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tribunales rusos acosados


[Peter Finn] El temor reina en los tribunales rusos. Jueces que absuelven son despedidos.
Moscú, Rusia. El caso que debía ver el juez Alexander Melikov implicaba a un joven de Tayikistán que se había dado de empujones con un colega frente a una estación ferroviaria en julio de 2003. El joven le había supuestamente lanzado una botella de cerveza al otro hombre, pero sin dar en el blanco, según documentos judiciales. El joven fue acusado de agresión.
Ante el tribunal la víctima dijo que perdonaba al joven Tajik, que no tenía antecedentes criminales, y le pidió a Melikov que fuera indulgente. El juez condenó al joven a cuatro años de prisión condicional con tres años de prueba.
Los fiscales no recurrieron.
Pero la sentencia ayudó a despojar a Melikov de su magistratura en diciembre, cuando deba comparecer ante un cuerpo judicial disciplinario llamado el Colegio de Calificaciones. El juez fue acusado de 22 cargos de "abandonar los intereses de la justicia, menospreciando la reputación del poder judicial, y de minar la confianza del pueblo en el sistema judicial". En el caso de Tajik, la superior de Melikov, Olga Yegorova, lo acusó de dictar sentencias de prisión condicional solamente a extranjeros que habían cometido "graves delitos".
Preocupaciones sobre la independencia del sistema judicial ruso se han concentrado recientemente en casos muy publicitados como el proceso de Mikhail Kodorkovsky, un barón del petróleo, y una serie de juicios por traición en el que están implicados tres universitarios rusos. El presidente Bush planteó el tema del imperio de la ley debido a que se relaciona con la calidad de la democracia rusa, durante la cumbre con el presidente Vladimir Putin la semana pasada.
El caso de Melikov ilustra cómo un ambiente de temor generalizado impregna a los tribunales penales rusos. Los jueces son obligados a retirarse prematuramente o son despedidos si aplican las leyes de exculpación para dejar en libertad incluso a delincuentes menores, dictar sentencias que sean consideradas muy suaves por los presidentes del tribunal y no acaten las peticiones de los fiscales de enviar a sospechosos a las prisiones preventivas atiborradas donde pueden permanecer durante meses, de acuerdo a jueces, profesores de derecho y abogados. El clima refleja el creciente poder del estado en la Rusia de Putin.
"Entre 2001 y mayo de 2004, vi 460 casos criminales, con 544 individuos, y sólo cuatro de mis sentencias fueron revocadas por tribunales superiores", dijo Melikov, 42, que también fue criticado por dictar penas de prisión condicional y desechar la formulación de cargos cuando las partes se reconcilian.
Una detallada revisión del trabajo de Melikov por tres expertos encargados por el Consejo Independiente de Expertos Jurídicos con sede en Rusia opinó que sus sentencias, con una sola excepción menor de un caso en 1998, se ajustaban a la ley rusa.
"Las decisiones de Alexander Melikov... coinciden con la ley penal y de procedimiento penal", escribió Polina Lupinskaya, jefe del Departamento de Procedimiento Penal en la Academia de Leyes del estado. Los cargos contra él no tenían "fundamento", escribió, observando que tratar a prisioneros extranjeros como Tajik de otra manera violaba la Constitución rusa.
En 2002 Rusia adoptó un código de justicia penal que se suponía inauguraría una revolución jurídica estableciendo firmemente la independencia del poder judicial, incrementando los derechos de los acusados y exigiendo reglas sólidas de procedimiento y pruebas a policías y fiscales. Pero el sistema actual continúa perpetuando la práctica soviética de condenar casi inmediatamente a cualquiera que se presente al tribunal.
Ese mismo año, una reforma separada de la justicia criminal supuestamente consagraría la presunción de inocencia y anunciaría reformas legales que eran ampliamente valoradas en esa época. Entre sus disposiciones los defendidos tenían derecho a pedir un abogado si eran detenidos y deben ser presentados ante un juez dentro de 48 horas. Los jueces, no los fiscales, deben emitir órdenes de detención y ordenar la detención preventiva del acusado o su libertad durante el juicio. Los abogados defensores deben tener más atribuciones para impugnar las pruebas en tribunales.
De acuerdo a expertos jurídicos, los intentos de introducir cambios se han estancado. El objeto de romper los viejos hábitos y crear un sistema en el que los jueces actúen como árbitros independientes entre el estado y el individuo, aún no se logra.
"Todavía estamos viviendo con una ideología del pasado y no hemos creado una nueva cultura jurídica", dijo Sergei Vitsin, profesor de derecho y presidente del Consejo Presidencial sobre la Reforma del Sistema Judicial. "Los jueces no se ven a sí mismos como diferentes de los fiscales y la policía. Tú puedes redactar leyes democráticas, pero también tienes que acatarlas".
El presidente de la Corte Suprema rusa, Vyacheslav Lebedev, rechazó la opinión de que las reformas judiciales eran un fracaso y que los jueces son intimidados por sus superiores.
"Alguna gente dice: ‘Mire, lo que hacen los presidentes del tribunal es que están aterrorizando a los jueces desagradables'", dijo Lebedev en una entrevista en el canal ruso NTV este mes. "... Pero es un error".
La confianza pública en el sistema judicial es baja. Dmitri Kozak, un asesor presidencial que encabezó el proyecto de reformas judiciales para Putin, reconoció en un discurso hace poco que los rusos creen que "es imposible descubrir la verdad" en el sistema.
