insubordinación de tropas iraquíes
[Solomon Moore y Julian E. Barnes] Estados Unidos pidió cuatro mil soldados adicionales para reforzar la seguridad. Sólo se presentaron mil, y la violencia continúa asolando la capital y sus alrededores.
Bagdad, Iraq. Sólo un cuarto de las fuerzas armadas iraquíes que fueron asignadas hace algo más de un mes para reforzar la seguridad han llegado a la capital, un signo de los continuados problemas de la capacidad del gobierno iraquí a la hora de controlar y movilizar sus tropas.
El general de división del ejército norteamericano James Thurman, que está a cargo de las fuerzas militares en Bagdad, dijo el viernes que había solicitado cuatro mil tropas iraquíes adicionales para ayudar a reforzar la seguridad de Bagdad y que había recibido sólo mil.
"Cuando fueron formados, algunos de esos batallones lo fueron regionalmente", dijo Thurman en una rueda de prensa por video con periodistas en el Pentágono. "Y algunos de los soldados, debido a la distancia, se negaron a viajar a Bagdad".
Los comentarios de Thurman se produjeron en un día marcado por la violencia en el país, incluyendo la ejecución de nueve árabes sunníes que fueron sacados a empujones de una boda al este de Bagdad, por hombres armados que llevaban uniformes iraquíes.
"Tres coches civiles y un minibús llegaron a nuestra casa con hombres armados con el uniforme del ejército iraquí", dijo a la policía el padre del novio, Mohammed Dulaimi, 61. "Allanaron la casa y dijeron que se llevaban a algunos de los invitados para un interrogatorio de rutina".
La policía encontró más tarde los cadáveres de nueves de los invitados a la boda en las afueras de Bagdad. Todos presentaban varias heridas de bala.
En total, se recogieron en Bagdad el viernes 27 cuerpos. Al menos otras quince personas, incluyendo a un soldado norteamericano que murió al estallar una bomba improvisada en la capital, murieron en episodios violentos en el resto de Iraq.
Mientras continuaba la carnicería, el presidente de Iraq, Jalal Talabani, se dirigía a la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York diciendo que la continuada presencia de tropas norteamericanas en Iraq era "esencial" mientras el país construía sus fuerzas armadas.
Durante su visita a Estados Unidos, Talabani se reunió con la ministro de Relaciones Exteriores, Condoleezza Rice y otros ministros de exteriores y le instó a destinar los billones de dólares prometidos para la reconstrucción del país.
"Esperamos que la comunidad internacional cumpla sus obligaciones proporcionando los recursos necesarios para solucionar algunos problemas prioritarios", dijo.
Después de la formación del gobierno definitivo de Iraq en mayo, el primer ministro Nouri Maliki anunció un plan de seguridad destinado a controlar la violencia religiosa que ha desestabilizado a Bagdad.
En julio, oficiales norteamericanos dijeron que a pesar de las nuevas medidas, la violencia en Bagdad había empeorado.
En agosto, funcionarios norteamericanos e iraquíes anunciaron un nuevo plan para controlar la ciudad, diciendo que destinarían otros cuatro mil soldados iraquíes y cuatro mil tropas norteamericanas adicionales. El contingente norteamericano fue reforzado con una medida que causó polémica en el Pentágono: Los oficiales extendieron el despliegue de la Brigada Stryker 172 y la trasladaron de Mosul a Bagdad. La extensión del período provocó las quejas de familiares de los miembros de la unidad con sede en Alaska.
Pero el viernes Thurman dejó en claro que llevar soldados iraquíes a Bagdad resultó ser todavía más difícil. Los soldados de la Primera Brigada de la Novena División del ejército iraquí fueron trasladados de Taji en 72 horas, dijo Thurman. Pero el despliegue del resto de la fuerza ha sido más difícil, ya que los soldados se niegan a obedecer las órdenes que los reasignan a Bagdad.
Unidades del ejército iraquí han rechazado órdenes de despliegue antes, quejándose a veces de lo largo del viaje y a veces expresando su temor de verse envueltos en peligrosos enfrentamientos religiosos.
En agosto, cien soldados de la sureña provincia de Maysan se negaron a viajar a Bagdad. Funcionarios norteamericanos explicaron en ese momento que los líderes chiíes de esa unidad dijeron que esas tropas eran necesarias en Maysan. También objetaron el plan de ser enviados a la capital, donde creían que deberían combatir a las milicias chiíes.
Funcionarios norteamericanos también dijeron que algunas unidades kurdas se habían negado a ser trasladadas desde el norte de Iraq a Ramadi, a la violenta provincia de Al Anbar.
Pero los problemas pueden ir más allá de las lealtades regionales o religiosas y podrían reflejar problemas de preparación.
