iraquíes esperan cambios
[Alissa J. Rubin] Casi seis semanas después de unas históricas elecciones, todavía no se ha formado el nuevo gobierno y la gente que arriesgó su vida para ir a votar se pregunta para qué lo hicieron.
Bagdad, Iraq. Con los iraquíes cada vez más preocupados sobre el vacío de seguridad, el hombre que se espera será el próximo primer ministro defendió el sábado a los bloques ganadores, que todavía no han formado gobierno casi seis semanas después de que millones de personas arriesgaran sus vidas para ir a votar.
En una entrevista, Ibrahim Jafari, el candidato de la lista electoral que obtuvo la mayoría de los votos en las elecciones del 30 de enero, dijo que podría tomar todavía dos semanas más llegar a un acuerdo.
"No es un experimento sencillo", dijo Jafari, tratando de explicar el retraso en la formación del gobierno. "Es algo complejo".
Tras los bastidores, los dos candidatos con la mayoría de votos, la Alianza Unida Iraquí, de Jafari, dominada por los chiíes y los kurdos, realizan frenéticas negociaciones. Los grupos se reúnen casi día y noche y ha habido constantes maniobras a medida que los dos tratan de llegar a un compromiso mientras responden a sus electorados respectivos.
La semana pasada, algunos políticos anunciaron que el gobierno sería instalado durante la primera sesión de la nueva Asamblea Nacional, programada para el miércoles. Pero ahora parece probable que esa sesión sea ceremonial, mientras continúan las negociaciones.
Eso deja a los iraquíes, alarmados por dos enormes atentados suicidas este mes que mataron a casi 200 personas, preguntándose para qué desafiaron las amenazas de los insurgentes de acercarse a las urnas.
El tendero Mohammed Saddoun estaba la semana pasada frente a su tienda de comestibles con varios amigos, lamentando el retraso.
"No sólo estoy frustrado, estoy a punto de estallar de rabia", dijo Saddoun. "Pusimos nuestras almas en las palmas de nuestras manos y fuimos a los colegios electorales. ¿Recuerda las amenazas que hicieron, de que matarían a la gente que votara?
"Bueno, si no pueden formar un gobierno, entonces creo que no están capacitados para ocuparse de los asuntos del país. Este vacío de poder aumenta el número de atentados terroristas, allana el camino de los terroristas".
Sabah Yusef, 25, estudiante de politología de la Universidad de Bagdad, habló de una abrumadora sensación de desilusión y confusión. Musulmán sunní, él no votó. Ahora, con el gobierno aparentemente a la deriva, dice que no tiene idea de quién está gobernando su país.
"Me entristece ver al gobierno iraquí en esta situación. Me gustaría que se pusieran de acuerdo sobre un gobierno y luego convocaran a elecciones generales a todos los iraquíes... Hasta ahora no sabemos nada sobre cómo se formará el gobierno. No se sabe nada", dijo.
En todo Bagdad, una de las ciudades más mezcladas de Iraq, hay muestras de descontento y cinismo, aunque mucha gente aquí votó por alguna de las tres listas mayoritarias: la Alianza Unida Iraquí, la Lista Iraquí, el primer ministro interino Iyad Allawi, y la coalición de los principales partidos kurdos.
Las dudas son todavía más profundas entre los que no votaron -partidarios de clérigo anti-norteamericano Muqtada Sáder, y muchos sunníes que sienten que han sido dejados de lado de la ecuación política.
Hace poco en Ciudad Sáder se reunieron una tarde varios jeques tribales frente al despacho de Sáder para charlar antes de las oraciones.
"Sabe usted, nunca tuvimos un gobierno de verdad y ahora este tampoco es un gobierno real. Es la misma gente que llegó montada en tanques norteamericanos. No hicieron nada antes y no harán nada en el futuro", dijo Awad Abid Zubaidi, 35, antes de agregar un refrán común: "No sabemos realmente quién está a cargo, ni si se formará un gobierno".
Diplomáticos occidentales dicen que no están preocupados por el retraso en la formación de un gobierno, señalando que esta es la primera experiencia de Iraq en negociaciones democráticas por el poder político.
La Alianza Unida Iraquí se compone de varios partidos religiosos chiíes y de algunos grupos independientes y laicos. Los kurdos, que serán socios minoritarios en el gobierno, están unidos en la mayoría de los temas.Ahmad Chalabi, miembro de la Alianza Unida Iraquí que ahora se está perfilando como intermediario, viajó el viernes al norte kurdo para oír las demandas kurdas. Chalabi residió en Kurdistán durante largos períodos y tiene una estrecha relación con los dos partidos más importantes allá.
Lo que se juega es el poder relativo de las diferentes listas; el control de ministerios claves y otras posiciones importantes en el gobierno; y las políticas a adoptar sobre los temas más contenciosos en Iraq, tales como el control de la región, incluyendo la ciudad rica en petróleo de Kirkuk y el grado de autonomía provincial.