En Rusia, la tasa de condenas en casos penales vistos por jueces es de casi un 99 por ciento, de acuerdo al brazo administrativo de la Corte Suprema del país. La tasa ha persistido desde principios de julio de 1950, los últimos años del dictador soviético José Stalin, cuando el trabajo de jueces y fiscales eran automáticamente revisado si un acusado era absuelto. Antes de 1951, alrededor de un 10 por ciento de los acusados eran absueltos en los juicios no políticos, de acuerdo a Sergei Pashin, antiguo juez y profesor en el Instituto moscovita de Economía, Política y Derecho.
En algunos tribunales simplemente no hay exculpaciones. En 2003 y en los primeros nueve meses de 2004, dos tribunales de distrito en Moscú que trataron un total de 4.428 casos penales, no dispusieron ninguna absolución, de acuerdo a documentos judiciales. Funcionarios de los tribunales se negaron a hacer comentarios sobre las estadísticas. En la corte regional en la sureña ciudad rusa de Krasnodar, en los últimos diez años no ha sido exculpado nadie en casos vistos por los jueces, dijeron funcionarios del tribunal.
"Los jueces se ven a sí mismos como soldados en la línea de fuego de la lucha contra la delincuencia", dijo Sergei Tsirkun, que fue fiscal en Moscú durante diez años y en ese tiempo no perdió nunca un caso. "Un juez no exculpará a nadie a menos que esté absolutamente, cien por cien convencido de que alguien sea inocente. Si tiene la más pequeña sospecha de que alguien puede ser culpable, lo encontrará culpable incluso si debe ignorar los problemas que presentan las pruebas".
En juicios de jurado, que fueron introducidos en nueve regiones en 1993 y se expandieron por todo el país en 2003, es más probable que un acusado sea declarado inocente, con tasas de exculpación de un 15 por ciento, de acuerdo a estadísticas de la Corte Suprema. En Krasnodar, por ejemplo, donde los jueces encuentran culpable a todos los acusados, los jurados declararon inocente a un 20 por ciento de los acusados.
"Por lo menos, un juicio de jurado no puede compararse con la pesadilla un juicio ordinario ante un juez", dijo Sergei Nasonov, profesor de derecho penal en la Academia de Derecho Estatal de Moscú que ha escrito un libro sobre los juicios con jurados en Rusia. "En un juicio con jurado existe la esperanza de justicia, y en un juicio ordinario no hay esperanzas".
Pero los juicios con jurado representan 8 por ciento de los juicios penales, y las exculpaciones son a menudo recurridas, revocadas por la Corte Suprema y enviadas de vuelta para un nuevo juicio con un nuevo jurado, de acuerdo a profesores de derecho y abogados defensores. En algunos casos, los fiscales obtienen un veredicto de culpable después de dos o tres exculpaciones de los jurados.
Además, hay una sospecha cada vez mayor de que la selección de los jurados, especialmente en casos delicados, no es aleatoria, como exige la ley, según Nasonov y otros juristas.
El juez Melikov, veterano de la invasión rusa de Afganostán, trabajó como investigador criminal del ministerio del Interior antes de ser juez en 1997. Recibió una magistratura vitalicia en 2000. Melikov dijo que supo que estaba en problemas con sus superiores cuando a fines de 2002, unos meses después de la introducción del nuevo código penal, él se negó a emitir una orden de detención de un sospechoso de un atraco armado porque la policía no había observado los nuevos procedimientos.
En una reunión de jueces, Melikov dijo que su superior Yegorova, lo criticó públicamente. Yegorova, que es presidente del Tribunal de la Ciudad de Moscú, dijo en la reunión que los jueces debían emitir órdenes de detención automáticamente, dijo Melikov.
Yegorova, que no respondió a una petición por fax de una entrevista, fue nombrada en 1999 por el Kremlin contra las objeciones de jueces federales y de la ciudad, incluyendo a Lebedev, el presidente de la Corte Suprema, de acuerdo a informaciones en la prensa rusa citando una carta de él.
Yegorova, esposa de un general de la FSB, el sucesor interno de la KGB, ha sido acusada de ejercer en algunos casos presión sobre los subordinados y de no admitir exculpaciones o sentencias indulgentes. En un primer año en el cargo, renunciaron 17 jueces del Tribunal de la Ciudad de Moscú, la mayoría de ellos de tribunales penales, de acuerdo al Consejo Independiente de Juristas.
"Nos marchamos por el ambiente que creó Yegorova", dijo Viktor Kononenko, que jubiló como juez del Tribunal de la Ciudad de Moscú en 2001. "Ella no acepta nuestros métodos de trabajo. La gente con la que trabajé, algunos de ellos con mucha experiencia, fueron instruidas para tratar las acusaciones rápidamente sin observar las normas legales. No se nos juzgaba sobre la calidad de la justicia en nuestros tribunales".
Melikov decidió luchar cuando las autoridades judiciales trataron de destituirlo, a él y otros 12 jueces, en 2004; la mayoría de los jueces atacados, se retiraron. Melikov dijo que a él se le ofreció un acuerdo de renuncia que le daba derecho a conservar su pensión.
En la audiencia ante el cuerpo disciplinario de la judicatura, Melikov alegó su caso durante tres horas, diciendo que en algunos casos sus decisiones supuestamente frágiles no fueron rebatidas por los fiscales o fueron mantenidas por la Corte Suprema, información que Yegorova omitió en su moción.
Pero el órgano disciplinario demoró menos de cinco minutos en apoyar a Yegorova y retirar de la sala a Melikov.
La semana pasada, Melikov Melikov recurrió, un proceso que puede tomar varias semanas. Será vista por la Corte de la Ciudad de Moscú, que encabeza Yegorova.

28 de febrero de 2005
©washington post
©traducción mQh

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