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papá no murió en la guerra


[Ofelia Casillas, David Heinzmann y Rex W. Huppke]¿Murió en Iraq el sargento Dan Kennings? No realmente. ¿Existió el sargento Dan Kennings? Tampoco. ¿A quién escribía entonces la niña sus cartas?
Carbondale, Illinois, Estados Unidos. La noticia de que el sargento Dan Kennings había muerto en acción en Iraq conmocionó a la gente en la sala de redacción del Daily Egiptian. El soldado rechoncho y cortado a la moda que había trabado amistad con los estudiantes del diario universitario había muerto, y la hijita del sargento -una precoz niña rubia con la que se habían encariñado- era ahora huérfana.
Todo lo que sabían era que la madre de Kodee Kennings había muerto cuando Kodee tenía 5 años. Los temores y aprehensiones de la niña de que su padre estaba en problemas se habían representado en el Daily Egiptian durante casi dos años, en espeluznantes cartas plagadas de errores ortográficos, observaciones cándidas y preguntas sobre por qué no estaba Papito para expulsar a los monstruos de debajo de su cama.
Resulta que Papito no existe. Kodee tampoco.
El Tribune viajó al sur de Illinois para cerciorarse del vínculo entre Kodee y Dan Kennings, y la vida a la que Kodee debería hacer frente sin su héroe.
En lugar de eso, ocho días de averiguaciones sacaron a luz elaboradas maquinaciones y enrevesadas mentiras. No existe un soldado llamado Dan Kennings. La encantadora niña a la que la gente conoció como Kodee Kennings es otra persona completamente diferente, una niña de una familia de fuera del estado que llegó a creer que estaba haciendo un papel en un documental sobre un soldado.
Usando jugadores de rol que dijeron que fueron engañados -entre ellos, un empleado de la emisora de radio cristiana de la localidad-, la mujer que montó el engaño tejió una extraordinaria historia de guerra tan convincente que se apoderó del corazón de jóvenes periodistas, miembros de la facultad de periodismo y lectores, cegándoles a la posibilidad de que pudiera ser un ardid.
Las razones para mentir siguen estando poco claras. No parece haber un motivo económico, pero el alcance de la decepción es asombroso.
La mujer implicada utilizó a un conocido para que hiciera de Kennings, llegando tan lejos como para llevarlos esta primavera, a él y a la niña, a una iglesia en Detroit donde hablaron con una grupo de niños conmovidos por su historia.
El conocido -Patrick Trovillion, un enfermero diplomado de Marion- dijo que le hicieron creer que estaba representando a un soldado engreído en una película de verdad. Quedó consternado al enterarse el jueves de que podría ser una farsa y que su personaje había muerto.
"Esto realmente me bajonea", dijo Trovillion. "Esa no es manera de tratar a nuestras fuerzas armadas".
No es la primera vez que alguien teje mentiras en torno a soldados y la guerra en Iraq. En un caso en marzo, una mujer de Colorado se declaró culpable del delito de mayor cuantía de personificación dolosa por inventar una historia sobre la muerte de su marido en el campo de batalla iraquí.
La historia empezó en el sur de Illinois, en 2003, cuando el estudiante de periodismo Michael Brenner dijo que le habían entregado una carta de una chiquilla diciendo que había visto una protesta contra la guerra en el campus de la Universidad de Illinois del Sur y que la apenaba porque su papá era soldado. Brenner le envió un e-mail a la niña, y a medida que se enteraba de más detalles sobre su situación, ella decidió contarle su historia.
La historia apareció en el Daily Egiptian el 6 de mayo de 2003, contando en detalle la angustia de la niña de 8 años cuando tiene que despedirse de su padre, que se va a la guerra en Iraq con el cuerpo Aerotransportado 101. De acuerdo a la historia, Kodee había perdido a su madre años antes, y Kennings era su único familiar en vida.
"No tengo mamá", dijo Kodee en el reportaje en el diario. "Si él muere, no tendré dónde ir".
