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EL VENDEDOR DE LIBROS DE BAGDAD LO SABE TODO - robert fisk


Mientras la guerra continúa, una novela rosa escrita por Saddam Hussein circula por Bagdad y se transforma en best-seller.

Bagdad, Iraq. Se agota de nuevo ‘Zabiba y el Rey', la novela rosa escrita por Saddam Hussein.
En la calle de Al Mutanabi, el vendedor de libros de Bagdad lo sabe todo. Hasta puede explicar por qué la novela rosa de Saddam Hussein, ‘Zabiba y el Rey', se ha agotado de nuevo. Nabil Hayawi vendió mil 500 ejemplares -lo que convierte esa obra en un verdadero best-seller en Irak- y está esperando que llegue la tercera edición del libro, impresa en Beirut.
"Los iraquíes educados lo compran porque quieren leer entre líneas", dice. "Los menos educados quieren saber lo que pasaba por la mente de Saddam. Cuando Caryl Chessman escribió su libro en el pabellón de la muerte también fue best-seller aquí". Chessman fue ejecutado. ¿Y Saddam Hussein?
El librero de Bagdad tiene interés en estas cosas porque él ha sido juez de la corte, y escritor, y tuvo el dudoso privilegio de juzgar a Watban Hassan, medio hermano de Saddam, en una disputa empresarial. Ahora está escribiendo a marchas forzadas libros sobre la nueva Constitución de Irak y logrando ingeniosos trabajos sobre la ilegalidad de las normas impuestas por el ex procónsul estadounidense Paul Bremer, así como un hermoso testimonio en primera persona de la invasión contra Irak en 2003 titulada 45 días.
Hayawi afirma que el juicio a Hussein es un teatro. "Dado que se le dio a Saddam estatus de prisionero de guerra, el derecho internacional dice que debe ser devuelto a su país y se le debe restituir su viejo empleo. No quiero que esto suceda, pero es lo que estipula el derecho internacional."
Saddam no es el único cuyas obras se venden en la librería de Nabil Hayawi. Hay pilas de ediciones del Corán, tratados científicos, poesía árabe y traducciones de las obras completas de Shakespeare o Shaikspir, como se traduce su nombre en los textos árabes. La mañana del viernes los compradores de libros examinaban un nuevo volumen titulado ‘Mujeres famosas', que relata las vidas de la reina Shejerat Aldour de Irak, la reina Zenobia de Siria, Nefertiti y Helena de Troya. Entre las obras más populares están las del fallecido poeta sirio Nezar Kabbani y del joven proselitista y clérigo islámico Amro Khaled. Quedaron atrás los días de la censura, por supuesto, pero Hayawi tiene sentimientos encontrados sobre esto.
"Durante el régimen de Saddam teníamos la censura y los agentes de inteligencia venían a la tienda regularmente para cerciorarse de que no tuviéramos libros ilegales. Sabían lo que estaban buscando. Tuvimos problemas cuando se vendió un libro sobre los wahabi, después de que éste se prohibió. El conflicto es que necesitaríamos nuevamente de la censura porque hay libros en venta que afectan nuestras costumbres y nuestra moralidad. Cuando mis hijos salen a comprar DVD tengo que ir con ellos para asegurarme que no compren cosas malas por error. Algunos de los libros que llegan tratan de provocar malos sentimientos entre sunníes y chiís.
Ahí lo tenemos de nuevo. Los iraquíes quieren seguridad más que democracia, censura en vez de libertad total. Uno escucha esto en las tiendas, en los funerales, en las librerías.
El libro sobre los wahabi fue prohibido en 1990, en una época en la que Saddam -y Washington- se dieron cuenta de que los simpatizantes de ese movimiento (incluido Osama Bin Laden) se oponían al régimen de Irak y al de Estados Unidos.
Por fortuna para el señor Hayawi, sus propios tratos con la familia de Hussein terminaron sin consecuencias. "No había suficiente evidencia contra Watban y el caso no procedió. Me transfirieron al ministerio de Justicia, pero renuncié porque me acusaron de tratar de organizar una huelga de abogados."
Así, un poco de libertad circula por la encerrada librería del señor Hayawi. "La gente viene a comprar libros sobre derechos humanos, libertad y religión, y muchos vienen a leer libros sobre la guerra. Esta libertad es nueva para ellos."
Un vistazo a los libreros dice mucho sobre el mundo árabe. Los libros infantiles vienen de Siria, las novelas y romances vienen de Líbano, los libros científicos se publican en Irak. Pero 80 por ciento de los libros sobre religión se imprimen en Irán donde, sorpresa, el gobierno subsidia textos sobre el Islam chií en árabe, al tiempo que retira del mercado iraquí volúmenes árabes más caros.
Nabil Hayawi me obsequia una botella de limonada helada y un vaso de té muy caliente. "Usted tiene que entendernos a nosotros los iraquíes", dice. "Somos así, nos gusta lo muy caliente y lo muy frío al mismo tiempo".

27 de julio de 2004
©Traducción: Gabriela Fonseca
©jornada

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