menos metas en iraq
[Steven R. Weisman] Reducen alcance de invasión norteamericana de Iraq.
Washington, Estados Unidos. Mientras el borrador de la constitución iraquí era presentado a la Asamblea Nacional y aceptada en una breve ceremonia, boicoteada en gran parte por los sunníes, el presidente Bush se unió a otros de su gobierno el domingo para elogiar la constitución como un hito histórico en la transición hacia la democracia y la guerra contra los rebeldes.
Pero en la confusión que se hacía evidente en Bagdad, mientras sunníes y algunos chiíes juran derrotar la constitución y otros predicen airadamente un remonte de la violencia contra el gobierno, las declaraciones del presidente y otros de su gobierno parecían una defensa de que la situación no era tan mala como parecía.
Varios funcionarios de gobierno reconocieron un profundo pesar y frustración de que todos sus esfuerzos de elaborar un documento que estableciera no solamente los derechos humanos, sino también incorporara a un enorme grupo al proceso político, como habían esperado y pronosticado los americanos, no dieran frutos.
"Estamos decepcionados de no contar con un documento que goce de consenso", dijo un agotado funcionario del ministerio de Asuntos Exteriores, que habló anónimamente debido a que no quiere ser percibido como criticando públicamente a los iraquíes. "Creemos que en términos básicos de derechos y filosofía es un buen documento. Cómo seguir adelante es un asunto que deben decidir los iraquíes".
Reduciendo los objetivos, funcionarios de gobierno dijeron el domingo que su tarea ahora era mantener vivo el proceso político, incluso si se rechazaba la constitución en octubre y con ello se impedía que los descontentos sunníes contribuyeran a avivar la violencia.
"Es legítimo que algunos iraquíes decidan que este documento no les gusta", dijo el funcionario del ministerio de Asuntos Exteriores. "Eso todavía forma parte del proceso democrático. Pero no creo que miles de personas se unan a los colores de la resistencia simplemente porque sus exigencias en la constitución fueron rechazadas".
No hace mucho tiempo el gobierno se resistía a ser visto como interfiriendo en la política interna iraquí. Sin embargo, el jueves, en un intento de último minuto de lograr un compromiso, Bush telefoneó a Abdul Aziz al-Hakim, clérigo y líder del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq, para presionarle a hacer compromisos con los sunníes. Ese intento fracasó.
El momento del revés con la constitución es especialmente difícil para el presidente Bush, después de un verano de continuas bajas y muertes de americanos que han enviado las mediciones de aprobación de su conducción de la guerra a nuevos mínimos. El revés también hizo surgir preguntas sobre si el gobierno puede reducir el número de tropas en Iraq el próximo año, que es el objetivo de algunos en el Pentágono.
Además, el congreso ha vuelto con reforzadas críticas de la estrategia bélica del gobierno. Menos obvio, el gobierno hace frente a las preocupaciones árabes sobre el caos iraquí y lo que perciben como la influencia iraní en los partidos chiíes de Iraq.
En las últimas semanas, el gobierno de Bush se ha despojado de su anterior y estudiado distanciamiento de la política interna de Iraq, alentando al embajador estadounidense, Zalmay Khalilzad, a negociar entre los partidos. Su fracaso provocará sospechas.
Diplomáticos árabes y europeos dijeron la semana pasada que el viaje de la ministro de Asuntos Exteriores Condoleeza Rice a Bagdad la primavera pasada para exigir que los líderes chiíes y kurdos incorporaran a los sunníes en el proceso de redacción de la constitución estaba quizás condenado al fracaso.
Algunos expertos dijeron que los líderes sunníes incorporados al proceso, por ejemplo, eran demasiado débiles como para cerrar un trato con las dirigencias chií y kurda, o quizás estaban demasiado intimidados después de que varios prominentes líderes sunníes fueran asesinados recientemente por su complicidad con el gobierno.
