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sunníes son excluidos


[Dexter Filkins y James Glanz] Chiíes y kurdos ponen fin a conversaciones con los sunníes.
Bagdad, Iraq. Líderes chiíes y kurdos que redactan la nueva constitución iraquí abandonaron el viernes las negociaciones con el grupo de representantes sunníes, decidiendo presentar la disputada constitución directamente al pueblo iraquí.
Con la presencia del embajador americano, Zalmay Khalilzad, los representantes chiíes y kurdos dijeron que se les había acabado la paciencia con los negociadores sunníes, un grupo que incluye a varios ex miembros del Partido Baaz de Saddam Hussein. Chiíes y kurdos dijeron que los sunníes se habían negado a transigir en un par de temas cruciales que impedían la compleción de la constitución.
Chiíes y kurdos llegaron a esta decisión en reuniones que se extendieron hasta tarde el viernes noche, desdeñando los llamados de los sunníes a darse más tiempo.
Los representantes chiíes y kurdos trataron de restar importancia a la exclusión de los sunníes, diciendo que con sus lazos con los baazistas no habían representado nunca realmente a la población sunní general. Los líderes iraquíes que redactaron la constitución la defendieron como un documento que asegurará la unidad del país y garantizará los derechos individuales.
"Las negociaciones terminaron, y tenemos un acuerdo", dijo Ahmad Chalabi, el vice-primer ministro y miembro de la dirigencia sunní. "Nadie tiene más tiempo. No puede seguir arrastrándose. La mayoría de los sunníes están satisfechos. Todos hicimos sacrificios. Es un documento excelente".
La decisión de seguir adelante es un duro golpe para el gobierno de Bush, que ha gastado una enorme cantidad de energía y capital político para forjar una constitución que incluya a los sunníes. El jueves, en un último intento de salvar las diferencias, el presidente Bush llamó a Abdul Aziz Hakim, clérigo y líder del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq, para presionarle a ofrecer un compromiso más digerible para los sunníes.
Los líderes sunníes se quejaron amargamente de que chiíes y kurdos no les ofrecieron concesiones reales sobre los dos temas que los dividen: autonomía para la mayoría chií y el fin de la campaña para erradicar del gobierno y la sociedad a los ex miembros del Partido Baaz.
Los líderes sunníes dijeron que instarán a los árabes sunníes a votar contra la constitución en el referéndum del 15 de octubre. Bajo un mecanismo especial acordado el año pasado a insistencia de los kurdos, el borrador de constitución será rechazado si dos tercios de los electores en cualquiera de tres de las 18 provincias iraquíes votan contra ella. Los árabes sunníes constituyen la mayoría de la población en tres provincias, aunque no está claro si pueden dominar a dos tercios de los votantes en esas tres provincias.
"La alianza dijo a los iraquíes: ‘O aceptáis mi punto de vista o no habrá constitución'", dijo Ayad al-Samaray, uno de los negociadores sunníes. "Los iraquíes quieren una constitución, pero no están dispuestos a vender Iraq".
En Washington, un importante funcionario del ministerio de Asuntos Exteriores insistió en que los acontecimientos en Iraq estaban "inclinándose hacia una dirección positiva". Dijo que los chiíes, kurdos y sunníes que han participado en las negociaciones continuaban discutiendo detalles y refinamientos.
"Estamos mirando ahora que terminó este proceso", dijo el funcionario. "No queremos ir más adelante que los iraquíes y hacer pronunciamientos, pero todos los partidos están involucrados en el proceso".
"Todavía hay negociaciones en curso", dijo.
Algunos líderes sunníes dijeron que contaban con esas conversaciones para garantizar cambios en la constitución que consideraban cruciales, a pesar de las declaraciones de chiíes y kurdos de que las negociaciones han terminado.
"Tenemos la esperanza, esperamos que el domingo podamos terminar algo", dijo Hachem al-Hassani, un sunní laico y vocero de la Asamblea Nacional iraquí.
Tal como está escrita, la constitución representa un comprehensiva redefinición del estado iraquí -desde uno con instituciones seculares controladas por un fuerte gobierno central, a uno con un débil gobierno central y una fuerte casta religiosa islámica. El borrador también contiene párrafos que garantizan las libertades individuales y un poder judicial independiente.
Khalilzad, el embajador estadounidense, trabajó rabiosamente durante toda la noche para lograr un acuerdo, pero al final aparentemente aceptó la decisión de chiíes y kurdos de excluir a los sunníes.
Después de que los negociadores sunníes abandonaran las conversaciones, que tomaron lugar en la fuertemente fortificada Zona Verde, Khalilzad permaneció un rato en la casa de uno de los líderes chiíes y se lo podía oír hablando por teléfono con ayudantes de Chalabi, que explicaban su decisión de seguir adelante.
Desde el principio, líderes iraquíes y miembros del gobierno de Bush han sostenido que la participación sunní en la redacción de la constitución, y en las elecciones parlamentarias de diciembre, eran primeros pasos esenciales para incorporar a los sunníes en el naciente proceso democrático iraquí. La resistencia guerrillera está compuesta en gran parte sunníes descontentos y las áreas sunníes del país boicotearon mayoritariamente las elecciones parlamentarias de enero.
