secuestros en gaza
[Dan Ephron] El creciente caos pone en peligro la ayuda a la reconstrucción de la Franja de Gaza.
Ciudad de Gaza, Palestina. Con su comedor y bien abastecido bar frente al mar, el Beach Club es un lugar frecuentado por empleados de Naciones Unidas y otros extranjeros en esta ciudad. Pero una aromática noche esta semana, se vació rápidamente después de rumores de que una banda palestina estaba rondando en la ciudad, buscando occidentales para secuestrar.
Esta alerta, que más tarde se dijo fue falsa alarma, fue circulada por Naciones Unidas entre su personal en Gaza por medio de un mensaje de texto de móvil y formaba parte del nuevo régimen de seguridad de la organización, impuesto hace un mes tras un aumento de los secuestros de extranjeros que trabajan en la Franja.
Ocho occidentales han sido secuestrados por hombres armados en las últimas seis semanas, para conseguir trabajo en la Autoridad Palestina o para rescatar a familiares en la cárcel en Gaza, de acuerdo a organizaciones internacionales. Los secuestros han llevado a Naciones Unidas a despachar a unos 30 empleados extranjeros "no esenciales" y la Cruz Roja ha suspendido sus actividades en partes de Gaza.
Mientras la mayoría de los secuestrados fueron retenidos durante un día o menos, y liberados ilesos -nada parecido a la brutalidad del sarpullido de secuestros en Iraq-, los observadores dicen que los secuestros indican un creciente caos que podría obstaculizar la capacidad del presidente Mahmoud Abbas para atraer inversores extranjeros y proyectos de ayuda, dos elementos esenciales para la rehabilitación de la recién liberada Gaza.
"Hay demasiadas armas en este área. Eso es parte del problema", dijo Michael Rabicano, un economista británico que trabaja en un proyecto financiado por el Banco Mundial para reparación de los sistemas de agua potable y alcantarillado de Gaza.
Rabicano se mudó a Ciudad de Gaza a fines de junio, instalándose en un apartamento cerca de su oficina en el centro de la ciudad. Dos semanas después, él y un colega australiano fueron abordados por tres hombres armados frente a su edificio.
"Volvíamos a casa de cenar y vi un coche aparcado en un lugar raro, cerca de una farola", dijo en su oficina esta semana. "Los tipos bajaron del coche con Kalashnikovs y enmascarados. Nos apuntaron al estómago con sus armas, pusieron capuchas en nuestras cabezas y nos metieron al coche".
Durante más de una hora, dijo, los secuestradores recorrieron Gaza a toda velocidad, cambiando de coche y manteniendo a Rabicano y su colega tirados en el suelo del asiento de atrás. Cuando el coche paró, los pistoleros empujaron a los dos cautivos a un apartamento en lo que Rabicano descubriría después era Kahn Yunis.
Uno de los pistoleros, que hablaba un quebrado inglés, le dijo a Rabicano que sus familiares habían sido detenidos por la Autoridad Palestina por atacar un asentamiento israelí. Los secuestradores querían trocar a los extranjeros por sus familiares.
La ordalía terminó la noche siguiente después de negociaciones entre los secuestradores y miembros de las fuerzas de seguridad palestinas. Funcionarios palestinos niegan haber liberado a los familiares para obtener la liberación de los extranjeros, pero Rabicano dice que empleados de la embajada británica le dijeron que unos reclusos había sido liberados en el intercambio.
Otros seis occidentales han sido secuestrados y liberados recientemente. Tres trabajan para la Agencia Obras Públicas y Socorro de Naciones Unidas, dos para el Programa de Desarrollo de Naciones Unidas, y el sexto es un periodista francés que fue retenido más tiempo que todos los demás -nueve días.
Un diario francés dijo que los secuestradores del periodista eran agentes de policía despedidos que querían forzar al ministerio del Interior, que supervisa las agencias de seguridad palestinas, a reincorporarlos.
Nigel Roberts, director de países del Banco Mundial en Cisjordania y la Franja de Gaza, dijo que la retirada de Israel de la Franja la semana pasada había creado un nuevo ímpetu internacional para ayudar a reconstruir Gaza, cuyos 1.4 millones de palestinos fueron afectados duramente por años de guerra con Israel y que viven en gran parte en la pobreza. Pero dijo que la estabilidad interna era un requisito fundamental.
