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mujeres policías sin armas


[Tina Susman] Mujeres policías iraquíes deben entregar sus armas. La medida es un síntoma del conservadurismo religioso y cultural que se ha apoderado del país desde la invasión norteamericana.
Bagdad, Iraq. El gobierno iraquí ha ordenado que las mujeres policía entreguen sus armas para ser redistribuidas entre los hombres del cuerpo so pena de suspensión del pago de sus salarios, boicoteando así una iniciativa norteamericana para incorporar a mujeres al cuerpo policial del país.
De acuerdo a documentos oficiales, oficiales norteamericanos y varias de las agentes, el ministerio del Interior, que supervisa a la policía, emitió la orden a fines del mes pasado. Afecta a todas las agentes que se han ganado el título de ‘mujer policía' al egresar de la academia de policía. No se aplica a los hombres en el mismo tipo de trabajo.
Los críticos dicen que la medida es el signo más reciente del conservadurismo religioso y cultural que se ha apoderado de Iraq desde el derrocamiento de Saddam Hussein en el gobierno de predominancia chií. Ahora esa tendencia está obstaculizando los esfuerzos para estabilizar Iraq incorporando a mujeres al cuerpo, dijo el general de brigada norteamericano David Phillips, que ha dirigido la campaña de reclutamiento de mujeres.
"Es un proyecto que acariciamos durante todo este tiempo", dijo la semana pasada, refiriéndose a la campaña de reclutamiento. "Lo veíamos así: ‘Si pudiéramos aprovechar el cincuenta por ciento del poder mental de este país que no está siendo utilizado, avanzaríamos mucho más'".
Sin mujeres policía, dijo Phillips, no habrá agentes para cachear a mujeres, incluso en momentos en que se sabe que hay mujeres que se han incorporado a las filas de los terroristas suicidas en Iraq. La semana pasada, una terrorista suicida mató al menos a dieciséis personas al norte de Bagdad, al menos el quinto ataque en Iraq este año.
Otro asesor norteamericano observó que la expulsión de las agentes obstaculizará las pesquisas de delitos como la violación, que estigmatiza a las mujeres en Iraq, debido a que pocas víctimas se sienten cómodas denunciando el delito ante hombres.
Las mujeres policías dicen también que les imposibilitará protegerse a sí mismas cuando estén de servicio. Decenas de empleados de la policía, tanto agentes como empleados administrativos, han sido asesinados por los insurgentes. Normalmente, hombres y mujeres pueden portar sus pistolas Glock incluso después de horas de trabajo, por razones de seguridad.
"Se nos considera mujeres policía. Nos pueden secuestrar. Nos pueden asesinar. Si alguien se entera de dónde trabajamos, por supuesto que intentarán hacer algo contra nosotras", dijo una mujer policía de 27 entrevistada el domingo.
"¿Cómo puedo ser una mujer policía sin armas?", se preguntó incrédula, mientras otras tres colegas asentían.
Ellas, y Phillips, dijeron que el retiro de pistolas era la última de una serie de medidas que han limitado a la mayoría de las mujeres policía a trabajos de escritorio. Las pocas que han trabajado en las calles han sido reasignadas a labores administrativas.
La ley iraquí todavía impide que las mujeres policía sean ascendidas a niveles de mando. Phillips dijo que las mujeres se han quejado sobre las limitadas oportunidades y el acoso de parte de colegas hombres.
Adiestradores norteamericanos empezaron a reclutar mujeres a principios de 2004 y se vieron tan inundados de solicitantes que tuvieron que rechazar a muchas. Hacia fines de ese año, egresaron cerca de mil mujeres. Desde que las autoridades norteamericanas entregaran la responsabilidad del reclutamiento y adiestramiento de la policía a las autoridades iraquíes en febrero de 2006, dijo Phillips, la cantidad de reclutas femeninas descendió prácticamente a cero.
Un puñado de mujeres policía está trabajando en la provincia de Al Anbar, al oeste del país, después de egresar de la academia en octubre, pero Phillips dijo que fueron reclutadas, adiestradas y pagadas con fondos norteamericanos en un programa que no es reconocido por el gobierno iraquí.
"Si les dejamos de pagar, a ellas no las pagará nadie", dijo Phillips.
Phillips, que trabaja estrechamente con funcionarios del ministerio del Interior, dijo que se enteró el mes pasado de la última medida para limitar a las agentes en el cuerpo. Cuando cuestionó el plan, dijo Phillips, un funcionario del ministerio le dijo: "En este país los hombres nos ocupamos de las mujeres. No han nacido para ser agentes de policía".
