hermanos en la resistencia
[Solomon Moore] A Ali lo impulsaba el islam, a Khalid la venganza. Su familia ha pagado el precio de sus opciones.
Bagdad, Iraq. El hermano menor era delgado y serio, un ex guardaespaldas de Saddam Hussein que se convirtió al islam fundamentalista, se dejó crecer barba y rezaba cinco veces al día. El hermano mayor era un vendedor de coches usados al que le gustaban las bromas subidas de tono; hacía viajes periódicos a un hotel de Bagdad para beber.
Los hermanos, Ali y Khalid Mashhandani, crecieron juntos en un suburbio pobre de Mosul, un vecindario de pequeñas casas de piedra con tejados de madera y metal a lo largo del río Eúfrates. Durante años sus senderos se bifurcaron. Eso cambió cuando Ali murió en la Rotonda de Yarmouk en el centro de Mosul.
La historia de los hermanos Mashhandani ofrecen una mirada en la vida de los mortíferos insurgentes árabes sunníes, sus motivos diferentes y las pérdidas que sus acciones han significado para su familia en Mosul, una ciudad norteña que se ha transformado en el bastión de la resistencia.
Con sus convicciones islámicas radicales y su participación en Ansar al Sunna, un grupo militante del norte de Iraq, Ali Jassim Mohammed Mashhandani luchaba por un objetivo ideológico.
"Ali era mucho más serio, con más experiencia", dijo Hania Mashhandani, la hermana de los hombres. "Y era un príncipe mujahedin".
Khalid Mashhandani era más oportunista. Formó su propio grupo de insurgentes no afiliados, dijo la hermana, y empezó a robar coches, a secuestrar por rescate y a contratar a otros para atacar convoyes norteamericanos. Supuestamente violó y mató a dos mujeres iraquíes. Está en una cárcel de Mosul esperando su juicio.
Los hermanos representan dos importantes tendencias en la resistencia: la una organizada, letal y conectada internacionalmente; la otra menos madura y más individualista, pero igualmente peligrosa.
Cuando en enero un convoy americano pasaba retumbando por la Rotonda de Yarmouk, un tiro de rifle estalló como una toz seca y una bala rebotó produciendo un ruido metálico contra el blindaje del Humvee.
La respuesta fue inmediata. Los soldados norteamericanos dispararon ráfagas contra el origen del disparo. Un soldado que manejaba una ametralladora calibre 50 montada en un tanque disparó hacia la acera donde estaba Ali Mashhandani.
Balas del tamaño de un dedo penetraron la pelvis y muslos del hombre de 39 años, pulverizando una de sus piernas. Una bala rompió su riñón y parte de su hígado salió por la espalda. Cuando terminó el fuego, Ali yacía en el polvo, muriendo. Su hermana Hania, que presenció el tiroteó y lo describió para Los Angeles Times en varias entrevistas recientes, dijo que había sido accidental. Insistió en que no sabía quién había disparado contra los norteamericanos.
Aunque los soldados en el terreno ese día no lo sabían, habían herido mortalmente al jefe de una célula local de Ansar al Sunna. Su hermano, dijo Hania, había organizado el atentado suicida de diciembre contra una base norteamericana cerca de Mosul en el que un hombre con uniforme militar iraquí detonó un chaleco-bomba en un comedor de campaña, matando a 22 soldados y guardias privados iraquíes y norteamericanos.
En el funeral de Ali, dijo Habia, su hermano Khalid, 46, abandonó a los deudos para llevar a cabo el primero de sus propios ataques en busca de venganza.
El retrato de los hermanos Mashhandani fue compuesto principalmente a través de entrevistas con Hania, 43, una de sus confidentes más íntimas, pero también se entrevistó a agentes de seguridad iraquíes, funcionarios norteamericanos y de Mosul y vecinos de la localidad.
Una simpatizante, si no miembro de la resistencia, Hania dijo que su contactos estrechos con sus hermanos la habían transformado en una fugitiva de la justicia iraquí, "aunque no soy culpable de nada, excepto que soy la hermana de Khalid y Ali".
Otra hermana, Khalida, desaprobaba sus actividades. Suha Butrus, profesora universitaria y amiga de Khalida, dijo: "Khalida era mi mejor amiga y se quejaba siempre de lo que hacían Khalid y Ali. Khalida quería que sus hermanos volvieran a llevar una vida normal".
