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cowboys enamorados


[Karen Durbin] Uno del otro, en ‘Brokeback Mountain'
Cuando le preguntaron por qué quería hacer ‘Terreno Vedado', una película que se convirtió en una patata caliente que se cayó de las manos de otros directores, Ang Lee dijo que era simple: "Cuando leí la historia por primera vez, me fascinó. Es una gran historia de amor americana, contada de tal manera que te hace pensar que se hace la primera vez. Al final de la película tenía mis ojos llenos de lágrimas. ¿Recuerdas? Ves cómo colocan las camisas en el clóset, lado a lado".
¿Quién podría olvidarlo? Cuando apareció la historia breve de Annie Proulx sobre dos cowboys enamorados en el New Yorker hace ocho años, fue tan asombroso y potente para tanta gente, la experiencia de leerla sigue siendo un recuerdo vívido, casi físico. En cuanto a las camisas, la imagen es única e indeleble: escondidas años antes en la parte de atrás de un clóset, cuelgan de una sola percha, la exterior, una tejana, ensangrentada por un viejo golpe, la segunda de cuadros escoceses, raída y sucia, cuidadosamente doblada dentro de la primera, sus mangas metidas en las mangas de la otra, el par de camisas como dos pieles, una dentro de la otra, dos en uno. Es un emblema de amor tan claro y familiar que sólo podía ser verdad.
Los trágicos amantes de ‘Terreno Vedado' son una pareja de vaqueros itinerantes apenas educados llamados Jack Twist y Ennis Del Mar (Gyllenhaal y Heath Ledger, respectivamente). Se conocieron en el verano de 1963, cuando fueron contratados para dividirse el trabajo de proteger a una gran manada de ovejas contra depredadores en una aislada montaña de Wyoming. De 19 y prácticamente sin amigos, encuentran un inesperado placer en hacerse compañía. Entonces una noche, abrumados por las hormonas, el whisky y ellos mismos, se sorprenden en una pasión tan potente y satisfactoria que les parece lo mejor que han vivido alguna vez, o vivirán. Cada vez más peligroso, pero irresistible, su romance secreto continúa mucho después de que se han casado y formado familias.
Lee estába en Italia disfrutando de sus últimas vacaciones antes de que empiece la ronda de festivales de cine de ‘Terreno Vedado', haciendo su estreno en Venecia, y luego trasladándose a la gran vitrina de Toronto a mediados de septiembre. (La película se estrenará en Nueva York, Los Angeles y San Francisco el 9 de diciembre). Habla suave y tímidamente, pero es franco en los asuntos que ha decidido tratar.
‘Terreno Vedado' es la última de nueve películas que ha rodado Lee en 1992. Se aventuran por todo el globo, desde la primera, ordenada progresión de tres agridulces dramas de dormitorio de una familia china, culminando en ‘Comer, Beber, Amar' [Eat Drink Man Woman] (1994), hasta el éxito de taquilla de acción, pero emocionalmente apagado, de ‘Hulk' (2003), una película que parece tan hinchada como el furioso antihéroe de la historieta. Entremedias produjo la exuberante y emocionante ‘Sentido y Sensibilidad' [Sense and Sensibility]; ‘La Tormenta de Hielo' [The Ice Storm], una disección casi clínica de los suburbios de los años setenta; el drama mudo de la Guerra Civil, ‘Cabalga con el Diablo' [Ride With the Devil'; y el deslumbrante tour de force, ‘Tigre y Dragón' [Crouching Tiger, Hidden Dragon], que medio en broma describió una ‘Sentido y Sensibilidad' con artes marciales.
Por diversas que sean las películas de Lee, se discierne en todas ellas un hilo conductor. Describió lo intimidante que fue que le ofrecieran ‘Sentido y Sensibilidad' -su primera película en inglés y con Jane Austen, nada menos, así como su primera película histórica y la primera vez que dirige a estrellas importantes. "Espeluznante, y sin embargo me era familiar", dijo. "Estaba a tono con las vibraciones de la película". Aunque Ang Lee y Jane Austen no son precisamente almas afines, tienen en común un afilado, calculador ojo para las tensiones entre la conducta humana y las convenciones, mores y tabúes, que deben ser mantenidos.
En cierto sentido, son los dos marginales. La soltería de Austen, el desesperado destino de sus heroínas, le permitió una útil distancia desde la percha de un observador. Lee, 50, está a horcajadas en dos culturas. Dejó Taiwán en 1978 para estudiar teatro en la Universidad de Illinois y obtuvo un posgrado en cine en la Universidad de Nueva York. Vive en Larchmont, Nueva York, con su esposa, una microbióloga, y sus dos hijos. "Pero viví en Taiwán hasta mis 23", dice. "Mis raíces, mi visión del mundo, ya estaban formadas. Lo que aprendí en Estados Unidos fue básicamente la técnica".
