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no olvidar auschwitz


La prensa llama a recordar a las víctimas de la intolerancia y el odio nazi y a no permitir que algo semejante vuelva a ocurrir.
La máxima de que el pueblo que olvida su historia está condenado caer en los mismos errores del pasado tiene, en el caso del Holocausto, más sentido que nunca, con la diferencia de que en esta ocasión el sujeto no es un pueblo concreto sino el conjunto de la humanidad. Por eso son tan importantes actos como los que ayer celebraron el canciller alemán, Gerhard Schröder, o el presidente francés, Jacques Chirac, o los que se desarrollarán mañana con motivo del 60 aniversario de la liberación de Auschwitz.
El verdadero peligro radica en que cada vez son menos los que vivieron en primera persona aquel horror y dentro de no mucho tiempo serán muy pocos los que hayan escuchado el relato directamente de alguno de sus protagonistas. Llegados a ese punto, la única forma de no olvidar será la información, cuanto más extensa y detallada, mejor.
«Nunca se puede romper la cadena –decía ayer Chirac–. Nuestros hijos y nietos deberán guardar en lo más profundo de sus corazones, clavado como un dolor y presente como una amenaza, la conciencia de lo que pasó». Porque no hay que olvidar que el Holocausto no es sólo una cosa del pasado, sino, como dijo el presidente francés, una «amenaza presente». Así lo corrobora, entre otros, el Observatorio Europeo del Racismo, que alerta del aumento del antisemitismo.
Tan peligroso como minusvalorar los brotes racistas actuales es el supuesto «revisionismo» que parece extenderse ante un hecho histórico incontestable, así como el argumento de que la responsabilidad de los crímenes es sólo de quienes los cometieron. Lo ha explicado Schröder a la perfección. «La inmensa mayoría de los alemanes de hoy no tiene culpa alguna del Holocausto, pero Alemania tiene la obligación moral de mantener vivo su recuerdo».
Por último, existe el riesgo de rebajar la magnitud de lo que sucedió generalizando un término, el de genocidio, que según la Real Academia de la Lengua es un «exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, de etnia, de religión, de política o de nacionalidad».
En los últimos años lo único parecido ha sido lo ocurrido en 1994 en Ruanda, cuando los hutus mataron a cerca de un millón de tutsis por el mero hecho de serlo. Como los judíos.

©La Razón
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onu rinde homenaje a víctimas de auschwitz

[María Ramírez] "Quienes estaban allí no sólo se sintieron torturados por el enemigo, sino también por el silencio y la indiferencia del mundo», asegura Elie Wiesel."¿Aprenderá el mundo alguna vez?», preguntaba el escritor Elie Wiesel, premio Nobel de la Paz y superviviente de Auschwitz, ante la Asamblea General de Naciones Unidas, que por primera vez celebraba un homenaje a las víctimas del Holocausto en el 60 aniversario de la liberación del mayor campo de exterminio nazi.
La celebración del final de Auschwitz sirvió ayer también para recordar los genocidios ocurridos en las últimas décadas frente a la lentitud o la parálisis de la comunidad internacional, en Camboya, los Balcanes, Ruanda o, el caso más reciente, Sudán.
«¿Cómo pudo tal mal suceder en una nación culta y altamente sofisticada en el corazón de Europa cuyos artistas y pensadores habían dado al mundo tanto?», dijo el secretario general de la ONU, Kofi Annan, «todo lo que necesita el mal para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada Hoy están pasando cosas terribles en Darfur, Sudán», recordó. Annan pidió al Consejo de Seguridad que intervenga contra el genocidio.
«Si el mundo hubiera escuchado, tal vez hubiéramos prevenido Darfur, Camboya, Bosnia y naturalmente Ruanda», declaró Wiesel, «sabemos que para los muertos ya es demasiado tarde. Para ellos, abandonados por Dios y traicionados por la Humanidad, la victoria llegó demasiado tarde Pero no es demasiado tarde para los niños de hoy, los vuestros y los míos».
El premio Nobel, que escribió sobre su experiencia en Auschwitz y otros campos de exterminio, también denunció la indiferencia hace seis décadas de los países occidentales, entre ellos Estados Unidos, que rechazaron refugiados judíos durante el Holocausto.«Quienes estaban allí no sólo se sintieron torturados y asesinados por el enemigo, sino también por lo que considerábamos era el silencio y la indiferencia del mundo», recordó Wiesel, en el discurso más emocionante de la jornada, «ahora, 60 años después, el mundo por lo menos intenta escuchar».
Se calcula que cerca de seis millones de judíos y un número indeterminado, también con seis cifras, de polacos, rusos, homosexuales y gitanos fueron asesinados en campos de exterminio nazi. El mayor de todos era Auschwitz, un conjunto con varios centros diferentes, en el que estuvo también Anna Frank, fallecida después en otro campo. El Eército Rojo liberó el 27 de enero de 1945 a cerca de 7.500 prisioneros del complejo polaco.
Aunque los liberadores fueron los soviéticos, Paul Wolfowitz, subsecretario de Defensa de EEUU y con familiares víctimas de los nazis, aseguró ayer que las tropas estadounidenses contribuyeron a salvar a los detenidos en Auschwitz. «Cuando los americanos han cogido las armas, nunca ha sido por ellos mismos, sino porque todo el mundo se beneficia», dijo.
Los políticos se mezclaban en los pasillos de la ONU con los supervivientes, como Jorge Semprún, prisionero en el campo alemán de Buchenwald y que representó a España ante la Asamblea. El portavoz de Alemania, el ministro de Exteriores, Joshka Fisher, dijo que el Holocausto es el crimen último del siglo XX y que su país ha aprendido la lección.
Estados Unidos propuso la idea de la celebración del aniversario en la Asamblea General, que suele apoyar a los palestinos y aprobar declaraciones denunciando al gobierno de Israel. El embajador israelí ante la ONU, Dan Gilleman, acusa al órgano que componen los 191 países de la organización internacional de llevar «una mayoría inmoral» contra su país.
Kofi Annan aseguró que la sesión de ayer recordaba inevitablemente el conflicto en Oriente Próximo: «Me guste o no, está ligado en la mente de mucha gente», dijo.
«La declaración de independencia de Israel está escrita con la sangre de las víctimas del Holocausto», dijo el ministro de Exteriores israelí, Silvan Shalom, «esta afirmación es más necesaria ahora que nunca. La última década ha sido testigo de un escalofriante aumento en los intentos de negar el Holocausto. Por cuanto increíble pueda sonar, hay muchos que borrarían seis millones de asesinatos», añadió el jefe de la diplomacia israelí.
La mayoría de países árabes ni siquiera acudió ayer a la sesión de la Asamblea y sólo un país musulmán de la zona, Jordania, intervino en una ceremonia.

©El Mundo
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