en la mente de un pedófilo
[Jean Guccione] Un ex sacerdote que sirvió durante Mahony en la diócesis de Stockton describe sus trucos.
En un relato escalofriantemente franco un ex sacerdote católico, ordenado hace 20 años por Roger M. Mahony, describió recientemente su carrera de décadas como pedófilo, incluyendo sus gustos sexuales y cómo seducía a sus jóvenes víctimas para abusar de ellas.
En una declaración filmada en marzo en video de 15 horas Oliver O'Grady describió cómo su corazón se aceleró cuando uno de los esbeltos y traviesos niños que prefería se secaba con la toalla después de nadar. Dijo que también le gustaba levantarle la falda a las niñas y mirar sus bragas.
Cuando le pidieron que demostrara cómo atraería a una de sus 25 víctimas a sus brazos, el ex sacerdote nacido en Irlanda de 59 años suavizó su voz, exhibió una paternal sonrisa y miró directamente a la cámara de video.
"Hola, Sally", improvisó O'Grady. "¿Cómo estás? Ven acá. Te quiero dar un achuchón. Eres un encanto. Ya lo sabes. Eres muy especial para mí. Me gustas mucho".
Si el achuchón no era resistido, dijo O'Grady, consideraría la complacencia del niño como "permiso" para tocarlo.
La declaración fue hecha en conexión con una denuncia presentada contra la diócesis de Stockton sobre supuestos abusos del clero. Mahony, que fue obispo de Stockton de 1980 a 1985 antes de dirigir la arquidiócesis de Los Angeles, heredó a O'Grady, que había confesado años antes haber abusado de una niña de 11 años. En 1984 la policía investigó el informe de un psicólogo de que O'Grady había toqueteado a un niño.
Después de que la policía declinara presentar cargos, Mahony transfirió a O'Grady a una parroquia rural y más tarde lo ascendió a párroco de ahí, donde supuestamente abusó de tres víctimas más, incluyendo a una bebita que sufrió desgarro vaginal, de acuerdo a los abogados del demandante. Mahony dijo que no conocía los informes. Las víctimas adicionales fueron abusadas después de que dejara la diócesis.
"El cardenal actuó basándose en la información de que disponía, lo mismo que el detective de la policía", dijo el abogado de la iglesia, Don Woods.
El abogado del demandante, en Costa-Mesa, John C. Manly tomó la declaración en Irlanda. El sacerdote ahora expulsado de la orden, ciudadano irlandés y nativo de Limerick, fue deportado de Estados Unidos en 2001, después de pasar siete años en una prisión del estado de California por abusar sexualmente de dos hermanos. Vive en Thurles, Irlanda.
Una transcripción de la declaración fue presentada el martes al tribunal del condado de Alameda, donde la diócesis de Stockton está defendiéndose de cuatro demandas acusando a la iglesia de no haber protegido a los feligreses. Manly presentó la transcripción para oponerse a una moción de la iglesia de desechar una de las denuncias.
En el video O'Grady preguntó por qué los funcionarios de la iglesia no lo habían removido del ministerio después de que cometiera los abusos.
"Creo que habría sido probablemente mejor si, en 1984, hubieran dicho: Mire, tenemos que poner fin a esto. Tenemos que despedirte'", dijeron abogados de O'Grady durante el interrogatorio. "Pero según entiendo una situación como la de 1984 fue manejada de la mejor manera posible en esa época".
Woods dijo el martes que O'Grady "no estaba tratando de decir lo que debía haberse hecho. Está diciendo que le gustaría que hubiese sido hecho de manera diferente.
"Es un lamento retrospectivo", dijo.
Abogado de la diócesis de Stockton, Paul Balestracci se negó a hacer comentarios, diciendo que los juicios por los delitos de O'Grady aún estaban en curso.
La declaración de O'Grady ofrece una profunda y a menudo inquietante mirada en la mente de un pedófilo condenado. Sin embargo, varias veces durante la maratónica sesión de preguntas y respuestas fue muchos menos ingenuo.
