resistencia propone negociaciones
[Karl Vick] Importante cambio incluye un renovado interés en las elecciones de enero. Resistencia nacionalista participaría en elecciones si tropas norteamericanas no atacan Faluya. Líderes exigen presencia de observadores árabes. Combatientes extranjeros ya habrían abandonado Faluya.
Bagdad, Iraq. Mientras los marines apresuran las preparaciones de las ofensivas militares contra dos importantes ciudades iraquíes, varios líderes musulmanes sunníes han propuesto un plan para restablecer el orden en esas áreas mediante medios pacíficos, con la promesa de reducir la resistencia en una gran sección del país.
Algunos de los grupos que han hecho la propuesta han alentado la resistencia violenta en el centro, oeste y norte de Iraq. Los grupos dicen que retirarán su apoyo a la violencia si el gobierno interino iraquí da garantías a los líderes sunníes, preocupados de las elecciones nacionales que se programan para fines de enero.
Los sunníes han hecho seis propuestas, incluyendo la demanda de que las tropas estadounidenses permanezcan confinadas en sus bases el mes anterior a la votación. Semejante y ambiciosa exigencia, que algunos de sus defensores reconocen que no es probable que sea satisfecha y está abierta a negociaciones, representa un dramático cambio en los grupos sunníes que se oponen a la operación estadounidense en Iraq.
Hasta ahora, grupos como la Asociación de Académicos Musulmanes, que apoya la nueva propuesta, han insistido en que las elecciones no serán consideradas legítimas hasta que las tropas occidentales no abandonen Iraq. La asociación ha amenazado repetidas veces con llamar a boicotear las elecciones a través de altavoces en las mezquitas sunníes de Iraq, que son representadas por la asociación.
"Tomamos una iniciativa con respecto a las elecciones. Ha sido acogida por la gente que apoya el boicot", dijo Wamidh Nadhmi, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Bagdad y portavoz de la iniciativa. "Dijeron que si esas condiciones son aceptadas por los norteamericanos, ellos participarían en las elecciones".
La embajada estadounidense en Bagdad no reaccionó ante la propuesta, que recibieron esta semana. Un diplomático occidental enfatizó que toda decisión debe ser tomada por el gobierno interino iraquí.
En entrevistas separadas, altos funcionarios estadounidenses e iraquíes se mostraron en privado escépticos sobre el ofrecimiento y señalaron que no era probable evitar la ofensiva militar contra Faluya y Ramadi, que los comandantes dijeron que podía comenzar en cualquier momento.
"Parece que no lo entienden. Su monopolio del poder terminó", dijo un alto funcionario del gobierno iraquí, refiriéndose al gobierno del presidente Saddam Hussein dominado por los sunníes. "Uno se pregunta si acaso esos elementos representan a la mayoría de la población sunní. Representan la nostalgia por el pasado, pero ciertamente no una visión del futuro".
Algunos antiguos funcionarios con experiencia en Iraq calificaron la propuesta sunní de un progreso que podría no solamente evitar el asalto de Faluya, sino también sus secuelas violentas, cuando los insurgentes prosigan su resistencia en otro lugar.
"Lo más importante que sabemos sobre la resistencia es que no se la derrota solamente con medios militares", dijo Larry Diamond, que prestó servicios para el gobierno de la ocupación norteamericana. "Cuando tratas de hacerlo, puedes ganar la batalla y perder la guerra. La resistencia en el territorio sunní cuenta con un amplio apoyo, y no creo que podamos en esta parte del país derrotar a la resistencia sólo con medios militares. Creo que nos tendremos que enfrentarnos a una resistencia prolongada que se hará peor si continuamos con el plan de convocar a elecciones" que muchos sunníes boicotearán.
"Esos grupos", dijo Diamond, "deben recibir una prueba de que les conviene participar en el proceso electoral".
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, en una carta al presidente Bush dada a conocer el viernes, advirtió que un ataque contra Faluya "podría interrumpir gravemente la transición política de Iraq".
"Convencer a los elementos que ahora están alejados, o se muestran escépticos del proceso de transición para competir políticamente es clave para crear un contexto político y de seguridad que inspire confianza a todos los iraquíes", escribió Annan.
Funcionarios iraquíes y norteamericanos también mencionaron las inminentes elecciones como una razón para emprender acciones militares. Faluya ha estado en manos de la resistencia desde abril. Se mueven libremente en Ramadi, la capital provincial a 48 kilómetros al oeste. En la mayor parte del resto del país la inscripción de los votantes comenzó esta semana, y los funcionarios dicen que la legitimidad de unas elecciones ostensiblemente nacionales se verá socavada si no pueden participar en ellas los habitantes del Triángulo Sunní.