"Se necesita... un ambiente de ley y orden para atraer a inversores extranjeros", dijo Roberts. "De otro modo, la gente no estará dispuesta a venir a Gaza".
Muchos extranjeros ya están evitando el área. A diplomáticos americanos se les ha sido prohibida la entrada desde que militantes palestinos atacaran un convoy de la embajada norteamericana en Gaza en octubre de 2003, matando a tres guardias de seguridad privados.
El Banco Mundial ha dicho a su personal extranjero que viajen a Gaza sólo en ocasiones excepcionales. Incluso los miembros del llamado Cuarteto, una coalición de representantes estadounidenses, europeos, rusos y de Naciones Unidas que ayudan a los palestinos a gestionar la rehabilitación de Gaza, deben realizar su trabajo fundamentalmente en Jerusalén y en Ramallah, una ciudad en Cisjordania, de acuerdo a un empleado del Cuarteto.
Los palestinos dicen que Abbas ha convertido parar los secuestros como una importante prioridad. Una declaración emitida por su oficina este mes, citaba a Abbas diciendo: "La agresión contra nuestros invitados extranjeros representa un reto al imperio de la ley, y no lo toleraremos".
El principal portavoz del ministerio del Interior, Tawfiq Abu Khosa, sonó menos convincente en una entrevista en Gaza esta semana.
"No hay ningún lugar en el mundo que ofrezca un cien por cien de seguridad. Tenemos que medir el éxito por el esfuerzo y estamos haciendo un esfuerzo del cien por cien", dijo.
Abu Khosa dijo que la Autoridad Palestina ha empezado a proporcionar séquitos de seguridad a agencias extranjeras establecidas en Gaza y ha empezado a apostar guardias frente a las casas de algunos extranjeros. Dijo que la policía había detenido a cuatro personas sospechosas de estar implicadas en los secuestros y conocía la identidad de varios otros.
También dijo que el ministerio había estado discutiendo los modos de retirar de civiles las armas no autorizadas y de los grupos armados, incluyendo a Hamas.
"Hay maneras de hacerlo sin causar un conflicto interno", dijo, sugiriendo que la Autoridad podría ofrecer incentivos a la gente para que entregue sus armas.
"Al final, lo que importa es que la gente entregue sus armas", dijo.
29 de agosto de 2005
©boston globe
©traducción mQh
Esta alerta, que más tarde se dijo fue falsa alarma, fue circulada por Naciones Unidas entre su personal en Gaza por medio de un mensaje de texto de móvil y formaba parte del nuevo régimen de seguridad de la organización, impuesto hace un mes tras un aumento de los secuestros de extranjeros que trabajan en la Franja.
Ocho occidentales han sido secuestrados por hombres armados en las últimas seis semanas, para conseguir trabajo en la Autoridad Palestina o para rescatar a familiares en la cárcel en Gaza, de acuerdo a organizaciones internacionales. Los secuestros han llevado a Naciones Unidas a despachar a unos 30 empleados extranjeros "no esenciales" y la Cruz Roja ha suspendido sus actividades en partes de Gaza.
Mientras la mayoría de los secuestrados fueron retenidos durante un día o menos, y liberados ilesos -nada parecido a la brutalidad del sarpullido de secuestros en Iraq-, los observadores dicen que los secuestros indican un creciente caos que podría obstaculizar la capacidad del presidente Mahmoud Abbas para atraer inversores extranjeros y proyectos de ayuda, dos elementos esenciales para la rehabilitación de la recién liberada Gaza.
"Hay demasiadas armas en este área. Eso es parte del problema", dijo Michael Rabicano, un economista británico que trabaja en un proyecto financiado por el Banco Mundial para reparación de los sistemas de agua potable y alcantarillado de Gaza.
Rabicano se mudó a Ciudad de Gaza a fines de junio, instalándose en un apartamento cerca de su oficina en el centro de la ciudad. Dos semanas después, él y un colega australiano fueron abordados por tres hombres armados frente a su edificio.
"Volvíamos a casa de cenar y vi un coche aparcado en un lugar raro, cerca de una farola", dijo en su oficina esta semana. "Los tipos bajaron del coche con Kalashnikovs y enmascarados. Nos apuntaron al estómago con sus armas, pusieron capuchas en nuestras cabezas y nos metieron al coche".