Se negó a nombrar a alguna de sus 25 víctimas, invocando el derecho del 5ª Enmienda contra la auto inculpación. Al principio negó haber abusado de la niña, y al día siguiente admitió que había mentido y que había abusado de ella. Dijo que su abuso terminó a mediados de los ochenta, pero en su caso se había declarado culpable de acoso recién en 1991.Aunque O'Grady expresó remordimiento por sus abusos, a menudo parecía disfrutar de su video. En un momento guiñó a la cámara.
O'Grady declaró que él había sido abusado de niño por dos sacerdotes en la sacristía de su iglesia. La primera vez cuando tenía 10 años y era monaguillo, dijo.
El sacerdote "empezaba la conversación preguntando cómo estaba, qué haría en el día, y recuerdo que era -me llamaba y comenzada a achucharme, sabes, cariñosamente, en primer lugar.
"Luego me daba vuelta... que quiere decir que yo quedaba con mi espalda hacia él, y entonces bajaba las manos y que tocaba aquí y seguía yendo más abajo".
Cuando estaba creciendo, declaró, estuvo implicado en abusos en su propia familia, tanto como perpetrador que víctima. Y cuando era adolescente, agregó, un sacerdote le hizo toqueteos sexuales.
"En ocasiones, no era una experiencia muy agradable pero era algo normal. Nadie hablaba de esto", dijo. "Yo no lo consideraba como un asunto criminal muy grave".
O'Grady declaró que su propia inclinación sexual por los niños empezó antes de que fuera ordenado sacerdote en 1971.
"Tal como yo entendía la religión en esa época era que todo... lo que tenía que ver con la sexualidad era pecaminoso y es ahí donde empezaron mis conflictos", declaró.
Su primer destino como sacerdote fue la diócesis de Stockton en 1971. Cinco años más tarde, según testificó O'Grady en una declaración anterior, acarició a una niña de 11 años que había conocido en un campo de verano y la invitó a dormir en la rectoría.
"Recuerdo haberme metido a su cama y tratar de acariciarla y tocarla, y sentí que ella se resistía, de manera no verbal, y me quedé un rato más y entonces decidí no seguir adelante. Así me marché a mi propia cama", dijo a los abogados en una declaración de marzo, estimando que no había pasado más de 20 minutos en la cama de la niña.
Los padres de la niña se quejaron al entonces obispo Marlin Guilfoyle, que precedió a Mahony en Stockton. O'Grady declaró que el obispo, ahora muerto, lo enfrentó y él confesó.
O'Grady escribió a la familia una carta de excusas, provocando la ira de Guilfoyle, dijo O'Grady. La carta estaba en el historial personal de O'Grady cuando Mahony asumió el obispado, de acuerdo a documentos judiciales.
O'Grady dijo que no había sufrido repercusiones por su falta.
"La vida simplemente continuó", declaró.
Documentos judiciales muestran que en 1984, cuatro años después de que Mahony fuera nombrado obispo de Stockton, O'Grady dijo a su psicólogo que había acariciado a un niño de 9 años. El psicólogo alertó a funcionarios de bienestar y la policía abrió una investigación.
O'Grady se protegió en la 5ª Enmienda cuando se le preguntó durante la declaración qué había contado al terapeuta. Pero declaró que Mahony estaba fuera de la ciudad en esa época, así que se lo había contado al mano derecha del obispo. Dijo que el funcionario lo envió a hablar con el abogado de la diócesis.
El niño, que estaba durmiendo durante los toqueteos, dijo que no recordaba ningún abuso, y la policía desechó presentar cargos. Sin embargo, documentos judiciales muestran que la policía dijo que un abogado de la diócesis había prometido que O'Grady sería trasladado a otro puesto donde no tendría contacto con niños, y que sería enviado a seguir una terapia.
