protestas contra ocupación
[Traci Carl] Manifestantes exigen retirada de tropas norteamericanas en Iraq.
Bagdad, Iraq. Decenas de miles de partidarios de un militante clérigo chií llenaron las calles del centro de Bagdad el sábado y exigieron que los soldados norteamericanos vuelvan a casa, con ocasión del segundo aniversario de la caída de Bagdad con gritos de: "¡No a Satanás!"
Al oeste de la capital, 5.000 manifestantes hicieron exigencias similares en la ciudad de Ramadi, en el Triángulo Sunní, mostrando una creciente impaciencia con la ocupación norteamericana y el lento ritmo de transferencia del control al novato gobierno iraquí.
La protesta en la famosa Plaza de Firdos de Bagdad fue la más grande manifestación anti-norteamericana desde la invasión estadounidense, pero la participación fue menos del millón de personas que esperaba el clérigo radical chií Muqtada al-Sádr.
"No acepto que haya fuerzas de ocupación en mi país", dijo el manifestante Ali Feleih Hassan, 35. "No lo acepto. Quiero que se vayan. Han estado aquí ya por dos años y ahora deben fijar un calendario para su retirada".
El presidente Bush ha dicho que no retirará las tropas de Iraq hasta que la situación de seguridad haya mejorado.
Decenas de miles de personas se echaron a las calles del centro de Bagdad, haciendo ondear banderas iraquíes y trepándose a una escultura abstracta que se dice que representa la libertad y levantada en el lugar donde estuvo antes una estatua de Saddam Hussein.
La protesta marcó el retorno al centro de la atención de al-Sádr, que ha estado tranquilo desde que los milicianos de su Ejército Mahdi firmaran una tregua con las tropas norteamericanas después de mortíferos enfrentamientos. Funcionarios dijeron que el clérigo no asistió por razones de seguridad. Ha estado cerca de su base en la ciudad santa de Nayaf desde el ataque de las tropas norteamericanas contra su milicia en agosto.
No se registraron incidentes violentos durante la manifestación del sábado, que el ministro del Interior iraquí accedió a proteger. Soldados norteamericanos hacían guardia detrás de barreras de cemento y alambres de púa.
Los milicianos del Ejército Mahdi revisaron a la gente que entraba al área de la manifestación mientras agentes de la policía iraquí observaban a un lado.
Los manifestantes quemaron una bandera norteamericana así como figuras de Bush y Saddam recortadas en cartón. Tres efigies representando a Saddam, Bush y el primer ministro británico Tony Blair -todas esposadas y con el uniforme rojo en las cárceles iraquíes de los condenados a muerte- fueron colocadas en un pedestal, y luego simbólicamente derribadas como la estatua de Saddam hace dos años.
Otros escenificaron informes de maltratos a reclusos a manos de soldados norteamericanos. Fotografías publicadas el año pasado que muestran a soldados norteamericanos junto a una pirámide de reclusos desnudos en la prisión de Abu Ghraib han manchado la reputación de las fuerzas armadas norteamericanas aquí y en el resto del mundo.
"Obliguemos a los ocupantes a abandonar nuestro país", decía una pancarta, en inglés.
Los manifestantes chiíes exigieron que el encarcelado Saddam sea juzgado, sosteniendo en sus manos fotos del padre de al-Sádr, un importante clérigo ejecutado por el depuesto régimen del presidente iraquí.
Al-Sádr -cuyos partidarios son en gran parte pobres jóvenes chiíes- fue alguna vez buscado por las tropas norteamericanas después de que instara a su milicia a luchar contra las tropas norteamericanas. A pesar de su popularidad en algunos sectores de la sociedad iraquí, tiene menos seguidores que el gran ayatollah Ali al-Sistani, el más respetado clérigo chií del país.
Los chiíes constituyen un 60 por ciento de los estimados 26 millones de iraquíes, pero fueron marginados durante el régimen de Saddam. Miles fueron asesinados por las fuerzas de seguridad.
Han subido al poder con el nuevo gobierno interino de Iraq, que nombró el jueves al chií Ibrahim al-Jafaari como primer ministro.
Los clérigos sunníes también llamaron a sus partidarios a protestar el sábado, y una inmensa multitud se reunió en la central ciudad de Ramani, un bastión sunní. La minoría sunní fue dominante durante el régimen de Saddam y se cree que forman la espina dorsal de la resistencia del país.
El jeque Harth Al-Dhari, secretario general de la influyente Asociación de Clérigos Musulmanes, elogió tanto la manifestación de al-Sádr como la sunní, diciendo ante el canal de televisión Al-Yazira: "Saludamos las manifestaciones organizadas por el pueblo iraquí en el segundo negro aniversario de la ocupación del país".
