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pentágono reconsidera estrategia


[Mark Mazzetti] La guerra en Iraq obliga al Pentágono a reconsiderar su estrategia más amplia.
Washington, Estados Unidos. La guerra en Iraq está obligando a los estrategas del Pentágono a reconsiderar varios presupuestos claves sobre el uso de la fuerza militar y ha puesto en cuestión la idea establecida hace casi cuatro años de que las fuerzas armadas pueden ganar guerras y mantener la paz con pequeños números de tropas rápidas y equipadas con armas livianas.
A medida que el Pentágono empieza una revisión comprehensiva que planificará el futuro de las fuerzas armadas norteamericanas, muchos funcionarios del ministerio de Defensa están reconociendo que la intratable resistencia iraquí que ellos no habían calculado ha socavado la estrategia militar.
En las semanas posteriores a los atentados del 11 de septiembre, el Pentágono reveló una nueva agenda que prometía preparar a los militares para luchar guerras más pequeñas contra redes terroristas y derrotar expeditamente a los estados parias.
Con el ministro de Defensa Donald H. Rumsfeld pidiendo una "fuerza de combate más liviana, más letal y altamente móvil", el Pentágono desechó como anticuada la exigencia de que las fuerzas armadas norteamericanas deben ser suficiente grandes como para llevar a cabo simultáneamente dos guerras a gran escala contra ejércitos enemigos concentrados.
Algo ha ocurrido en el camino hacia las guerras del futuro. El Pentágono se empantanó en una anticuada, costosa y desgastadora guerra de ocupación. Aunque el rápido asalto sobre Bagdad en marzo de 2003 se desarrolló fluidamente, son los dos sangrientos años desde entonces que han desviado el proyecto del Pentágono.
"Cuando la gente estaba pensando sobre el cambio de régimen, no estaban pensando realmente en la estabilización a largo plazo y en las operaciones de pacificación. Existía la idea de que en términos de cifras generales, las operaciones de cambio de régimen no durarían lo que han durado", dijo Andrew Hoehn, de Rand Corp., que dirigió la última revisión importante en 2001.
Cuando el Pentágono empieza su evaluación, tiene 145.000 tropas estacionadas en un país que se suponía que debían haber abandonado hace meses. Y mientras aumentan las tensiones entre Washington y los dos otros países calificados por el presidente Bush como parte de un "eje del mal" -Irán y Corea del Norte-, hay una creencia cada vez más extendida entre las filas militares de que la retórica de la Casa Blanca sobre la guerra preventiva no está sincronizada con los estirados recursos de las fuerzas armadas norteamericanas.
Algunos en el Pentágono criticaron a funcionarios de alto rango del gobierno de Bush por asumir que la guerra de Iraq terminaría cuando las tropas norteamericanas derrocaran el régimen de Saddam Hussein -y por asumir que Estados Unidos podía reducir su presencia en tropas a 30.000 soldados dentro de seis meses tras la caída de Bagdad.
"El gobierno se equivocó redondamente con Iraq porque tenía las anteojeras puestas", dijo un alto oficial del Ejército que trabajó en planificación estratégica en el Pentágono. "Ahora hay una mayor percepción de que necesitamos saber qué es lo que estamos firmando antes de meternos en ello".
Como consecuencia, la importancia de las operaciones de pacificación y la ayuda de aliados militares -ideas que algunos desecharon hace tres años como residuos de la era del presidente Clinton- están nuevamente de moda en el Pentágono.
Aunque nacida de un torrente de complejos gráficos y diagramas de planificación, la evaluación del Pentágono, conocida como la Revista Cuadrenial de Defensa QDR, no es un ejercicio académico.
Realizada primero tras el colapso de la Unión Soviética, la QDR es el manual que emplea el Pentágono para orientar decisiones tales como lo grande que deberían ser las fuerzas armadas y qué armas caras debe adquirir el ministerio de Defensa.
La decisión del Pentágono en 2001 de desechar la doctrina de las dos guerras liberó a los estrategas de la guerra de necesitar suficientes divisiones de artillería pesada para hacer simultáneamente dos guerras a gran escala, y permitió que el Pentágono invirtiera en armamentos más futurísticos, como un sistema de defensa de misiles.