El ejército iraquí no goza de reputación en cuanto a su movilidad; carece de vehículos blindados para el transporte o de aviones que permitirían a sus oficiales desplegar grandes contingentes de tropas en el país.
Thurman dijo que tenía confianza en que el ministerio de Defensa obtuviera los soldados adicionales en las próximas semanas. Sugirió que la ausencia de tropas iraquíes estaba complicando las operaciones en dos barrios de Bagdad, Baya y Dura. Thurman dijo que quería destinar más soldados iraquíes a esas zonas para que colaboraran con el batallón norteamericano que se encuentra allá.
"Creo que necesitamos más fuerzas de seguridad iraquíes en esas áreas, y eso es lo que dije a mis superiores", dijo.
En Bagdad, hay 15 tropas norteamericanas y nueve mil tropas iraquíes, así como 12 mil miembros de la policía nacional iraquí y 22 policías locales, dijo Thurman.
Interrogado sobre cómo podrían los militares iraquíes encargarse de la seguridad del país si no era capaz de movilizar tropas en el país, Thurman dijo que algunas de las unidades no eran capaces de desplegarse rápidamente -incluyendo a la Primera Brigada de la Novena División- mientras que otras todavía estaban siendo formadas y adiestradas.
"Yo no diría que las cosas no están marchando bien", dijo Thurman. "Lo que diría es que creo que el gobierno está tratando de cumplir con las necesidades de seguridad y que tenemos un enemigo decidido que está tratando de derrocar al gobierno, que es un gobierno democrático. Y estamos aquí ayudándoles a solucionar esos problemas de seguridad".
Thurman dijo que los ataques habían aumentado la semana pasada, y que fueron dirigidos en general contra fuerzas militares y policiales norteamericanas e iraquíes.
El ataque contra la boda ocurrió en una fiesta que realizaba la tribu Dulaimi, un extenso y poderoso clan sunní que probablemente tratará de vengarse, declaró la policía. Todos los secuestrados eran hombres, incluyendo a tres hermanos agricultores y ganaderos que trabajaban en zonas agrícolas en los alrededores de la capital.
Una fuente de la policía que dijo que el padre informó de los secuestros en una comisaría de policía local, dijo que no era probable que los agentes investigaran el incidente por miedo a los rebeldes sunníes que operan en la zona.
Al oeste de Bagdad milicianos chiíes incendiaron dos edificios ocupados por importantes partidos políticos sunníes y ordenaron marcharse del vecindario a los sunníes.
Carros de bomberos que llegaron a la escena fueron alejados por los milicianos que dispararon sus rifles de asalto al aire. La Associated Press informó que en ese incidente murieron cuatro personas.
"Hoy estamos viviendo en circunstancias muy excepcionales. Estamos sufriendo violencias de todo tipo", dijo el jeque Mahmoud Sumaidaie en su sermón del viernes en Umm Qura, una importante mezquita sunní de Bagdad.
"Hay gente que está destruyendo, gente que está obligando a otros a abandonar sus casas, hay clérigos chiíes que guardan silencio, hay gente decente que guarda silencio. El estado guarda silencio".
En Tikrit, la ciudad natal al norte de Bagdad del derrocado presidente de Iraq, Saddam Hussein, una asociación local de clérigos sunníes congregaron al menos a mil manifestantes que portaron carteles de Hussein y exigieron que fuera reinstalado en el poder. Los manifestantes exigieron la liberación de 20 mil presos, el fin de los allanamientos militares de barrios sunníes y denunciaron las recientes declaraciones del Papa Benedicto XVI sobre el islam.
Un oleoducto roto el jueves en un ataque de los rebeldes seguía ardiendo al sudoeste de Samarra, también al norte de Bagdad. Un portavoz del Cuerpo de Ingenieros del ejército norteamericano dijo que no sabía nada del ataque.
Las oraciones del viernes y las exhortaciones a la paz ante el inminente período de ayunos del Ramadán cedieron ante tempestuosos discursos políticos en algunas mezquitas. Mientras los clérigos sunníes llamaban al gobierno a protegerles de las milicias chiíes y de los asaltos norteamericanos, los clérigos chiíes llamaban a tomar medidas más duras contra la resistencia.
En Nayaf, el clérigo chií Sadruddin Qubanchi rechazó las recientes expresiones de preocupación de Naciones Unidas sobre la posibilidad de una guerra civil en Iraq.
El secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, "dijo que Iraq está al borde de la guerra civil", dijo Qubanchi.
"Pero nosotros vemos la situación de otra manera. Creemos que los iraquíes nos dirigimos más bien hacia la eliminación del terrorismo antes que hacia la guerra civil".
El clérigo dijo que el gobierno iraquí era demasiado blando con los insurgentes y que la violencia persistía debido a la "ausencia de castigo". Exigió que Hussein fuera condenado a muerte.