Los Mashhandani son de Hamman al Alil, un suburbio de Mosul desprovisto de cualquier forma de policía organizada o gobierno que se ha transformado en un bastión de los insurgentes sunníes musulmanes.
Ali participó en la guerra de Irán-Iraq en los años ochenta y luego se unió al cuerpo de guardaespaldas de Hussein, dijo Hania. Pero a principios de los noventa, se había desilusionado del Partido Baaz.
Hania dijo que su hermano empezó a pasar largas horas en la mezquita de Hamman al Alil y finalmente se unió al ultra-conservador movimiento wahhabi del islam, que aboga por el retorno de una proclamada pureza de las primitivas comunidades musulmanas. Sus colegas baazistas en la guardia especial sospechaban del novedoso despliegue de religiosidad de Ali -su barba y sus cinco oraciones diarias- y finalmente lo echaron, dijo Hania.
Hace varios años, dijo Hania, Ali se hizo miembro de Ansar al Islam, el grupo originario de Ansar al Sunna. El grupo es conocido por haber organizado ataques con Al Qaeda y ha reivindicado su responsabilidad por varios secuestros, decapitaciones filmadas en video y mortíferos atentados contra fuerzas norteamericanas e iraquíes, incluyendo el atentado con coche-bomba del 4 de mayo contra una estación de reclutamiento de la policía iraquí en Irbil que mató al menos a 60 personas.
Cuando invadieron los norteamericanos, dijo Hania, su hermano estaba inicialmente feliz de que Hussein hubiera sido derrocado. Pero a medida que pasaba el tiempo se fue enfadando con la ocupación norteamericana y las libertades resultantes que se tomaron muchos iraquíes.
"Decía que la ocupación daba demasiada libertad a los iraquíes. Decía que la ocupación había reabierto las tiendas de licores y permitía que las mujeres salieran de sus casas. Ali se oponía a todo eso", dijo Hania.
Fundó una célula cuyos miembros fluctuaban entre 10 y 20 hombres. La célula compró armas -ametralladoras, lanzagranadas, minas antipersonales y otros explosivos- de gente que había saqueado los numerosos arsenales de municiones de Hussein después de la invasión, dijo Hania. Montaron la mayor parte de sus ataques en Mosul, la tercera ciudad de Iraq.
"En su primera operación impactó en dos Humvees. Eso fue en el verano de 2003 -lo mostraron por televisión", dijo Hania. El grupo de Ali también atacó convoyes norteamericanos con lanzagranadas en el centro de Mosul, en una avenida que los vecinos llaman "la Calle de la Muerte".
"Y colocaba bombas-trampa en camiones cisternas que explotaban entre las tropas americanas", dijo.
"A veces se reunían con otros grupos", dijo, agregando que ocasionalmente en casa de Ali alojaban combatientes extranjeros. "No decía quién daba las órdenes, pero una vez le dijo a Khalid: No es decisión nuestra. Cuando recibimos órdenes de atacar, atacamos. Cuando recibimos órdenes de dejar de pelear, dejamos de pelear'".
En octubre de 2003, Ali fue detenido por filmar bases militares norteamericanas en Iraq, dijo Hania, y fue detenido en la prisión de Abu Ghraib al oeste de Bagdad.
El teniente coronel del ejército, Guy Rudisill, confirmó que Ali había sido "detenido como un riesgo de seguridad" el 23 de octubre de 2003, pero se negó a especificar los cargos. Ali pasó seis meses en Abu Ghraib antes de ser trasladado al centro de detención del Campamento Bucca en el sur de Iraq.
En octubre fue dejado en libertad por decisión unánime de la Comisión Conjunta de Revisión, un comité formado por seis funcionarios oficiales iraquíes y tres funcionarios militares de la coalición que decide qué detenidos son peligrosos y quiénes son dejados en libertad.
Rudisill dijo que el historial de Ali no mencionaba su participación en Ansar al Sunna ni los ataques contra tropas americanas. Él y otros oficiales norteamericanos se negaron a tratar detalles de su liberación.
Una vez libre, Ali mencionó su renovado odio por Estados Unidos.
