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¿otra revolución rusa?


[Peter Finn] Movimiento juvenil adopta espíritu rebelde.
Moscú, Rusia. En Rusia repentinamente todo el mundo habla sobre una revolución.
En un país con un presidente popular, una economía en crecimiento y una oposición fragmentada y débil, Rusia no parece madura para el tipo de revuelta que derrocó a los gobiernos de Georgia, Ucrania y Kyrgyzstán en los últimos 17 meses. Pero como dijo Lenin alguna vez: "Una revolución es un milagro", y el Kremlin y sus opositores políticos parecen espantados ante la posibilidad.
"Existe en Rusia un espíritu naranja", dijo Andrei Sidelnikov, el joven jefe del nuevo grupos juvenil ruso Pora! (Ya Es Hora), que tomó su nombre de los jóvenes activistas que estuvieron en el centro de las protestas callejeras a fines del año pasado que finalmente llevaron a Viktor Yushchenko al poder en Ucrania. "Estamos viviendo en una nueva era de política callejera. Nuestra gente joven es cada vez más activa... Podrían explotar cuando no puedan soportarlo".
La afirmación de Sidelnikov, hecha en una rueda de prensa en Moscú esta semana, habría parecido ridícula hace algunos meses. Pero después de la Revolución Naranja en Ucrania, el gobierno del presidente Vladimir Putin se vio inesperadamente sacudido por miles de jubilados que se echaron a la calle a protestar por los recortes de sus pensiones. Se ellos se unieron los departamentos juveniles de los partidos políticos de oposición.
El gobierno retrocedió rápidamente y la amenaza se disipó, pero el temor o la expectativa de un cambio radical siguen en el aire.
"Si nos logramos consolidar a las elites, Rusia podría desaparecer como un país", dijo esta semana Dmitri Medvedev, el jefe del estado mayor del Kremlin en la revista rusa Ekspert. "La desintegración de la Unión Soviética se verá como un juego de niños en comparación con el derrumbe de los gobiernos en Ruia moderna".
Esta primavera la excitación se ha centrado en el potencial de la gente joven del país que hasta ahora sólo era conocida por su apatía política. Tanto el Kremlin como la oposición han estado fundando grupos juveniles para fomentar o impedir disturbios. En meses recientes, además de Pora!, se han formado grupos con nombres como Defensa y Andando Sin Putin para luchar contra lo que describen como una dictadura emergente. Fuerzas pro-gobierno han formado organizaciones llamadas Nashi y Unión de Jóvenes Euroasiáticos; la última ha prometido "pararse como escudos humanos ante la excavadora naranja".
El subdirector en el gobierno de Putin, Vladislaw Surkov, se reunió el mes pasado con algunos de los más importantes músicos rockeros del país, ostensiblemente para hablar sobre el estado de la industria.
Pero la reunión provocó especulaciones de que el Kremlin quiere cultivar la lealtad de la industria musical, que jugó un papel crucial de apoyo a las multitudes de la Plaza de la Independencia en Kiev, la capital ucraniana.
Surkov, una de las eminencias grises del Kremlin y él mismo antiguamente libretista del grupo Agata Kristi, debatió sobre el estado del rock ruso, desde la piratería hasta el dominio del alegre pop de la televisión estatal, de acuerdo a algunos informes aquí y entrevistas con entendidos de la música que hablaron más tarde con algunos de los participantes. Los músicos accedieron no tratar con la prensa la reunión, y el Kremlin se ha negado a dar comentarios.
"Fue una reunión muy aburrida", dijo Alexander Kushnir, compositor y promotor que ha trabajado con algunos de los músicos invitados y hablado con ellos después. "Al comienzo de la reunión, Surkov dijo que no estaba tratando de meterles debajo del estandarte de Putin. Para el Kremlin, era como mandar un cohete a territorio enemigo para hacer fotografías y ayudarles a hacer algún análisis".
Esa misma semana, otro funcionario de gobierno se reunió con un selecto grupo de luminarias del cine, los medios y la prensa para debatir sobre la cultura juvenil.
"El Kremlin empezó a preocuparse, incluso se pusieron histéricos después de los sucesos en Ucrania", dijo Alexander Tarasov, co-director del Nuevo Centro de Sociología y Política Práctica en Moscú, donde estudia los movimientos juveniles. "Tenían miedo de que no tenían ningún plan en caso de que cosas así ocurrieran en Rusia".
Se cree que Surkov también está detrás de la creación de la nueva organización juvenil Nashi, o Nosotros, que realizará su congreso fundador este mes en Moscú. Miembros del grupo, que surgió pocos después de que apareciera Andando Sin Putin antes este año, dicen que quieren crear una nueva elite que gobierne Rusia, al mismo tiempo que impeden cualquier intento de desmantelar el orden existente.
"En mi opinión, todo lo que pasó en Ucrania ha sacudido a Rusia", dijo en una entrevista Ivan Mostovich, 25, secretario de prensa de Nashi. "La gente joven comenzó a discutir y a pensar sobre el rumbo de Rusia. Los principales objetivos de nuestro movimiento son la modernización, la democracia y el patriotismo".
Pero Tarasov y jóvenes activistas como Sidelnikov dicen que creen que Nashi tratará de contener a su vanguardia de vándalos que están preparados para participar en luchas callejeras con otras organizaciones juveniles.
"Para resistir ante organizaciones de jóvenes radicales como Pora! se necesita, además de la fuerza policial, a grupos de jóvenes que sean igual de radicales, pero a favor del gobierno", dijo Tarasov. "Nashi tiene un objetivo claro. Saben que tienen que luchar contra los que quieran cambiar el régimen político de Putin. Su ideología es que los que están contra el régimen son enemigos de la Patria -debe impedirse que usen la violencia".
Los organizadores de Nashi insisten en que no son violentos, pero parte de su retórica parece contradecir esas afirmaciones.
"Es necesario usar mano dura con los traidores", dijo en una entrevista Vasily Yakemenko, uno de los fundadores de Nashi, en el diario Kommersant después de la formación de Andando Sin Putin.

10 de abril de 2005
©washington post
©traducción mQh

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