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dos mujeres a la presidencia en chile


[Larry Rohter] La una es demócrata-cristiana y ex ministro de Asuntos Exteriores; la otra, socialista y ex ministro de Defensa. Las dos son las principales contendientes a la nominación presidencial de la coalición multipardista de centro-izquierda que ha gobernado al país desde que renunciara el general Augusto Pinochet en 1990.
Santiago, Chile. Se dice a menudo que Chile es el país latinoamericano más conservador, socialmente hablando. Pero la emergencia de dos mujeres como las principales contendientes al cargo más alto del país sugiere que ha habido un cambio de actitudes. Soledad Alvear, la demócrata-cristiana, y Michelle Bachelet, la socialista, dicen que esperan que el cambio de opinión sea decisivo cuando los votantes tengan que ir a las urnas de aquí a un año.
"Si me hubiera preguntado hace diez años si una mujer podía llegar a ser presidente, le habría tenido que decir derechamente que no era posible", dijo Alvear en una entrevista aquí. "Pero ha habido un enorme cambio cultural, y creo que ahora la gente está dispuesta a votar a una mujer. Es una consecuencia del hecho de que proponemos un estilo diferente de liderazgo, uno que la gente quiere porque lo identifican con el Chile real".
Una de las barreras que debe superar las candidatas es la tradicional reluctancia de las mujeres chilenas a votar por otras mujeres, observó la doctora Bachelet en otra entrevista. Sin embargo, también sostiene que "una razón por la que las mujeres han comenzado a ser figuras importantes es que representamos un tipo de humanización de la política, más cercana a como se ve la gente a sí misma".
Marta Lagos, analista de opinión pública que publica aquí el sondeo Latinoabarómetro, tiene otra teoría, más complicada. A medida que Chile, con sus 15 millones de habitantes, se aleja de la era de Pinochet y el sentimiento de alivio que acompañó su fin, los votantes están cada vez más descontentos con el estilo de las-cosas-siguen-como-siempre y ansiosos de nuevos enfoques, dice.
"Creo que las dos han surgido no tanto porque sean mujeres sino porque hay un vacío y un desencanto tan grandes con la política que la gente anda buscando algo que esté lo más lejos posible del político tradicional", dijo. "Ellas son un símbolo para un electorado que quiere nuevas caras y un modo diferente de hacer política".
Bachelet, 52, es la hija de un importante general que murió en la cárcel, después de ser torturado durante la primera fase de la dictadura de Pinochet. Ella misma fue encarcelada y torturada, y luego obligada a marcharse con su madre al exilio con su durante seis años, primero en Australia y luego en Alemania del Este, y volvió para transformarse en una prominente pediatra antes de entrar en la política.
Nombrada ministro de Salud en 2000, Bachelet alcanzó prominencia nacional cuando fue nombrada ministro de Defensa a principios de 2002. Como doctora socialista, como Salvador Allende, el presidente derrocado por el general Pinochet en 1973, y como civil que era jefe de los uniformados, se transformó de inmediato en un símbolo de la reconciliación nacional. Y construyó su apoyo con sus maneras carismáticas y campechanas.
En contraste, Alvear, 54, ha puesto énfasis en su experiencia más extensa y variada como ministro de gabinete en tres gobiernos consecutivos durante un período de 14 años y medio, incluyendo las carteras de Justicia y de Asuntos de la Mujer, y sus valores de clase media. Como demócrata-cristiana es percibida como más conservadora en temas sociales y económicos, y por eso quizás mejor equipada para atraer a los votantes indecisos.
"No pertenezco a la aristocracia. No fui a una escuela privada y soy parte de la clase media", dijo Alvear. "Mi vida ha sido como la de muchas mujeres, y lo que he alcanzado es el resultado de mis propios esfuerzos".
La que emerja como candidata de la coalición gobernante tendrá que hacer frente casi con toda certeza a Joaquín Lavín, líder de la pinochetista Unión Demócrata Independiente y alcalde saliente de Santiago. Fue candidato a la presidencia por la extrema derecha en 1999 y estuvo a punto de lograr la victoria, pero sus partidarios dicen que esta vez deberá hacer frente a un obstáculo adicional.
"Yo preferiría enfrentarme a un candidato antes que una mujer", dijo Hernán Larraín, presidente del Senado y aliado de Lavín. "Con una mujer es más complicado", dijo, porque un fuerte ataque personal sería probablemente "interpretado como falta de cortesía" y podría provocar el efecto contrario.
Sondeos preliminares muestran a Alvear y Bachalet con más apoyo que Lavín, aunque el margen de victoria de Bachelet es mayor. Pero la campaña apenas ha comenzado y la prensa chilena, gran parte de la cual es controlada por grupos corporativos conservadores que son partidarios de Lavín, ha empezado a acusar a Bachelet de carecer de ideas y de experiencia y a hacer preguntas sobre sus años en el exilio, su agnosticismo religioso e incluso su salud.
"Esta campaña es la última oportunidad de Lavín, así que la lucha va a ser feroz", dijo Carlos Huneeus, director del Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea, un instituto de análisis políticos y de sondeos de opinión pública. "Serán duros, y atacarán con todo lo que tengan a mano, y habrá que preguntarse si Michelle Bachelet está dispuesta a participar en las elecciones en estas condiciones".
Bachelet ya ha sido designada candidata por su Partido Socialista, que dirige el actual presidente Ricardo Lagos y cuenta con todo su apoyo. Alvear, por otro lado, tiene todavía un par de rivales dentro de su propio partido: el senador Adolfo Zaldívar, y el ex presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, aunque Frei no ha declarado formalmente que tenga intenciones de presentarse y no se espera que el partido decida la nominación sino dentro de un mes. [Alvear ha sido nominada].
Después de eso, la coalición debe decidir a quién elegirá como candidato. No existe un mecanismo formal y las soluciones que están siendo propuestas van desde unas primarias abiertas, que favorecerían a Bachelet, hasta un cónclave de líderes de los partidos de la coalición, que podría dar ventajas a Alvear.
En entrevistas separadas, cada mujer describe a la otra como amiga y juran apoyar a la otra, cualquiera sea la que gane la nominación. "Sería irresponsable actuar de otra manera", dijo Alvear. Bachelet dijo: "Siempre digo que si no soy elegida, me gustaría ser la directora de su campaña".
En teoría, los demócrata-cristianos y los socialistas pueden decidir independientemente presentar un candidato propio. Pero eso claramente aumentaría las posibilidades de Lavín y pondría en peligro que la alianza siga en el poder, ininterrumpidamente desde que renunciara el general Pinochet hace quince años.
"¿Puede seriamente la coalición considerar la posibilidad de presentar dos candidatos?", dijo Ricardo Israel, director del Centro Internacional de la Calidad de la Democracia. "No creo. Creo que serán elecciones muy reñidas, como las últimas, y sólo una de las dos puede pasar a la segunda ronda" contra Lavín.

20 de diciembre de 2004
19 de enero de 2005
©new york times
©traducción mQh

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