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atentado contra el parlamento


[Chris Kraul yTina Susman] Deja ver los errores. "Ni siquiera este lugar es seguro", dijo un sobreviviente después de un atentado en la cantina del parlamento. Murieron ocho personas.
Bagdad, Iraq. El aparente atentado suicida en el fuertemente custodiado edificio del parlamento, que mató a dos legisladores árabes sunníes y otras seis personas aquí el jueves, golpeó en el corazón de la pujante democracia iraquí y el plan de seguridad norteamericano que la está tratando de reforzar.
El atentado en la cantina del parlamento, que también dejó a 23 personas heridas, subrayó lo que muchos aquí han descrito como serias brechas en la seguridad en el perímetro del edificio donde los legisladores han estado trabajando para alcanzar un consenso que lleve la paz a Iraq.
El atentado a principios de la tarde también fue un severo recordatorio de que hay muy pocos bolsones de seguridad en Bagdad, incluso en la Zona Verde, la sede de los oficiales norteamericanos, contratistas y el gobierno iraquí.
Horas antes, un terrorista suicida hizo explotar su camión en el puente de Sarafiya, a unos seis kilómetros y medio de la Zona Verde, lanzando a una parte de este al río Tigris. Varios coches rodaron en el agua. Murieron al menos diez personas.
Un portavoz de los militares norteamericanos, el teniente de la marina Matthew Breedlove, dijo que había indicios de que el atentado contra el parlamento era el trabajo de alguien que llevaba un "cinturón suicida". No agregó detalles, pero algunas versiones de testigos corroboran esta explicación.
"Ahora ni siquiera este lugar es seguro. ¿Qué debemos hacer?", dijo un sobreviviente, que estaba en la cafetería. ‘Él y un colega estaban en estado de shock mientras se sacaban los restos humanos pegados a sus americanas a rayas. Ninguno de ellos sufrió heridas, pero los dos estaban cubiertos de sangre y polvo.
Otros, que culpan a las riñas entre legisladores la falta de seguridad en el país, dirigían su rabia contra los blancos aparentes. "Deja que prueben lo que comemos todos los días", dijo un ingeniero, que pidió no ser nombrado.
El presidente Bush condenó los asesinatos, diciendo que "nos conviene ayudar a esta joven democracia para esté en condiciones de sostenerse y gobernarse a sí misma y defenderse de estos extremistas y radicales".
Los miembros del parlamento habían terminado la sesión de la mañana, y estaban almorzando cuando ocurrió la explosión en la cafetería de la planta baja, derrumbándose parte del techo y llenando la habitación y los pasillos de un deslumbrante humo.
La gente tropezaba con las sillas volcadas de la cantina cuando corrían para salir. Imágenes de televisión mostraban a un hombre que era empujado fuera en una silla amarilla, desplomado e inerte.
Un funcionario de la seguridad que pidió no ser mencionado, dijo que las sospechas se centran en una mujer que pasó por los chequeos de seguridad del parlamento sin ser revisada. El funcionario dijo que él se había quejado varias veces de que no había una máquina de rayos x en la puerta de entrada al edificio y que "armas y explosivos C-4" pueden pasar sin ser detectados.
Algunos legisladores se quejaron de que los guardias no revisaban adecuadamente a los miembros del parlamento ni a sus séquitos de seguridad, y los rumores se extendieron el jueves de que un legislador o un guardaespaldas pudo haber ingresado los explosivos.
Los militares norteamericanos dijeron que encontraron dos mochilas con explosivos en la cafetería después de la explosión. El 31 de marzo se encontraron en el interior de la Zona Verde dos cinturones suicidas, y al menos dos coches bomba fueron desactivados en 2006. Proyectiles de mortero caen frecuentemente en el interior de la zona fortificada, y, el mes pasado, un soldado y un contratista norteamericanos murieron en uno de esos ataques.

