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adiestrando a los iraquíes


[Joseph R. Biden Jr.] ¿Cómo marcha el adiestramiento de la policía iraquí?
Antes de que podamos empezar a retirarnos de una manera responsable de Iraq, debemos cumplir dos condiciones. Primero, debe emerger un gobierno y Constitución iraquíes que las principales facciones políticas del país consideren legítimos. Segundo, ese gobierno debe desarrollar la capacidad de garantizar la ley y el orden, proporcionar servicios básicos y, lo más importante de todo, derrotar a la resistencia. Las elecciones del domingo pasado fueron un paso importante hacia el primer requisito, pero han hecho poco en la consecución del segundo.
Durante la confirmación de la ministro de Asuntos Exteriores Condoleeza Rice, gran parte del debate fueron las cifras que avanzamos, ella y yo, sobre las fuerzas de seguridad iraquíes. Rice dijo que había unas 125.000 fuerzas iraquíes adiestradas. Yo sostuve que la cifra real variaba entre 4.000 y 18.000. ¿Cómo se explica la discrepancia?
Una de las mediciones del gobierno de Bush es correcta: Hoy hay unos 136.000 iraquíes "adiestrados y equipados". Pero la medición no tiene sentido. En realidad, hace un año, el ministro de Defensa Donald Rumsfeld fanfarroneó que había 210.000 iraquíes en uniforme y lo calificó de "un logro impresionante".
Deberíamos concentrarnos en mediciones reales, no en cifras crudas. La medición real es directa: ¿Puede un soldado o agente de policía iraquí hacer lo que le pedimos que hagan a soldados norteamericanos: proveer ley y orden, proteger la infraestructura, defender las fronteras y, sobre todo, derrotar a la resistencia? No hay en ninguna parte 136.000 iraquíes capaces de lograr estas metas. Aquí están los hechos:

Policía
De acuerdo al gobierno, hay 57.290 policías iraquíes adiestrados. La palabra clave es "adiestrados". Los que ya formaban parte de la vieja policía iraquí reciben un curso de "repaso" de tres semanas. Sin embargo, los restos de la era de Saddam Hussein no poseían ninguna de las habilidades de nuestra policía -desde técnicas de investigación hasta control de multitudes y una comprensión básica de los derechos humanos.
Los nuevos reclutas pasan ocho semanas en la sala de clases, en comparación con las 16 a 24 semanas en los países más desarrollados. Muchos llegan a la academia tras un control mínimo y sin las habilidades básicas de leer y conducir. Después de las clases, los nuevos reclutas deberían recibir un curso de adiestramiento de terreno de 24 semanas, con adiestradores estadounidenses y otros extranjeros, pero no se ha implementado nunca debido a los problemas de seguridad y a una escasez de adiestradores de campo.
Imaginad una ciudad norteamericana dando a un policía primerizo un curso teórico mínimo y luego enviadlo a patrullar un vecindario plagado de traficantes de drogas, pandillas callejeras, criminales violentos y terroristas sin tener siquiera la ventaja de un colega con más experiencia, y mucho menos un vehículo blindado, comisarías de policía seguras y armas adecuadas. ¿Sorprende que casi toda la fuerza policial de Mosul desertó en noviembre ante un violento ataque de los rebeldes?

Guardia Nacional
El 19 de enero el gobierno dijo que había 36.827 guardias nacionales en servicio. Desde entonces los iraquíes han integrado a la guardia en el ejército, que ahora totaliza 56.284 miembros. Se esperaba que la guardia fuera la punta de la lanza contra la insurgencia. Sus miembros reciben seis a siete semanas de adiestramiento, pero apenas si hay énfasis en las habilidades anti-terroristas.
La guardia ha sufrido fuertes bajas, ha estado plagada por un alto absentismo -el resultado de una efectiva campaña de intimidación- y está infiltrada por los rebeldes. En el mejor de los casos, la guardia puede ocuparse de la seguridad de punto fijo -como lo hizo con la policía y el ejército durante las elecciones de la semana pasada- pero sólo si cuenta con un masivo apoyo de combate y logístico de Estados Unidos.
La policía y la guardia constituyen 94.000 de los 136.00 iraquíes "adiestrados y equipados". El ejército, las unidades fronterizas y las fuerzas especializadas conforman el resto. Sin embargo, a pesar de su valentía pocas pueden operar independientemente contra la resistencia. Su habilidad para realizar otras misiones, como garantizar la ley y el orden, no ha sido probada.
Después de más de un año de estar a la deriva, el gobierno dio el crítico paso en la dirección correcta: Puso al general David Petraeus a cargo del adiestramiento de seguridad. Ha agregado la contra-insurgencia al currículum policial, enfatizado las habilidades de liderazgo y la construcción de unidades cohesivas, y ha desarrollado fuerzas especiales con períodos mucho más extensos de adiestramiento. Como resultado, los iraquíes han comenzado a recibir los equipos, adiestramiento y habilidades de mando que necesitan para luchar contra los rebeldes. Entre estos se incluyen comandos de la policía (unos 5.000), fuerzas especiales de intervención (unos 9.000) y unidades especiales y otras fuerzas especializadas (unos 4.000). Estas fuerzas totalizan unos 18.000 hombres.
Pero eso es bastante menos que el cálculo del gobierno de 136.000 hombres. Y de esos 18.000 muchos son primerizos con poca experiencia. En realidad, en los testimonios del jueves ante el Comité de las Fuerzas Armadas del Senado, funcionarios de alto nivel del gobierno no pudieron decir cuántas fuerzas iraquíes pueden operar independientemente contra la resistencia. Es por eso que creo que la cantidad de fuerzas iraquíes preparadas para enfrentarse a la resistencia es de entre 4.000 y 18.000 hombres.
El gobierno debe seguir construyendo sobre esta base anti-insurgente. Debería integrar a oficiales norteamericanos con unidades iraquíes para desarrollar sus habilidades operacionales. Debe presionarse a otros países para apoyar y abrir academias de formación de policías fuera de Iraq. También debemos acelerar los esfuerzos para adiestrar a la policía en labores que garanticen la ley y el orden público en las partes de Iraq que no están bajo sitio de los rebeldes pero que se ven plagadas por la violencia.
En casa, necesitamos que el gobierno discuta con nosotros sobre los retos en Iraq, incluyendo el tiempo que tomará desarrollar fuerzas de seguridad que puedan operar independientemente. Exagerar el tamaño o la capacidad de esas fuerzas -y creando esa falsa impresión ante los estadounidenses- es una garantía de fracaso.

El escritor es senador de Delaware y miembro demócrata del Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense.

7 de febrero de 2005
©washington post
©traducción mQh

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