Tras la partida de Kennings, Kodee supuestamente quedó bajo la tutela de una joven mujer llamada Colleen Hastings, esposa del hermano adoptivo de Kennings. Extrovertida y amable, la mujer trabó amistad con Brenner y, dijo, ella creía que la atención estaba ayudando a Kodee a no pensar en su papá.
Brenner, editor del Daily Egiptian en esa época, empezó a publicar apuntes no redactados que Kodee escribía sobre su papá y otras cosas que le habían pasado en su vida.
La semana pasada, Hastings tomó contacto con el estudiante en el periódico y dijo que Kennings había muerto en combate en Iraq. Una profesora de la facultad de periodismo que estaba familiarizado con la historia de Kennings llamó al Tribune el 17 de agosto, y esa noche Tribune envió un periodista a Carbondale.
Pero los detalles de la muerte de Kennings no pudieron ser confirmados. Su nombre no apareció en el sitio en internet del ministerio de Defensa, que publica la lista de las bajas estadounidenses.
Al día siguiente, la historia se estaba desmoronando. Oficiales militares no pudieron encontrar a nadie llamado Dan Kennings en el ejército o en alguna otra rama de las fuerzas armadas, y ninguna muerte en Iraq correspondía con la fecha entregada por Hastings.
Hastings se negó a hablar con los periodistas de Tribune, diciendo a través de Brenner, que se había graduado en 2004 y estaba viviendo con su familia en Chicago Oeste, que quería proteger a Kodee de la prensa.
El sábado en la mañana, los coches empezaron a aparcar en el estacionamiento de gravilla de un piso del auditorio de la Legión Americana en Oriente, Illinois, a unos 50 kilómetros al nordeste de Carbondale, para un acto conmemorativo. Hastings y Kodee bajaron de un Pontiac Grand Am, la chiquilla con una camisa de uniforme del ejército que le llegaba hasta las rodillas.
La gente dentro dijo que tanto Hastings como Kodee estaban llorando. Un video mostraba a Kennings en uniforme de faena hablando con un grupo de niños en una iglesia, y había un álbum de recortes con fotografías de Kennings montado a horcajadas en el cañón de un tanque o acurrucado con otros soldados.
Los periodistas de Tribune siguieron haciendo preguntas y algunos estudiantes y un miembro de la facultad de periodismo se mostraban cada vez más hostiles debido a insinuaciones de que Kennings no existía. Sin embargo, el jueves por la noche Brenner estaba marcando el paso frente al Dairy Queen, en Carterville, Illinois, hablando por el móvil con Hastings. Le pasó el teléfono al periodista del Tribune, y Hastings dijo que vendría al Dairy Queen y oiría las preguntas.
Brenner, 25, dijo que todavía estaba convencido de la existencia de Kennings y defendió a Hastings por tratar de proteger a la niña.
Hastings aparcó en el estacionamiento en el mismo coche rojo con el que había llegado al acto conmemorativo. Le dijeron que las fuerzas armadas negaban la existencia de Kennings y que el nombre Colleen Hastings no apareció en ningún banco de datos público de Illinois. Le pidieron que mostrara la licencia de conducir de Kennings o su acta de defunción. Hastings rehusó sacudiendo su cabeza.
Se marchó después de que Brenner hablara a solas con ella durante un minuto.
Archivos del estado muestran que el coche está inscrito a nombre de una mujer de Marion y el miércoles un periodista estaba buscando a la abuela de la mujer, Jaimie Reynolds.
Cuando salió de la casa, Reynolds era la misma mujer que había estado en el Dairy Queen como Colleen Hastings.
Sentada en la parte de atrás del porche, con una camisa de manga larga de la Universidad de Illinois del Sur y la cara enrojecida por el llanto, Reynolds admitió que ella se había hecho pasar por Hastings. Dijo que Kennings era un invento, y explicó más tarde que los que se habían reunido con él, en realidad habían conocido a Trovillion, el conocido que creía que estaba actuando en una película.
Dijo, y el Tribune lo confirmó, que ella había sido estudiante de producción de radio y televisión en la universidad. Se graduó en 2004, junto con la gente a la estaba engañando.
Reynolds reconoció que la chiquilla era hija de unos amigos y dijo que había convencido a los padres para que llevaran regularmente a la niña a Carbondale diciéndoles que estaba haciendo un documental sobre un soldado muerto en Iraq.