O'Grady declaró que Mahony lo envió a un psiquiatra para una evaluación, que el cardenal reconoció que era el procedimiento normal de la iglesia en esa época para los casos de sacerdotes pedófilos. Casi inmediatamente después, dijo O'Grady, Mahony lo transfirió a una parroquia en San Andreas, casi a una hora de Stockton. Más tarde Mahony lo nombró párroco.
No había escuela en el nuevo nombramiento, pero O'Grady declaró que había supervisado a cientos de alumnos de catequesis los fines de semanas y después de la escuela.
Mahony declaró en la corte que nunca vio la carta de apología que escribió O'Grady a la familia de su víctima femenina. También dijo que él no conocía los detalles de lo que O'Grady le había contado a su terapeuta y que una vez que la policía desechó hacer cargos en conexión con un niño de 9 años, no vio razones para seguir investigando.
O'Grady "estaba en terapia en esa época", dijo Woods, "y la segunda opinión que pidió la diócesis decía que la terapia era satisfactoria y que debería continuarla.
La segunda opinión no recomendó que fuera removido de su ministerio, ni presentó ningún diagnóstico de pedofilia".Después de años de terapia, dijo O'Grady, se siente acongojado y avergonzado de su inclinación sexual por los niños.
Pero cuando se le preguntó cuál era su "tipo", dio una animada respuesta. "Generalmente un niño que fuera espontáneo, cariñoso, normalmente de 10, 11 años, y que necesitara que alguien lo cuidara. No estoy diciendo que tuviera necesariamente problemas en la familia, pero sí que fuera alguien que creyera que podía confiar en mí, que podía hablar conmigo, que estaba dispuesto a ocuparme de él".
El sacerdote revisaba su congregación a la búsqueda de niños sumisos. "Si demostraban afecto, por los achuchones y ese tipo de cosas, despertaba en mí el impulso de mostrarle cariño", declaró O'Grady.
"Si me sentía bien haciendo eso y él se sentía cómodo abrazándome, y si quería ir más lejos, en esa época habría explorado esa posibilidad", dijo.
"Tendría que trazar algunos planes... asegurarme de que el niño estaba ahí, asegurarme de que estaba solo, y que él no tenía prisa".
O'Grady declaró que tuvo relaciones sexuales con las madres de dos niños de los que había abusado. También dijo que a veces usaba lencería femenina que encontraba entre las ropas donadas a la iglesia.
"Quizás estaba tratando de usar elementos externos para excitarme", dijo.
En 1998, un jurado en Stockton otorgó a una de las víctima de O'Grady 30 millones de dólares, que fueron reducidos más tarde a 7 millones de dólares. Los miembros del jurado dijeron al Times que pensaban que Mahony no era de confiar como testigo y que él había permitido que los abusos de O'Grady continuaran.
Mahony dijo que pensaba que los jurados se equivocaban y que él tomó medidas extraordinarias para proteger a los niños.
Con los años, dijo O'Grady, trató de entender y posiblemente de refrenar su inclinación por los niños -leyendo libros sobre su desviación, visitando un centro residencial de tratamiento para sacerdotes pedófilos y finalmente abriendo su parroquia para las reuniones secretas Sexo-Adictos Anónimos, de modo de poder asistir a ellas.
Tras la libertad de O'Grady y volvió a Irlanda, la diócesis de Stockton le pagó tres años de tratamiento externo, dijo, y también accedió a pagarle 800 dólares al mes durante 10 años a partir de su cumpleaños 65.
"Me gustaría haber tenido a alguien en la diócesis o alguien que hubiera intervenido antes para ayudarme a salir de esta situación tan, tan grave", dijo, "y que me hubiera ayudado a informarme sobre la seriedad del problema que tenía y los que estaba causando".
Cada vez que tocaba los pantalones de un niño, dijo O'Grady, sabía que su conducta era mala, "definitivamente un pecado". Pero había "otra parte de mí diciéndome: No puedo controlar estos deseos, pensamientos, sentimientos'".