"Decía: Los americanos nos han insultado y maltratado. Cuando nos despertaban, nos daban de patadas. En el invierno no obligaban a sacarnos la ropa y nos arrojaban agua. Cuando hacía calor, nos obligaban a quedarnos fuera'", dijo Hania.
"Después de que lo dejaran en libertad de la cárcel de Bucca, Khalid le dijo que los norteamericanos lo estaban vigilando", dijo. "Pero no quiso escuchar. Acostumbraba decirle a Khalid: Antes de ir a la cárcel yo peleaba con mis manos contra los norteamericanos. Ahora voy a pelear con mis manos, mis pies y mis dientes".
Tras la liberación de su hermano, Khalid trató de persuadirlo de que dejara los ataques.
"Khalid le decía que dejara de resistir", dijo Hania. "Le preguntaba: ¿Eres el único iraquí que puede resistir a los norteamericanos?'"
Todo eso cambió cuando Ali fue matado por tropas norteamericanas a poca distancia de la casa de Khalid, dijo Hania.
"¿Quieres saber por qué Khalid se unió a la resistencia?", preguntó. "Fue porque Ali murió lentamente. Estaba pidiendo ayuda y el soldado no dejó que Khalid se acercara a él. Estuvo tirado en la calle durante una hora. Cuando logramos acercarnos, ya no se movía".
Khalid realmente no estaba hecho para la resistencia, dijo Hania. Aunque aprendió sobre municiones y a manejar armas durante su servicio en la guerra de Irán-Iraq, no era un extremista. Más bien, era un vendedor y un mediador tribal, experto en negociaciones y compromisos. No rezaba cinco veces al día, dijo su hermana.
Khalid no era jefe de una célula organizada, dijo Hania. "Hacía las operaciones él mismo y creó su propio grupo. Eran todos nuevos en la resistencia y todos querían vengar la muerte de Ali".
El grupo de Khalid era menos una célula insurgente que una banda variopinta de delincuentes comunes, dicen las autoridades iraquíes. Un miembro gestionaba un hotel de Mosul. Otro, unos baños públicos.
Varios supuestos miembros de la banda fueron mostrados en un popular programa de la televisión iraquí que transmite las confesiones de sospechosos de terrorismo. Funcionarios de derechos humanos en Iraq se han quejado de que muchas de las confesiones son obtenidas bajo coerción e incluyen detalles, tales como actos homosexuales, que tienen por intención humillar a los sospechosos.
Uno de los acusados, Ahmed Jassim Tali, contó que el grupo de Khalid secuestró y mató a mujeres que Khalid consideraba que eran promiscuas.
Hania negó que Khalid hubiera participado en ataques contra otros iraquíes, pero dijo que él había secuestrado a gente por rescate y al menos en dos ocasiones pagó con coches usados a la gente que atacó convoyes norteamericanos.
"Nuestra madre trataba de decirle: ¿Cómo puedes hacer todas esas cosas tan poco después de que mataran a tu hermano?'", dijo Hania. "¿Quieres destruir a tu familia, como Ali destruyó a la suya?'"
A comienzos de marzo unidades militares americanas e iraquíes habían allanado las casas de la familia de Khalid varias veces, pero él se había escapado a Siria, dijo Hania.
"Han detenido a tres familiares", dijo Hania, que insistió en que ni ella ni otros parientes han participado en la resistencia. Su marido, un hermano llamado Hani y su hermana Khalida fueron detenidos todos. Dijo que las autoridades iraquíes habían golpeado a su hermana en las piernas y en la espalda con cables de teléfono para obligarla a identificar a los cómplices de Khalid y confesar que había organizado las operaciones terroristas de Khalid cuando este se encontraba en Siria.
Khalida fue exonerada públicamente el mes pasado después de sus acusaciones sobre maltratos policiales salieran a la luz. Khalid volvió a Iraq el mes pasado y se entregó.
"Khalid envió un mensaje con nosotros al jefe de policía de Mosul de que se entregaría para probar que su familia no ha hecho nada", dijo Hania. "Khalid será encarcelado y quizás ejecutado, pero se sacrificará a sí mismo por su familia".
Hania dijo que todavía quería que los norteamericanos se marcharan, pero también reconoció que la resistencia se ha cobrado un precio entre sus seres queridos.