Durante más de una hora, dijo, los secuestradores recorrieron Gaza a toda velocidad, cambiando de coche y manteniendo a Rabicano y su colega tirados en el suelo del asiento de atrás. Cuando el coche paró, los pistoleros empujaron a los dos cautivos a un apartamento en lo que Rabicano descubriría después era Kahn Yunis.
Uno de los pistoleros, que hablaba un quebrado inglés, le dijo a Rabicano que sus familiares habían sido detenidos por la Autoridad Palestina por atacar un asentamiento israelí. Los secuestradores querían trocar a los extranjeros por sus familiares.
La ordalía terminó la noche siguiente después de negociaciones entre los secuestradores y miembros de las fuerzas de seguridad palestinas. Funcionarios palestinos niegan haber liberado a los familiares para obtener la liberación de los extranjeros, pero Rabicano dice que empleados de la embajada británica le dijeron que unos reclusos había sido liberados en el intercambio.
Otros seis occidentales han sido secuestrados y liberados recientemente. Tres trabajan para la Agencia Obras Públicas y Socorro de Naciones Unidas, dos para el Programa de Desarrollo de Naciones Unidas, y el sexto es un periodista francés que fue retenido más tiempo que todos los demás -nueve días.
Un diario francés dijo que los secuestradores del periodista eran agentes de policía despedidos que querían forzar al ministerio del Interior, que supervisa las agencias de seguridad palestinas, a reincorporarlos.
Nigel Roberts, director de países del Banco Mundial en Cisjordania y la Franja de Gaza, dijo que la retirada de Israel de la Franja la semana pasada había creado un nuevo ímpetu internacional para ayudar a reconstruir Gaza, cuyos 1.4 millones de palestinos fueron afectados duramente por años de guerra con Israel y que viven en gran parte en la pobreza. Pero dijo que la estabilidad interna era un requisito fundamental.
"Se necesita... un ambiente de ley y orden para atraer a inversores extranjeros", dijo Roberts. "De otro modo, la gente no estará dispuesta a venir a Gaza".
Muchos extranjeros ya están evitando el área. A diplomáticos americanos se les ha sido prohibida la entrada desde que militantes palestinos atacaran un convoy de la embajada norteamericana en Gaza en octubre de 2003, matando a tres guardias de seguridad privados.
El Banco Mundial ha dicho a su personal extranjero que viajen a Gaza sólo en ocasiones excepcionales. Incluso los miembros del llamado Cuarteto, una coalición de representantes estadounidenses, europeos, rusos y de Naciones Unidas que ayudan a los palestinos a gestionar la rehabilitación de Gaza, deben realizar su trabajo fundamentalmente en Jerusalén y en Ramallah, una ciudad en Cisjordania, de acuerdo a un empleado del Cuarteto.
Los palestinos dicen que Abbas ha convertido parar los secuestros como una importante prioridad. Una declaración emitida por su oficina este mes, citaba a Abbas diciendo: "La agresión contra nuestros invitados extranjeros representa un reto al imperio de la ley, y no lo toleraremos".
El principal portavoz del ministerio del Interior, Tawfiq Abu Khosa, sonó menos convincente en una entrevista en Gaza esta semana.
"No hay ningún lugar en el mundo que ofrezca un cien por cien de seguridad. Tenemos que medir el éxito por el esfuerzo y estamos haciendo un esfuerzo del cien por cien", dijo.
Abu Khosa dijo que la Autoridad Palestina ha empezado a proporcionar séquitos de seguridad a agencias extranjeras establecidas en Gaza y ha empezado a apostar guardias frente a las casas de algunos extranjeros. Dijo que la policía había detenido a cuatro personas sospechosas de estar implicadas en los secuestros y conocía la identidad de varios otros.
También dijo que el ministerio había estado discutiendo los modos de retirar de civiles las armas no autorizadas y de los grupos armados, incluyendo a Hamas.
"Hay maneras de hacerlo sin causar un conflicto interno", dijo, sugiriendo que la Autoridad podría ofrecer incentivos a la gente para que entregue sus armas.
"Al final, lo que importa es que la gente entregue sus armas", dijo.
29 de agosto de 2005
©boston globe
©traducción mQh
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