generales de saddam a las urnas
[Rory McCarthy] Jefe provincial pronostica una participación de 40 por ciento en Tikrit.
Abdullah Hussein era un general leal en el Ejército de Saddam. Voto por el Sí en un referéndum meticulosamente montado por el dictador cinco meses antes de la guerra y luchó contra la invasión estadounidense y británica hasta el día en que cayó el régimen el 9 de abril de 2003.
Casi dos años después, Hussein se ha unido cautelosamente a las nuevas autoridades estadounidenses en Iraq. Ahora es gobernador provincial de su ciudad natal, Tikrit, la perseverante ciudad sunní a 160 kilómetros de Bagdad que también es la ciudad natal y tribal de Saddam. El domingo piensa votar en las elecciones parlamentarias e incluso optará a una silla en el consejo provincial.
"Cuando terminó la guerra, la situación había cambiado", dice Hussein, 47. "No queríamos que las tropas de la coalición se quedaran en Iraq, pero se quedaron. No había orden, ni policía, nada. Decidimos que teníamos que colaborar con las fuerzas de la coalición".
Muchos han pronosticado que la continuada violencia de la resistencia mantendrá alejados de las urnas a la mayoría de los votantes en las zonas sunníes al norte y oeste de la capital, especialmente en antiguos bastiones de Saddam, como Tikrit. Pero parece haber una excepción a la regla. Hussein y sus asesores pronostican para su provincia de Salahuddin una participación de un 40 por ciento.
"Estoy destinado a votar", dice Sa'ad Hariz, 48, otro antiguo general del Ejército de Saddam que ahora está colaborando como traductor con los comandantes estadounidenses en Tikrit y es candidato en las elecciones en su tiempo libre. "Creo que boicotear las elecciones es un gran error. Significa que perdemos nuestros derechos", dijo.
Tikrit era, en el pasado, considerada por el régimen de Saddam como ejemplo de lealtad baazista.
En octubre de 2002, Saddam montó su último referéndum, alegando que había habido una participación de 100 por ciento y una votación a su favor. Ese día, los periodistas occidentales fueron trasladados en autobuses a Tikrit, rodeados de guardaespaldas del ministerio de información, y llevados a visitar el colegio electoral número uno de Tikrit: el edificio de una escuela secundaria de arenisca de dos pisos, donde había multitudes de alegres votantes depositando ostensiblemente sus papeletas. No ninguna brizna de crítica y nadie se había atrevido a presentarse a las elecciones.
Abdullah Hussein estaba en Tikrit ese día y recuerda haber votado. "Por supuesto, voté al Sí. Si fueras un ciudadano iraquí ¿podrías votar No, decir No a Saddam Hussein?", dijo.
Ayer el gobernador estuvo en el vestíbulo de uno de los amplios palacios de Saddam en Tikrit, que es ahora una base militar norteamericana, y discutió durante horas con decenas de generales y coroneles norteamericanos sobre el futuro del nuevo Iraq. Todavía incrustados en el techo sobre ellos había pequeños círculos, apenas visibles, que contenían cada uno la letra SH en árabe, una deferencia del arquitecto al antiguo propietario del palacio.
Ayad Allawi, el primer ministro iraquí nombrado por Estados Unidos, voló ayer a Tikrit para una reunión pre-electoral con autoridades tribales y religiosas. Algunos en la región dicen que Allawi es un candidato popular, a pesar del hecho de que sea un chií laico pro-norteamericano. Una de las cosas que se le considera un punto fuerte es que fue antes miembro del Partido Baaz.
Sin embargo, el nivel de intimidación y violencia sigue siendo alto. Aunque tropas norteamericanas hayan detenido a 800 sospechosos en cuatro provincias solamente este mes, ha habido un aumento de un 25 por ciento en los ataques contra las fuerzas de seguridad iraquíes. Otro coche-bomba estalló ayer en Tikrit, hiriendo a cuatro soldados norteamericanos.
Hussein dijo que conservaba en su escritorio una pila de cartas de amenazas. "Todas dicen: Eres un criminal. Eres un espía", dijo. Aunque está ansioso por votar, también quiere que las tropas estadounidenses se retiren.