Algunos líderes iraquíes, incluso los que dijeron que estaban hasta la tusa con los recalcitrantes negociadores sunníes, dijeron que estaban preocupados de que la constitución fuera aprobada por sólo dos de los tres grupos más importantes del país. Antes que unir al país, dijeron estos iraquíes, se corre el riesgo de que la constitución aparte todavía más a los grupos.
Adnan Pachachi, ex ministro iraquí de Asuntos Exteriores y un líder sunní laico, dijo que estaba de acuerdo con gran parte de la nueva constitución, pero estaba preocupado por sus disposiciones más abiertamente islámicas, como las que otorgan a los clérigos un papel en la administración del derecho familiar.
Pachachi, uno de los aliados más cercanos de Estados Unidos en Iraq, dijo que estaba cada vez más preocupado sobre el exagerado poder de la dirigencia política chií clerical, que mantiene extensos vínculos con el gobierno iraní islámico vecino.
"Quieren meter la religión en todo, y no es correcto", dijo Pachachi sobre los líderes chiíes. "No puedo imaginar que quieran un régimen teocrático en Iraq parecido al de Irán. Eso sería un desastre".
En realidad, bajo la nueva constitución completada el islam será la religión oficial del estado y una principal fuente para la legislación iraquí. Los clérigos tendrán con toda probabilidad representación en la Corte Suprema, donde tendrán poder para examinar las leyes y asegurarse de que no contradigan al islam. Se les dará la oportunidad de aplicar la ley islámica en pleitos familiares sobre asuntos como el divorcio y las herencias.
Esas disposiciones han planteado dudas aquí, especialmente entre mujeres iraquíes y líderes laicos, que temen que se están sentando las bases de un estado islámico completamente desarrollado.
Pero el principal problema que hizo fracasar las negociaciones fue el federalismo. Los chiíes, que forman la mayoría de Iraq, quiere reunir a las nueve provincias de mayoría chií en una federación autónoma, imitando la región autónoma kurda en el norte de Iraq. La región chií, si se forma, se quedaría con casi la mitad de la población iraquí, y los yacimientos petrolíferos más ricos.
Los sunníes, que gozaron de privilegios durante Hussein y que han formado parte de las clases dominantes durante cientos de años, tienen miedo de que una región autónoma chií convierta en irrelevante al gobierno central y se convierta en un peón de Irán, una teocracia chií.
Con los kurdos mirando desde las bandas, no se puede encontrar nada que se parezca a un terreno común entre chiíes y sunníes en torno a este punto. De acuerdo a varios funcionarios iraquíes, el compromiso final, y las disposiciones de la constitución, darán al futuro parlamento iraquí el derecho a definir las normas que regulan la formación de las regiones autónomas, como la que se pretende en el sur de Iraq. Pero el nuevo parlamento estará dominado probablemente por los chiíes.
Sunníes y chiíes también chocaron sobre varios problemas que implican al Partido Baaz, especialmente en torno al comité de "desbaazificación" que está en la actualidad expulsando de la administración a antiguos miembros del partido. Bajo el compromiso ofrecido por los chiíes, el nuevo parlamento tendrá el poder de abolir la desbaazificación, pero sólo con una mayoría de dos tercios.
A pesar de persistentes afirmaciones de que se ha alcanzado un acuerdo, los indicios de que chiíes y kurdos habían excluido a los sunníes estaban presentes en todas partes.
"No hay acuerdo", dijo Saleh Mutlak, el líder de facto de los sunníes en el comité constitucional, al término de la última reunión el viernes por la noche.
Cuando se suspendían las negociaciones algunos líderes chiíes concedieron que las negociaciones estaban definitivamente suspendidas y empezaron a distanciarse de los sunníes del comité constitucional.
"No pueden hablar por los sunníes", dijo el jeque Khalid al-Atiyya, un chií del comité. "Predecimos que algunos de ellos no aceptarán el borrador porque un montón de ellos son baazistas".
En realidad, fue difícil encontrar el viernes por la noche a sunníes, fuera o dentro del comité, que respaldaran con entusiasmo lo que parece que será el documento final.
Cuando se le preguntó por nombres de sunníes que apoyarían el borrador de constitución, representantes de la oficina de Chalabi sugirieron que Hassani, el vocero laico sunní de la Asamblea Nacional, y proporcionaron el teléfono de su móvil. Pero Hassani dijo que él no compartía esa conclusión.
"No, no", dijo Hassani por teléfono. "Nunca he dicho si lo apruebo o no".
De hecho, dijo Hassani, él todavía tiene reservas sobre varias partes de la constitución, incluyendo las disposiciones relacionadas con los derechos de la mujer. Desde el punto de vista sunní, dijo, todo lo que ha pasado es que los kurdos y chiíes han enviado una nueva propuesta a los sunníes.
El abismo entre los dos lados se reveló en un intercambio en el canal de televisión Al Arabiya entre Samaray, el negociador sunní, y Laith Kubba, portavoz del primer ministro Ibrahim Jaafari, un chií.
"Se habló del consenso", dijo Samaray, refiriéndose a los primeros días de las negociaciones. "Ahora Kubba dice que el consenso es imposible".
Kubba respondió: "La ley que controla el proceso no habla de consenso".
Entre algunos chiíes de la alianza chií, sin embargo, había una pequeña sensación de victoria. "Llegamos a un acuerdo", dijo Entifadh K. Qanbar, portavoz de Chalabi. "Las negociaciones fueron largas y difíciles, pero también constructivas y útiles".
"Estoy contento", dijo Qanbar.

Abdul Razzaq al-Saeidy contribuyó al reportaje desde Bagdad, y Steven R. Weisman desde Washington.

27 de agosto de 2005
©new york times
©traducción mQh


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