"Le dijimos que era para una película", dijo Reynolds.
Reynolds dijo que había sido una idea de Brenner. También dijo que se había enamorado de Brenner, lo que le había hecho difícil para con las mentiras.
"Mike es mi mejor amigo", dijo. "En los últimos años lo ha pasado muy mal con su carerra. Me preguntó si podía ayudarlo. Dije que sí. Sólo que era más complicado de lo que había dicho. Yo seguí en el juego porque supuestamente él era mi mejor amigo. Así que esto tiene que terminar. No quiero seguir mintiendo. Él debería hacer lo mismo".
Brenner negó las acusaciones de Reynolds y dijo que sus declaraciones eran escandalosas.
"Dios mío, es absolutamente falso", dijo Brenner cuando se enteró de las acusaciones de Reynolds. "Obviamente, lo está inventando. Juro que digo la verdad. En los dos últimos años de mi vida no he sabido qué creer. Es ridículo. Me siento como si me hubieran apuñalado en la espalda. Ellos tenían una estratega elaborada. Yo estoy diciendo la verdad".El jueves, Caitlin Hadley, 10, estaba sentada entre sus padres en un sofá en la oficina de su mamá, volviendo a contar su odisea de dos años que empezó con su creencia de que iba a ser la estrella de una película documental sobre una chiquilla llamada Kodee.
"Era raro, pero me divertí mucho", dijo Caitie.
Su padre, Richard Hadley, es un pastor de la Iglesia Nazarena en Montpelier, Indiana, y su madre trabaja en la oficina regional de la iglesia. Los dos dijeron que habían sido engañados por Reynolds.
"Recién me di cuenta de que yo no conozco a esta chica", dijo Tawnya Hadley. "En la profesión de mi marido, nos movemos y encontramos gente nueva todo el tiempo. ¿Qué tal si no hubiese vuelto con Caitie? No hemos comportado como estúpidos".
Los Hadley vivían en Buffalo, Kentucky, durante la mayor parte del tiempo en que Reynolds hacía el viaje de cuatro a cinco horas desde Carbondale para recoger a Caitie y llevarla al sur de Illinois.
Caitie dijo que cuando ella y Reinolds estaban con otras personas, Reynolds le decía que estaban "filmando". Caitie pretendía ser Kodee y "dijo que necesitaba comportarse como un marimacho por Kodee era un marimacho".
Caitie pensaba que toda la gente que conocía en Carbondale estaba involucrada en la película, que estaba siendo filmada con cámaras ocultas. Así que cuando se encaminaron hacia la sala de redacción del Daily Egiptian por primera vez, ella pretendió ser Kodee y creía que los periodistas y editores eran otros personajes.
"Conocí a todas las personas que trabajaban en la película", dijo Caitie. "Estábamos siendo filmados siempre, aunque yo no veía las cámaras".
Mientras continuaba la participación de Caitie, los Hadley empezaron a preguntar por qué no se había terminado todavía el documental.
Hace cerca de un mes, después de un largo silencio, los Hadley tuvieron noticias de Reynolds.
Dijo que un nuevo grupo de estudiantes querían terminar el documental, y necesitaban que Caitie participara nuevamente para una ceremonia fúnebre debido a que Dan Kennings había muerto en Iraq.
Los padres accedieron, y Reynolds llevó a Caitie al centro.
Walter Jaehnig, director de la facultad de periodismo de la Universidad de Illinois del Sur, dijo que el Daily Egiptian publicaría sus disculpas por la cobertura de Dan y Kodee Kennings. Dijo que la universidad se sentía abochornada por el truco, pero espera utilizar el caso para enseñar.
"Creo que mi preocupación en esto", dijo, "es que encontremos algún modo de asegurarnos de que este incidente sea una experiencia de aprendizaje para nuestros estudiantes y que entiendan la importancia de verificar los datos y todo lo que escriban".
El jueves en su casa en Indiana, Caitie pensó sobre Jaimie Reynolds, la mujer que durante los últimos dos años fue su "hermana grande".
"Lo lamento por ella", dijo Caitie. "Me traiciono".

John Bebow y James Janega contribuyeron a este reportaje.

ocasillas@tribune.com
dheinzmann@tribune.com
rhuppke@tribune.com

26 de agosto de 2005
©chicago tribune
©traducción mQh


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