"Sí, estoy orgullosa de Ali. Era un héroe. Pero se perdió a sí mismo y no ganó nada -y dejó sola a su familia", dijo. "Y Khalid está en prisión. No vale la pena".
19 de mayo de 2005
©los angeles times
©traducción mQh
Los hermanos, Ali y Khalid Mashhandani, crecieron juntos en un suburbio pobre de Mosul, un vecindario de pequeñas casas de piedra con tejados de madera y metal a lo largo del río Eúfrates. Durante años sus senderos se bifurcaron. Eso cambió cuando Ali murió en la Rotonda de Yarmouk en el centro de Mosul.
La historia de los hermanos Mashhandani ofrecen una mirada en la vida de los mortíferos insurgentes árabes sunníes, sus motivos diferentes y las pérdidas que sus acciones han significado para su familia en Mosul, una ciudad norteña que se ha transformado en el bastión de la resistencia.
Con sus convicciones islámicas radicales y su participación en Ansar al Sunna, un grupo militante del norte de Iraq, Ali Jassim Mohammed Mashhandani luchaba por un objetivo ideológico.
"Ali era mucho más serio, con más experiencia", dijo Hania Mashhandani, la hermana de los hombres. "Y era un príncipe mujahedin".
Khalid Mashhandani era más oportunista. Formó su propio grupo de insurgentes no afiliados, dijo la hermana, y empezó a robar coches, a secuestrar por rescate y a contratar a otros para atacar convoyes norteamericanos. Supuestamente violó y mató a dos mujeres iraquíes. Está en una cárcel de Mosul esperando su juicio.
Los hermanos representan dos importantes tendencias en la resistencia: la una organizada, letal y conectada internacionalmente; la otra menos madura y más individualista, pero igualmente peligrosa.
Cuando en enero un convoy americano pasaba retumbando por la Rotonda de Yarmouk, un tiro de rifle estalló como una toz seca y una bala rebotó produciendo un ruido metálico contra el blindaje del Humvee.
La respuesta fue inmediata. Los soldados norteamericanos dispararon ráfagas contra el origen del disparo. Un soldado que manejaba una ametralladora calibre 50 montada en un tanque disparó hacia la acera donde estaba Ali Mashhandani.
Balas del tamaño de un dedo penetraron la pelvis y muslos del hombre de 39 años, pulverizando una de sus piernas. Una bala rompió su riñón y parte de su hígado salió por la espalda. Cuando terminó el fuego, Ali yacía en el polvo, muriendo. Su hermana Hania, que presenció el tiroteó y lo describió para Los Angeles Times en varias entrevistas recientes, dijo que había sido accidental. Insistió en que no sabía quién había disparado contra los norteamericanos.
Aunque los soldados en el terreno ese día no lo sabían, habían herido mortalmente al jefe de una célula local de Ansar al Sunna. Su hermano, dijo Hania, había organizado el atentado suicida de diciembre contra una base norteamericana cerca de Mosul en el que un hombre con uniforme militar iraquí detonó un chaleco-bomba en un comedor de campaña, matando a 22 soldados y guardias privados iraquíes y norteamericanos.
En el funeral de Ali, dijo Habia, su hermano Khalid, 46, abandonó a los deudos para llevar a cabo el primero de sus propios ataques en busca de venganza.
El retrato de los hermanos Mashhandani fue compuesto principalmente a través de entrevistas con Hania, 43, una de sus confidentes más íntimas, pero también se entrevistó a agentes de seguridad iraquíes, funcionarios norteamericanos y de Mosul y vecinos de la localidad.
Una simpatizante, si no miembro de la resistencia, Hania dijo que su contactos estrechos con sus hermanos la habían transformado en una fugitiva de la justicia iraquí, "aunque no soy culpable de nada, excepto que soy la hermana de Khalid y Ali".
Otra hermana, Khalida, desaprobaba sus actividades. Suha Butrus, profesora universitaria y amiga de Khalida, dijo: "Khalida era mi mejor amiga y se quejaba siempre de lo que hacían Khalid y Ali. Khalida quería que sus hermanos volvieran a llevar una vida normal".
Los Mashhandani son de Hamman al Alil, un suburbio de Mosul desprovisto de cualquier forma de policía organizada o gobierno que se ha transformado en un bastión de los insurgentes sunníes musulmanes.
