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vendedores en la calle


[Marla Dickerson] La economía mexicana es una economía de aceras.
Tlalnepantla, México. Cuando las autoridades decidieron limpiar esta ciudad, no corrieron ningún riesgo. La policía atacó poco antes de medianoche, armada con elementos anti-disturbios y una pala excavadora. Los intrusos fueron repelidos, las calles reducidas a escombros. ¿Era un ataque disimulado para erradicar a los traficantes de drogas? ¿A los pandilleros? ¿A insurgentes armados?
No, las autoridades municipales estaban desalojando a los vendedores callejeros, en gran parte mujeres y viejos cuyos puestos improvisados de tacos y tenderetes de ropa estaban obstruyendo el centro de la ciudad. Se les ordenó reubicarse para hacer lugar para un proyecto de renovación urbana, pero la mayoría no se movió y llevó a las autoridades a expulsar por la fuerza a casi 1.900 de ellos.
"El alcalde quiere crear una ciudad del primer mundo en este lugar donde la gente no tiene nada", dijo José Luis Vargas, líder de un grupo de vendedores que protestan contra su desalojo en marzo pasado. "Mejor morir peleando que de hambre".
La polvareda en esta arenosa municipalidad en el nordeste de la capital subraya una pelea de territorios que se libra en todo México.
Más de una década después de que el histórico Tratado de Libre Comercio de América del Norte transformara a México en una central exportadora, la economía formal del país de los negocios legales y trabajadores que pagan impuestos está perdiendo terreno drásticamente ante el sector encubierto.
Desde 2000 a 2004 la economía encubierta de México era la única fuente de crecimiento del empleo, y se hace cada más grande todo el tiempo. Algunos economistas calculan que hasta la mitad de los trabajadores del país se ganan la vida en trabajos de subsistencia como vendedores ambulantes y jornaleros porque no hay nada para ellos en la economía legítima ni una red de seguridad para los sin trabajo.
Para México esta hinchada legión de empresarios en las sombras es a la vez una bendición y una desgracia.
El sector encubierto proporciona bienes y servicios baratos para millones de personas de bajos ingresos, al tiempo que da a México una tasa de desempleo más baja que la de Estados Unidos. Andrés Manuel López Obrador, el alcalde de Ciudad de México y quizás candidato presidencial en 2006, reconoce esas agallas empresariales para aliviar las tensiones en un país cuyo sector formal está creando muchos menos empleos que el millón que se necesita al año solamente para mantenerse a la altura del crecimiento de la población.
"¿Por qué no ha habido una explosión social en México?", escribió en un libro reciente donde define su programa para solucionar los problemas del empleo y desarrollo de México. "La válvula de escape ha sido la economía informal, la emigración y el tráfico de drogas. Es doloroso admitirlo, pero esa es la realidad".
Pero dirigentes empresariales se quejan de que todas las industrias están perdiendo la competencia con los piratas y empresarios ilegales. Está costando demasiado a México en términos de ingresos fiscales perdidos y trabajos en el sector formal. Las áreas urbanas de México también sienten la presión de la explosión de vendedores ambulantes, colocando la calidad de vida de los residentes contra la necesidad de ganarse la vida de los voceadores.
La fricción es más evidente en Ciudad de México, donde unos 500.000 vendedores ambulantes exhiben sus artículos, venden tarjetas telefónicas en los semáforos, cedés pirateados en el metro y bocadillos en cocinas instaladas en las aceras.
El área que rodea la enorme plaza mayor, el Zócalo, el corazón simbólico de México, se parece a un gigante mercadillo de trueque. Partes del majestuoso Parque de Chapultepec parecía hasta el último otoño un país de hadas, cuando la dirección cerró por mantenimiento una popular sección. Funcionarios del elegante Polanco, el Beverly Hills de Ciudad de México, están tratando de reubicar a casi 500 comerciantes ambulantes que venden comida y baratijas no muy lejos de tiendas elegantes como Louis Vuitton.
"Está descontrolado", dijo Fernando Aboitiz, un parlamentario de Ciudad de México cuyo distrito incluye a Polanco. Dijo que el gobierno se había visto obligado a negociar con los vendedores ambulantes antes que simplemente desalojarlos.
Eso es porque la economía encubierta de México es tan grande que trabajadores del sector informal tales como vendedores callejeros y taxistas gitanos han formado sindicatos para proteger su territorio. Una vez establecidos los comerciantes al aire libre son extremadamente difíciles de erradicar, sobornando alternadamente a las autoridades y organizando marchas, sentadas y barricadas.
Lo que al observador casual parece caótico es en realidad una industria altamente organizada. La mayoría de los vendedores ambulantes de la capital pagan tarifas de algunos dólares al día a sus dirigentes, que dividen los territorios y mantienen la paz con funcionarios de gobierno y competidores. No siempre tienen éxito. Alejandra Barrios, dirigente de uno de los grupos de vendedores ambulantes más grandes de Ciudad de México está en prisión esperando su juicio después de una riña territorial con otra cooperativa. La mujer de 64 años está acusada de haber sido el cerebro del asesinato a balazos en 2003 del marido de una dirigente rival con la que se había estado peleando.
Grupos empresariales dicen que los vendedores ambulantes son los reclutas de una red de crimen organizado que está arruinando a los sectores legítimos de la economía.