El arco de la carrera de Lee refleja esta identidad dual. En sus primeras películas explora con creciente fineza el choque entre generaciones entre las mores chinas y el ethos occidental más despreocupado y ubicuo. Se ha convertido, en el mejor de los casos, en un agudo y original estudiante de la cultura anglo-americana. En ‘Sentido y Sensibilidad', se abalanza sobre Austen con la usual exquisita penumbra cinematográfica para localizar la dureza y pasión debajo. Y ataca las transformaciones sociales de los años sesenta en Estados Unidos que se han convertido en las guerras culturales de hoy: ‘La Tormenta de Hielo', cuyos vacíos vecinos suburbanos de clase media tratan de conseguir una barata emoción de la nueva libertad sexual de la época, es la hermana torcida de ‘Terreno Vedado', en la que profundos deseos persisten frente al tabú más terrible.
"En términos de la cultura americana, creo que Ang tiene una enorme empatía hacia todo lo que somos", dijo James Schamus, incluyendo las cosas que no admitimos. Fundador ampliamente admirado de Good Machine, una compañía que ha logrado reunir el financiamiento de muchas películas independientes, Schamus es ahora co-presidente de Focus Features, bajo el alero de la Universal, que significa que tiene el presupuesto para aprobar películas. Ha sido productor de todas las películas de Lee y ha sido el guionista o uno de los guionistas de todas sus películas, excepto ‘Sentido y Sensibilidad' y ‘Terreno Vedado', que fue escrita por Larry McMurtry y Diana Ossana a fines de los años noventa.
"Primero traté de hacer ‘Terreno Vedado' cuando estaba en Good Machine, pero no encontré a nadie dispuesto a financiarla", dijo Schamus. "Un montón de gente trató de hacerla. Joel Schumacker coqueteó con ella. Scott Rudin trató de hacerla con Gus Van Sant".
Jake Gyllenhaal discutió el proyecto con Van Sant, cuyo trabajo admira. "Recuerdo haber dicho: ‘De ninguna manera, de ninguna manera'", dijo, riéndose de sí mismo. "Todo lo que había oído decir era que era una película de cowboys homosexuales. Yo tenía 16 y no podía ni pensar en ello". Seis años más tarde, uno de sus agentes le pasó el manuscrito, esta vez como un proyecto de Focus con Lee, y le habló sobre la historia. "Cuando lo leí, me emocionó tanto que no pude no hacerla".
El cuento ‘Terreno Vedado', de Annie Proulx, fue publicado el 13 de octubre de 1997, en The New Yorker, un año antes del asesinato de Matthew Shepard, 21, el estudiante abiertamente homosexual de la Universidad de Wyoming, que cometió el fatal error de gorronear un paseo en coche con los tipos equivocados en un bar local. Políticos locales denunciaron a la prensa nacional por observar en su cobertura que Wyoming no tenía leyes contra los crímenes de odio, a pesar de repetidos intentos de aprobar una en la legislatura.
‘Terreno Vedado', de Lee, se estrena en una época en que populares programas de televisión incluyen a personajes homosexuales que tienen relaciones sentimentales y, en algunos casos, pueden incluso unirse en matrimonio, una oportunidad que las legislaturas del país han estado, mediante leyes, impidiendo a los hombres y mujeres homosexuales de verdad. Algunos heterosexuales, incluso los que aprueban el matrimonio homosexual, o al menos las uniones libres, se mantendrán apartados de la película porque se trata de una relación amorosa entre dos hombres. Otros sólo quieren saber cómo se llevan Ledger y Gyllenhaal. A juzgar por la cantidad de chácharas en internet, la película ha causado gran anticipación.
Las reacciones en preestrenos fueron positivas, aunque notablemente aguadas. Después de uno, dijo Schamus, "mi esposa salió del lavabo de señoras y dijo: ‘Aquí dentro hay 15 mujeres y están todas llorando'. Yo le dije: ‘Tendrías que ver el de hombres'".
"La película tiene algo personal, es íntima", dijo Lee. "Creo que todos tenemos una ‘Terreno Vedado'. Algo a lo que quieres volver. Y, por supuesto, alguna gente no vuelve".
Lee tiene razón: en el medio que sea, ‘Terreno Vedado' cuenta una gran historia de amor. Parte de la seducción de la historia es el modo en que la atracción que une a los hombres escapa a los límites de las definiciones, de las categorías. Eso es lo que la hace tan elemental. Reconoces la verdad y el misterio de su experiencia.
Pero en un país que hace del tosco individualismo no solamente una virtud, sino un fetiche -y contra el telón de fondo de un gran cielo, más identificado con esa virtud-, ‘Terreno Vedado' toca una cuerda más profunda y más persistente: es la historia de personas a las que, por ninguna razón discernible, se les prohíbe que vivan sus vidas.

Karen Durbin es la crítico de cine de la revista Elle.

5 de septiembre de 2005
©new york times
©traducción mQh

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