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la senda de don quijote de la mancha


[Tomás Álvarez] Hace ahora cuatro siglos, Miguel de Cervantes dio a conocer una de las grandes joyas de la literatura mundial.
Madrid, España. Su protagonista, Don Quijote de la Mancha, sería un prototipo literario íntimamente ligado a la tierra por la que discurrieron sus desventuras.
La siguiente es una ruta ideal para recorrer en un fin de semana los escenarios clave de aquel trayecto.
Cervantes está considerado por todos como el creador de la novela moderna.
Escribió una excelente obra pastoril, ‘La Galatea' (1585); luego ‘El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha' (1605), las ‘Novelas ejemplares' (1613), la ‘Segunda parte del ingenioso caballero' (1615) y ‘Historia de los trabajos de Persiles y Sigismunda' (1617).
Renovó todos los géneros narrativos de su tiempo: caballeresco, pastoril, picaresco, etc.
En su emblemática obra, ‘El Quijote', late un paisaje de llanuras y encinares, de ventas y molinos de viento; un interesante mundo agrario, que está aún visible para el viajero.
Han sido diversos los itinerarios marcados para seguir la ruta de Don Quijote, pero vamos a elegir uno que sirva para conocer los paisajes en los que se desarrolla la vida del hidalgo de La Mancha, el arte de sus pueblos, la gastronomía, etc.
El núcleo de la obra, la esencia de la misma, está referido a la meseta sur de la Península Ibérica, y en concreto a los campos manchegos, especialmente las llamadas tierras de Montiel.
Elegimos Puerto Lápice como punto de arranque por estar a la vera de la autopista que une Madrid con Andalucía. Es un lugar de fácil acceso, en las estribaciones de los Montes de Toledo, a unos 120 kilómetros al sur de la ciudad de Madrid.

Las Ventas de Puerto Lápice
Aquí estaban las ventas de Puerto Lápice, que se convirtieron en municipio en el final del siglo XVIII, en tiempos del rey Carlos III (1756-1788).
Junto a su Iglesia Parroquial, de Nuestra Señora del Buen Consejo, se puede ver una sencilla escultura de Don Quijote, al lado de una magnífica venta que lleva el nombre del Hidalgo, y que es del siglo XVII.
En ella abundan las referencias al personaje cervantino.
En el mismo patio, al lado de un brocal de pozo y un bebedero de piedra, hay una estatua metálica del caballero, que nos hace recordar el momento del inicio del periplo de Don Quijote y su graduación como caballero andante:
"Autores ay que dizen que la primera aventura que le avino fue la del puerto Lapice, otros dizen que la de los molinos de viento; pero lo que yo he podido averiguar en este caso, y lo que he hallado escrito en los Anales de la Mancha, es que el anduvo todo aquel dia, y al anochecer, su rozin y el se hallaron cansados y muertos de hambre; y que, mirando a todas partes por ver si descubriria algun castillo o alguna majada de pastores donde recogerse, y adonde pudiesse remediar su mucha hambre y necessidad, vio, no lexos del camino por donde iva, una venta..."

Alcázar de San Juan
En aquella venta –que él imaginó fortaleza- fue nombrado caballero por un ventero –que él imaginó gran señor- en presencia de dos "mozas de partido" que iban camino de Sevilla: "nunca fuera caballero de damas tan bien servido..."
De Puerto Lápice sale una carretera hacia el oeste, en dirección a Herencia, con antigua industria azafranera. Luego aparece Alcázar de San Juan.
Este lugar tiene unos 25 mil habitantes y muy larga historia, que atestiguan los mosaicos romanos de su museo Municipal. Aunque la villa tiene algo de desmadejada por su crecimiento urbanístico descontrolado, en el plano cultural atesora elementos de interés. Hay viejas construcciones y casonas donde aflora una bella piedra de color rosado y que atestiguan la pertenencia a destacados señoríos.
Existe una notable polémica cultural que afecta al lugar; y es que éste compite con Alcalá de Henares en ser el lugar natal de Miguel de Cervantes.
En 1748 se descubrió en la Iglesia Parroquial una partida de bautismo de un tal "Miguel de Cervantes Saavedra". El conocimiento de Cervantes del entorno y los personajes manchegos avalaría este posible origen.
Como lugar de visita se recomienda contemplar el torreón del Gran Prior, airosa torre de piedra rosada, del entorno del siglo XIII. Junto a ella está la iglesia de Santa María la Mayor, donde se detecta la huella del románico al barroco.
Era parroquia en el siglo XIII, cuando arribaron aquí los caballeros de San Juan. Al lado de los elementos anteriores está el Cubillo, resto de elementos defensivos medievales, tal vez el palacio del Prior. Las iglesias de la Trinidad, Santa Quiteria y San Francisco, dan fe de la importancia del lugar en el pasado.
Siguiendo en dirección este, a unos siete kilómetros está Campo de Criptana. Es una parada obligada.
Sobre el otero que domina al pueblo aparece un magnífico conjunto de molinos de viento, una de las imágenes más famosas del territorio.
El lugar fue un importante centro de molienda de cereales en el que hubo, al parecer, hasta cuarenta molinos de viento. Hoy quedan diez, algunos de los cuales tiene ya unos quinientos años. Uno de ellos está dedicado a un personaje popular del lugar: la actriz Sara Montiel.
Cerca de la zona de los molinos hay una serie de casas, de blanco y azul, que tienen indudable belleza plástica.
Saliendo hacia por la carretera a Pedro Muñoz, a unos dos kilómetros aparece el santuario de la virgen de Criptana, donde estuvo el castillo, y en cuyo entorno se han hallado restos provenientes hasta de la prehistoria. A su lado surge una carretera que va en dirección hacia el norte, que nos permitirá llegar a otro pueblo mítico: El Toboso.

