mahmudiyah no es otro caso más
[Colbert I. King] La violación y asesinatos en Mahmudiyah no son actos de guerra.
Por favor no confundáis lo que pasó en Mahmudiyah con los supuestos ataques de tropas estadounidenses contra civiles desarmados en Faluya, Haditha, Qaim o en la provincia de Salahuddin. Es verdad, los asesinos de no-combatientes inocentes, y la humillación y abuso de los detenidos en la cárcel de Abu Ghraib, son actos deplorables que merecen condena y un castigo rápido y severo. Pero lo que pasó en Mahmudiyah, un pueblo al sur de Bagdad, es totalmente diferente.
Mahmudiyah no fue un caso de soldados que excedieron sus órdenes o su autoridad en el interrogatorio de prisioneros -o un ejemplo de tropas cansadas de la guerra, estresadas, que asumen equivocadamente que un campesino es miembro de la resistencia. Tampoco era una situación en la que militares estadounidenses, afligidos por la pérdida de un camarada, decidieron apaciguar su dolor atacando a gente que les parecía que eran enemigos.
Mahmudiyah, si las denuncias son genuinas, fue un caso de otra cosa; un suceso vil y todavía más repugnante por el hecho de que un soldado, al que se le había brindado la oportunidad de servir a su país, decidió en cambio satisfacer su impulso privado de causar daño, de humillar y de asesinar.
Steven D. Green, 22, licenciado honorablemente del ejército en mayo por un "desorden de personalidad", está acusado de entrar en marzo a una casa iraquí cerca de Mahmudiyah y violar a una joven (los iraquíes dicen que tenía 15; los militares estadounidenses, 20), dispararle en la cabeza y encender fuego a su cuerpo, después de haberla usado.
Pero primero, se dice, reunió en un dormitorio al padre, madre y hermana de cinco años de la joven, donde les disparó y mató. Arrestado esta semana por el FBI, Green se declaró inocente.
El cuerpo de la joven y los de su familia fueron encontrados quemados en un invento de ocultar lo que ocurrió. Y Green, de acuerdo a una declaración del FBI, no fue el único violador; se dice que otro soldado de su unidad participó en el ataque.
Algunos podrían calificar el suceso de táctica de guerra. No fue nada parecido. Sí, hay numerosos casos de violaciones en masa que son ejecutadas metódicamente en tiempos de guerra. Así lo demuestran Darfur y Kosovo.
Pero si el informe de Iraq es correcto, Mahmudiyah es una historia de sadismo y degradación y del deseo de un hombre y posiblemente de otros de demostrar su superioridad sobre los débiles por razones que no tienen nada que ver con porqué está Estados Unidos en Iraq.
Ellen Knickmeyer, del Post, informa que la joven le había dicho a su madre que tenía miedo debido a la indeseable atención que le prestaban los soldados estadounidenses en un puesto de control por el que tenía que pasar casi todos los días. Le dijo a su madre que los soldados se habían mostrado sexualmente agresivos con ella. Su madre temía que los soldados vinieran a por su hija alguna noche.
Green y los otros soldados, se ha informado, fueron a la casa de la joven con la intención de violarla. Eso, si es verdad, representa un uso premeditado de poder y de intimidación para lograr sus objetivos.
Eso no es una táctica de guerra; eso es un acto de tiranía.
Su propósito era destrozar a la joven. Su familia había sido asesinada en el cuarto contiguo antes de ser violada. Sabiendo eso, ya estaba agonizando cuando Green y el otro soldado entraron a por ella.
Se ha dicho mucho sobre el impacto de este crimen sexual en Iraq y en el mundo árabe y de las repercusiones que podría tener para las fuerzas estadounidenses debido a la cultura islámica.
Es difícil, al menos para mí, superar el impacto de este crimen sobre sus víctimas y las sensaciones de dolor de esta joven, y saber que en nuestro mundo civilizado ella no está sola.
Su desagrado por el acoso, su ansiedad porque sus movimientos eran observados y su temor a ser violada no son únicos de mujeres que viven en culturas islámicas. Pensar dos veces en cómo vestirse para salir, dónde ir y cómo hablar no son cosas únicas de Oriente Medio. Muchas mujeres en todo el mundo tienen que vivir con eso. Por otro lado, los hombres capaces de entender esas ansiedades son los que son, ellos mismos, víctimas entre las paredes de las prisiones.