El ministerio ha estado "desmantelando poco a poco" la iniciativa lanzada por las tropas norteamericanas a fines de 2003, dijo Phillips.
Los intentos de contactar a un funcionario del ministerio para que explicara la orden de entrega de armas no tuvieron éxito. La portavoz oficial no respondió los mensajes telefónicos.
La orden sugiere que las armas están siendo confiscadas debido a que algunas mujeres han abandonado el cuerpo marchándose con sus armas. Sin embargo, las cuatro mujeres policía entrevistadas dijeron que no se debía castigar a todas las mujeres sólo porque unas pocas habían robado las armas. Agregaron que los agentes también han robado armas, para venderlas, y no han sido todos los hombres obligados en masa a entregar las suyas.
Los agentes que tienen trabajos administrativos en el ministerio pueden portar sus armas, agregaron las mujeres.
La redacción de la orden también sugiere que las armas se necesitan para equipar a los nuevos reclutas hombres. Phillips dijo que ese no era el caso.
Hay más de 8.600 pistolas Glock, el arma standard de la policía, en la principal bodega en Bagdad, dijo. Otras doce mil deberían llegar en los próximos meses.
El impacto de la creciente influencia religiosa sobre las mujeres iraquíes se ha manifestado también de otros modos. En la sureña ciudad de Basora, la policía dice que los militantes religiosos han matado este año a decenas de mujeres por no cubrir sus cabellos o por no vestirse modestamente. En Bagdad, una metrópolis laica en el pasado, es raro ver a mujeres sin pañuelos cubriendo sus cabezas. Las activistas por los derechos de la mujer dicen que la nueva constitución allana el camino para un gobierno islámico al otorgar a los individuos el derecho a decidir sobre asuntos domésticos y familiares de acuerdo a tradiciones religiosas.
El intento de Estados Unidos de reclutar a policías mujeres fue obstaculizado desde el principio. Phillips dijo que aunque cientos de mujeres policía han pasado por la academia de policía y han trabajado tan bien como los hombres, si no mejor, pocas han sido asignadas a funciones fuera de las oficinas.
Incluso así, las mujeres policía entrevistadas dijeron que mantienen la esperanza de que finalmente tengan algún papel que cumplir en la lucha contra la delincuencia.
"Sabemos que hay mujeres policía en otros países", dijo una mujer de treinta años, que llevaba una larga abaya negra y un pañuelo de cabeza de color rosado pálido. Dijo que ella se había convertido en policía después de que su marido, que había sido capitán de policía, fuera asesinado. Era, dijo, "una manifestación de amor hacia él". También era una manera de sostener a sus tres hijos.
Durante unos meses, dijo, fue miembro de un escuadrón de rescate, y salía a la calle con uniforme, fundamentalmente para revisar a mujeres en los puestos de control. Pero en abril, dijeron ella y otra mujer, fueron junto con otras decenas de colegas, reasignadas a trabajos de oficina. "Ahora no nos sentimos felices", dijo la mujer, que como sus colegas, pidieron conservar el anonimato.
Una joven sentada junto a ella, con unas elegantes botas marrones de gamuza y una falda bordada, dijo que incorporarse al cuerpo de policía "fue una nueva oportunidad" para que las mujeres ganaran buenos salarios y se liberaran de los roles tradicionales. "Hice lo mejor que pude durante tres años, pero desgraciadamente no han apreciado nuestros esfuerzos", dijo.
Una colega, una viuda de 37 con tres hijas en el área de Ciudad Sáder, de la capital, dijo que consideraba su arma "como un hermano. Tengo que llevarla conmigo".
Para ella y otras mujeres iraquíes, el trabajo en la policía era visto como una oportunidad para escapar de las limitadas opciones de los iraquíes después de la guerra, y para ganar dinero decentemente. Las entrevistadas dijeron que ganan entre seiscientos y setecientos dólares al mes, casi el doble que los empleados públicos.
Pese a la orden ministerial, las mujeres dijeron que no entregarán sus armas. Si les retienen la paga a fin de mes, montarán una protesta.
Agregaron que cuentan con las autoridades norteamericanas para obligar a retroceder al ministerio.
Phillips, sin embargo, dijo que las autoridades norteamericanas tienen pocas opciones.
"Este es un país soberano. Traspasamos a los iraquíes la gestión de su propio cuerpo de policía", dijo. "No podemos vetar lo que hacen".

tina.susman@latimes.com

11 de diciembre de 2007
©los angeles times
cc traducción mQh
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