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injerencia iraní en elecciones en iraq


[Edmund Sanders] Las conexiones con Teherán se han transformado en un blanco favorito de la campaña. Algunos denuncian injerencia.
Bagdad, Iraq. A medida que Iraq se tambalea hacia las elecciones este mes, su vecino Irán emerge como uno los temas más candentes de la campaña electoral.
El franco ministro de Defensa de Iraq disparó uno de los primeros salvos el mes pasado, acusando a la lista favorita, la Alianza Iraquí Unida, de estar controlada por Teherán y que estaba decidida a "construir una dictadura islámica y lograr que los clérigos con turbantes gobernaran Iraq".
El ministro, Hazem Shaalna, es chií, pero es candidato de una lista rival, más secular. Parte de la atención prestada a Irán es puramente electoral. A la luz la rivalidad histórica de esos países y de la guerra de ocho años de los años ochenta, la mención de Iraq es un modo conveniente de atacar a los candidatos, asustar a los ciudadanos y galvanizar a los votantes, dicen expertos. Muchos líderes de la principal alianza de partidos, el Consejo Supremo de la Revolución Islámica de Iraq, pasaron años en el exilio en Irán tras huir del régimen de Saddam Hussein.
Pero el debate está también planteando serios problemas sobre qué tipo de gobierno elegirán los iraquíes el 30 de enero, qué papel debería jugar la religión en la Constitución y qué influencia puede tener Irán en la nueva generación de líderes iraquíes.
"Es a la vez politiquería electoral y una preocupación real. El debate es en qué sentido esos partidos políticos iraquíes son en realidad una quinta columna de Irán", dijo un importante diplomático occidental en Bagdad, que habló a condición de mantener el anonimato.
"Irán obviamente tiene influencia aquí. Tienen a todo tipo de gente haciendo todo tipo de cosas, la mayoría de las cuales desaprobamos enérgicamente".
A diferencia de la mayor parte de Oriente Medio, los chiíes constituyen una mayoría en Iraq e Irán. En Iraq, los chiíes fueron durante largo tiempo oprimidos por Hussein, que pertenece a la minoría sunní.
En Irán, los clérigos chiíes dirigieron una revolución contra la monarquía, e instalaron un gobierno manejado por los ayatollahs. Los críticos dicen que Irán espera ver surgir una teocracia similar en Iraq.
El rey de Jordania Abdullah II acusó a Irán de haber hecho entrar clandestinamente a un millón de personas en Iraq para que voten este mes, una acusación que funcionarios iraníes calificaron de ridícula y de "insulto" para Iraq.
El presidente iraquí interino Ghazi Ajil Yawer, un sunní que encabeza su propia lista de candidatos, levantó el espectro de una "creciente" geopolítica dominada por los chiíes que se extendería desde Irán hasta Iraq, pasando el Líbano.
Candidatos rivales, tanto sunníes como chiíes, acusan que Irán está invirtiendo secretamente millones de dólares en los principales partidos chiíes de Iraq.
Tropas estadounidenses que controlan la frontera con Iraq confiscaron hace poco casi 200.000 dólares supuestamente ingresados clandestinamente desde Irán. Pero en ausencia de leyes sobre el financiamiento de las campañas electorales y dada la larga y porosa frontera con Irán, trazar el origen del dinero hacia países extranjeros sigue siendo difícil, dijeron funcionarios.
"El problema es que no se puede probar", dijo el jeque Jamal Din, un clérigo chií que es un candidato opositor a la alianza. "Pero todo el mundo sabe que el Consejo Supremo de la Revolución Islámica de Iraq fue creado y formado por los iraníes. Está cien por cien en los bolsillos de Irán".
En el sur de Iraq los vínculos entre Irán y los partidos chiíes son innegables.
Suministros que van desde motocicletas hasta radios de onda corta han estado entrando a través de la frontera para ayudar en la planificación y preparación de las elecciones. Funcionarios del servicio secreto iraní se pasean abiertamente por los pasillos de las oficinas de los partidos y a veces se prefiere hablar persa. Retratos del líder supremo de Irán, el ayatollah Ali Khamenei, cuelgan de las paredes de las oficinas del partidos e incluso en oficinas del gobierno.
En una reciente visita a las oficinas del gobernador de Basra, el primer ministro interino iraquí Iyad Allawi preguntó sarcásticamente: "¿Estoy en Basra o en Irán?"
Líderes de la Alianza Unida Iraquí dicen que ellos no tienen ninguna intención de instalar una teocracia al estilo iraní, pero sí quieren que se incorporen principios islámicos en la Constitución.
"Nunca hemos llamado a la formación de un gobierno islámico que se parezca a Irán", dijo Abdelaziz Hakim, presidente del Consejo Supremo. "Nuestras intenciones son claras".
Al mismo tiempo, los líderes insisten en que el próximo gobierno iraquí, independientemente de quién lo forme, necesitará forjar mejores relaciones con Irán en interés de la paz y estabilidad regionales.
"Estados Unidos no va a estar aquí siempre", dijo Mowaffak Rubaie, el asesor de la seguridad nacional de Iraq y un candidato de la alianza. "Irán sí estará siempre".
La mayor parte de los ataques van dirigidos contra los dos partidos más populares de la alianza, el Consejo Supremo y el Partido Islámico Dawa. Puestos fuera de la ley por Hussein, que los llamó traidores, ambos partidos buscaron refugio en Irán durante los años ochenta y noventa.