Mahmudiyah tiene que ver con asesinato. Fue una violación deliberada y calculada de una mujer. Semejante maldad no debió encontrar nunca un lugar entre los soldados estadounidenses.
Mahmudiyah no fue un caso de soldados que excedieron sus órdenes o su autoridad en el interrogatorio de prisioneros -o un ejemplo de tropas cansadas de la guerra, estresadas, que asumen equivocadamente que un campesino es miembro de la resistencia. Tampoco era una situación en la que militares estadounidenses, afligidos por la pérdida de un camarada, decidieron apaciguar su dolor atacando a gente que les parecía que eran enemigos.
Mahmudiyah, si las denuncias son genuinas, fue un caso de otra cosa; un suceso vil y todavía más repugnante por el hecho de que un soldado, al que se le había brindado la oportunidad de servir a su país, decidió en cambio satisfacer su impulso privado de causar daño, de humillar y de asesinar.
Steven D. Green, 22, licenciado honorablemente del ejército en mayo por un "desorden de personalidad", está acusado de entrar en marzo a una casa iraquí cerca de Mahmudiyah y violar a una joven (los iraquíes dicen que tenía 15; los militares estadounidenses, 20), dispararle en la cabeza y encender fuego a su cuerpo, después de haberla usado.
Pero primero, se dice, reunió en un dormitorio al padre, madre y hermana de cinco años de la joven, donde les disparó y mató. Arrestado esta semana por el FBI, Green se declaró inocente.
El cuerpo de la joven y los de su familia fueron encontrados quemados en un invento de ocultar lo que ocurrió. Y Green, de acuerdo a una declaración del FBI, no fue el único violador; se dice que otro soldado de su unidad participó en el ataque.
Algunos podrían calificar el suceso de táctica de guerra. No fue nada parecido. Sí, hay numerosos casos de violaciones en masa que son ejecutadas metódicamente en tiempos de guerra. Así lo demuestran Darfur y Kosovo.
Pero si el informe de Iraq es correcto, Mahmudiyah es una historia de sadismo y degradación y del deseo de un hombre y posiblemente de otros de demostrar su superioridad sobre los débiles por razones que no tienen nada que ver con porqué está Estados Unidos en Iraq.
Ellen Knickmeyer, del Post, informa que la joven le había dicho a su madre que tenía miedo debido a la indeseable atención que le prestaban los soldados estadounidenses en un puesto de control por el que tenía que pasar casi todos los días. Le dijo a su madre que los soldados se habían mostrado sexualmente agresivos con ella. Su madre temía que los soldados vinieran a por su hija alguna noche.
Green y los otros soldados, se ha informado, fueron a la casa de la joven con la intención de violarla. Eso, si es verdad, representa un uso premeditado de poder y de intimidación para lograr sus objetivos.
Eso no es una táctica de guerra; eso es un acto de tiranía.
Su propósito era destrozar a la joven. Su familia había sido asesinada en el cuarto contiguo antes de ser violada. Sabiendo eso, ya estaba agonizando cuando Green y el otro soldado entraron a por ella.
Se ha dicho mucho sobre el impacto de este crimen sexual en Iraq y en el mundo árabe y de las repercusiones que podría tener para las fuerzas estadounidenses debido a la cultura islámica.
Es difícil, al menos para mí, superar el impacto de este crimen sobre sus víctimas y las sensaciones de dolor de esta joven, y saber que en nuestro mundo civilizado ella no está sola.
Su desagrado por el acoso, su ansiedad porque sus movimientos eran observados y su temor a ser violada no son únicos de mujeres que viven en culturas islámicas. Pensar dos veces en cómo vestirse para salir, dónde ir y cómo hablar no son cosas únicas de Oriente Medio. Muchas mujeres en todo el mundo tienen que vivir con eso. Por otro lado, los hombres capaces de entender esas ansiedades son los que son, ellos mismos, víctimas entre las paredes de las prisiones.
Mahmudiyah tiene que ver con asesinato. Fue una violación deliberada y calculada de una mujer. Semejante maldad no debió encontrar nunca un lugar entre los soldados estadounidenses.
kingc@washpost.com
8 de julio de 2006
©washington post
©traducción mQh
0 comentarios