Qasim Abdul-Zahra, Sinan Salaheddin y Sameer Yacoub contribuyeron a este reportaje.
10 de abril de 2005
©chicago tribune
©traducción mQh
Al oeste de la capital, 5.000 manifestantes hicieron exigencias similares en la ciudad de Ramadi, en el Triángulo Sunní, mostrando una creciente impaciencia con la ocupación norteamericana y el lento ritmo de transferencia del control al novato gobierno iraquí.
La protesta en la famosa Plaza de Firdos de Bagdad fue la más grande manifestación anti-norteamericana desde la invasión estadounidense, pero la participación fue menos del millón de personas que esperaba el clérigo radical chií Muqtada al-Sádr.
"No acepto que haya fuerzas de ocupación en mi país", dijo el manifestante Ali Feleih Hassan, 35. "No lo acepto. Quiero que se vayan. Han estado aquí ya por dos años y ahora deben fijar un calendario para su retirada".
El presidente Bush ha dicho que no retirará las tropas de Iraq hasta que la situación de seguridad haya mejorado.
Decenas de miles de personas se echaron a las calles del centro de Bagdad, haciendo ondear banderas iraquíes y trepándose a una escultura abstracta que se dice que representa la libertad y levantada en el lugar donde estuvo antes una estatua de Saddam Hussein.
La protesta marcó el retorno al centro de la atención de al-Sádr, que ha estado tranquilo desde que los milicianos de su Ejército Mahdi firmaran una tregua con las tropas norteamericanas después de mortíferos enfrentamientos. Funcionarios dijeron que el clérigo no asistió por razones de seguridad. Ha estado cerca de su base en la ciudad santa de Nayaf desde el ataque de las tropas norteamericanas contra su milicia en agosto.
No se registraron incidentes violentos durante la manifestación del sábado, que el ministro del Interior iraquí accedió a proteger. Soldados norteamericanos hacían guardia detrás de barreras de cemento y alambres de púa.
Los milicianos del Ejército Mahdi revisaron a la gente que entraba al área de la manifestación mientras agentes de la policía iraquí observaban a un lado.
Los manifestantes quemaron una bandera norteamericana así como figuras de Bush y Saddam recortadas en cartón. Tres efigies representando a Saddam, Bush y el primer ministro británico Tony Blair -todas esposadas y con el uniforme rojo en las cárceles iraquíes de los condenados a muerte- fueron colocadas en un pedestal, y luego simbólicamente derribadas como la estatua de Saddam hace dos años.
Otros escenificaron informes de maltratos a reclusos a manos de soldados norteamericanos. Fotografías publicadas el año pasado que muestran a soldados norteamericanos junto a una pirámide de reclusos desnudos en la prisión de Abu Ghraib han manchado la reputación de las fuerzas armadas norteamericanas aquí y en el resto del mundo.
"Obliguemos a los ocupantes a abandonar nuestro país", decía una pancarta, en inglés.
Los manifestantes chiíes exigieron que el encarcelado Saddam sea juzgado, sosteniendo en sus manos fotos del padre de al-Sádr, un importante clérigo ejecutado por el depuesto régimen del presidente iraquí.
Al-Sádr -cuyos partidarios son en gran parte pobres jóvenes chiíes- fue alguna vez buscado por las tropas norteamericanas después de que instara a su milicia a luchar contra las tropas norteamericanas. A pesar de su popularidad en algunos sectores de la sociedad iraquí, tiene menos seguidores que el gran ayatollah Ali al-Sistani, el más respetado clérigo chií del país.
Los chiíes constituyen un 60 por ciento de los estimados 26 millones de iraquíes, pero fueron marginados durante el régimen de Saddam. Miles fueron asesinados por las fuerzas de seguridad.
Han subido al poder con el nuevo gobierno interino de Iraq, que nombró el jueves al chií Ibrahim al-Jafaari como primer ministro.
Los clérigos sunníes también llamaron a sus partidarios a protestar el sábado, y una inmensa multitud se reunió en la central ciudad de Ramani, un bastión sunní. La minoría sunní fue dominante durante el régimen de Saddam y se cree que forman la espina dorsal de la resistencia del país.
El jeque Harth Al-Dhari, secretario general de la influyente Asociación de Clérigos Musulmanes, elogió tanto la manifestación de al-Sádr como la sunní, diciendo ante el canal de televisión Al-Yazira: "Saludamos las manifestaciones organizadas por el pueblo iraquí en el segundo negro aniversario de la ocupación del país".
Qasim Abdul-Zahra, Sinan Salaheddin y Sameer Yacoub contribuyeron a este reportaje.
10 de abril de 2005
©chicago tribune
©traducción mQh
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