Después de abusar de un niño, declaró O'Grady, siempre buscaba a un sacerdote para confesar su pecado.
12 de mayo de 2005
©los angeles times
©traducción mQh
En una declaración filmada en marzo en video de 15 horas Oliver O'Grady describió cómo su corazón se aceleró cuando uno de los esbeltos y traviesos niños que prefería se secaba con la toalla después de nadar. Dijo que también le gustaba levantarle la falda a las niñas y mirar sus bragas.
Cuando le pidieron que demostrara cómo atraería a una de sus 25 víctimas a sus brazos, el ex sacerdote nacido en Irlanda de 59 años suavizó su voz, exhibió una paternal sonrisa y miró directamente a la cámara de video.
"Hola, Sally", improvisó O'Grady. "¿Cómo estás? Ven acá. Te quiero dar un achuchón. Eres un encanto. Ya lo sabes. Eres muy especial para mí. Me gustas mucho".
Si el achuchón no era resistido, dijo O'Grady, consideraría la complacencia del niño como "permiso" para tocarlo.
La declaración fue hecha en conexión con una denuncia presentada contra la diócesis de Stockton sobre supuestos abusos del clero. Mahony, que fue obispo de Stockton de 1980 a 1985 antes de dirigir la arquidiócesis de Los Angeles, heredó a O'Grady, que había confesado años antes haber abusado de una niña de 11 años. En 1984 la policía investigó el informe de un psicólogo de que O'Grady había toqueteado a un niño.
Después de que la policía declinara presentar cargos, Mahony transfirió a O'Grady a una parroquia rural y más tarde lo ascendió a párroco de ahí, donde supuestamente abusó de tres víctimas más, incluyendo a una bebita que sufrió desgarro vaginal, de acuerdo a los abogados del demandante. Mahony dijo que no conocía los informes. Las víctimas adicionales fueron abusadas después de que dejara la diócesis.
"El cardenal actuó basándose en la información de que disponía, lo mismo que el detective de la policía", dijo el abogado de la iglesia, Don Woods.
El abogado del demandante, en Costa-Mesa, John C. Manly tomó la declaración en Irlanda. El sacerdote ahora expulsado de la orden, ciudadano irlandés y nativo de Limerick, fue deportado de Estados Unidos en 2001, después de pasar siete años en una prisión del estado de California por abusar sexualmente de dos hermanos. Vive en Thurles, Irlanda.
Una transcripción de la declaración fue presentada el martes al tribunal del condado de Alameda, donde la diócesis de Stockton está defendiéndose de cuatro demandas acusando a la iglesia de no haber protegido a los feligreses. Manly presentó la transcripción para oponerse a una moción de la iglesia de desechar una de las denuncias.
En el video O'Grady preguntó por qué los funcionarios de la iglesia no lo habían removido del ministerio después de que cometiera los abusos.
"Creo que habría sido probablemente mejor si, en 1984, hubieran dicho: Mire, tenemos que poner fin a esto. Tenemos que despedirte'", dijeron abogados de O'Grady durante el interrogatorio. "Pero según entiendo una situación como la de 1984 fue manejada de la mejor manera posible en esa época".
Woods dijo el martes que O'Grady "no estaba tratando de decir lo que debía haberse hecho. Está diciendo que le gustaría que hubiese sido hecho de manera diferente.
"Es un lamento retrospectivo", dijo.
Abogado de la diócesis de Stockton, Paul Balestracci se negó a hacer comentarios, diciendo que los juicios por los delitos de O'Grady aún estaban en curso.
La declaración de O'Grady ofrece una profunda y a menudo inquietante mirada en la mente de un pedófilo condenado. Sin embargo, varias veces durante la maratónica sesión de preguntas y respuestas fue muchos menos ingenuo.