La Cuna de Dulcinea
El Toboso es un lugar de mucho encanto, no sólo por ser un lugar cuidado, sino –sobre todo- por ser tierra de los amoríos del hidalgo.
Don Quijote pensó que un caballero sin amor era como un árbol sin fruto o un cuerpo sin alma. Y en este sencillo pueblo hubo una campesina, Aldonza Lorenzo, en quien depositó sus ilusiones y a la que definió como su "princesa Dulcinea del Toboso".

Otra Población Cervantina
Seis kilómetros hacia el oeste de Tomelloso está Argamasilla de Alba, población de unos 6.000 habitantes, principalísima en esta ruta quijotesca. Y es que en Argamasilla de Alba se halla la casa Medrano, en cuyo subsuelo –la cueva Medrano- estuvo preso Miguel de Cervantes. Y donde pudo empezar a escribir el Quijote, según la tradición.
Dícese que la prisión de Cervantes se debió a negociados "de faldas", al parecer con doña Magdalena de Pacheco, hermana de Don Rodrigo de Pacheco, a quien algunos autores consideran modelo que inspiró a Cervantes para crear el Quijote.
Al lado de la carretera que cruza a la villa aparece la iglesia de San Juan Bautista, que se comenzó a construir en 1542, por Juan de Ornero. En siglos posteriores continuó construyéndose, pero aún se observa su estructura inacabada. Su poderosa torre domina el ámbito urbano, Ante ella se expande un recoleto jardín.
La población tiene también la llamada Casa del Bachiller Sansón Carrasco, aunque actualmente está, por desgracia, en estado ruinoso.
En el entorno está Manzanares, que mantiene cierta pujanza por su punto de entronque viario y por la producción de la zona, agrícola y ganadera. De sus monumentos destaca la iglesia de nuestra señora de la Asunción, de aires catedralicios, de los siglos XIV y XV, con altiva portada plateresca.
También se hallan Membrilla y La Solana, donde merece la pena ver la Plaza Mayor, con una notable iglesia de Santa Catalina, originaria del siglo XV, y Llanos del Caudillo, típico pueblo de repoblación del siglo XX.

De Ruidera a Montesinos
Cerramos esta ruta del hidalgo con la visita al entorno de Ruidera, tierra citada por Cervantes en su obra inmortal.
El parque de las Lagunas de Ruidera es un oasis de verdor en la sequedad de La Mancha. Las lagunas de Ruidera son quince; se localizan en un valle excavado de una longitud de unos 27 kilómetros y desnivel de 120 metros. Son formaciones escalonadas, unidas mediante torrenteras y cascadas. Tradicionalmente se adjudican éstas la cualidad de fuentes del río Guadiana.
Hay aquí una buena población de aves acuáticas compartiendo el ecosistema con rapaces y fauna acuática. La extensión de las lagunas es pequeña. En las más altas, la presencia de barreras tobáceas hace que se creen cascadas y saltos de agua, cuando el líquido desborda la barrera pétrea.
Sorprenden en ellas los tonos esmeralda y azulados. Las lagunas bajas son menos rocosas. Sin acantilados tobáceos, tienen una formación más de charca, rodeada de cañaverales y espadañas, propicios para los hábitats de las aves acuáticas, pero de belleza menos agreste.
En Ruidera hay un centro de recepción de visitantes, al lado mismo de la carretera que pasa junto a la laguna de Rey con dirección a La Alambra, lugar con un altivo castillo.
Muy cerca del conjunto lagunar –en pleno monte de encinas- está la Cueva de Montesinos, donde el Quijote se introdujo para conocer encantamientos, en un pasaje que alude a la búsqueda espiritual del ser humano.
Siguiendo la carreterita que pasa ante la cueva se llega a un vallecillo. Sobre un roquedo están los restos del castillo Rochafrida y la fuente llamada Fontefrida. Estas últimas referencias al castillo y a la fuente tienen sabor literario y ecos del romancero. El castillo es del siglo XII y de origen árabe.
Cuando fue conquistado por los cristianos recibió el nombre de San Felices. Pasó la Orden de Santiago y fue abandonado hacia el siglo XV. Hoy las ruinas románticas coronan un cerro rodeado de bosque bajo. Reinan allí las leyendas, las soledades y los ruiseñores.

"Fontefrida, Fontefrida,
Fontefrida y con amor,
do van las avecicas
a tomar consolación..."

Ésta es tierra de literatura, pero eso no va en detrimento de una importante gastronomía; rotundamente sencilla, muy vinculada a los productos locales y con sabor campesino y pastoril. Hay excelente caza y vinos cada vez más apreciados.
Es recomendable probar los platos simples, con sabores llenos de arcaísmo, como la alboronía, guiso basado en la berenjena; el tiznao, con bacalao desmenuzado, cebolla y pimiento; o los gazpachos manchegos, suculentos, de carne de corral o caza.
Son buenas las calderetas de conejo y cordero, famosa la perdiz escabechada; buenos los postres, con resabios de conocimientos conventuales.
No cabe duda que de esta ruta de Don Quijote es provechosa también por el yantar, porque –decía el hidalgo- la salud del espíritu se fragua en las oficinas del estómago.

13 de enero de 2005
©univisión

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