Ali participó en la guerra de Irán-Iraq en los años ochenta y luego se unió al cuerpo de guardaespaldas de Hussein, dijo Hania. Pero a principios de los noventa, se había desilusionado del Partido Baaz.
Hania dijo que su hermano empezó a pasar largas horas en la mezquita de Hamman al Alil y finalmente se unió al ultra-conservador movimiento wahhabi del islam, que aboga por el retorno de una proclamada pureza de las primitivas comunidades musulmanas. Sus colegas baazistas en la guardia especial sospechaban del novedoso despliegue de religiosidad de Ali -su barba y sus cinco oraciones diarias- y finalmente lo echaron, dijo Hania.
Hace varios años, dijo Hania, Ali se hizo miembro de Ansar al Islam, el grupo originario de Ansar al Sunna. El grupo es conocido por haber organizado ataques con Al Qaeda y ha reivindicado su responsabilidad por varios secuestros, decapitaciones filmadas en video y mortíferos atentados contra fuerzas norteamericanas e iraquíes, incluyendo el atentado con coche-bomba del 4 de mayo contra una estación de reclutamiento de la policía iraquí en Irbil que mató al menos a 60 personas.
Cuando invadieron los norteamericanos, dijo Hania, su hermano estaba inicialmente feliz de que Hussein hubiera sido derrocado. Pero a medida que pasaba el tiempo se fue enfadando con la ocupación norteamericana y las libertades resultantes que se tomaron muchos iraquíes.
"Decía que la ocupación daba demasiada libertad a los iraquíes. Decía que la ocupación había reabierto las tiendas de licores y permitía que las mujeres salieran de sus casas. Ali se oponía a todo eso", dijo Hania.
Fundó una célula cuyos miembros fluctuaban entre 10 y 20 hombres. La célula compró armas -ametralladoras, lanzagranadas, minas antipersonales y otros explosivos- de gente que había saqueado los numerosos arsenales de municiones de Hussein después de la invasión, dijo Hania. Montaron la mayor parte de sus ataques en Mosul, la tercera ciudad de Iraq.
"En su primera operación impactó en dos Humvees. Eso fue en el verano de 2003 -lo mostraron por televisión", dijo Hania. El grupo de Ali también atacó convoyes norteamericanos con lanzagranadas en el centro de Mosul, en una avenida que los vecinos llaman "la Calle de la Muerte".
"Y colocaba bombas-trampa en camiones cisternas que explotaban entre las tropas americanas", dijo.
"A veces se reunían con otros grupos", dijo, agregando que ocasionalmente en casa de Ali alojaban combatientes extranjeros. "No decía quién daba las órdenes, pero una vez le dijo a Khalid: No es decisión nuestra. Cuando recibimos órdenes de atacar, atacamos. Cuando recibimos órdenes de dejar de pelear, dejamos de pelear'".
En octubre de 2003, Ali fue detenido por filmar bases militares norteamericanas en Iraq, dijo Hania, y fue detenido en la prisión de Abu Ghraib al oeste de Bagdad.
El teniente coronel del ejército, Guy Rudisill, confirmó que Ali había sido "detenido como un riesgo de seguridad" el 23 de octubre de 2003, pero se negó a especificar los cargos. Ali pasó seis meses en Abu Ghraib antes de ser trasladado al centro de detención del Campamento Bucca en el sur de Iraq.
En octubre fue dejado en libertad por decisión unánime de la Comisión Conjunta de Revisión, un comité formado por seis funcionarios oficiales iraquíes y tres funcionarios militares de la coalición que decide qué detenidos son peligrosos y quiénes son dejados en libertad.
Rudisill dijo que el historial de Ali no mencionaba su participación en Ansar al Sunna ni los ataques contra tropas americanas. Él y otros oficiales norteamericanos se negaron a tratar detalles de su liberación.
Una vez libre, Ali mencionó su renovado odio por Estados Unidos.
"Decía: Los americanos nos han insultado y maltratado. Cuando nos despertaban, nos daban de patadas. En el invierno no obligaban a sacarnos la ropa y nos arrojaban agua. Cuando hacía calor, nos obligaban a quedarnos fuera'", dijo Hania.
