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policía iraquí vuelve a torturar


[Salih Saif Aldin y John Ward Anderson] En Iraq, muerte de detenido evoca época de Hussein. Brutal golpiza evoca métodos de policía del ex presidente.
Tikrit, Iraq. Después de la llegada de los norteamericanos y la caída de Saddam Hussein, Hameed Rasheed Sultan y su familia pensaban que habían visto lo más avanzado de las técnicas preferidas por el viejo sistema judicial iraquí: tortura, desapariciones y asesinato de detenidos.
Pero en enero el hermano menor de Hameed, Zawba, fue detenido por agentes de la policía iraquí en la casa de la familia, y dos días más tarde apareció muerto en un hospital local. Las fotografías muestran que fue golpeado brutalmente.
Un funcionario policial de alto rango de Tikrit, el coronel Jasim Hussein Jbara, dijo en una entrevista que Zawba murió de baja presión sanguínea después de haber confesado que había hecho estallar un coche-bomba frente a un centro comercial. Su muerte no será investigada, dijo Jbara.
Los militares norteamericanos mostraron inicialmente interés en el caso y reunieron evidencias, pero dejaron el caso de lado hace algunas semanas. Un portavoz del ejército dijo que los militares norteamericanos no tenían jurisdicción y refirieron todas las preguntas sobre Zawba a la policía iraquí -a la que el hermano acusa haberlo matado.
Hameed dijo que no ve evidencias de que las cosas hayan cambiado desde la caída de Hussein. "Están usando los mismos métodos que el régimen anterior", dijo. "Si los norteamericanos no resuelven este caso, no habrá ninguna solución, porque el lado iraquí es una banda que se protege a sí misma y que nunca revelarán sus secretos".
En un reciente informe de derechos humanos en Iraq, el ministerio de Relaciones Exteriores catalogó informes de esas prácticas como "privación arbitraria de la vida, tortura, impunidad, malas condiciones penitenciarias -especialmente en los centros de detención durante la instrucción- y detenciones y arrestos arbitrarios".
"A menudo la policía usa los métodos empleados por el régimen anterior", dijo el informe. "Según se informa, las confesiones forzadas y los interrogatorios coercitivos siguen siendo los métodos de investigación preferidos por la policía. De acuerdo a un funcionario de gobierno, cientos de casos estaban pendientes a fines de año por acusaciones de tortura".
Muchos iraquíes ven a los militares norteamericanos como la autoridad suprema del país, pero las tropas norteamericanas técnicamente reconocen la soberanía iraquí y no quieren verse dictando el camino del país hacia la democracia y el imperio de la ley.
Un oficial del ejército iraquí que trabaja con los militares norteamericanos y tiene un detallado conocimiento del caso, pero que se ha negado a ser citado por su nombre debido a lo delicado del asunto, dijo que los americanos aparentemente dejaron de lado el caso debido a preocupaciones de que pudiera infringir la soberanía iraquí.
"La gente quiere que los norteamericanos detengan a los iraquíes" que son responsables del asesinato, y que son todos conocidos, dijo el oficial. "Pero cuando hablamos con los norteamericanos sobre esto, dicen que es un asunto que tiene que ver con la soberanía iraquí" y se niegan a actuar.
En una respuesta por e-mail a preguntas sobre la muerte de Zawba, el mayor Richard Goldenberg, portavoz del ejército norteamericano en Tikrit, dijo: "Nosotros reconocemos y respetamos a los servicios policiales iraquíes y al personal policial en la conducción de sus propias operaciones e investigaciones internas. Este es un caso que debe resolver la policía iraquí".
Jbara, el coronel de la policía de Tikrit, dirige la unidad que se encargó de interrogar a Zawba antes de su muerte. Jbara dijo que Zawba, 37, confesó haber hecho explotar un coche-bomba en un centro comercial el 26 de enero y de ser miembro de un grupo terrorista responsable de matar y herir a más de 50 personas.
Otras dos personas detenidas con él -su primo Bashar Subhi Sultan, 27, y un joven vecino, Safaa Ismail Douri, 15- también confesaron estar implicados en el atentado con coche-bomba, dijo Jbara, y serán juzgados. Familiares dijeron que los sospechosos, que fueron detenidos el 27 de enero, habían negado su participación en el atentado. Zawba, padre de dos que enseñaba construcción en una escuela profesional de la localidad, y Bashar, que estudia en esa escuela, estaban en el centro comercial el día del atentado porque esperaban en una parada de buses a un pariente que volvía de un viaje a la Meca, dijeron en entrevistas sus hermanos.
El padre de Safaa, Ibrahim Ismail Douri, dijo que su hijo estaba en el centro comercial porque había vuelto de un viaje en autobús fuera de la ciudad. Dijo que vio a su hijo por última vez el 29 de enero y que estaba clara que había sido golpeado.
"Fui a la comisaría a ver a mi hijo, y vi a los policías acarreándolo en una manta... Apenas hablaba, y dijo: ‘Padre, me han golpeado y obligado a confesar y decir que Zawba y Bashar participaron en el atentado'".
