purga chií en tribunal
[John F. Burns] Tribunal conmocionado por intento de Chalabi de remplazar al staff.
Bagdad, Iraq. El tribunal iraquí que prepara el juicio de Saddam Hussein se encuentra sacudido por el despido de nueve importantes miembros del staff y la amenaza de despedir a 19 más, incluyendo al juez instructor.
El trastorno estalló a la vista pública el martes cuando un ayudante de Ahmad Chalabi, el antiguo protegido del Pentágono que es vice-primer ministro en el gobierno de transición, confirmó que Chalabi había empezado a exigir el despido de ex miembros del Partido Baaz gobernante de Hussein, de sus posiciones en el personal del tribunal como jueces, fiscales y administradores. Chalabi dice que los 28 hombres que ha mencionado para su despido son inelegibles bajo la ley iraquí para un empleo en el tribunal debido a su pertenencia a ese partido.
No quedó inmediatamente claro si sus intentos desbaratarán el calendario del juicio, que debe empezar en septiembre. Un ayudante de Chalabi, Ali Feisal, dijo el martes que Chalabi había aplazado su intento de despedir al juez instructor, Raid Juhi, y otros del tribunal de 65 miembros para no "interrumpir" el trabajo del tribunal o el calendario del juicio de Hussein, pero que el despido de antiguos baazistas continuaría a medida que se nombraba a sus remplazantes.
Las acciones de Chalabi han causado alarma entre importantes funcionarios americanos aquí, incluyendo a los de la Oficina de Enlace para Crímenes del Régimen, que juega un papel crucial tras los bastidores en la supervisión del trabajo del tribunal. Funcionarios americanos han expresado su preocupación directamente al primer ministro Ibrahim al-Jaafari, que ha intervenido en un intento, de momento infructuoso, de refrenar el asalto de Chalabi contra el tribunal, dicen funcionarios iraquíes.
Un funcionario iraquí, insistiendo en no ser identificado debido a que pone en peligro su posición en el tribunal, dijo que un funcionario estadounidense había advertido al gobierno de Jaafari que Estados Unidos, que retiene en prisiones militares a Hussein y a más de 80 de sus principales subalternos, que si continuaban las riñas, los "llevaría a La Haya", en referencia al tribunal internacional allá.
Funcionarios de la embajada norteamericana no quisieron comentar sobre este u otros aspectos de las labores de la Oficina de Crímenes del Régimen, que ha gastado más de 35 millones de dólares para contribuir a las investigaciones del tribunal y para construir un tribunal especial, y no ha ocultado en los últimos meses su exasperación ante los intentos de políticos iraquíes de interferir con las labores del tribunal.
Esos funcionarios dijeron que algunos dirigentes iraquíes no se han dado cuenta del daño que se causaría a la credibilidad del tribunal si su independencia judicial fuese comprometida. El tribunal ha sido criticado por juristas internacionales, muchos de los que han argumentado que Estados Unidos debió haber accedido antes a transferir a Hussein y sus asociados a un tribunal internacional similar al de La Haya que ha juzgado a los dirigentes implicados en las guerras de los Balcanes en los años noventa.
La riña sobre los ex miembros del Partido Baaz es la crisis más seria hasta el momento en la turbulenta historia del Tribunal Especial iraquí, instalado por las autoridades de la ocupación estadounidense hace 16 meses para investigar y juzgar atrocidades cometidas durante el gobierno de 24 años de Hussein.
Desde que Iraq recuperara formalmente su soberanía en junio del año pasado, dos gobiernos iraquíes, el primero encabezado por Ayad Allawi, el segundo por Jaafari, han tratado de controlar el tribunal, por el rendimiento político que imaginan que obtendrán los que decidan el destino de Hussein y otros miembros de su elite gobernante.
Chalabi no ha ocultado su frustración el año pasado por el despido de su sobrino, Salem Chalabi, un abogado educado en Estados Unidos, como el director del tribunal. El despido fue ordenado por Allawi, el ex primer ministro, que es un primo distanciado de Chalabi y un rival entre los políticos que compiten por el apoyo de chiíes laicos.
Un funcionario del tribunal despedido hace algunos días fue Amar al-Bekhri, nombrado por Allawi para remplazar a Salem Chalabi.
Otros despedidos son el director de seguridad del tribunal y el jefe del programa de protección de testigos, de acuerdo a funcionarios del tribunal. Ambos, dijeron los funcionarios, fueron cruciales para los planes de un temprano juicio de Hussein y tres de sus principales asociados en la ejecución de 150 hombres y jóvenes tras un intento de asesinato contra Hussein en 1982.
Chalabi era el favorito de importantes funcionarios del Pentágono para ser el primer presidente en un Iraq post-Hussein. Pero se separó de sus protectores americanos tras el derrocamiento de Hussein, acusado de entregar información engañosa al ministerio de Defensa antes de la invasión de 2003 sobre el programa de Hussein para producir armas ilícitas, y, después de la invasión, de pasar informaciones secretas norteamericanas a Irán. Hace poco, ha formado una alianza política con Moktada al-Sáder, el clérigo chií que dirigió el año pasado dos insurrecciones contra las fuerzas americanas.