La minoría árabe sunní de Iraq, concentrada geográficamente en el centro del país, fue privilegiada durante el régimen de Hussein. Pero los sunníes estuvieron claramente sub-representados en el Consejo de Gobierno instalado por la ocupación norteamericana y en el gobierno interino que tomó el poder de ese Consejo a fines de junio.
Las elecciones podrían corregir ese desequilibrio, pero muchos observadores dicen que la mayoría musulmana chií de la población -largo tiempo privada de derechos civiles y ansiosa de asumir un poder elegido- está mejor organizada, es más grande, y utiliza cada ventaja. El jueves, la junta electoral anunció que los iraquíes que viven en el extranjero podrán votar. La controvertida decisión es considerada como una medida que favorece a los chiíes, que huyeron al exilio durante el régimen de Hussein.
Nadhmi, el profesor, enfatizó que los grupos que apoyan la propuesta, que se reunieron bajo el paraguas del Congreso Legislativo Nacional Iraquí [Iraqi National Founding Conference], que incluye a chiíes y cristianos. Pero el grueso del Congreso representa intereses sunníes. Incluyen al Partido Nacionalista Iraquí, que tiene raíces pan-árabes; al Partido por la Reforma Democrática, dominada por miembros del Partido Baaz de Hussein, ahora en el exilio en Siria; y por la Asociación de Académicos Musulmanes, que dice representar a las mezquitas sunníes de Iraq y que ha apoyado frecuentemente llamados a la resistencia.
"Esta iniciativa es muy importante", dijo un funcionario involucrado en el establecimiento del gobierno de transición, que pidió no ser identificado debido a lo delicado del tema. "Ya no dicen: No participaremos porque el país está ocupado'. Están diciendo: El gobierno no es representativo. El único modo de corregirlo es participando en las elecciones'".
"Si estudias sus exigencias, verás que no son imposibles. Son cosas que pueden ser discutidas".
Varias de las demandas se derivan del escepticismo sobre la recién instalada junta electoral de Iraq, una agencia poco publicitada establecida por funcionarios estadounidenses y de la ONU. El grupo sunní pide que la junta sea reconstituida con prominente jueces iraquíes "conocidos por su honestidad", y quiere que las labores de la junta sean controladas por observadores electorales de otros países árabes y musulmanes.
El grupo también quiere revocar las reglas electorales que impiden que importantes baazistas se presenten como candidatos, diciendo que las normas internacionales sólo excluyen a gente condenadas por sus delitos. Ayad Allawi, el primer ministro interino, ha anulado algunos aspectos del programa de desbaazificación' iniciado por L. Paul Bremer, el administrador del gobierno de la ocupación norteamericana, pero la prohibición de los candidatos baazistas sigue en vigor.
"Hay una posibilidad de que se presente una lista baazista", reconoció Diamond, el antiguo funcionario del gobierno de la ocupación. "Pero esa gente es dura. Yo preferiría que participaran pacíficamente en las elecciones y que ganaran algunos escaños en el parlamento, porque de otro modo estarán en la calle pagándole a gente para que pongan bombas improvisadas contra nuestras tropas".
Lo más difícil para los funcionarios iraquíes y estadounidenses es la demanda de que las tropas norteamericanas y extranjeras se mantengan alejadas de las grandes ciudades durante enero. La inseguridad es un grave problema en todo Iraq, y la policía iraquí y otras fuerzas no han sido capaces de controlar algunas áreas.
El panorama se complica por la presencia de combatientes extranjeros cuya intención es llevar a cabo ataques violentos. A pesar de las tensiones con los insurgentes iraquíes nacionalistas, los habitantes de Faluya han dicho que los combatientes extranjeros continúan mezclándose con la resistencia nacional. Las negociaciones entre el gobierno de Allawi y los líderes de Faluya se interrumpieron debido a la incapacidad o negativa de la ciudad a expulsar a los combatientes extranjeros.
Un partidario de la nueva iniciativa dijo que los sunníes iraquíes podrían persuadir a los extranjeros de que abandonen la ciudad, aunque puede tomar tiempo. Dijo que los ataques contra tropas estadounidenses e iraquíes se reducirían más pronto si cantidades significativas de antiguos baazistas creyeran que les conviene un "nuevo Iraq".
"Todos están de acuerdo en que ellos son la espina dorsal de la resistencia, y esos grupos tienen autoridad moral sobre los extranjeros", dijo el funcionario, que estuvo involucrado en la guerra de Iraq.
Diamond reconoció que la propuesta tenía riesgos y que podría haber sido hecha demasiado tarde para convencer a los funcionarios estadounidenses e iraquíes "que creen que es tiempo de entrar y pegar algunas patadas".