El más importante clérigo chií de Iraq, el gran ayatollah Ali Sistani, que ayudó a formar la alianza y es el principal partidario de las elecciones del 30 de enero, nació en Irán. Se mudó a Iraq en 1951 y habla árabe con un ligero acento iraní.
Importantes líderes de los dos partidos también pasaron un tiempo en Irán, incluyendo a Hakim, al físico nuclear Hussein Shahristani del Consejo Supremo y a Ibrahim Jafari del partido Dawa. La lista de candidatos incluye al que fue alguna vez el protegido del Pentágono, Ahmad Chalabi, que ha forjado lazos más estrechos con Irán desde que cayera en desgracia con Estados Unidos en el verano pasado.
Pero los miembros de la lista de 228 candidatos de la alianza se erizan a la sugerencia de que su lista es un peón de Irán, calificando esos ataques de campaña de desprestigio de parte de rivales desesperados.
"Somos una de las listas más fuertes, así por supuesto otra gente está tratando de asustar a los votantes", dijo Abel Abdul Mahdi, el ministro de Finanzas iraquí y miembro de la alianza. "Pero no lo lograrán. Al contrario, esos ataques hacen que la lista esté más unida y más movilizada".
A diferencia de las elecciones en Estados Unidos, los ciudadanos en Iraq votarán por una sola lista de candidatos, que obtendrán escaños en la asamblea nacional provisional de acuerdo a los votos que logren. La asamblea redactará entonces una nueva Constitución.
Los ciudadanos iraquíes se muestran ambivalentes sobre el tipo de gobierno que preferirían y sobre el rol que debería jugar en él la religión, de acuerdo a sondeos recientes.
En agosto, un sondeo de 2.846 iraquíes realizado por el Instituto Republicano Internacional reveló que un 85 por ciento concuerdan en que la ley islámica debería ser la "única base" de la legislación y de la nueva Constitución. A otra pregunta, sólo un 37 por ciento prefiere un sistema secular que proteja los derechos de todos los grupos, de acuerdo al instituto, un grupo por democracia asociado al Partido Republicano estadounidense.
En noviembre, los encuestados parecían todavía más divididos, con un 50 por ciento a favor de la separación entre estado y religión y un 42 por ciento afirmando que la religión debería tener un "papel especial" en el estado.
Funcionarios iraníes dicen que esperan que las elecciones de este mes produzcan un vecino más seguro y estable y estimulen a potencias extranjeras -especialmente a Estados Unidos- a no inmiscuirse en asuntos iraquíes.
"La participación de todos los segmentos nacionales y patrióticos es considerada un paso vital para que los iraquíes manejen sus propios asuntos y para la retirada del país de las tropas extranjeras", dijo la semana pasada en ministro de Asuntos Exteriores iraní, Kamal Kharrazi.
Kharrazi boicoteó la semana pasada una conferencia en Jordania sobre el futuro de Iraq, una decisión que fue interpretada ampliamente como una protesta por las acusaciones del rey de que Irán estaba introduciendo votantes en Irán.
Los candidatos de la alianza eluden el tema de si Irán está financiando directamente a los partidos. Cuando fueron presionados, los participantes dijeron que la alianza no acepta fondos de Irán, pero que los partidos individuales sí pueden hacerlo. Los partidos, incluyendo al Consejo Supremo y Dawa, se han negado a decir si reciben dinero de Irán.
Al mismo tiempo, los líderes de la alianza insisten en que el dinero no es un asunto importante. La lista de candidatos calcula gastar unos 750.000 dólares en la campaña, dijo el jeque candidato Human Hamudi. "Nuestra lista está bendecida por el gran ayatollah Sistani", dijo. "No necesitamos dinero".
Y si la alianza necesitara fondos adicionales, no buscaría la ayuda de Irán, dijo Chalabi. En respuesta a un informe reciente de que Irán supuestamente envió 20 millones de dólares a partidos chiíes claves en Iraq, dijo: "Hay un montón de dinero en Iraq. No es difícil reunir esa cantidad de dinero".
Una opción de financiamiento que está siendo considerada es pedir a los clérigos chiíes que entreguen una parte del dinero de las colectas que reciben en las mezquitas, que llegan a varios cientos de miles de dólares al mes, dijo Hamudi.
Funcionarios estadounidenses en Iraq que observan detenidamente a Irán, tratan de separar los mitos de la realidad.
El sistema electoral está designado para hacer difícil que un solo grupo domine el nuevo gobierno, pero diplomáticos estadounidenses dicen que no les preocupa la posibilidad de una gran victoria chií porque dudan que los iraquíes apoyen un gobierno al estilo iraní.
"Confío en que los iraquíes, y la comunidad chií en particular no importe el gobierno de los ulemas", dijo un funcionario occidental que trabaja en las elecciones, y que habló a condición de mantener el anonimato.
"Irán es un país muy diferente. Los partidos chiíes no son el caballo de Troya de una especie de golpe iraní en Iraq o en otra parte. Son sobre todo y en primer lugar leales a Iraq".

Ashraf Khalil en Baghdad y Othman Ghanim en Basra contribuyeron a este reportaje.

9 de enero de 2005
11 de enero de 2005
©los angeles times ©traducción mQh

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