Los últimos dos son de vital importancia para los kurdos, que han conservado una región autónoma relativamente eficiente en el norte de Iraq desde que Estados Unidos y sus aliados declararan el norte como "zona de exclusión aérea" tras la Guerra del Golfo Pérsico en 1991. No quieren interferencias del nuevo gobierno.
Algunos de estos temas deberán esperar hasta la redacción de la Constitución, pero los kurdos están ansiosos de resolverlos ahora.
"Los kurdos están haciendo demandas que nadie puede otorgar sin perder el apoyo del pueblo iraquí", dijo Jaber Habib, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Bagdad.
Un punto clave es la ley administrativa de transición, que hace las veces de una constitución interina del país. Los kurdos quieren tener la seguridad, primero que todo, de que la ley continuaría gobernando el país hasta que se redacte una constitución permanente.
El modo en que los kurdos leen la ley les daría el control de Kirkuk si restablecen la condición mayoritaria de la población allá y reajustando las fronteras regionales kurdas para que incluyan partes de la provincia de Kirkuk. El ex presidente Saddam Hussein rediseñó las fronteras, recortando partes de Kirkuk y entregándolas a las provincias vecinas.
La ley de transición, escrita cuando el país era gobernado por la Autoridad Provisional de la Coalición encabezada por Estados Unidos, esencialmente permite revertir las medidas de Hussein. Establece que en aquellos lugares donde Hussein desplazó a los habitantes originales, como en la región de Kirkuk, deberá iniciarse un programa que restaure las propiedades de los que las perdieron y compense a los que las entreguen.
Segundo, los kurdos quieren el puesto de vice-primer ministro y que se les entreguen puestos de gabinete en dos de los cinco ministerios más importantes. Además del de Relaciones Exteriores, quieren el de Finanzas, dijo Rosh Shawais, uno de los dos vice-presidentes del gobierno interino saliente.
Tercero, los kurdos quieren una disposición en cualquier acuerdo con la alianza que diga que si ellos se retiran del gobierno, que el gobierno entonces se disolverá. Eso les daría, a los socios minoritarios, un veto sobre la política. La Alianza Unida Iraquí ha rechazado categóricamente esta disposición. Los kurdos, que son en su mayoría sunníes, contrarrestan que ellos necesitan garantías de que los chiíes no impondrán un gobierno religioso.
La Alianza Unida Iraquí se muestra preocupada sobre muchas de las demandas kurdas. En la entrevista del sábado, Jafari mencionó que la alianza no se sentía obligada a respetar estrictamente la ley administrativa transicional, conocida como TAL.
"La TAL tiene muchos lados positivos... pero también hay muchos aspectos negativos en ella... o aspectos que faltan", dijo Jafari. "Como nos estamos acercando a la nueva constitución, estamos tratando de acortar esas brechas. Pero podemos usar las partes positivas de ella".
También en Kirkuk Jafari indicó que había serios desacuerdos con los kurdos. "Mi consuelo y mi acuerdo real será lo que quiera mi pueblo en esa parte de Iraq. La demografía de Kirkuk es diferente de las provincias kurdas a Dohuk e Irbil: es multiétnica, con turcomanos y árabes.
"Debemos tener una solución permanente, y eso será a través de la nueva constitución", dijo, rechazando implícitamente la exigencia kurda de que la ley transicional sea la base de la política kurda.
También es difícil imaginar cómo incluir en los cálculos a los sunníes. En la asamblea nacional tienen pocos representantes debido al desproporcionadamente pequeño número de sunníes que votaron, sea por temor a ser atacados o porque no tenían fe en el proceso.
El resultado es que están muy recelosos de unirse al nuevo gobierno, y sin embargo resentidos de no tener ninguna participación en él.
En medio de este torbellino político, en muchos ministerios el trabajo ha disminuido y en algunos casos sido paralizado completamente. Muchos empleados de los ministerios obtuvieron sus trabajos a través de amigos y parientes, y con los jefes que van a cambiar, muchos empleados están preocupados de perder su trabajo. Otros están tratando de caer en gracia de los que ellos creen que dirigirán los ministerios.
La situación es particularmente delicada en los ministerios de Interior y de Defensa, cuyos mandatos afectan a la seguridad nacional.
"Esas agencias, de Interior y Defensa, están cercanas al gobierno, así que cuando el gobierno está impedido, ellos también están impedidos", dijo el profesor Habib, de la Universidad de Bagdad. "En Estados Unidos hay un servicio civil que sigue trabajando no importa lo que pase; en Iraq no hay nada parecido. Así que en este período todos están a la espera y mirando".