"Nadie en Iraq se siente honrado por la presencia de tropas extranjeras en el territorio del país. Cuando podamos depender de nosotros mismos, seré el primero en pedir que las tropas extranjeras dejen Iraq. Les he dicho: Seré el primero en luchar contra ustedes si rechazaran una petición del gobierno iraquí de que se retiren".
email: rory.mccarthy@guardian.co.uk
28 de enero de 2005
©guardian
©traducción mQh
Casi dos años después, Hussein se ha unido cautelosamente a las nuevas autoridades estadounidenses en Iraq. Ahora es gobernador provincial de su ciudad natal, Tikrit, la perseverante ciudad sunní a 160 kilómetros de Bagdad que también es la ciudad natal y tribal de Saddam. El domingo piensa votar en las elecciones parlamentarias e incluso optará a una silla en el consejo provincial.
"Cuando terminó la guerra, la situación había cambiado", dice Hussein, 47. "No queríamos que las tropas de la coalición se quedaran en Iraq, pero se quedaron. No había orden, ni policía, nada. Decidimos que teníamos que colaborar con las fuerzas de la coalición".
Muchos han pronosticado que la continuada violencia de la resistencia mantendrá alejados de las urnas a la mayoría de los votantes en las zonas sunníes al norte y oeste de la capital, especialmente en antiguos bastiones de Saddam, como Tikrit. Pero parece haber una excepción a la regla. Hussein y sus asesores pronostican para su provincia de Salahuddin una participación de un 40 por ciento.
"Estoy destinado a votar", dice Sa'ad Hariz, 48, otro antiguo general del Ejército de Saddam que ahora está colaborando como traductor con los comandantes estadounidenses en Tikrit y es candidato en las elecciones en su tiempo libre. "Creo que boicotear las elecciones es un gran error. Significa que perdemos nuestros derechos", dijo.
Tikrit era, en el pasado, considerada por el régimen de Saddam como ejemplo de lealtad baazista.
En octubre de 2002, Saddam montó su último referéndum, alegando que había habido una participación de 100 por ciento y una votación a su favor. Ese día, los periodistas occidentales fueron trasladados en autobuses a Tikrit, rodeados de guardaespaldas del ministerio de información, y llevados a visitar el colegio electoral número uno de Tikrit: el edificio de una escuela secundaria de arenisca de dos pisos, donde había multitudes de alegres votantes depositando ostensiblemente sus papeletas. No ninguna brizna de crítica y nadie se había atrevido a presentarse a las elecciones.
Abdullah Hussein estaba en Tikrit ese día y recuerda haber votado. "Por supuesto, voté al Sí. Si fueras un ciudadano iraquí ¿podrías votar No, decir No a Saddam Hussein?", dijo.
Ayer el gobernador estuvo en el vestíbulo de uno de los amplios palacios de Saddam en Tikrit, que es ahora una base militar norteamericana, y discutió durante horas con decenas de generales y coroneles norteamericanos sobre el futuro del nuevo Iraq. Todavía incrustados en el techo sobre ellos había pequeños círculos, apenas visibles, que contenían cada uno la letra SH en árabe, una deferencia del arquitecto al antiguo propietario del palacio.
Ayad Allawi, el primer ministro iraquí nombrado por Estados Unidos, voló ayer a Tikrit para una reunión pre-electoral con autoridades tribales y religiosas. Algunos en la región dicen que Allawi es un candidato popular, a pesar del hecho de que sea un chií laico pro-norteamericano. Una de las cosas que se le considera un punto fuerte es que fue antes miembro del Partido Baaz.
Sin embargo, el nivel de intimidación y violencia sigue siendo alto. Aunque tropas norteamericanas hayan detenido a 800 sospechosos en cuatro provincias solamente este mes, ha habido un aumento de un 25 por ciento en los ataques contra las fuerzas de seguridad iraquíes. Otro coche-bomba estalló ayer en Tikrit, hiriendo a cuatro soldados norteamericanos.
Hussein dijo que conservaba en su escritorio una pila de cartas de amenazas. "Todas dicen: Eres un criminal. Eres un espía", dijo. Aunque está ansioso por votar, también quiere que las tropas estadounidenses se retiren.
"Nadie en Iraq se siente honrado por la presencia de tropas extranjeras en el territorio del país. Cuando podamos depender de nosotros mismos, seré el primero en pedir que las tropas extranjeras dejen Iraq. Les he dicho: Seré el primero en luchar contra ustedes si rechazaran una petición del gobierno iraquí de que se retiren".
email: rory.mccarthy@guardian.co.uk
28 de enero de 2005
©guardian
©traducción mQh
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