Douri dijo que su hijo le había contado que después de la explosión tuvo miedo y echó a correr "‘y la policía dijo que los que corrían estaban implicados en el atentado, así que me detuvieron'".
Un cuarto sospechoso, Mahmoud Mohammed Ugab, 29, oficial del ejército iraquí, dijo en una entrevista que él también fue detenido en conexión con el atentado y torturado por agentes bajo el mando de Jbara. Durante el interrogatorio de Ugab, Safaa Douri entró a la habitación donde le retenían y le suplicó que dijera que los cuatro eran los responsables del atentado, dijo Ugab.
En una entrevista en un hospital donde se le trata de sus lesiones, Ugab dijo que más tarde un agente de policía le golpeó mientras Jbara le exigía que confesara haber participado en el atentado. Ugab dijo que él finalmente accedió. Pero al tercer día de su detención, dijo Ugab, un oficial del ejército norteamericano que estaba de visita en la comisaría de policía lo reconoció de una misión conjunta en el Parque de la Victoria de Tikrit, le preguntó por qué estaba ahí y ordenó su liberación.
El oficial "fue al despacho del coronel Jbara y dijo: ‘Mahmoud ha trabajado conmigo durante 13 días y puedo asegurar que no tiene nada que ver con ningún ataque u operación'", dijo Ugab.
Hacia el mismo tiempo, Hameed y dos hermanos de Bashar, Yasser y Qais, tuvieron una reunión con Jbara en la casa del coronel de la policía y le pidieron que dejara en libertad a Zawba y Bashar, dijeron Hameed y Yasser en entrevistas.
De acuerdo a una denuncia presentada por Hameed ante los militares norteamericanos en Tikrit, Jbara exigió que las familias pagaran 5.000 dólares cada una para la liberación de los detenidos. Hameed y Yasser repitieron las acusaciones en entrevistas posteriores.
En una conferencia telefónica, Jbara negó que él u otros hayan solicitado sobornos. "Reto a cualquiera a decir que el coronel Jasim haya recibido un dólar", dijo. "Son mentiras. Hay un gobierno iraquí, y estoy dispuesto a que se me investigue por esto".
El capitán del ejército Saad Hazim dijo en una entrevista que él estaba durmiendo en casa el 29 de enero cuando recibió una llamada telefónica a eso de las 3 de la mañana de un informante del Hospital de Tikrit que dijo que había visto dos cadáveres en la morgue que habían sido ingresados por la policía. Uno de ellos estaba aparentemente vivo y fue llevado de inmediato a la sala de emergencias del hospital. El paciente que estuvo cerca de la muerte, dijo Hazim, era Zawba.
El segundo paciente, que sigue sin identificar, murió de "ataque cardíaco fulminante como resultado de fuertes descargas eléctricas", de acuerdo a una copia de su certificado de defunción. Hazim dijo que la fuente en el hospital, que se negó a identificar, le dijo que la policía había evacuado todo el piso de emergencia, ordenando salir de ahí a doctores, enfermeros y pacientes. "La policía se desplegó por todo el piso, todos con uniforme, chalecos antibalas y máscaras negras", dijo.
De acuerdo a un segundo oficial del ejército iraquí: "La policía encerró en un cuarto a todos los enfermeros y doctores y les ordenó no revelar el secreto" de que los sospechosos estaban en condiciones críticas.
Hazim dijo que Zawba fue declarado muerto dos horas después de ese incidente.
Jbara dijo que Zawba murió "debido a una situación de salud que ya lo afectaba antes de su detención".
Las fotografías del cuerpo de Zawba que entregó su familia al Post muestran una profunda herida sobre su ojo derecho, la mejilla derecha feamente amoratada y la nariz hinchada. Sus piernas estaban descoloridas, con profundos moretones púrpuras, y su espalda y piernas muestran lo que parecen ser marcas de quemaduras.
Enfrentado a este informe, Jbara dijo: "Su salud no era buena durante el interrogatorio. Su presión sanguínea disminuyó, y eso está en los documentos médicos". Pero se negó a mostrar esos documentos.
Hameed dijo que su hermano "estaba completamente sano" antes de su detención. Dijo que el capitán del ejército norteamericano, Michael Gruber, un oficial de enlace en el Centro Conjunto de Coordinación Ejército Iraquí-Estados Unidos en Tikrit, investigó la muerte y envió a un ayudante a leerle el certificado de defunción de Zawba.
"Decía que había signos de golpes en el cráneo y de torturas con electricidad", dijo Hameed. "También había huellas de golpes en el pecho y en el abdomen y de lesiones internas en el riñón".
Un oficial del ejército iraquí en el centro de coordinación que controló el certificado de defunción dijo que mostraba que Zawba tenía marcas de quemaduras y fue golpeado en la cabeza. La causa de la muerte fue "tortura -los indicios son absolutamente evidentes", dijo. Agregó que las evidencias mostraban claramente que Zawba no tenía nada que ver con el atentado del 26 de enero en el centro comercial.
Gruber, en una breve conversación por teléfono, se negó a comentar el caso sin autorización, que sus superiores se negaron a otorgarle.

Anderson informó desde Bagdad.

9 de abril de 2005
©washington post
©traducción mQh

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