El cambio de personal en algunos puestos de seguridad claves es casi seguro. El actual primer ministro, Iyad Allawi, es un posible candidato para el ministerio de Defensa, y se espera ampliamente que el ministerio del Interior recaiga en un miembro de la Alianza Unida Iraquí.
13 de marzo de 2005
©los angeles times
©traducción mQh
En una entrevista, Ibrahim Jafari, el candidato de la lista electoral que obtuvo la mayoría de los votos en las elecciones del 30 de enero, dijo que podría tomar todavía dos semanas más llegar a un acuerdo.
"No es un experimento sencillo", dijo Jafari, tratando de explicar el retraso en la formación del gobierno. "Es algo complejo".
Tras los bastidores, los dos candidatos con la mayoría de votos, la Alianza Unida Iraquí, de Jafari, dominada por los chiíes y los kurdos, realizan frenéticas negociaciones. Los grupos se reúnen casi día y noche y ha habido constantes maniobras a medida que los dos tratan de llegar a un compromiso mientras responden a sus electorados respectivos.
La semana pasada, algunos políticos anunciaron que el gobierno sería instalado durante la primera sesión de la nueva Asamblea Nacional, programada para el miércoles. Pero ahora parece probable que esa sesión sea ceremonial, mientras continúan las negociaciones.
Eso deja a los iraquíes, alarmados por dos enormes atentados suicidas este mes que mataron a casi 200 personas, preguntándose para qué desafiaron las amenazas de los insurgentes de acercarse a las urnas.
El tendero Mohammed Saddoun estaba la semana pasada frente a su tienda de comestibles con varios amigos, lamentando el retraso.
"No sólo estoy frustrado, estoy a punto de estallar de rabia", dijo Saddoun. "Pusimos nuestras almas en las palmas de nuestras manos y fuimos a los colegios electorales. ¿Recuerda las amenazas que hicieron, de que matarían a la gente que votara?
"Bueno, si no pueden formar un gobierno, entonces creo que no están capacitados para ocuparse de los asuntos del país. Este vacío de poder aumenta el número de atentados terroristas, allana el camino de los terroristas".
Sabah Yusef, 25, estudiante de politología de la Universidad de Bagdad, habló de una abrumadora sensación de desilusión y confusión. Musulmán sunní, él no votó. Ahora, con el gobierno aparentemente a la deriva, dice que no tiene idea de quién está gobernando su país.
"Me entristece ver al gobierno iraquí en esta situación. Me gustaría que se pusieran de acuerdo sobre un gobierno y luego convocaran a elecciones generales a todos los iraquíes... Hasta ahora no sabemos nada sobre cómo se formará el gobierno. No se sabe nada", dijo.
En todo Bagdad, una de las ciudades más mezcladas de Iraq, hay muestras de descontento y cinismo, aunque mucha gente aquí votó por alguna de las tres listas mayoritarias: la Alianza Unida Iraquí, la Lista Iraquí, el primer ministro interino Iyad Allawi, y la coalición de los principales partidos kurdos.
Las dudas son todavía más profundas entre los que no votaron -partidarios de clérigo anti-norteamericano Muqtada Sáder, y muchos sunníes que sienten que han sido dejados de lado de la ecuación política.
Hace poco en Ciudad Sáder se reunieron una tarde varios jeques tribales frente al despacho de Sáder para charlar antes de las oraciones.
"Sabe usted, nunca tuvimos un gobierno de verdad y ahora este tampoco es un gobierno real. Es la misma gente que llegó montada en tanques norteamericanos. No hicieron nada antes y no harán nada en el futuro", dijo Awad Abid Zubaidi, 35, antes de agregar un refrán común: "No sabemos realmente quién está a cargo, ni si se formará un gobierno".
Diplomáticos occidentales dicen que no están preocupados por el retraso en la formación de un gobierno, señalando que esta es la primera experiencia de Iraq en negociaciones democráticas por el poder político.
La Alianza Unida Iraquí se compone de varios partidos religiosos chiíes y de algunos grupos independientes y laicos. Los kurdos, que serán socios minoritarios en el gobierno, están unidos en la mayoría de los temas.Ahmad Chalabi, miembro de la Alianza Unida Iraquí que ahora se está perfilando como intermediario, viajó el viernes al norte kurdo para oír las demandas kurdas. Chalabi residió en Kurdistán durante largos períodos y tiene una estrecha relación con los dos partidos más importantes allá.
Lo que se juega es el poder relativo de las diferentes listas; el control de ministerios claves y otras posiciones importantes en el gobierno; y las políticas a adoptar sobre los temas más contenciosos en Iraq, tales como el control de la región, incluyendo la ciudad rica en petróleo de Kirkuk y el grado de autonomía provincial.