Chalabi ha intentado sacar a antiguos baazistas del tribunal en su papel como director del llamado comité de desbaazificación, establecido bajo la ocupación para investigar a antiguos miembros del Partido Baaz solicitando trabajo en el gobierno post-Hussein. Con decenas de miles de antiguos baazistas tratando de retomar sus carreras en cualquier cosa, desde las fuerzas armadas hasta la enseñanza, el puesto es poderoso, y crucial para Chalabi, que carece de apoyo popular en Iraq.
No respondió a peticiones de una entrevista sobre la purga del tribunal, refiriéndose a informes a Feisal, el director del comité de desbaazificación.
En la carta exigiendo el despido de nueve funcionarios, Chalabi citó el estatuto de fundación del tribunal que excluye a antiguos miembros del Partido Baaz de posiciones en el tribunal. Los despidos de años recientes fueron ordenados por Jamal Mustafa, jefe del tribunal, que dijo a los que perdieron sus trabajos, incluyendo a Bekhri, el presidente, que la carta de Chalabi no le dejaba otra opción que acatar la ley.
Feisal dijo en una entrevista que Chalabi había preparado una segunda lista de 19 funcionarios, incluyendo a Juhi, que tendría que ser retirado para cumplir con la norma. Dijo que el comité estaba preparado para esperar a que el tribunal nombre remplazos de los 19 antes de insistir en sus despidos, y ser paciente sobre el nombramiento de nuevos jueces.
Importantes funcionarios del tribunal dijeron que las acciones de Chalabi ignoraban una realidad del Iraq de Hussein, que era que todos los fiscales, jueces y funcionarios de alto nivel de los tribunales debían ser miembros del Partido Baaz. Con el respaldo de funcionarios americanos, esos funcionarios han pedido al gobierno de Jaafari que reforme el estatuto y adopte las normas válidas para otras dependencias del gobierno iraquí, que sólo excluye a los baazistas que pertenecían a los cuatro primeros rangos de la jerarquía del partido.
De acuerdo a esa norma, dicen funcionarios del tribunal, Juhi, Bekhri y otros jueces y fiscales en la lista de Chalabi podrían ser perdonados. Pero Feisal dijo que el comité presionaría a los miembros del parlamento para que se opongan al aligeramiento de la norma cuando apruebe el nuevo estatuto, probablemente la próxima semana.
"Hemos tomado contacto con muchos miembros de la Asamblea Nacional, y tenemos la impresión de que la mayoría de ellos se opondrán a cualquier cambio", dijo.
20 de julio de 2005
©new york times
©traducción mQh
El trastorno estalló a la vista pública el martes cuando un ayudante de Ahmad Chalabi, el antiguo protegido del Pentágono que es vice-primer ministro en el gobierno de transición, confirmó que Chalabi había empezado a exigir el despido de ex miembros del Partido Baaz gobernante de Hussein, de sus posiciones en el personal del tribunal como jueces, fiscales y administradores. Chalabi dice que los 28 hombres que ha mencionado para su despido son inelegibles bajo la ley iraquí para un empleo en el tribunal debido a su pertenencia a ese partido.
No quedó inmediatamente claro si sus intentos desbaratarán el calendario del juicio, que debe empezar en septiembre. Un ayudante de Chalabi, Ali Feisal, dijo el martes que Chalabi había aplazado su intento de despedir al juez instructor, Raid Juhi, y otros del tribunal de 65 miembros para no "interrumpir" el trabajo del tribunal o el calendario del juicio de Hussein, pero que el despido de antiguos baazistas continuaría a medida que se nombraba a sus remplazantes.
Las acciones de Chalabi han causado alarma entre importantes funcionarios americanos aquí, incluyendo a los de la Oficina de Enlace para Crímenes del Régimen, que juega un papel crucial tras los bastidores en la supervisión del trabajo del tribunal. Funcionarios americanos han expresado su preocupación directamente al primer ministro Ibrahim al-Jaafari, que ha intervenido en un intento, de momento infructuoso, de refrenar el asalto de Chalabi contra el tribunal, dicen funcionarios iraquíes.
Un funcionario iraquí, insistiendo en no ser identificado debido a que pone en peligro su posición en el tribunal, dijo que un funcionario estadounidense había advertido al gobierno de Jaafari que Estados Unidos, que retiene en prisiones militares a Hussein y a más de 80 de sus principales subalternos, que si continuaban las riñas, los "llevaría a La Haya", en referencia al tribunal internacional allá.
Funcionarios de la embajada norteamericana no quisieron comentar sobre este u otros aspectos de las labores de la Oficina de Crímenes del Régimen, que ha gastado más de 35 millones de dólares para contribuir a las investigaciones del tribunal y para construir un tribunal especial, y no ha ocultado en los últimos meses su exasperación ante los intentos de políticos iraquíes de interferir con las labores del tribunal.