Por ejemplo, se estima que dos tercios de todos los cedés de música que se venden en México son copias piratas vendidas abiertamente en las calles por hasta 50 centavos de dólar por copia. Los vendedores constituyen la cadena de distribución de ese comercio, que impide el crecimiento de la industria discográfica de México, obligando a los vendedores de música a cerrar, costando a la hacienda mexicana unos 100 millones de dólares al año en impuestos no percibidos, de acuerdo a la Asociación Mexicana de Productores de Fonogramas y Videogramas.
"Es la causa del desempleo, no su solución", dijo Manuel Tron, presidente de la Cámara Nacional de Comercio de Ciudad de México, sobre la economía informal del país.
Pero los vendedores ambulantes se burlan de la idea de que son delincuentes o el nexo de los problemas de empleo en México.
La madre soltera Elizabeth Tapia Alonso mantiene a sus tres hijos vendiendo ropa de hombre en las calles de Tlalnepantla. No cuenta con el gobierno, ni patrón ni familia que la saque de apuros cuando los niños enferman o hay que pagar la cuenta de la luz.
"Depende todo de mí", dijo. "No hay trabajo, e incluso si los hubiera nadie va a contratar a alguien como yo, sin educación".
En los primeros cuatro años del mandato del presidente Vicente Fox que comenzó en 2000, México no creó ni una sola nueva posición en su economía formal. Ese es el universo de los negocios inscritos legalmente que pagan impuestos al empleo e integran a sus trabajadores en el sistema de seguridad social.
En contraste, el empleo ilegal subió súbitamente, alimentado en gran parte por los vendedores ambulantes, cuyas filas se inflaron en un 40 por ciento entre 2002 y 2003 a más de 1.6 millones. En total, el gobierno mexicano calcula que algo más de 11 millones de mexicanos, vale decir casi un cuarto de la fuerza laboral, se ganan la vida en el sector informal de la economía. Algunos académicos y economistas aquí dicen que la mitad de la fuerza de trabajo de México es informal.
Esta actividad a la sombra pesa fuertemente sobre el desarrollo de México. Pocos en el sector informal pagan impuestos por sus negocios o ingresos. Es una de las razones por las que México, con una de las 15 economías más grandes del mundo, aparece junto a países como Sri Lanka cuando se trata de recolectar impuestos para pagar la educación, la infraestructura y los servicios públicos básicos. Eso a su vez perjudica su competitividad global.
México no es el único. El empleo informal aumenta en el mundo en desarrollo, incluyendo a América Latina, donde un 47 por ciento de los trabajadores se empleaban en la economía encubierta en 2003, en comparación con el 43 por ciento en 1990, según la Organización Internacional del Trabajo.
Los analistas se dividen a cuanto a qué causa la tendencia. Los defensores de la economía de libre mercado dicen que países como México no han ido suficientemente lejos en la apertura y reforma de sus economías a pesar del levantamiento de las fronteras arancelarias en todo el hemisferio. Los detractores de la globalización, sin embargo, denuncian los pactos comerciales que han arrasado con la agricultura en los países pobres, enviando a millones de trabajadores rurales hacia las ciudades a trabajar como jornaleros y vendedores ambulantes.
Todo lo que sabe María de los Ángeles Vanegas es que hay demasiados vendedores ambulantes en las calles de Chalco, una comunidad de clase trabajadora de unos 250.000 residentes a unos 50 kilómetros al sudeste de Ciudad de México.
La jefe de un grupo del vecindario llamado Salvemos a Chalco, está presionando a los funcionarios municipales para que pongan atajo al mercado del viernes que atrae a unos 5.000 vendedores a un área del centro de la ciudad. Dijo que lo que había comenzado hace décadas, quizás siglos, como un ritual semanal de los campesinos indígenas que vendían sus productos se había transformado en un baratillo abierto a todo el mundo de artículos baratos importados de China y mercaderías robadas ofrecidas por vendedores que no viven en la comunidad.
Haciéndose camino a través de los puestos de falsas zapatillas Nike y chisporroteantes tacos de cerdo un viernes hace poco, señaló las docenas de cables eléctricos que los comerciantes usan para desviar electricidad de postes cercanos. El tráfico avanzaba lentamente. Los choferes maldicen y tocan el claxon. Los altavoces de los vendedores ambulantes suenan estruendosamente. La basura resultante es tan gruesa que los vecinos dicen que los perros salvajes llegan todos los viernes a comer de los restos.
"Somos prisioneros de nuestra propia comunidad", dijo una exasperada Vanegas.
Pero son los vendedores ambulantes los que se sienten impotentes en Tlalnepantla, donde las autoridades desalojaron a la fuerza a los comerciantes de las aceras que se negaron a abandonar sus espacios en el centro de la ciudad. Los vendedores ambulantes dijeron que no habían recibido un aviso de antemano, una acusación que las autoridades rechazan. Lo que está claro es que cientos de agentes cerraron el área mientras operadores de maquinaria pesada destruían los puestos de metal que algunos vendedores habían instalado en las aceras. Luego rompieron el pavimento.
"Lo que queremos es una ciudad más limpia, más segura, más atractiva y un mejor lugar para vivir", dijo el alcalde de Tlalnepantla, Ulises Ramírez Núñez, sobre el proyecto de renovación.
Pero algunos de los vendedores, muchos de ellos mujeres viejas, lloraron abiertamente en medio de los escombros de los que habían sido sus lugares de trabajo durante décadas.
Patrocinea Santiago, 73, ganaba unos pocos dólares al día vendiendo frutas y verduras.
"A la edad que tengo, ¿dónde puedo ir?", dijo, sus ojos llenos de lágrimas.
Pero justo más allá del perímetro de destrucción, otros empresarios de la calle ya estaban colocando en las aceras lonas alquitranadas cargadas de mercaderías, alertas a la presencia de los polis.
"Tenemos que trabajar", dijo un joven que vende calcetines. "Tenemos que comer".