"Con unas pocas excepciones, estos tipos no eran participantes importantes", dijo Noah Feldman, profesor de derecho en la Universidad de Nueva York que ha servido ante como asesor presidencial de la ocupación estadounidense. "Han tratado de usar una política arriesgada y ahora el bluf quedó al descubierto. Al exigir el cumplimiento de los plazos, el gobierno ha mostrado que estaban dispuestos a excluir a los sunníes".
Otros analistas dijeron que el gobierno de Bush calculó mal la solidez de la exigencia chií para formar un super-estado con nueve provincias sureñas. El foco de la política exterior americana ha sido persuadir a los kurdos no exigir una región autónoma en el norte. Pero el intento fracasó cuando los chiíes abandonaron su oposición a la autonomía de los kurdos y se unieron a ellos exigiendo un Iraq descentralizado.
Durante los últimos días, dicen funcionarios americanos, Khalilzad logró tratar algunas preocupaciones de los sunníes, especialmente al lograr que los chiíes no apoyen la propuesta de dar al clero el control total de la ley familiar y otros asuntos personales. Pero su fracaso general puede allanar el camino de más problemas, porque se despertaron esperanzas sunníes sólo para ser rechazadas.
"Khalilzad trató seriamente, especialmente en las últimas 48 horas, pero sin éxito", dijo un diplomático. "Ahora que no hay acuerdo, la situación puede empeorar rápidamente. Ahora se puede movilizar a los sunníes para que derroten [en las elecciones] el borrador. Que el sistema se derrumbe, dependerá de si tienen éxito o no".
Si la constitución no es aprobada en octubre, la ley estipula que se elija una nueva Asamblea Nacional en diciembre, y que ese órgano escriba otra propuesta. Una nueva asamblea, dicen analistas, puede estar menos en deuda con los dos principales partidos chiíes que rechazaron los llamados sunníes a la formación de un estado con poderes centralizados.
Lo importante, dijeron funcionarios de gobierno este fin de semana, era que los iraquíes, incluso los que se oponen a la constitución, no se aparten del proceso de escribir otra, eventualmente bajo tradiciones democráticas. Si ese proceso puede continuar, dijeron, hay una buena posibilidad de aliviar el descontento en áreas sunníes que han nutrido a la resistencia.
"Es completamente posible que puedan ganar en las provincias sunníes", dijo Reuel Marc Gerecht, del American Entreprise Institute, refiriéndose a una disposición de que la constitución puede ser rechazada si dos tercios de los electores en al menos 3 provincias votan contra ella. "Entonces veremos si los sunníes están dispuestos a hacer otra ronda para redactar una nueva constitución".
Gerecht, ex analista de la CIA, dijo que "mientras se mantenga el centro" y los iraquíes de todas las posiciones acceden a tratar de resolver sus diferencias a través del proceso legislativo, con o sin constitución, Iraq se mantendrá unido y la resistencia puede ser contenida.
Lo que el gobierno enfatizó este fin de semana fue que, a pesar del énfasis en los desacuerdos sobre los estados semi-autónomos para kurdos y chiíes, el borrador contiene garantías de los derechos humanos y procesos jurídicos que reciben amplio apoyo entre los iraquíes. Es probable que estas disposiciones sobrevivan no importa qué pase, dijeron funcionarios estadounidenses.
"Hay una constitución real que proteger la libertad de religión, de asociación, de expresión y de conciencia", dijo Elizabeth Cheney, subsecretaria adjunta para Oriente Medio. "Estas garantías se encuentran entre las más impresionantes de cualquier región y probablemente en todo el mundo".
Pero era notorio que en un día en que muchos iraquíes expresaban su preocupación de que el documento pudiera limitar los derechos de la mujer al otorgar más poder a los clérigos chiíes, el gobierno no hizo ninguna o casi ninguna referencia al tema.
En lugar de eso, Bush pidió paciencia. "Quiero que nuestra gente recuerde que nuestra propia constitución no fue aceptaba unánimemente", dijo, comparando los debates faccionales en Iraq con los de los fundadores estadounidenses.