Campaña de Seguridad Vacilante
Los atentados se produjeron justo antes de que Estados Unidos e Iraq entraran en el tercer mes de la campaña de seguridad que destinará decenas de miles de tropas adicionales a Bagdad y áreas adyacentes, y provincias conflictivas, como Al Anbar. La campaña no ha logrado sofocar los atentados suicidas y ataques contra áreas públicas que son consideradas el sello de los rebeldes árabes sunníes.
El representante especial de Naciones Unidas en Bagdad, Ashraf Jehangir Qazi, dijo que los ataques representaban asaltos contra los símbolos de la "orgullosa historia" de Iraq, una referencia al puente de setenta años, y la "esperanza en su futuro", una referencia al gobierno de después de Saddam Hussein.
Elegido en diciembre de 2005, la legislatura nacional fue una institución clave en el plan del gobierno de Bush para la reconciliación de los grupos étnicos y religiosos de Iraq. Pero el organismo de 275 miembros ha cojeando debido a esas mismas divisiones.
Los miembros se reúnen en el antiguo Centro de Congresos, una apagada estructura de cemento construida por Hussein para una cumbre de la Liga Árabe. Una fuente fuera está vacía, excepto por unos centímetros de aguas negras estancadas en el fondo, visitada de vez en vez por pájaros y algún gato caprichoso.
Los visitantes entran por puertas de cristal en una habitación cavernosa y sin amoblar más parecida a un terminal de buses. Un escalera lleva a las salas donde los legisladores realizan sus sesiones, y votan levantando sus manos en el aire sentados en sillas destartaladas. Frisos de la época de Hussein cuelgan junto a carteles pintados por niños norteamericanos.
Fue aquí que los oficiales norteamericanos pensaron que la democracia echaría raíces. En lugar de eso, durante acaloradas sesiones con aire acondicionado, a menudo tan escaso como las buenas maneras, los políticos echan mano de los insultos y trilladas acusaciones de corrupción y asesinatos.
Se suponía que los legisladores debían redactar una nueva constitución que incorporara elementos de los descontentos árabes sunníes, que no se sienten representados en la nueva legislatura dominada por los chiíes. Pero las facciones chiíes y kurdas continúan llevando la delantera en el parlamento y los grupos sunníes insurgentes amenazan de muerte a los sunníes que participen.
Mientras continúa el derramamiento de sangre, las cámaras a menudo han estado semi vacías.
La sesión de otoño empezó con el Presidente de la Cámara, Mahmoud Mashadani, un árabe sunní, dirigiéndose a hilera tras hileras de sillas vacías. Un tercio de los miembros no habían vuelto todavía de un receso de un mes.
Entonces los 36 legisladores leales al clérigo chií Muqtada Sáder se marcharon del parlamento y boicotearon al gobierno en protesta por un encuentro entre el primer ministro Nouri Maliki y el presidente Bush en Jordania.
De noviembre a enero, la legislatura no pudo reunir un quórum.
Entretanto, fuera de la Zona Verde, los iraquíes se han resentido con el horario de trabajo de tres días a la semana de los legisladores, un salario de cinco mil dólares al mes, más siete mil dólares en dietas para choferes, guardias y otros empleados. El salario mensual promedio de un funcionario público en Iraq es de unos doscientos dólares.
El signo más claro de los males del cuerpo de gobierno ha sido su incapacidad de hacer aprobar las leyes que exige Estados Unidos como medida de progresos que podrían conducir a la retirada de las tropas norteamericanas. Estas incluyen una ley para permitir que ex miembros del Partido Baaz de Hussein puedan trabajar en la administración y recibir sus pensiones, y otra que asegure una distribución honesta de los ingresos por el petróleo de Iraq.
El parlamento ha fracasado también en cuanto a resolver el problema de Kirkuk, una ciudad rica en petróleo cuyos habitantes deben votar este año si unirse a la región autónoma del norte de Kurdistán, una opción a la que se oponen los árabes y turcomanos étnicos de la ciudad y los países limítrofes de Turquía e Irán.
Joost Hiltermann, experto en Oriente Medio del Grupo Crisis Internacional en Amán, Jordania, dijo que su grupo se había vuelto tan pesimista que había recomendado que Naciones Unidas y los seis vecinos de Iraq impongan soluciones que han bloqueado a los legisladores.
Wayne White, experto del Instituto de Oriente Medio de Washington, dijo que el atentado en la cantina mostraba el grado de profundidad en que los insurgentes y sus simpatizantes han infiltrado incluso los rangos superiores del gobierno iraquí.
La legislatura está dominada por "parlamentarios conectados con las milicias, sin suficientes sunníes y además no es representativa ni siquiera de la comunidad chií", dijo.
Sin embargo, muchos iraquíes entrevistados dijeron que el atentado era un golpe a la libertad.
"Esté usted de acuerdo o no con lo que hacen, el parlamento es el resultado de elecciones libre. Yo quiero libertad para Iraq", dijo el analista político Khaled Jurabi.
Hadi Amiri, un legislador chií, dijo que el ataque mostraba que el gobierno se había descuidado incluso de su propia seguridad. Después de la explosión de una bomba en un séquito de coches cerca del edificio del parlamento en noviembre, los legisladores exigieron que todos los que entraran al edificio fueran checados por guardias de seguridad. "Pero algunos legisladores no se preocupan demasiado", dijo en el canal de televisión Al Arabiya. "Algunos de los guardias han sido negligentes con la seguridad de los miembros del parlamento".

chris.kraul@latimes.com
susman@latimes.com

Louise Roug en Beirut y Said Rifai, Suhail Ahmad, Saif Hameed y Raheem Salman en Bagdad contribuyeron a este reportaje.

14 de abril de 2007
©los angeles times
©traducción mQh
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