Esos funcionarios dijeron que algunos dirigentes iraquíes no se han dado cuenta del daño que se causaría a la credibilidad del tribunal si su independencia judicial fuese comprometida. El tribunal ha sido criticado por juristas internacionales, muchos de los que han argumentado que Estados Unidos debió haber accedido antes a transferir a Hussein y sus asociados a un tribunal internacional similar al de La Haya que ha juzgado a los dirigentes implicados en las guerras de los Balcanes en los años noventa.
La riña sobre los ex miembros del Partido Baaz es la crisis más seria hasta el momento en la turbulenta historia del Tribunal Especial iraquí, instalado por las autoridades de la ocupación estadounidense hace 16 meses para investigar y juzgar atrocidades cometidas durante el gobierno de 24 años de Hussein.
Desde que Iraq recuperara formalmente su soberanía en junio del año pasado, dos gobiernos iraquíes, el primero encabezado por Ayad Allawi, el segundo por Jaafari, han tratado de controlar el tribunal, por el rendimiento político que imaginan que obtendrán los que decidan el destino de Hussein y otros miembros de su elite gobernante.
Chalabi no ha ocultado su frustración el año pasado por el despido de su sobrino, Salem Chalabi, un abogado educado en Estados Unidos, como el director del tribunal. El despido fue ordenado por Allawi, el ex primer ministro, que es un primo distanciado de Chalabi y un rival entre los políticos que compiten por el apoyo de chiíes laicos.
Un funcionario del tribunal despedido hace algunos días fue Amar al-Bekhri, nombrado por Allawi para remplazar a Salem Chalabi.
Otros despedidos son el director de seguridad del tribunal y el jefe del programa de protección de testigos, de acuerdo a funcionarios del tribunal. Ambos, dijeron los funcionarios, fueron cruciales para los planes de un temprano juicio de Hussein y tres de sus principales asociados en la ejecución de 150 hombres y jóvenes tras un intento de asesinato contra Hussein en 1982.
Chalabi era el favorito de importantes funcionarios del Pentágono para ser el primer presidente en un Iraq post-Hussein. Pero se separó de sus protectores americanos tras el derrocamiento de Hussein, acusado de entregar información engañosa al ministerio de Defensa antes de la invasión de 2003 sobre el programa de Hussein para producir armas ilícitas, y, después de la invasión, de pasar informaciones secretas norteamericanas a Irán. Hace poco, ha formado una alianza política con Moktada al-Sáder, el clérigo chií que dirigió el año pasado dos insurrecciones contra las fuerzas americanas.
Chalabi ha intentado sacar a antiguos baazistas del tribunal en su papel como director del llamado comité de desbaazificación, establecido bajo la ocupación para investigar a antiguos miembros del Partido Baaz solicitando trabajo en el gobierno post-Hussein. Con decenas de miles de antiguos baazistas tratando de retomar sus carreras en cualquier cosa, desde las fuerzas armadas hasta la enseñanza, el puesto es poderoso, y crucial para Chalabi, que carece de apoyo popular en Iraq.
No respondió a peticiones de una entrevista sobre la purga del tribunal, refiriéndose a informes a Feisal, el director del comité de desbaazificación.
En la carta exigiendo el despido de nueve funcionarios, Chalabi citó el estatuto de fundación del tribunal que excluye a antiguos miembros del Partido Baaz de posiciones en el tribunal. Los despidos de años recientes fueron ordenados por Jamal Mustafa, jefe del tribunal, que dijo a los que perdieron sus trabajos, incluyendo a Bekhri, el presidente, que la carta de Chalabi no le dejaba otra opción que acatar la ley.
Feisal dijo en una entrevista que Chalabi había preparado una segunda lista de 19 funcionarios, incluyendo a Juhi, que tendría que ser retirado para cumplir con la norma. Dijo que el comité estaba preparado para esperar a que el tribunal nombre remplazos de los 19 antes de insistir en sus despidos, y ser paciente sobre el nombramiento de nuevos jueces.
Importantes funcionarios del tribunal dijeron que las acciones de Chalabi ignoraban una realidad del Iraq de Hussein, que era que todos los fiscales, jueces y funcionarios de alto nivel de los tribunales debían ser miembros del Partido Baaz. Con el respaldo de funcionarios americanos, esos funcionarios han pedido al gobierno de Jaafari que reforme el estatuto y adopte las normas válidas para otras dependencias del gobierno iraquí, que sólo excluye a los baazistas que pertenecían a los cuatro primeros rangos de la jerarquía del partido.
De acuerdo a esa norma, dicen funcionarios del tribunal, Juhi, Bekhri y otros jueces y fiscales en la lista de Chalabi podrían ser perdonados. Pero Feisal dijo que el comité presionaría a los miembros del parlamento para que se opongan al aligeramiento de la norma cuando apruebe el nuevo estatuto, probablemente la próxima semana.
"Hemos tomado contacto con muchos miembros de la Asamblea Nacional, y tenemos la impresión de que la mayoría de ellos se opondrán a cualquier cambio", dijo.
20 de julio de 2005
©new york times
©traducción mQh
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