Lo que quedó fuera de la analogía es que mientras la Convención Constitucional de Filadelfia se estaba reuniendo, en el campo no había una insurgencia que creciera debido al descontento de la gente con el proceso político.
30 de agosto de 2005
©new york times
©traducción mQh
Pero en la confusión que se hacía evidente en Bagdad, mientras sunníes y algunos chiíes juran derrotar la constitución y otros predicen airadamente un remonte de la violencia contra el gobierno, las declaraciones del presidente y otros de su gobierno parecían una defensa de que la situación no era tan mala como parecía.
Varios funcionarios de gobierno reconocieron un profundo pesar y frustración de que todos sus esfuerzos de elaborar un documento que estableciera no solamente los derechos humanos, sino también incorporara a un enorme grupo al proceso político, como habían esperado y pronosticado los americanos, no dieran frutos.
"Estamos decepcionados de no contar con un documento que goce de consenso", dijo un agotado funcionario del ministerio de Asuntos Exteriores, que habló anónimamente debido a que no quiere ser percibido como criticando públicamente a los iraquíes. "Creemos que en términos básicos de derechos y filosofía es un buen documento. Cómo seguir adelante es un asunto que deben decidir los iraquíes".
Reduciendo los objetivos, funcionarios de gobierno dijeron el domingo que su tarea ahora era mantener vivo el proceso político, incluso si se rechazaba la constitución en octubre y con ello se impedía que los descontentos sunníes contribuyeran a avivar la violencia.
"Es legítimo que algunos iraquíes decidan que este documento no les gusta", dijo el funcionario del ministerio de Asuntos Exteriores. "Eso todavía forma parte del proceso democrático. Pero no creo que miles de personas se unan a los colores de la resistencia simplemente porque sus exigencias en la constitución fueron rechazadas".
No hace mucho tiempo el gobierno se resistía a ser visto como interfiriendo en la política interna iraquí. Sin embargo, el jueves, en un intento de último minuto de lograr un compromiso, Bush telefoneó a Abdul Aziz al-Hakim, clérigo y líder del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq, para presionarle a hacer compromisos con los sunníes. Ese intento fracasó.
El momento del revés con la constitución es especialmente difícil para el presidente Bush, después de un verano de continuas bajas y muertes de americanos que han enviado las mediciones de aprobación de su conducción de la guerra a nuevos mínimos. El revés también hizo surgir preguntas sobre si el gobierno puede reducir el número de tropas en Iraq el próximo año, que es el objetivo de algunos en el Pentágono.
Además, el congreso ha vuelto con reforzadas críticas de la estrategia bélica del gobierno. Menos obvio, el gobierno hace frente a las preocupaciones árabes sobre el caos iraquí y lo que perciben como la influencia iraní en los partidos chiíes de Iraq.
En las últimas semanas, el gobierno de Bush se ha despojado de su anterior y estudiado distanciamiento de la política interna de Iraq, alentando al embajador estadounidense, Zalmay Khalilzad, a negociar entre los partidos. Su fracaso provocará sospechas.
Diplomáticos árabes y europeos dijeron la semana pasada que el viaje de la ministro de Asuntos Exteriores Condoleeza Rice a Bagdad la primavera pasada para exigir que los líderes chiíes y kurdos incorporaran a los sunníes en el proceso de redacción de la constitución estaba quizás condenado al fracaso.
Algunos expertos dijeron que los líderes sunníes incorporados al proceso, por ejemplo, eran demasiado débiles como para cerrar un trato con las dirigencias chií y kurda, o quizás estaban demasiado intimidados después de que varios prominentes líderes sunníes fueran asesinados recientemente por su complicidad con el gobierno.
"Con unas pocas excepciones, estos tipos no eran participantes importantes", dijo Noah Feldman, profesor de derecho en la Universidad de Nueva York que ha servido ante como asesor presidencial de la ocupación estadounidense. "Han tratado de usar una política arriesgada y ahora el bluf quedó al descubierto. Al exigir el cumplimiento de los plazos, el gobierno ha mostrado que estaban dispuestos a excluir a los sunníes".