"Siempre tendremos un presupuesto limitado. Así que cuando tomamos decisiones sobre cómo gastaremos el siguiente dólar, queremos que todos tengan claro qué partitura vamos a leer", dijo Michele Flournoy del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales. Flournoy fue uno de los más importantes funcionarios del Pentágono en la revisión de 1997, que apoyaba la doctrina de las dos guerras.
La nueva revista, que viene de comenzar, no se completará sino el próximo año. En otoño pasado, una comisión asesora del Pentágono predijo que las prolongadas operaciones de estabilidad en curso en Iraq y Afganistán fueron un modelo para el futuro de las fuerzas armadas estadounidenses. El Pentágono se ha concentrado muy poco en prepararse para lo que ocurre después de las operaciones de combate importantes, dijo la Comisión Científica de Defensa, que asesora a Rumsfeld.
"Algunos han creído, o esperado, que los avances tecnológicos y conceptuales... podían reducir el tiempo y el personal necesario para la estabilización y reconstrucción", dijo la comisión. "Desafortunadamente, creemos que no es así".
El informe de la Comisión Científica de Defensa fue encargado para orientar los futuros estudios de la Revista Cuadrenial de Defensa, y forma parte de un creciente cuerpo de análisis del Pentágono que indican un giro en las ideas del ministerio de Defensa.
Otro posible cambio tiene que ver con la percepción de los aliados de Estados Unidos. con el Ejército y el Cuerpo de Marina esforzándose por satisfacer las exigencias de tropas del Pentágono para Iraq y Afganistán, la participación de los aliados ha adquirido más importancia. Las tropas extranjeras serían necesarias para cualquiera operación de gran escala que pudieran emprender las fuerzas armadas norteamericanas, dijeron estrategas, aun si sólo para compartir las cargas de posguerra, como a las que hacen frente los militares norteamericanos en Iraq.
"Hay modos más ingeniosos y eficientes para cambiar regímenes y ocupar", dijo un alto funcionario civil en el Pentágono. "Una de esas maneras es descansar mucho más en nuestros amigos y aliados para hacer el trabajo de retaguardia".
En las últimas semanas, funcionarios del gobierno de Bush han adoptado un tono mucho más conciliador con algunos de los aliados más antiguos de Estados Unidos. Aunque Rumsfeld había despreciado los miembros de Europa occidental de la OTAN -refiriéndose a ellos como la "vieja Europa"-, bromeó sobre esos comentarios para ganarse a los ministros europeos durante un viaje al continente el mes pasado.
"Ese era el viejo Rumsfeld", dijo.
El jueves Rumsfeld recibió en el Pentágono al ministro de Defensa francés Michelle Alliot-Marie, elogiando la cooperación entre las fuerzas armadas de los dos países durante largo tiempo.
La guerra de Iraq también ha mostrado la debilidad de la estrategia creada por el Pentágono en 2003 para ayudar a planificar operaciones de mayor envergadura.
El esquema 10-30-30 dijo que las fuerzas armadas norteamericanas planificarían acciones bélicas dentro de diez días del comienzo de una ofensiva, lograr objetivos bélicos limitados dentro de 30 días, y estar preparadas dentro de otros 30 días para trasladar recursos militares a otra área del mundo.
Muchos funcionarios del Pentágono temen que el éxito que han tenido los rebeldes en impedir la reducción de las tropas estadounidenses en Iraq podría ser la nueva norma, en lugar de una excepción.
Como pocos enemigos luchan contra los militares norteamericanos de frente, podrían optar por hacer una guerra prolongada contra la resistencia de retaguardia.
"Creo que el Pentágono se da ahora cuenta de que el 10-30-30 está en gran parte sobrepasado", dijo Frank Hoffman del Centro de Amenazas y Oportunidades Emergentes del Cuerpo de Marina, un contribuidor al estudio de la Comisión Científica de Defensa. "Presupone un modelo de hacer la guerra que nosotros mismos transformamos en obsoleta".
Hoffman dijo que no es probable que haya un adversario que represente para las fuerzas norteamericanas una amenaza convencional que pueda ser derrotada en 30 días.
"La métrica de nuestro enemigo está prolongando los conflictos a tres mil días o más", dijo. "La resistencia prolongada, morir acribillados, es su respuesta a ‘conmoción y pavor'".

13 de marzo de 2005
©los angeles times
©traducción mQh

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