Pero agregó: "Si hay alguna posibilidad [de aceptar negociaciones] significaría el comienzo de una transformación política que podría cambiar la situación en el terreno, y deberíamos aprovecharla. Sobre todo porque se dice que muchos de los combatientes extranjeros ya han abandonado Faluya".
6 de noviembre de 2004
©washington post
©traducción mQh
Algunos de los grupos que han hecho la propuesta han alentado la resistencia violenta en el centro, oeste y norte de Iraq. Los grupos dicen que retirarán su apoyo a la violencia si el gobierno interino iraquí da garantías a los líderes sunníes, preocupados de las elecciones nacionales que se programan para fines de enero.
Los sunníes han hecho seis propuestas, incluyendo la demanda de que las tropas estadounidenses permanezcan confinadas en sus bases el mes anterior a la votación. Semejante y ambiciosa exigencia, que algunos de sus defensores reconocen que no es probable que sea satisfecha y está abierta a negociaciones, representa un dramático cambio en los grupos sunníes que se oponen a la operación estadounidense en Iraq.
Hasta ahora, grupos como la Asociación de Académicos Musulmanes, que apoya la nueva propuesta, han insistido en que las elecciones no serán consideradas legítimas hasta que las tropas occidentales no abandonen Iraq. La asociación ha amenazado repetidas veces con llamar a boicotear las elecciones a través de altavoces en las mezquitas sunníes de Iraq, que son representadas por la asociación.
"Tomamos una iniciativa con respecto a las elecciones. Ha sido acogida por la gente que apoya el boicot", dijo Wamidh Nadhmi, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Bagdad y portavoz de la iniciativa. "Dijeron que si esas condiciones son aceptadas por los norteamericanos, ellos participarían en las elecciones".
La embajada estadounidense en Bagdad no reaccionó ante la propuesta, que recibieron esta semana. Un diplomático occidental enfatizó que toda decisión debe ser tomada por el gobierno interino iraquí.
En entrevistas separadas, altos funcionarios estadounidenses e iraquíes se mostraron en privado escépticos sobre el ofrecimiento y señalaron que no era probable evitar la ofensiva militar contra Faluya y Ramadi, que los comandantes dijeron que podía comenzar en cualquier momento.
"Parece que no lo entienden. Su monopolio del poder terminó", dijo un alto funcionario del gobierno iraquí, refiriéndose al gobierno del presidente Saddam Hussein dominado por los sunníes. "Uno se pregunta si acaso esos elementos representan a la mayoría de la población sunní. Representan la nostalgia por el pasado, pero ciertamente no una visión del futuro".
Algunos antiguos funcionarios con experiencia en Iraq calificaron la propuesta sunní de un progreso que podría no solamente evitar el asalto de Faluya, sino también sus secuelas violentas, cuando los insurgentes prosigan su resistencia en otro lugar.
"Lo más importante que sabemos sobre la resistencia es que no se la derrota solamente con medios militares", dijo Larry Diamond, que prestó servicios para el gobierno de la ocupación norteamericana. "Cuando tratas de hacerlo, puedes ganar la batalla y perder la guerra. La resistencia en el territorio sunní cuenta con un amplio apoyo, y no creo que podamos en esta parte del país derrotar a la resistencia sólo con medios militares. Creo que nos tendremos que enfrentarnos a una resistencia prolongada que se hará peor si continuamos con el plan de convocar a elecciones" que muchos sunníes boicotearán.
"Esos grupos", dijo Diamond, "deben recibir una prueba de que les conviene participar en el proceso electoral".
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, en una carta al presidente Bush dada a conocer el viernes, advirtió que un ataque contra Faluya "podría interrumpir gravemente la transición política de Iraq".
"Convencer a los elementos que ahora están alejados, o se muestran escépticos del proceso de transición para competir políticamente es clave para crear un contexto político y de seguridad que inspire confianza a todos los iraquíes", escribió Annan.
Funcionarios iraquíes y norteamericanos también mencionaron las inminentes elecciones como una razón para emprender acciones militares. Faluya ha estado en manos de la resistencia desde abril. Se mueven libremente en Ramadi, la capital provincial a 48 kilómetros al oeste. En la mayor parte del resto del país la inscripción de los votantes comenzó esta semana, y los funcionarios dicen que la legitimidad de unas elecciones ostensiblemente nacionales se verá socavada si no pueden participar en ellas los habitantes del Triángulo Sunní.
La minoría árabe sunní de Iraq, concentrada geográficamente en el centro del país, fue privilegiada durante el régimen de Hussein. Pero los sunníes estuvieron claramente sub-representados en el Consejo de Gobierno instalado por la ocupación norteamericana y en el gobierno interino que tomó el poder de ese Consejo a fines de junio.