Otros analistas dijeron que el gobierno de Bush calculó mal la solidez de la exigencia chií para formar un super-estado con nueve provincias sureñas. El foco de la política exterior americana ha sido persuadir a los kurdos no exigir una región autónoma en el norte. Pero el intento fracasó cuando los chiíes abandonaron su oposición a la autonomía de los kurdos y se unieron a ellos exigiendo un Iraq descentralizado.
Durante los últimos días, dicen funcionarios americanos, Khalilzad logró tratar algunas preocupaciones de los sunníes, especialmente al lograr que los chiíes no apoyen la propuesta de dar al clero el control total de la ley familiar y otros asuntos personales. Pero su fracaso general puede allanar el camino de más problemas, porque se despertaron esperanzas sunníes sólo para ser rechazadas.
"Khalilzad trató seriamente, especialmente en las últimas 48 horas, pero sin éxito", dijo un diplomático. "Ahora que no hay acuerdo, la situación puede empeorar rápidamente. Ahora se puede movilizar a los sunníes para que derroten [en las elecciones] el borrador. Que el sistema se derrumbe, dependerá de si tienen éxito o no".
Si la constitución no es aprobada en octubre, la ley estipula que se elija una nueva Asamblea Nacional en diciembre, y que ese órgano escriba otra propuesta. Una nueva asamblea, dicen analistas, puede estar menos en deuda con los dos principales partidos chiíes que rechazaron los llamados sunníes a la formación de un estado con poderes centralizados.
Lo importante, dijeron funcionarios de gobierno este fin de semana, era que los iraquíes, incluso los que se oponen a la constitución, no se aparten del proceso de escribir otra, eventualmente bajo tradiciones democráticas. Si ese proceso puede continuar, dijeron, hay una buena posibilidad de aliviar el descontento en áreas sunníes que han nutrido a la resistencia.
"Es completamente posible que puedan ganar en las provincias sunníes", dijo Reuel Marc Gerecht, del American Entreprise Institute, refiriéndose a una disposición de que la constitución puede ser rechazada si dos tercios de los electores en al menos 3 provincias votan contra ella. "Entonces veremos si los sunníes están dispuestos a hacer otra ronda para redactar una nueva constitución".
Gerecht, ex analista de la CIA, dijo que "mientras se mantenga el centro" y los iraquíes de todas las posiciones acceden a tratar de resolver sus diferencias a través del proceso legislativo, con o sin constitución, Iraq se mantendrá unido y la resistencia puede ser contenida.
Lo que el gobierno enfatizó este fin de semana fue que, a pesar del énfasis en los desacuerdos sobre los estados semi-autónomos para kurdos y chiíes, el borrador contiene garantías de los derechos humanos y procesos jurídicos que reciben amplio apoyo entre los iraquíes. Es probable que estas disposiciones sobrevivan no importa qué pase, dijeron funcionarios estadounidenses.
"Hay una constitución real que proteger la libertad de religión, de asociación, de expresión y de conciencia", dijo Elizabeth Cheney, subsecretaria adjunta para Oriente Medio. "Estas garantías se encuentran entre las más impresionantes de cualquier región y probablemente en todo el mundo".
Pero era notorio que en un día en que muchos iraquíes expresaban su preocupación de que el documento pudiera limitar los derechos de la mujer al otorgar más poder a los clérigos chiíes, el gobierno no hizo ninguna o casi ninguna referencia al tema.
En lugar de eso, Bush pidió paciencia. "Quiero que nuestra gente recuerde que nuestra propia constitución no fue aceptaba unánimemente", dijo, comparando los debates faccionales en Iraq con los de los fundadores estadounidenses.
Lo que quedó fuera de la analogía es que mientras la Convención Constitucional de Filadelfia se estaba reuniendo, en el campo no había una insurgencia que creciera debido al descontento de la gente con el proceso político.
30 de agosto de 2005
©new york times
©traducción mQh
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