Cecilia Sánchez contribuyó a este reportaje.

9 de mayo de 2005
©los angeles times
©traducción mQh

4 comentarios

Jordan 13 -

The trouble with the profit system has always been that is was highly unprofitable to most people. (E.B.White, American writer)

sandra -

el ambulantege lo creo el mismo gobierno. y punto

Adriana -

El ambulantaje es un problema social que implica corrupción y mafias. La pobreza y la falta de educación (no necesariamente escolar, sino de principios), son un buen caldo de cultivo. Detrás del mercado informal no hay ancianos y mujeres; hay explotadores y traficantes. Tlalnepantla es el municipio del Estado de México con el principal PIB para las arcas del gobierno. Y quienes realmente vivimos ahí, sí queremos un lugar limpio, con árboles en las aceras, y donde el peatón pueda caminar sin sortear puestos callejeros, sin tener que escuchar tanto ruido, sin tener que respirar olores desagradables por la basura y los puestos de comida. De lejos es fácil decir pobres ancianos y mujeres, pero la mayoría es gente joven que con más empeño podrían encontrar un trabajo \\\"formal\\\" y quizá, incluso evitar en cierta medida, la vagancia, y el vicio, que entre otras coasas, genera el ambulantaje.

Adriana -

El ambulantaje es un problema social que implica corrupción y mafias. La pobreza y la falta de educación (no necesariamente escolar, sino de principios), son un buen caldo de cultivo propicio. Detrás del mercado informal no hay ancianos y mujeres; hay explotadores y traficantes. Tlalnepantla es el municipio del Estado de México con el principal PIB para las arcas del gobierno. Y quienes realmente vivimos ahí, sí queremos un lugar limpio, con árboles en las aceras, y donde el peatón pueda caminar sin sortear puestos callejeros, sin tener que escuchar tanto ruido, sin tener que respirar olores desagradables por la basura y los puestos de comida. De lejos es fácil decir pobres ancianos y mujeres, pero la mayoría es gente joven que con más empeño podrían encontrar un trabajo \\\"formal\\\" y quizá, incluso evitar en cierta medida, la vagancia, y el vicio, que entre otras coasas, genera el ambulantaje.