"¡Ejecución! ¡Ejecución!", gritaron cientos de fieles.
El general de división del ejército norteamericano James Thurman, que está a cargo de las fuerzas militares en Bagdad, dijo el viernes que había solicitado cuatro mil tropas iraquíes adicionales para ayudar a reforzar la seguridad de Bagdad y que había recibido sólo mil.
"Cuando fueron formados, algunos de esos batallones lo fueron regionalmente", dijo Thurman en una rueda de prensa por video con periodistas en el Pentágono. "Y algunos de los soldados, debido a la distancia, se negaron a viajar a Bagdad".
Los comentarios de Thurman se produjeron en un día marcado por la violencia en el país, incluyendo la ejecución de nueve árabes sunníes que fueron sacados a empujones de una boda al este de Bagdad, por hombres armados que llevaban uniformes iraquíes.
"Tres coches civiles y un minibús llegaron a nuestra casa con hombres armados con el uniforme del ejército iraquí", dijo a la policía el padre del novio, Mohammed Dulaimi, 61. "Allanaron la casa y dijeron que se llevaban a algunos de los invitados para un interrogatorio de rutina".
La policía encontró más tarde los cadáveres de nueves de los invitados a la boda en las afueras de Bagdad. Todos presentaban varias heridas de bala.
En total, se recogieron en Bagdad el viernes 27 cuerpos. Al menos otras quince personas, incluyendo a un soldado norteamericano que murió al estallar una bomba improvisada en la capital, murieron en episodios violentos en el resto de Iraq.
Mientras continuaba la carnicería, el presidente de Iraq, Jalal Talabani, se dirigía a la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York diciendo que la continuada presencia de tropas norteamericanas en Iraq era "esencial" mientras el país construía sus fuerzas armadas.
Durante su visita a Estados Unidos, Talabani se reunió con la ministro de Relaciones Exteriores, Condoleezza Rice y otros ministros de exteriores y le instó a destinar los billones de dólares prometidos para la reconstrucción del país.
"Esperamos que la comunidad internacional cumpla sus obligaciones proporcionando los recursos necesarios para solucionar algunos problemas prioritarios", dijo.
Después de la formación del gobierno definitivo de Iraq en mayo, el primer ministro Nouri Maliki anunció un plan de seguridad destinado a controlar la violencia religiosa que ha desestabilizado a Bagdad.
En julio, oficiales norteamericanos dijeron que a pesar de las nuevas medidas, la violencia en Bagdad había empeorado.
En agosto, funcionarios norteamericanos e iraquíes anunciaron un nuevo plan para controlar la ciudad, diciendo que destinarían otros cuatro mil soldados iraquíes y cuatro mil tropas norteamericanas adicionales. El contingente norteamericano fue reforzado con una medida que causó polémica en el Pentágono: Los oficiales extendieron el despliegue de la Brigada Stryker 172 y la trasladaron de Mosul a Bagdad. La extensión del período provocó las quejas de familiares de los miembros de la unidad con sede en Alaska.
Pero el viernes Thurman dejó en claro que llevar soldados iraquíes a Bagdad resultó ser todavía más difícil. Los soldados de la Primera Brigada de la Novena División del ejército iraquí fueron trasladados de Taji en 72 horas, dijo Thurman. Pero el despliegue del resto de la fuerza ha sido más difícil, ya que los soldados se niegan a obedecer las órdenes que los reasignan a Bagdad.
Unidades del ejército iraquí han rechazado órdenes de despliegue antes, quejándose a veces de lo largo del viaje y a veces expresando su temor de verse envueltos en peligrosos enfrentamientos religiosos.
En agosto, cien soldados de la sureña provincia de Maysan se negaron a viajar a Bagdad. Funcionarios norteamericanos explicaron en ese momento que los líderes chiíes de esa unidad dijeron que esas tropas eran necesarias en Maysan. También objetaron el plan de ser enviados a la capital, donde creían que deberían combatir a las milicias chiíes.
Funcionarios norteamericanos también dijeron que algunas unidades kurdas se habían negado a ser trasladadas desde el norte de Iraq a Ramadi, a la violenta provincia de Al Anbar.
Pero los problemas pueden ir más allá de las lealtades regionales o religiosas y podrían reflejar problemas de preparación.
El ejército iraquí no goza de reputación en cuanto a su movilidad; carece de vehículos blindados para el transporte o de aviones que permitirían a sus oficiales desplegar grandes contingentes de tropas en el país.
Thurman dijo que tenía confianza en que el ministerio de Defensa obtuviera los soldados adicionales en las próximas semanas. Sugirió que la ausencia de tropas iraquíes estaba complicando las operaciones en dos barrios de Bagdad, Baya y Dura. Thurman dijo que quería destinar más soldados iraquíes a esas zonas para que colaboraran con el batallón norteamericano que se encuentra allá.