Las elecciones podrían corregir ese desequilibrio, pero muchos observadores dicen que la mayoría musulmana chií de la población -largo tiempo privada de derechos civiles y ansiosa de asumir un poder elegido- está mejor organizada, es más grande, y utiliza cada ventaja. El jueves, la junta electoral anunció que los iraquíes que viven en el extranjero podrán votar. La controvertida decisión es considerada como una medida que favorece a los chiíes, que huyeron al exilio durante el régimen de Hussein.
Nadhmi, el profesor, enfatizó que los grupos que apoyan la propuesta, que se reunieron bajo el paraguas del Congreso Legislativo Nacional Iraquí [Iraqi National Founding Conference], que incluye a chiíes y cristianos. Pero el grueso del Congreso representa intereses sunníes. Incluyen al Partido Nacionalista Iraquí, que tiene raíces pan-árabes; al Partido por la Reforma Democrática, dominada por miembros del Partido Baaz de Hussein, ahora en el exilio en Siria; y por la Asociación de Académicos Musulmanes, que dice representar a las mezquitas sunníes de Iraq y que ha apoyado frecuentemente llamados a la resistencia.
"Esta iniciativa es muy importante", dijo un funcionario involucrado en el establecimiento del gobierno de transición, que pidió no ser identificado debido a lo delicado del tema. "Ya no dicen: No participaremos porque el país está ocupado'. Están diciendo: El gobierno no es representativo. El único modo de corregirlo es participando en las elecciones'".
"Si estudias sus exigencias, verás que no son imposibles. Son cosas que pueden ser discutidas".
Varias de las demandas se derivan del escepticismo sobre la recién instalada junta electoral de Iraq, una agencia poco publicitada establecida por funcionarios estadounidenses y de la ONU. El grupo sunní pide que la junta sea reconstituida con prominente jueces iraquíes "conocidos por su honestidad", y quiere que las labores de la junta sean controladas por observadores electorales de otros países árabes y musulmanes.
El grupo también quiere revocar las reglas electorales que impiden que importantes baazistas se presenten como candidatos, diciendo que las normas internacionales sólo excluyen a gente condenadas por sus delitos. Ayad Allawi, el primer ministro interino, ha anulado algunos aspectos del programa de desbaazificación' iniciado por L. Paul Bremer, el administrador del gobierno de la ocupación norteamericana, pero la prohibición de los candidatos baazistas sigue en vigor.
"Hay una posibilidad de que se presente una lista baazista", reconoció Diamond, el antiguo funcionario del gobierno de la ocupación. "Pero esa gente es dura. Yo preferiría que participaran pacíficamente en las elecciones y que ganaran algunos escaños en el parlamento, porque de otro modo estarán en la calle pagándole a gente para que pongan bombas improvisadas contra nuestras tropas".
Lo más difícil para los funcionarios iraquíes y estadounidenses es la demanda de que las tropas norteamericanas y extranjeras se mantengan alejadas de las grandes ciudades durante enero. La inseguridad es un grave problema en todo Iraq, y la policía iraquí y otras fuerzas no han sido capaces de controlar algunas áreas.
El panorama se complica por la presencia de combatientes extranjeros cuya intención es llevar a cabo ataques violentos. A pesar de las tensiones con los insurgentes iraquíes nacionalistas, los habitantes de Faluya han dicho que los combatientes extranjeros continúan mezclándose con la resistencia nacional. Las negociaciones entre el gobierno de Allawi y los líderes de Faluya se interrumpieron debido a la incapacidad o negativa de la ciudad a expulsar a los combatientes extranjeros.
Un partidario de la nueva iniciativa dijo que los sunníes iraquíes podrían persuadir a los extranjeros de que abandonen la ciudad, aunque puede tomar tiempo. Dijo que los ataques contra tropas estadounidenses e iraquíes se reducirían más pronto si cantidades significativas de antiguos baazistas creyeran que les conviene un "nuevo Iraq".
"Todos están de acuerdo en que ellos son la espina dorsal de la resistencia, y esos grupos tienen autoridad moral sobre los extranjeros", dijo el funcionario, que estuvo involucrado en la guerra de Iraq.
Diamond reconoció que la propuesta tenía riesgos y que podría haber sido hecha demasiado tarde para convencer a los funcionarios estadounidenses e iraquíes "que creen que es tiempo de entrar y pegar algunas patadas".
Pero agregó: "Si hay alguna posibilidad [de aceptar negociaciones] significaría el comienzo de una transformación política que podría cambiar la situación en el terreno, y deberíamos aprovecharla. Sobre todo porque se dice que muchos de los combatientes extranjeros ya han abandonado Faluya".
6 de noviembre de 2004
©washington post
©traducción mQh
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