Se negó a nombrar a alguna de sus 25 víctimas, invocando el derecho del 5ª Enmienda contra la auto inculpación. Al principio negó haber abusado de la niña, y al día siguiente admitió que había mentido y que había abusado de ella. Dijo que su abuso terminó a mediados de los ochenta, pero en su caso se había declarado culpable de acoso recién en 1991.Aunque O'Grady expresó remordimiento por sus abusos, a menudo parecía disfrutar de su video. En un momento guiñó a la cámara.
O'Grady declaró que él había sido abusado de niño por dos sacerdotes en la sacristía de su iglesia. La primera vez cuando tenía 10 años y era monaguillo, dijo.
El sacerdote "empezaba la conversación preguntando cómo estaba, qué haría en el día, y recuerdo que era -me llamaba y comenzada a achucharme, sabes, cariñosamente, en primer lugar.
"Luego me daba vuelta... que quiere decir que yo quedaba con mi espalda hacia él, y entonces bajaba las manos y que tocaba aquí y seguía yendo más abajo".
Cuando estaba creciendo, declaró, estuvo implicado en abusos en su propia familia, tanto como perpetrador que víctima. Y cuando era adolescente, agregó, un sacerdote le hizo toqueteos sexuales.
"En ocasiones, no era una experiencia muy agradable pero era algo normal. Nadie hablaba de esto", dijo. "Yo no lo consideraba como un asunto criminal muy grave".
O'Grady declaró que su propia inclinación sexual por los niños empezó antes de que fuera ordenado sacerdote en 1971.
"Tal como yo entendía la religión en esa época era que todo... lo que tenía que ver con la sexualidad era pecaminoso y es ahí donde empezaron mis conflictos", declaró.
Su primer destino como sacerdote fue la diócesis de Stockton en 1971. Cinco años más tarde, según testificó O'Grady en una declaración anterior, acarició a una niña de 11 años que había conocido en un campo de verano y la invitó a dormir en la rectoría.
"Recuerdo haberme metido a su cama y tratar de acariciarla y tocarla, y sentí que ella se resistía, de manera no verbal, y me quedé un rato más y entonces decidí no seguir adelante. Así me marché a mi propia cama", dijo a los abogados en una declaración de marzo, estimando que no había pasado más de 20 minutos en la cama de la niña.
Los padres de la niña se quejaron al entonces obispo Marlin Guilfoyle, que precedió a Mahony en Stockton. O'Grady declaró que el obispo, ahora muerto, lo enfrentó y él confesó.
O'Grady escribió a la familia una carta de excusas, provocando la ira de Guilfoyle, dijo O'Grady. La carta estaba en el historial personal de O'Grady cuando Mahony asumió el obispado, de acuerdo a documentos judiciales.
O'Grady dijo que no había sufrido repercusiones por su falta.
"La vida simplemente continuó", declaró.
Documentos judiciales muestran que en 1984, cuatro años después de que Mahony fuera nombrado obispo de Stockton, O'Grady dijo a su psicólogo que había acariciado a un niño de 9 años. El psicólogo alertó a funcionarios de bienestar y la policía abrió una investigación.
O'Grady se protegió en la 5ª Enmienda cuando se le preguntó durante la declaración qué había contado al terapeuta. Pero declaró que Mahony estaba fuera de la ciudad en esa época, así que se lo había contado al mano derecha del obispo. Dijo que el funcionario lo envió a hablar con el abogado de la diócesis.
El niño, que estaba durmiendo durante los toqueteos, dijo que no recordaba ningún abuso, y la policía desechó presentar cargos. Sin embargo, documentos judiciales muestran que la policía dijo que un abogado de la diócesis había prometido que O'Grady sería trasladado a otro puesto donde no tendría contacto con niños, y que sería enviado a seguir una terapia.
O'Grady declaró que Mahony lo envió a un psiquiatra para una evaluación, que el cardenal reconoció que era el procedimiento normal de la iglesia en esa época para los casos de sacerdotes pedófilos. Casi inmediatamente después, dijo O'Grady, Mahony lo transfirió a una parroquia en San Andreas, casi a una hora de Stockton. Más tarde Mahony lo nombró párroco.
