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dementes sin derechos


[Ellen de Visser] Jurídicamente desprotegidos, son sometidos a permanentes maltratos.
Amsterdam, Holanda. Los pacientes dementes son en gran escala amarrados y limitados de otros modos en su libertad. Las instituciones apenas si llevan registro de esta práctica y no la notifican a la Inspección de Sanidad. Por eso se carece de una visión panorámica, los pacientes no gozan de protecciones jurídicas y no hay control. Para terminar con algunas limitaciones de la libertad hay que cambiar la ley.
Así concluye el jurista de sanidad Luuk Arends, del Centro Médico Erasmo, de Rotterdam, en una investigación sobre la posición jurídica de los dementes, con la que obtendrá hoy su diploma de doctor. Arends propone el nombramiento en las instituciones sanitarias de "mini-inspectores" independientes. Ellos deberían controlar si es justificado amarrar a los dementes a una silla, si reciben medicación o si duermen en una litera.
Muchos pacientes dementes ya no tienen familia y por eso carecen de una representante legal que les represente. Si aún tienen familiares, estos se sienten a menudo intimidados y permiten las limitaciones de libertad, descubrió Arends. "Entonces el cuidado médico dice: no podemos hacernos responsables de lo que pueda ocurrir, quizás sería mejor que se quedara usted a dormir aquí. Muchas familias no quieren causar molestias. Tienen miedo de las repercusiones.
Según Arends el derecho de queja apenas si es utilizado, mientras que sí hay suficientes motivos para ello. Los dementes son a menudo amarrados por costumbre o falta de personal.
Las limitaciones de la libertad de movimiento se utilizan en todos los hospitales, en todas las secciones de los hospitales donde son tratados los dementes y en un 70 por ciento de las residencias y clínicas. Casi tres cuartos de los médicos de cabecera con pacientes dementes se ven confrontados con pacientes en casa o en residencias.
Eso es extraordinario porque las limitaciones a la libertad de movimiento sólo son permitidas en los hospitales y en un par de clínicas. Esas instituciones caen bajo la ley BOPZ, que se ocupa de la protección jurídica de los dementes. En otros lugares no existen esas protecciones y las instituciones no están obligadas a notificar a la inspección.
Que los pacientes dementes sean limitados en su libertad de este modo es, según Arends, el resultado del aumento de pacientes. Cada año se agregan en Holanda 16.000 pacientes dementes.
El ministro Hoogervorst de Sanidad quiere redactar una ley, en parte motivado por los consejos de Arends, que regule la limitación de libertad en todo el aparato sanitario. Ahora las instituciones sólo deben notificar las restricciones si el paciente resiste. En ese caso se trata de coerción. Eso casi no ocurre; en 2003 la inspección recibió 349 notificaciones de coerción en la psicogeriatría.
Según la ley, la inspección debe controlar toda notificación de coerción, pero no lo hace, constata Arends. "Queremos ofrecer a la gente los mejores cuidados en la última fase de su vida. Se les puede amarrar sólo si no hay alternativa".

13 de mayo de 2005
©volkskrant
©traducción mQh

1 comentario

adela -

excelente articulo,contener a un anciano demente,es privarnos de libertad a otros,a todos.Las sujecciones acaban con los derechos humanos de las persones y de la sociedad a la que pertenece