Los últimos dos son de vital importancia para los kurdos, que han conservado una región autónoma relativamente eficiente en el norte de Iraq desde que Estados Unidos y sus aliados declararan el norte como "zona de exclusión aérea" tras la Guerra del Golfo Pérsico en 1991. No quieren interferencias del nuevo gobierno.
Algunos de estos temas deberán esperar hasta la redacción de la Constitución, pero los kurdos están ansiosos de resolverlos ahora.
"Los kurdos están haciendo demandas que nadie puede otorgar sin perder el apoyo del pueblo iraquí", dijo Jaber Habib, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Bagdad.
Un punto clave es la ley administrativa de transición, que hace las veces de una constitución interina del país. Los kurdos quieren tener la seguridad, primero que todo, de que la ley continuaría gobernando el país hasta que se redacte una constitución permanente.
El modo en que los kurdos leen la ley les daría el control de Kirkuk si restablecen la condición mayoritaria de la población allá y reajustando las fronteras regionales kurdas para que incluyan partes de la provincia de Kirkuk. El ex presidente Saddam Hussein rediseñó las fronteras, recortando partes de Kirkuk y entregándolas a las provincias vecinas.
La ley de transición, escrita cuando el país era gobernado por la Autoridad Provisional de la Coalición encabezada por Estados Unidos, esencialmente permite revertir las medidas de Hussein. Establece que en aquellos lugares donde Hussein desplazó a los habitantes originales, como en la región de Kirkuk, deberá iniciarse un programa que restaure las propiedades de los que las perdieron y compense a los que las entreguen.
Segundo, los kurdos quieren el puesto de vice-primer ministro y que se les entreguen puestos de gabinete en dos de los cinco ministerios más importantes. Además del de Relaciones Exteriores, quieren el de Finanzas, dijo Rosh Shawais, uno de los dos vice-presidentes del gobierno interino saliente.
Tercero, los kurdos quieren una disposición en cualquier acuerdo con la alianza que diga que si ellos se retiran del gobierno, que el gobierno entonces se disolverá. Eso les daría, a los socios minoritarios, un veto sobre la política. La Alianza Unida Iraquí ha rechazado categóricamente esta disposición. Los kurdos, que son en su mayoría sunníes, contrarrestan que ellos necesitan garantías de que los chiíes no impondrán un gobierno religioso.
La Alianza Unida Iraquí se muestra preocupada sobre muchas de las demandas kurdas. En la entrevista del sábado, Jafari mencionó que la alianza no se sentía obligada a respetar estrictamente la ley administrativa transicional, conocida como TAL.
"La TAL tiene muchos lados positivos... pero también hay muchos aspectos negativos en ella... o aspectos que faltan", dijo Jafari. "Como nos estamos acercando a la nueva constitución, estamos tratando de acortar esas brechas. Pero podemos usar las partes positivas de ella".
También en Kirkuk Jafari indicó que había serios desacuerdos con los kurdos. "Mi consuelo y mi acuerdo real será lo que quiera mi pueblo en esa parte de Iraq. La demografía de Kirkuk es diferente de las provincias kurdas a Dohuk e Irbil: es multiétnica, con turcomanos y árabes.
"Debemos tener una solución permanente, y eso será a través de la nueva constitución", dijo, rechazando implícitamente la exigencia kurda de que la ley transicional sea la base de la política kurda.
También es difícil imaginar cómo incluir en los cálculos a los sunníes. En la asamblea nacional tienen pocos representantes debido al desproporcionadamente pequeño número de sunníes que votaron, sea por temor a ser atacados o porque no tenían fe en el proceso.
El resultado es que están muy recelosos de unirse al nuevo gobierno, y sin embargo resentidos de no tener ninguna participación en él.
En medio de este torbellino político, en muchos ministerios el trabajo ha disminuido y en algunos casos sido paralizado completamente. Muchos empleados de los ministerios obtuvieron sus trabajos a través de amigos y parientes, y con los jefes que van a cambiar, muchos empleados están preocupados de perder su trabajo. Otros están tratando de caer en gracia de los que ellos creen que dirigirán los ministerios.
La situación es particularmente delicada en los ministerios de Interior y de Defensa, cuyos mandatos afectan a la seguridad nacional.
"Esas agencias, de Interior y Defensa, están cercanas al gobierno, así que cuando el gobierno está impedido, ellos también están impedidos", dijo el profesor Habib, de la Universidad de Bagdad. "En Estados Unidos hay un servicio civil que sigue trabajando no importa lo que pase; en Iraq no hay nada parecido. Así que en este período todos están a la espera y mirando".
El cambio de personal en algunos puestos de seguridad claves es casi seguro. El actual primer ministro, Iyad Allawi, es un posible candidato para el ministerio de Defensa, y se espera ampliamente que el ministerio del Interior recaiga en un miembro de la Alianza Unida Iraquí.
13 de marzo de 2005
©los angeles times
©traducción mQh
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