"Creo que necesitamos más fuerzas de seguridad iraquíes en esas áreas, y eso es lo que dije a mis superiores", dijo.
En Bagdad, hay 15 tropas norteamericanas y nueve mil tropas iraquíes, así como 12 mil miembros de la policía nacional iraquí y 22 policías locales, dijo Thurman.
Interrogado sobre cómo podrían los militares iraquíes encargarse de la seguridad del país si no era capaz de movilizar tropas en el país, Thurman dijo que algunas de las unidades no eran capaces de desplegarse rápidamente -incluyendo a la Primera Brigada de la Novena División- mientras que otras todavía estaban siendo formadas y adiestradas.
"Yo no diría que las cosas no están marchando bien", dijo Thurman. "Lo que diría es que creo que el gobierno está tratando de cumplir con las necesidades de seguridad y que tenemos un enemigo decidido que está tratando de derrocar al gobierno, que es un gobierno democrático. Y estamos aquí ayudándoles a solucionar esos problemas de seguridad".
Thurman dijo que los ataques habían aumentado la semana pasada, y que fueron dirigidos en general contra fuerzas militares y policiales norteamericanas e iraquíes.
El ataque contra la boda ocurrió en una fiesta que realizaba la tribu Dulaimi, un extenso y poderoso clan sunní que probablemente tratará de vengarse, declaró la policía. Todos los secuestrados eran hombres, incluyendo a tres hermanos agricultores y ganaderos que trabajaban en zonas agrícolas en los alrededores de la capital.
Una fuente de la policía que dijo que el padre informó de los secuestros en una comisaría de policía local, dijo que no era probable que los agentes investigaran el incidente por miedo a los rebeldes sunníes que operan en la zona.
Al oeste de Bagdad milicianos chiíes incendiaron dos edificios ocupados por importantes partidos políticos sunníes y ordenaron marcharse del vecindario a los sunníes.
Carros de bomberos que llegaron a la escena fueron alejados por los milicianos que dispararon sus rifles de asalto al aire. La Associated Press informó que en ese incidente murieron cuatro personas.
"Hoy estamos viviendo en circunstancias muy excepcionales. Estamos sufriendo violencias de todo tipo", dijo el jeque Mahmoud Sumaidaie en su sermón del viernes en Umm Qura, una importante mezquita sunní de Bagdad.
"Hay gente que está destruyendo, gente que está obligando a otros a abandonar sus casas, hay clérigos chiíes que guardan silencio, hay gente decente que guarda silencio. El estado guarda silencio".
En Tikrit, la ciudad natal al norte de Bagdad del derrocado presidente de Iraq, Saddam Hussein, una asociación local de clérigos sunníes congregaron al menos a mil manifestantes que portaron carteles de Hussein y exigieron que fuera reinstalado en el poder. Los manifestantes exigieron la liberación de 20 mil presos, el fin de los allanamientos militares de barrios sunníes y denunciaron las recientes declaraciones del Papa Benedicto XVI sobre el islam.
Un oleoducto roto el jueves en un ataque de los rebeldes seguía ardiendo al sudoeste de Samarra, también al norte de Bagdad. Un portavoz del Cuerpo de Ingenieros del ejército norteamericano dijo que no sabía nada del ataque.
Las oraciones del viernes y las exhortaciones a la paz ante el inminente período de ayunos del Ramadán cedieron ante tempestuosos discursos políticos en algunas mezquitas. Mientras los clérigos sunníes llamaban al gobierno a protegerles de las milicias chiíes y de los asaltos norteamericanos, los clérigos chiíes llamaban a tomar medidas más duras contra la resistencia.
En Nayaf, el clérigo chií Sadruddin Qubanchi rechazó las recientes expresiones de preocupación de Naciones Unidas sobre la posibilidad de una guerra civil en Iraq.
El secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, "dijo que Iraq está al borde de la guerra civil", dijo Qubanchi.
"Pero nosotros vemos la situación de otra manera. Creemos que los iraquíes nos dirigimos más bien hacia la eliminación del terrorismo antes que hacia la guerra civil".
El clérigo dijo que el gobierno iraquí era demasiado blando con los insurgentes y que la violencia persistía debido a la "ausencia de castigo". Exigió que Hussein fuera condenado a muerte.
"¡Ejecución! ¡Ejecución!", gritaron cientos de fieles.
solomon.moore@latimes.com
julian.barnes@latimes.com
Moore informó desde Bagdad y Barnes desde Washington. Corresponsales del Times en Bagdad, Kirkuk, Tikrit y Najaf contribuyeron a este reportaje.
23 de septiembre de 2006
©los angeles times
©traducción mQh
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