"Después de que lo dejaran en libertad de la cárcel de Bucca, Khalid le dijo que los norteamericanos lo estaban vigilando", dijo. "Pero no quiso escuchar. Acostumbraba decirle a Khalid: Antes de ir a la cárcel yo peleaba con mis manos contra los norteamericanos. Ahora voy a pelear con mis manos, mis pies y mis dientes".
Tras la liberación de su hermano, Khalid trató de persuadirlo de que dejara los ataques.
"Khalid le decía que dejara de resistir", dijo Hania. "Le preguntaba: ¿Eres el único iraquí que puede resistir a los norteamericanos?'"
Todo eso cambió cuando Ali fue matado por tropas norteamericanas a poca distancia de la casa de Khalid, dijo Hania.
"¿Quieres saber por qué Khalid se unió a la resistencia?", preguntó. "Fue porque Ali murió lentamente. Estaba pidiendo ayuda y el soldado no dejó que Khalid se acercara a él. Estuvo tirado en la calle durante una hora. Cuando logramos acercarnos, ya no se movía".
Khalid realmente no estaba hecho para la resistencia, dijo Hania. Aunque aprendió sobre municiones y a manejar armas durante su servicio en la guerra de Irán-Iraq, no era un extremista. Más bien, era un vendedor y un mediador tribal, experto en negociaciones y compromisos. No rezaba cinco veces al día, dijo su hermana.
Khalid no era jefe de una célula organizada, dijo Hania. "Hacía las operaciones él mismo y creó su propio grupo. Eran todos nuevos en la resistencia y todos querían vengar la muerte de Ali".
El grupo de Khalid era menos una célula insurgente que una banda variopinta de delincuentes comunes, dicen las autoridades iraquíes. Un miembro gestionaba un hotel de Mosul. Otro, unos baños públicos.
Varios supuestos miembros de la banda fueron mostrados en un popular programa de la televisión iraquí que transmite las confesiones de sospechosos de terrorismo. Funcionarios de derechos humanos en Iraq se han quejado de que muchas de las confesiones son obtenidas bajo coerción e incluyen detalles, tales como actos homosexuales, que tienen por intención humillar a los sospechosos.
Uno de los acusados, Ahmed Jassim Tali, contó que el grupo de Khalid secuestró y mató a mujeres que Khalid consideraba que eran promiscuas.
Hania negó que Khalid hubiera participado en ataques contra otros iraquíes, pero dijo que él había secuestrado a gente por rescate y al menos en dos ocasiones pagó con coches usados a la gente que atacó convoyes norteamericanos.
"Nuestra madre trataba de decirle: ¿Cómo puedes hacer todas esas cosas tan poco después de que mataran a tu hermano?'", dijo Hania. "¿Quieres destruir a tu familia, como Ali destruyó a la suya?'"
A comienzos de marzo unidades militares americanas e iraquíes habían allanado las casas de la familia de Khalid varias veces, pero él se había escapado a Siria, dijo Hania.
"Han detenido a tres familiares", dijo Hania, que insistió en que ni ella ni otros parientes han participado en la resistencia. Su marido, un hermano llamado Hani y su hermana Khalida fueron detenidos todos. Dijo que las autoridades iraquíes habían golpeado a su hermana en las piernas y en la espalda con cables de teléfono para obligarla a identificar a los cómplices de Khalid y confesar que había organizado las operaciones terroristas de Khalid cuando este se encontraba en Siria.
Khalida fue exonerada públicamente el mes pasado después de sus acusaciones sobre maltratos policiales salieran a la luz. Khalid volvió a Iraq el mes pasado y se entregó.
"Khalid envió un mensaje con nosotros al jefe de policía de Mosul de que se entregaría para probar que su familia no ha hecho nada", dijo Hania. "Khalid será encarcelado y quizás ejecutado, pero se sacrificará a sí mismo por su familia".
Hania dijo que todavía quería que los norteamericanos se marcharan, pero también reconoció que la resistencia se ha cobrado un precio entre sus seres queridos.
"Sí, estoy orgullosa de Ali. Era un héroe. Pero se perdió a sí mismo y no ganó nada -y dejó sola a su familia", dijo. "Y Khalid está en prisión. No vale la pena".
19 de mayo de 2005
©los angeles times
©traducción mQh
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