No había escuela en el nuevo nombramiento, pero O'Grady declaró que había supervisado a cientos de alumnos de catequesis los fines de semanas y después de la escuela.
Mahony declaró en la corte que nunca vio la carta de apología que escribió O'Grady a la familia de su víctima femenina. También dijo que él no conocía los detalles de lo que O'Grady le había contado a su terapeuta y que una vez que la policía desechó hacer cargos en conexión con un niño de 9 años, no vio razones para seguir investigando.
O'Grady "estaba en terapia en esa época", dijo Woods, "y la segunda opinión que pidió la diócesis decía que la terapia era satisfactoria y que debería continuarla.
La segunda opinión no recomendó que fuera removido de su ministerio, ni presentó ningún diagnóstico de pedofilia".Después de años de terapia, dijo O'Grady, se siente acongojado y avergonzado de su inclinación sexual por los niños.
Pero cuando se le preguntó cuál era su "tipo", dio una animada respuesta. "Generalmente un niño que fuera espontáneo, cariñoso, normalmente de 10, 11 años, y que necesitara que alguien lo cuidara. No estoy diciendo que tuviera necesariamente problemas en la familia, pero sí que fuera alguien que creyera que podía confiar en mí, que podía hablar conmigo, que estaba dispuesto a ocuparme de él".
El sacerdote revisaba su congregación a la búsqueda de niños sumisos. "Si demostraban afecto, por los achuchones y ese tipo de cosas, despertaba en mí el impulso de mostrarle cariño", declaró O'Grady.
"Si me sentía bien haciendo eso y él se sentía cómodo abrazándome, y si quería ir más lejos, en esa época habría explorado esa posibilidad", dijo.
"Tendría que trazar algunos planes... asegurarme de que el niño estaba ahí, asegurarme de que estaba solo, y que él no tenía prisa".
O'Grady declaró que tuvo relaciones sexuales con las madres de dos niños de los que había abusado. También dijo que a veces usaba lencería femenina que encontraba entre las ropas donadas a la iglesia.
"Quizás estaba tratando de usar elementos externos para excitarme", dijo.
En 1998, un jurado en Stockton otorgó a una de las víctima de O'Grady 30 millones de dólares, que fueron reducidos más tarde a 7 millones de dólares. Los miembros del jurado dijeron al Times que pensaban que Mahony no era de confiar como testigo y que él había permitido que los abusos de O'Grady continuaran.
Mahony dijo que pensaba que los jurados se equivocaban y que él tomó medidas extraordinarias para proteger a los niños.
Con los años, dijo O'Grady, trató de entender y posiblemente de refrenar su inclinación por los niños -leyendo libros sobre su desviación, visitando un centro residencial de tratamiento para sacerdotes pedófilos y finalmente abriendo su parroquia para las reuniones secretas Sexo-Adictos Anónimos, de modo de poder asistir a ellas.
Tras la libertad de O'Grady y volvió a Irlanda, la diócesis de Stockton le pagó tres años de tratamiento externo, dijo, y también accedió a pagarle 800 dólares al mes durante 10 años a partir de su cumpleaños 65.
"Me gustaría haber tenido a alguien en la diócesis o alguien que hubiera intervenido antes para ayudarme a salir de esta situación tan, tan grave", dijo, "y que me hubiera ayudado a informarme sobre la seriedad del problema que tenía y los que estaba causando".
Cada vez que tocaba los pantalones de un niño, dijo O'Grady, sabía que su conducta era mala, "definitivamente un pecado". Pero había "otra parte de mí diciéndome: No puedo controlar estos deseos, pensamientos, sentimientos'".
Después de abusar de un niño, declaró O'Grady, siempre buscaba a un sacerdote para confesar su pecado.
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