, Cincinatti, y en esa misma época logró que diversas publicaciones compraran sus tiras cómicas.
En su primera exposición individual, que se presentó en Nueva York en 1961, exhibió los provocativos desnudos que lo llevarían a la fama: sus composiciones tenían como protagonistas a mujeres de pezones duros que posaban con las piernas y las bocas abiertas, en actitudes de lánguida entrega sexual. Más adelante, el autor enriqueció sus trabajos con los colores y las estrellas de la bandera estadounidense y con íconos como la Estatua de la Libertad, la botella de Coca- Cola y los cigarrillos Marlboro.
Preocupado siempre por concebir una propuesta única e inconfundible, el artista empezó a incorporar objetos tridimensionales a sus collages en obras como "Gran desnudo americano número 48" o la serie de "Collages de la bañera". De esa manera, sus ilustraciones se insertaron en escenarios planos que, armados con papel de periódico, afiches de películas o carteles publicitarios, adquirieron un gran realismo gracias a la presencia de artículos como radios, televisores, frigoríficos y puertas de baños.
La Lucha Por Ser Único
A principios de los años sesenta, y ansioso por generar una propuesta original y diferente de todas las demás, Tom Wesselmann empezó a recortar objetos de carteles publicitarios para incluir esas imágenes en sus composiciones. Obviamente, no se alegró mucho cuando supo que sus colegas Roy Lichtenstein y James Rosenquist estaban aplicando ese mismo recurso en sus trabajos.
Al autor tampoco le complacía mucho ser vinculado al arte pop, y por ello empuñó la pluma para crear una monografía en la que explicitaba sus planteamientos estéticos. Publicado en 1980, el texto tenía la genial peculiaridad de estar escrito en tercera persona y de estar firmado por un tal Slim Stealingworth.
Incansable experimentador, el artista se volcó, a partir de 1983, a la escultura en metal recortado. Ese material le permitió explorar nuevas dimensiones de sus temas habituales -desnudos y bodegones- y también le dio la oportunidad de incursionar por primera vez en el paisaje.
22 de diciembre de 2004
24 de diciembre de 2004
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